El comunista ingl¨¦s que invent¨® la ¡®newsletter¡¯
Plataformas como Substack se presentan como una salvaci¨®n para periodistas-marca. Pero el modelo tuvo su precedente en los a?os treinta
Si en todo peri¨®dico hay firmas que nos gustan y otras que no, ?por qu¨¦ no pagar solo por las primeras? Esa es a grandes rasgos la l¨®gica que sostiene Substack, la plataforma que permite a muchos periodistas fundar newsletters de pago para sus lectores/seguidores. Ya hay algunas historias de ¨¦xito, todas en Estados Unidos, que act¨²an como cantos de sirena para profesionales de los medios que han perdido sus trabajos en los ¨²ltimos a?os o est¨¢n a punto de hacerlo. Las de gente como el comentarista pol¨ªtico Andrew Sullivan, el periodista especializado en tecnolog¨ªa Casey Newton o la analista cultural Anne Helen Petersen, que est¨¢n consiguiendo ganar en torno a 100.000 d¨®lares al a?o (unos 85.000 euros)cobrando a sus lectores 5 por recibir sus textos directamente en el correo electr¨®nico. Hay tambi¨¦n medios peque?os como The Dispatch, una revista conservadora alojada en Substack, que gener¨® un mill¨®n de d¨®lares en sus primeros seis meses.
As¨ª que la newsletter, ese humilde producto del primer Internet, ha vuelto con entusiasmo. En realidad, los peri¨®dicos-de-una-persona (o de muy pocas) ya vivieron antes una ¨¦poca dorada, y no fue en los dos mil, sino en los a?os treinta del siglo pasado. Se cree que el creador de la primera newsletter fue Claud Cockburn, el cl¨¢sico comunista ingl¨¦s educado en Oxford que podr¨ªa aparecer en una novela de Graham Greene ¡ªde hecho, ambos eran amigos¡ª. Cockburn, que es abuelo de la actriz y directora Olivia Wilde, ven¨ªa de una familia con pasado diplom¨¢tico y lleg¨® a ser corresponsal de The Times en Berl¨ªn y Washington, hasta que en 1932 dej¨® el peri¨®dico por divergencias ideol¨®gicas. En un par de meses, compr¨® una m¨¢quina de mimeograf¨ªa y lanz¨® The Week, un diario que defini¨® como ¡°sin duda, la cosa con el aspecto m¨¢s asqueroso que haya rozado jam¨¢s la mesa del desayuno¡±. En una fant¨¢stica entrevista que dio en 1972 a la BBC y que est¨¢ disponible en el archivo digital de la cadena brit¨¢nica, cuenta c¨®mo envi¨® 2.000 ejemplares del primer n¨²mero esperando conseguir ah¨ª unos 200 suscriptores. Le respondieron siete. Eso les sonar¨¢ a muchos redactores entusiastas que se lanzan a Substack o Patreon, la plataforma en la que los fans sostienen a creadores de todo tipo, y descubren lo dif¨ªcil que es lograr que la gente se separe de su dinero.
Sin embargo, el periodista, del que George Orwell habla fatal en Homenaje a Catalu?a por considerarlo casi un esbirro de Stalin, s¨ª logr¨® convertir The Week en un artefacto influyente que sac¨® los colores en m¨¢s de una ocasi¨®n a la prensa tradicional. Como cuando en junio de 1936 public¨® que era muy probable que se diese un golpe militar fascista en Espa?a. De hecho, Cockburn estaba en Espa?a el 18 de julio, y cubri¨® la Guerra Civil para The Week y para el Daily Worker, el hist¨®rico ¨®rgano de los comunistas brit¨¢nicos, con el seud¨®nimo de Frank Pitcairn. The Week dej¨® de publicarse en plena guerra mundial, en 1941, pero para entonces ya hab¨ªa ensuciado las mesas de desayuno de decenas de miles de lectores, incluidos Charles Chaplin y Eduardo VII, que eran suscriptores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.