17 comunidades, 17 ideas de viaje para Semana Santa
Con el cierre perimetral por autonom¨ªas, lo de irse muy lejos queda descartado. Pero no es excusa para no viajar. Aqu¨ª va una idea por cada regi¨®n para hacer turismo en casa
Tenemos la suerte de vivir en un pa¨ªs muy grande, muy diverso y con tremendos recursos tur¨ªsticos, ya sean de naturaleza, de patrimonio, culturales o gastron¨®micos. ?Que el cierre perimetral no nos quite las ganas de viajar esta Semana Santa! Seguro que cerca de su casa existen lugares maravillosos que ni conoce. Estos son 17 posibles, uno por cada comunidad aut¨®noma:
ANDALUC?A
Jerez y los Reales Alc¨¢zares
Pasear por el centro de Jerez es constatar que, pese a su crecimiento econ¨®mico y demogr¨¢fico, sigue manteniendo el ritmo tranquilo de una ciudad peque?a. Conviene deambular por la calle Larga, el epicentro de la vida urbana jerezana, con paradas obligadas para el tapeo y el buen fino. El paseo lleva a la plaza del Arenal y de all¨ª a los Reales Alc¨¢zares, el conjunto hist¨®rico y monumental m¨¢s importante de Jerez. Fue construido en el siglo XII, en ¨¦poca almohade, rodeado por un per¨ªmetro de murallas de cuatro kil¨®metros de largo. En su interior se conserva una peque?a mezquita, usada como oratorio privado. De esa primitiva fortaleza musulmana se han conservado asimismo los ba?os ¨¢rabes, el palacio de Do?a Blanca y una torre octogonal. En el siglo XVIII se construy¨® un palacio barroco sobre los restos del alc¨¢zar isl¨¢mico.
ARAG?N
Las iglesias moz¨¢rabes del Serrablo
Un conjunto de peque?as iglesias se concentra a orillas del r¨ªo G¨¢llego, en la comarca oscense del Serrablo, muy cerca de Sabi?¨¢nigo. Durante mucho tiempo estuvieron abandonadas y desprotegidas, hasta que los expertos las dataron como la mejor muestra del arte moz¨¢rabe que hab¨ªa sobrevivido en las faldas de los Pirineos. Para otros podr¨ªan datarse como el primer rom¨¢nico aragon¨¦s. Desde mediados del siglo X y hasta finales del XI, los canteros oscenses mezclaron el arte musulm¨¢n local con el rom¨¢nico lombardo que llegaba a trav¨¦s de los Pirineos desde Europa para levantar una serie de peque?as iglesias de una sola nave y ¨¢bside circular cuya belleza es comparable a su sencillez. De todas ellas, seguramente, la m¨¢s bonita sea la de San Pedro de L¨¢rrade, con su planta de cruz latina y su elegante campanario. La de San Juan de Busa, que no tiene ni campanario ni ¨¢bside, es una de las m¨¢s simb¨®licas, repleta de elementos decorativos moz¨¢rabes.
ASTURIAS
La reserva de Redes
Una imagen real de c¨®mo debieron de ser los montes astures hace siglos. Un para¨ªso natural a caballo entre los concejos de Caso y Sobrescobio. Redes tiene casi 550 kil¨®metros cuadrados protegidos como Reserva de la Biosfera, el m¨¢ximo grado de protecci¨®n que otorga la UNESCO. El por qu¨¦ tiene respuesta apenas el viajero entra en las espesuras de este genuino bosque atl¨¢ntico: vegas y valles, bosques de robles, abedules, casta?os y hayas por los que corretean urogallos, lobos, zorros, gatos monteses, rebecos, venados, jabal¨ªs, corzos y alg¨²n que otro oso pardo que de vez en cuando atraviesa el parque... R¨ªos de aguas pr¨ªstinas como el Nal¨®n o el Monasterio, donde viven cientos de nutrias. Montes que sirvieron de sustento a los pastores que sub¨ªan hasta aqu¨ª con su ganado y que levantaron bra?as en altura y singulares pueblos de piedra en las llanadas.
BALEARES
Formentera en bicicleta
Es la isla menos poblada y la m¨¢s peque?a del archipi¨¦lago balear. Un escenario recogido de tan solo 82 kil¨®metros cuadrados de superficie y con dos ¨²nicos accidentes monta?osos: el Cap de Barbaria y la meseta de la Mola, que da pie a la cima de la isla, Sa Talaiassa, de 192 metros. El escenario perfecto para recorrer esta Semana Santa en bicicleta. El ritmo sosegado del pedaleo permite descubrir mejor que con ning¨²n otro medio de transporte esta isla llana de dunas y peque?os n¨²cleos rurales habitados por pescadores, como Es Cal¨®, o por artistas y artesanos, como El Pilar. Especialmente interesante es la ruta de las calas y playas, que incluye Cala Saona, las playas de Es Pujols y Migjorn y los lagos naturales de Des Piex y Pudent. Tambi¨¦n se pueden visitar las salinas y los acantilados de Cap de Barbaria y La Mola, donde se halla un mirador que domina la isla.
CANARIAS
Senderismo en La Gomera
A diferencia de sus hermanas, en la Gomera no se ha sentido una erupci¨®n volc¨¢nica en los ¨²ltimos dos millones de a?os, por lo que en vez de los lajiales y campos de escorias que modelan Lanzarote o El Hierro, lo que vemos son profundos ca?ones y barrancos tallados por la erosi¨®n del agua sobre el viejo edificio volc¨¢nico. ?Qu¨¦ significa esto para el viajero? Que moverse por la Gomera es un suplicio. Pr¨¢cticamente no se conoce la l¨ªnea recta ni el plano horizontal en toda la isla, por lo que hasta la invenci¨®n de las carreteras y los puentes, los gomeros se mov¨ªan por su torturada isla aprovechando multitud de caminos y sendas que se pegaban literalmente a las curvas de nivel. Esa red de caminos reales y sendas permanece a¨²n hoy activa y en buena parte se?alizada y permite unir los cuatro puntos cardinales, desde los palmerales de Valle de Gran Rey hasta las plataneras infinitas que cubren el valle de Hermigua para descubrir La Gomera m¨¢s rec¨®ndita.
CANTABRIA
Parque natural de Oyambre
Ocupa 5.000 hect¨¢reas de acantilados, r¨ªas, marismas, dunas y llanura costera entre la r¨ªa de San Vicente de la Barquera y la r¨ªa de la Rabia. Es un espacio litoral privilegiado, de los pocos que quedan intactos en el Cant¨¢brico. Las r¨ªas est¨¢n sometidas a inundaciones peri¨®dicas de agua de mar que condicionan las junqueras, ca?averales y bosques de ribera que las flanquean. Las marismas, por su parte, son las zonas m¨¢s ricas en avifauna. En ellas anidan zampullines, avetorillos, ¨¢nades y multitud de especies migradoras. En la desembocadura de la r¨ªa de La Rabia se pueden ver a¨²n los restos del chal¨¦ del campo de golf construido en la d¨¦cada de los veinte para la nobleza que ven¨ªa a veranear a Comillas. Alfonso XIII era uno de los asiduos. Construido sobre los restos de una atalaya de observaci¨®n de ballenas, el club fue el lugar m¨¢s chic de Espa?a durante d¨¦cadas. Hoy es pura ruina. Se llega desde Santander por la A-8 hasta Cabez¨®n de la Sal; all¨ª salida por la C-135 hacia Comillas y luego seguir la carretera de San Vicente de la Barquera.
CASTILLA-LA MANCHA
Molinos de viento de Campo de Criptana y Consuegra
La cita te viene a la cabeza nada m¨¢s verlos: ¡°¡ porque ves all¨ª, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco m¨¢s desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla¡±... Pero no son gigantes, sino molinos, como bien advert¨ªa el bueno de Sancho. Los diez molinos de viento de Campo de Criptana (Ciudad Real) se alzan sobre un cerro como gigantes de la historia, monumentos vivos de nuestro pasado industrial. De los diez, tres conservan la maquinaria original del siglo XVI. Los otros siete son museos de lo m¨¢s variopinto: de la labranza, de la pintura, del poeta Vicente Huidobro e incluso de la mism¨ªsima Sara Montiel, vecina ilustre de Campo de Criptana. Varios fueron reconstruidos con la ayuda de pa¨ªses latinoamericanos. En Consuegra (Toledo) otros 12 molinos similares componen sobre el cerro Calderico una de las estampas m¨¢s sugerentes del paisaje manchego.
CASTILLA Y LE?N
Las Cinco Villas y el castillo de Mombeltr¨¢n
El castillo de Mombeltr¨¢n domina a¨²n la cara sur de la sierra de Gredos y el valle del Ti¨¦tar. Como recordando el poder que sobre los cinco pueblos de esta comarca ejercieron durante siglos los duques de Alburquerque. La fortaleza tiene dos recintos de forma cuadrada, antemuro, escarpa y foso y unos grandes torreones cil¨ªndricos defendiendo cada una de sus cuatro esquinas. Mombeltr¨¢n es la cabeza de las Cinco Villas, pero las otras cuatro no le quedan a la zaga en inter¨¦s. Cuevas del Valle es la que ha conseguido mantener el sabor arquitect¨®nico m¨¢s original. En San Esteban, sorprende su enorme iglesia parroquial, antigua fortaleza defensiva. Santa Cruz del Valle es la m¨¢s pintoresca de las cinco. Villarejo del Valle completa el elenco. Se accede a la comarca desde ?vila por la N-502.
CATALU?A
El Montseny
El Montseny es una gigantesca mancha verde cercana a Barcelona (aunque una peque?a parte del parque se interna en la provincia de Girona), un pulm¨®n de ox¨ªgeno a apenas 50 kil¨®metros de la gran metr¨®poli que conserva gran parte del ecosistema mediterr¨¢neo desaparecido en otros macizos del litoral. Su considerable altura, 1.706 metros, y su cercan¨ªa al mar se al¨ªan para que el Montseny albergue, adem¨¢s de unas maravillosas vistas sobre el Pla de Vic, una incre¨ªble cantidad de pisos bot¨¢nicos. En sus abruptas laderas pueden verse desde encinas y alcornoques a pino rojo, casta?os, hayas, abetos y robles. Hay varios n¨²cleos de poblaci¨®n dentro del espacio protegido con interesantes muestras de patrimonio: de la ¨¦poca ib¨¦rica data el castillo del Tur¨® de Montgr¨®s en El Brull. La arquitectura rom¨¢nica est¨¢ presente en peque?as iglesias de monta?a, como las de El Brull, Sant Mar?al, Sant Mart¨ª del Montseny y Aguafreda. Se conservan restos de fortalezas en Montcl¨²s, Fluvi¨¢ y El Brull.
EXTREMADURA
Valle del Jerte
Pocos valles tienen una relaci¨®n tan directa con una flor y con un color. El Jerte es blanco, blanco de los cerezos en flor. Pero aunque no se vaya en esas ef¨ªmeras y concretas fechas, cuando los miles de cerezos del valle lo cubren de una especie de nieve primaveral, el Jerte sigue siendo igual de atractivo. Plasencia, con sus dos catedrales, es la puerta de entrada al valle. Desde all¨ª se va remontando el cauce hacia el puerto de Tornavacas, dejando a ambos lados pueblos blancos, dedicados desde siempre a la agricultura, la ganader¨ªa y la recogida de madera y casta?as: Piornal, Navaconcejo, Cabezuela del Valle¡ lugares donde a pesar de los desmanes, la arquitectura tradicional ha sobrevivido al desarrollo. En el paraje protegido de la Garganta de los Infiernos hay pozas y saltos de aguas limpias donde refrescarse en verano.
GALICIA
Fragas do Eume
Una fraga en gallego es un espacio monta?oso donde crece salvaje la vegetaci¨®n. Un bosque. Y este de Eume, a poco m¨¢s de una hora del tr¨¢fago urbano de una ciudad como A Coru?a, es uno de los bosques atl¨¢nticos mejor conservados de Galicia. Fresnos, casta?os, abedules, sauces, arces, avellanos, laureles y por supuesto carballos (robles) forman una pantalla densa de verdor y misterio, acrecentada por los helechos relictos del Terciario que crecen en las zonas m¨¢s h¨²medas. La magia de la fraga se ve acrecentada por las ruinas de algunos molinos y presas, por viejas torres defensivas, por el monasterio de Caaveiro. Es el bosque milenario, la cubierta vegetal que cubr¨ªa Galicia hace algunos millones de a?os. 80 kil¨®metros de biodiversidad extendida a lo largo de las riberas del Eume que fueron declarados parque natural en 1997. El acceso m¨¢s com¨²n es desde la localidad de Pontedeume.
LA RIOJA
Calahorra y la Rioja Baja
Injustamente olvidada por la primac¨ªa del vino y de la nueva arquitectura de bodegas en ¡°la alta¡±, la Rioja baja tiene tambi¨¦n grandes atractivos. Por ejemplo, espectaculares parajes naturales como la reserva natural de Los Sotos, en las m¨¢rgenes del Ebro a su paso por Alfaro. O todo el cauce del r¨ªo Alhama, quiz¨¢ la comarca menos conocida de la comunidad aut¨®noma, con otros dos balnearios y m¨¢s huellas de dinosaurios. Pueblos cargados de historia, como Calahorra, ciudad bimilenaria, con un buen museo de arte romano, una catedral y un interesante casco antiguo. O de tradiciones singulares, como la Fiesta del Humo de Peroblasco, un pueblo casi deshabitado cuyas chimeneas emiten cada ¨²ltimo fin de semana de julio humo de los m¨¢s variados colores mientras al atardecer suena la m¨²sica de Vivaldi.
NAVARRA
El rom¨¢nico de la Valdorba
Es una de las comarcas m¨¢s desconocidas de Navarra y queda a mitad de camino entre el Pirineo y el valle del Ebro. La Valdorba es tierra ondulada, de contrastes y mestizajes, donde abundan los bosques, las setas oto?ales, los puentes medievales y los pueblos encantadores con nombres acabados en a¨ªn: Catal¨¢in, Or¨ªsoain, Erist¨¢in, Bar¨¢soain. Y famosa por albergar uno de los mejores muestrarios del rom¨¢nico navarro. Templos peque?os, delicados, aut¨¦nticas sorpresas en piedra tallada ocultos en aldeas min¨²sculas, como la ermita del santo Cristo de Catala¨ªn, de la que hoy solo podemos ver la iglesia, pero que en su d¨ªa fue parte de un importante conjunto mon¨¢stico. En Ol¨®riz, la iglesia San Pedro de Echano, con sus capiteles historiados. En Or¨ªsoain, el Palacio y la iglesia parroquial forman uno de los entornos urbanos m¨¢s fotog¨¦nicos de la Valdorba.
MADRID
Aranjuez
Aranjuez es un invento de Felipe II, que harto de los calores de la corte madrile?a, mand¨® planificar un real sitio, un lugar de esparcimiento destinado solo a la corte, en un paraje fresco y de abundante caza a orillas del Tajo. A Felipe V, rey franc¨¦s y por tanto de supuesto buen gusto y querencia hacia los placeres epic¨²reos, le encant¨® el lugar y lo convirti¨® en centro de la vida social de la corte durante la primavera y el verano. As¨ª lo percibe a¨²n el viajero moderno cuando ingresa en los jardines que rodean el Real Sitio. Los jardines de Aranjuez impresionan por su tama?o y magnificencia, y eso que solo son un reflejo de lo que llegaron a ser. Cada monarca hizo construir en ellos las m¨¢s extravagantes iniciativas para ensalzar y dar vida a estas zonas ajardinadas, antiguos cotos de caza. Hubo grutas llenas de p¨¢jaros y dragones mec¨¢nicos, un zool¨®gico de fieras, cascadas y fuentes. Hoy se visita entre otros el jard¨ªn del Parterre, de clara influencia francesa, y el jard¨ªn de la Isla, que llega hasta la ribera del Tajo y est¨¢ lleno de senderos que surcan bosques de ¨¢rboles centenarios salpicados aqu¨ª y all¨¢ por plazas con fuentes dise?adas por el mism¨ªsimo Sabatini. Tambi¨¦n es visita obligada el interior del palacio.
MURCIA
Aledo
La descripci¨®n del itinerario entre Murcia y Almer¨ªa que hizo el ge¨®grafo ¨¢rabe Al Idrisi en el siglo XII cita ya la fortaleza de Aledo, un pueblo donde la vida discurre a un ritmo sosegado por unas callejas estrechas y frescas a las que asoman casas de teja moruna y paredes encaladas, apretujadas unas contra otras, como si temieran caer rodando por los riscos sobre los que se a¨²pan la fortaleza y el pueblo. Lo que ha hecho famoso a Aledo es la torre de La Calahorra, un fort¨ªn construido en el siglo XI, uno de las m¨¢s antiguos de la regi¨®n, que domina el valle desde una pe?a. Contiguo al castillo se levanta la iglesia de Santa Mar¨ªa, un templo barroco con dos torres gemelas. Cada 6 de enero, las tranquilas calles de Aledo se ven desbordadas por una marea de personas que acuden a ver su famoso Auto de los Reyes Magos. Otro de los atractivos de Aledo es la cercan¨ªa de Sierra Espu?a, uno de los pulmones verdes de la regi¨®n. Y del estrecho de la Arboleja o de la Agualeja, un estrecho ca?¨®n que recuerda al Siq que da acceso a Petra.
PA?S VASCO
Laguardia
Un pueblo fortaleza, amurallado, de calles estrechas donde a¨²n manda la piedra. Un subsuelo horadado por docenas de kil¨®metros de t¨²neles que sirvieron y sirven como bodegas, algunos de ellos horadados a seis metros de profundidad. Y un entorno de vi?as trazadas de forma perfecta sobre suaves colinas donde toman cuerpo algunos de los que luego ser¨¢n los mejores y m¨¢s caros vinos de la denominaci¨®n de origen La Rioja. As¨ª es Laguardia, pueblo emblem¨¢tico de La Rioja alavesa. En el interior del recinto amurallado destaca la iglesia de Santa Mar¨ªa de los Reyes y su p¨®rtico policromado; la torre abacial, que a¨²n domina los contornos, y la plaza Mayor. Imprescindible en un d¨ªa soleado, sentarse aqu¨ª en ella a tomar un vino de Rioja viendo bailar la jota a los mu?ecos del carill¨®n.
COMUNIDAD VALENCIANA
El Alto Palancia
La provincia de Castell¨®n esconde parajes de media monta?a que resumen las esencias del paisaje mediterr¨¢neo caracter¨ªstico de la Comunidad Valenciana: bosques de pino de repoblaci¨®n, macizos calc¨¢reos, peque?as aldeas de adobe y teja moruna, arroyos que juguetean entre pe?ascos escoltados por ¨¢lamos, sauces y chopos y un rico patrimonio hist¨®rico en el que son visibles las huellas ¨ªberas, romanas, ¨¢rabes y sobre todo, mud¨¦jares. Es el caso de la cabecera del r¨ªo Palancia, un valle escondido entre las ¨²ltimas estribaciones del sistema Ib¨¦rico y la costa mediterr¨¢nea. Una comarca tranquila y apacible que sin embargo ocup¨® un lugar estrat¨¦gico en las comunicaciones entre Valencia y el reino de Arag¨®n. Segorbe es su capital y principal centro de servicios. Fue sede episcopal desde ¨¦poca visigoda. Por eso tiene una hermosa catedral, un edificio g¨®tico levantado en el siglo XIII sobre el que se han practicado numerosas ampliaciones y reformas. Una buena comarca para ver arte mud¨¦jar y para hacer senderismo.
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