?Por qu¨¦ las empresas deben contar con los trabajadores de m¨¢s de 50 si quieren aumentar la productividad?
Los candidatos con m¨¢s edad tienen que saber valorar su bagaje, su experiencia y su capacidad de aprendizaje
La edad no es una excusa. Las etapas de la vida van cambiando y eso supone ir derribando obst¨¢culos. Pero ?qui¨¦n determina cu¨¢ndo uno es muy joven o demasiado mayor para emprender un reto? Hace un siglo, alguien decidi¨® que a los 65 a?os una persona ya era vieja. Desde 1919 no hemos vuelto a reparar en ello. Es cierto que los sesgos cognitivos nos sirven para pensar m¨¢s r¨¢pido, pero en este caso no solo nos llevan a pensar peor, sino que arriesgan la construcci¨®n sana de una sociedad.
Reiniciemos nuestra mente con nuevos datos. Espa?a es el segundo pa¨ªs m¨¢s longevo del planeta. En 2040 ser¨¢ el primero, adelantando a Jap¨®n. Nuestra esperanza de vida alcanza los 83 a?os. Una cifra que crece seis minutos cada hora. En estos momentos, uno de cada cuatro espa?oles tiene 65 a?os. La buena noticia es que somos una sociedad saludablemente envejecida, ya que la esperanza de vida saludable se sit¨²a en los 74 a?os. Es decir, somos j¨®venes durante m¨¢s a?os.
Sin embargo, los espa?oles tenemos una tasa de fecundidad baja, de 1,2 hijos por mujer, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). La tasa de reemplazo se sit¨²a muy por encima, en 2,1 hijos por mujer. Eso significa que hemos traspasado el umbral del Lowest Low Fertility Rate (o "tasa de fertilidad m¨¢s baja"), lo que nos conduce a una peligrosa p¨¦rdida de poblaci¨®n.
Cada vez contamos con menos j¨®venes y con m¨¢s adultos. Ante este panorama, necesitamos replantearnos ciertas creencias, tanto de las personas que seleccionan talento en las organizaciones como las de los s¨¦niors que aspiran a un empleo. Y, ojo, recordemos que muchas organizaciones sit¨²an la frontera para ser considerado s¨¦nior en los 45 a?os. En momentos dif¨ªciles como los que vivimos, las empresas necesitan habilidades importantes como la templanza y la capacidad estrat¨¦gica, algo que se gana con los a?os. Adem¨¢s, en circunstancias en las que los equipos necesitan mayor innovaci¨®n y capacidad de reinventarse, es fundamental que haya diversidad, no solo de g¨¦nero, sino generacional. La riqueza de quienes han vivido momentos complicados ayuda a encontrar mejores soluciones.
Para repensar nuestras creencias podemos apoyarnos en otros elementos de comparaci¨®n. Por ejemplo, echemos un vistazo a la edad media de los ¨²ltimos candidatos en las elecciones presidenciales de Espa?a o Estados Unidos. En el pa¨ªs americano, la edad no act¨²a como freno. Es m¨¢s, aqu¨ª no se pide incluir el dato de la edad ni la foto en el curr¨ªculo. Su ausencia no equivale a ser excluido de un proceso selectivo. Es posible que sea una tendencia aprendida. Por ejemplo, en Estados Unidos, en los a?os previos a 1992, el vencimiento de los planes de pensiones retir¨® del mercado laboral a millones de profesionales s¨¦nior. Aquello motiv¨® una ca¨ªda de la productividad en seis puntos. Por tanto, no contar con profesionales s¨¦nior afecta sustancialmente a la productividad nacional.
Por parte de los profesionales tambi¨¦n existe un desaf¨ªo: el de los trabajadores m¨¢s veteranos, con creencias que autolimitan su potencial. Sabemos que las compa?¨ªas deben mejorar en la diversidad generacional, en las pol¨ªticas de gesti¨®n de personas, pero los candidatos tienen que valorar tambi¨¦n su bagaje, su experiencia y su capacidad de aprendizaje.
Es m¨¢s, no hay ninguna evidencia cient¨ªfica que impida a un s¨¦nior aprender todo aquello que demanda el mercado laboral. Seg¨²n un art¨ªculo publicado en la revista Neuroscience en 1999, ¡°el envejecimiento por s¨ª mismo no afecta a los sistemas cerebrales del aprendizaje y la memoria¡±. Simplemente, el s¨¦nior aprende de manera diferente, en ritmo, adaptabilidad, contexto y autonom¨ªa. Como afirma el cardi¨®logo Valent¨ªn Fuster: ¡°La creatividad, los valores, la experiencia y la estabilidad tienen un gran peso seg¨²n se avanza en la edad¡±.
Cambiar las creencias de una sociedad pasa por cambiarlas en uno mismo. Existen datos para animar a hacerlo tanto a t¨ªtulo personal como profesional. La edad es sencillamente un dato que no se correlaciona ni con el compromiso, ni con la ilusi¨®n, ni con las ganas de aprender. O como dec¨ªa el poeta Antonio Machado: ¡°Solo el necio confunde valor y precio¡±. De eso se trata.
Tom¨¢s Pereda es subdirector general de la Fundaci¨®n MasHumano.
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