Asignatura: crecimiento personal

Durante las ¨²ltimas semanas, los padres con ni?os en edad escolar han enfrentado un nuevo reto dif¨ªcil de gestionar, por falta de referentes hist¨®ricos, de literatura cient¨ªfica y de pinceladas certeras que orienten sobre c¨®mo actuar. Nuestros hijos han vuelto al colegio, pero el coronavirus lo ha cambiado todo. M¨¢s all¨¢ del miedo al contagio, se plantean dudas sobre c¨®mo mantener la motivaci¨®n de los peque?os. ?Podr¨¢n soportar la mascarilla durante tantas horas? ?C¨®mo les afectar¨¢ no poder tocarse ni intercambiar los rotuladores? Tampoco podemos decirles que aguanten, que todo esto tiene fecha de caducidad, porque hoy no la tenemos. Toca improvisar, tirar de creatividad y sensatez. Toca darles nosotros las herramientas para que puedan pelear la batalla y salir indemnes e incluso airosos. En tiempos de adversidad e incertidumbre, solo queda buscar dentro de nosotros aquello que necesitamos para poder transitar esta etapa y ser referentes s¨®lidos y confiables para quienes a¨²n est¨¢n en proceso de construir sus propios recursos para enfrentar las vicisitudes de la vida.

Serenidad, confianza, optimismo. Es la base imprescindible para que los ni?os encuentren en nuestra calma un refugio seguro frente a una realidad hostil y cambiante. No olvidemos que incluso en las peores circunstancias siempre hay algo positivo, en este caso, vivir esta realidad como una oportunidad de crecer emocional y psicol¨®gicamente en lugar de hacerlo desde la indefensi¨®n y la queja, evitando as¨ª que construyan el rol de v¨ªctima. El psic¨®logo Viktor Frankl dec¨ªa: ¡°Si no est¨¢ en tus manos cambiar una situaci¨®n que te produce dolor, siempre podr¨¢s escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento¡±. Este es un aprendizaje vital, el comod¨ªn que nos salva frente a cualquier rev¨¦s del destino.

Flexibilidad y capacidad de adaptaci¨®n. Son las primeras asignaturas de este curso de crecimiento personal obligado. Ambas aptitudes han permitido al ser humano sobrevivir hasta la fecha, y son s¨ªntoma de inteligencia. Flexibilidad como mantra, como actitud vital, imprescindible ahora y siempre, les toque la vida que les toque.

Revalorizar la normalidad. Es necesario hablar con los ni?os acerca del valor de lo que ahora no tenemos y que d¨¢bamos por hecho: abrazar, jugar libres, intercambiar el bocata en el recreo, quedar para una fiesta de pijamas, darnos la mano, pedir prestados los apuntes¡­ Tomar conciencia del valor de lo peque?o, lo cotidiano, lo esencial, lo que nos acerca al concepto de felicidad.

Reformular prioridades. Nuestras prioridades han cambiado y tambi¨¦n las de nuestros ni?os: hoy, m¨¢s all¨¢ del rendimiento escolar, lo que importa es cuidarse, estar bien y cuidar a los otros. Es el ser frente al hacer.

Medio o largo plazo. Nuestros hijos est¨¢n creciendo en la era de la inmediatez. Todo est¨¢ al alcance de la mano y en tiempo r¨¦cord. Pero esta percepci¨®n de la realidad es enga?osa. Lo que de verdad vale la pena no se consigue a golpe de clic, ni de un d¨ªa para otro. Tenemos la posibilidad de ense?arles que el esfuerzo que est¨¢n realizando ahora, por duro que sea, tiene un prop¨®sito mayor: la salud y la vuelta a la a?orada normalidad.

Trabajo en equipo. En palabras de Boris Cyrulnik: ¡°Cuando el yo es fr¨¢gil, el nosotros sirve de pr¨®tesis¡±. Aprender que eres parte de un sistema en el que tienes un papel relevante pero que necesitas de los otros para alcanzar un fin es otro de los aprendizajes que nos propone esta ¨¦poca. Cooperaci¨®n y colaboraci¨®n como icono de supervivencia. Aprender que somos necesarios pero no suficientes. Ahora y siempre.

Lo que hacemos o no tiene un impacto. Nuestros hijos crecen en universos muy aislados, lo que les puede llevar a creer que sus actuaciones no tienen ning¨²n o poco impacto sobre los dem¨¢s. Ayudarlos a reflexionar acerca de sus acciones y de c¨®mo repercutir¨¢n en los otros es sentar las bases de la solidaridad, la cooperaci¨®n y una visi¨®n del mundo m¨¢s unitaria y menos individualista.

Acompa?arlos. Todo el que trabaja con ni?os o tiene hijos sabe que son supervivientes natos. Si hemos hecho un buen trabajo educativo, ellos encontrar¨¢n sus herramientas para combatir la hostilidad. Puede que se quejen un d¨ªa o est¨¦n tristes. Dejemos que se expresen. Encontrar¨¢n la forma de remontar. Solo debemos estar atentos por si necesitan m¨¢s de nosotros (presencia, palabras, juego¡­). Nutrir v¨ªnculos es m¨¢s necesario que nunca.

El aqu¨ª y ahora. La meta es hoy, ma?ana, esta semana. En este caso, somos nosotros quienes podemos aprender de ellos. Los ni?os son doctores en saber atrapar el momento. Es obvio que es necesario tener la vista puesta en lo que vendr¨¢, pero lo ¨²nico cierto es el aqu¨ª y ahora.

Resiliencia. En los ¨²ltimos tiempos esta palabra se usa cada vez m¨¢s, demasiado incluso. Pero la resiliencia en su sentido genuino no es sobrevivir a la adversidad, no es superar los obst¨¢culos y seguir adelante. La resiliencia implica crecimiento y aprendizaje, lo dem¨¢s es solo supervivencia. Inculcar a nuestros hijos que la adversidad es inevitable, pero que pueden convertirla en un trampol¨ªn para saltar m¨¢s alto, es educar en resiliencia. Y s¨ª, todo esto pasar¨¢. La cuesti¨®n es si habremos sido capaces de hacer algo ¨²til con el sufrimiento. ¡°Entre las dificultades se esconde la oportunidad¡±, dec¨ªa Einstein.¡ªeps

Olga Carmona es psic¨®loga cl¨ªnica experta en neuropsicolog¨ªa de la educaci¨®n.