10 hitos de la exploraci¨®n muy viajeros

Hay lugares en el mundo que, a simple vista, no tienen nada especial. Algunos no son atractivos, otros ni siquiera resultan agradables y alguno otro incluso resulta inaccesible. Eso s¨ª, todos ellos tienen algo en com¨²n: han significado un hito en la historia de la exploraci¨®n del planeta. Para los enamorados de las grandes gestas, lugares a los que merece la pena ir al menos una vez en la vida.

01 Donde Col¨®n descubri¨® Am¨¦rica

SAN SALVADOR (BAHAMAS)

Dice la historia que el 12 de octubre de 1492, de madrugada, el marinero Rodrigo de Triana grit¨® aquello de ?Tierra!, y avist¨® Am¨¦rica. Crist¨®bal Col¨®n desembarc¨® en una isla a la que puso por nombre San Salvador. Y no era para menos: hab¨ªan sido dos meses largos de traves¨ªa, con una tripulaci¨®n siempre a punto del mot¨ªn. San Salvador era una isla a la que los nativos, los lucayos o ta¨ªnos, llamaban Guanahani. Bartolom¨¦ de las Casas, la describi¨® as¨ª: ¡°Esta isla es bien grande y muy llana y de ¨¢rboles muy verdes y muchas aguas y una laguna en medio muy grande, sin ninguna monta?a, y toda ella verde, qu'es plazer de mirarla¡±. Son pocas se?as, pero sabemos con certeza que se trata de una de las islas de las Antillas, concretamente de las Bahamas, aunque los historiadores no han llegado a ponerse de acuerdo en la identificaci¨®n exacta.

Las dos localizaciones que parecen m¨¢s probables son Cayo Saman¨¢, en el centro del archipi¨¦lago de las Bahamas, o uno de los llamados Cayos franceses, al oeste de la Isla Mayaguana. Sin embargo, se sigue considerando popularmente que la isla de Guanahani es la llamada Isla de San Salvador, al nornoroeste del Cayo Saman¨¢. En realidad no corresponde para nada a la descripci¨®n que realizaron los contempor¨¢neos, pero los viajeros y los mit¨®manos siguen identificando esta isla como la primera que pisaron los europeos en Am¨¦rica.

Quienes viajen hoy a las Bahamas se las encontrar¨¢n convertidas en un destino tur¨ªstico internacional. Incluso la peque?a isla de San Salvador, con sus escasos mil habitantes, recibe muchos turistas gracias a sus buena playas y a sus arrecifes, perfectos para hacer snorkel. En el norte de la isla hay tambi¨¦n un Centro de Investigaciones (Gerace Research Center) que recibe cada a?o a centenares de estudiantes e investigadores que realizan estudios sobre mares tropicales en diferentes campos de investigaci¨®n. La capital de la isla es Cockburn Town.

02 ¡°El Dr. Livingstone, supongo¡±

UJIJI, LAGO TANGANIKA (TANZANIA)

El 10 de noviembre de 1871, el periodista americano Henry Morton Stanley encontr¨® al desaparecido misionero escoc¨¦s David Livingstone en la aldea africana de Ujiji y pronunci¨® la famosa frase: ¡°El Dr. Livingstone, supongo¡± (lo escribi¨® ¨¦l mismo en su libro C¨®mo encontr¨¦ a Livingstone). Era el final de una aventura que hab¨ªan seguido con enorme inter¨¦s miles de personas en todo el mundo a trav¨¦s de las cr¨®nicas que el americano enviaba al New York Herald, el peri¨®dico que le hab¨ªa encargado en 1869 la b¨²squeda del misionero-explorador desaparecido hac¨ªa varios a?os en el interior de ?frica.

Parec¨ªa una buena historia para incrementar lectores, pero la verdad es que tampoco se dieron mucha prisa en buscarle: el editor le pidi¨® a Stanley que buscara a Livingstone pero antes, (ya que estaba por ah¨ª), asistiera como corresponsal a la inauguraci¨®n del Canal de Suez, para luego ir a Jerusal¨¦n, Constantinopla, Crimea y llegar a la India a trav¨¦s del Ca¨²caso, Irak y el E¨²frates. Solo despu¨¦s de este peque?o rodeo tendr¨ªa que viajar a la isla de Zanz¨ªbar (ya en 1871) y organizar la expedici¨®n para localizar al misionero escoc¨¦s.

Cuando Stanley le encontr¨® en la aldea de Ujiji, a orillas del lago Tanganika, Livingstone estaba muy enfermo a causa de unas hemorroides de las que nunca quiso operarse. Se hicieron bastante amigos e incluso emprendieron juntos la exploraci¨®n del lago Tanganika, aunque Stanley regres¨® solo a Europa. Livingstone nunca quiso dejar ?frica y all¨ª muri¨® y est¨¢ enterrado.

Para ir a Ujiji hay que viajar al oeste de Tanzania, a las orillas del lago Tanganika, a unos 10 kil¨®metros al sur de Kigoma. Ujiji es la ciudad m¨¢s antigua de esta parte del pa¨ªs, pero ha ido perdiendo poblaci¨®n a lo largo del siglo XX y hoy forma parte de la zona urbana de Kigoma/Ujiji. Los primeros europeos que pasaron por all¨ª (en 1858) fueron los famosos Burton y Speke, que descubrieron as¨ª el lago Tanganika.

En la actualidad, Kigoma-Ujiji es el mayor puerto del lago y el final de la l¨ªnea f¨¦rrea procedente de Dar el Salam, pero no tiene demasiados atractivos para el turista. Es tambi¨¦n un buen punto de partida para quienes visitan el parque Nacional de Gombe (el de los chimpanc¨¦s de Jane Goodal) y el de las Monta?as de Mahale.

03 N¨²?ez de Balboa descubri¨® aqu¨ª el Pac¨ªfico

GOLFO DE SAN MIGUEL (PANAM?)

Hace casi 500 a?os exactos, en la ma?ana del 25 de septiembre de 1513, Vasco N¨²?ez de Balboa descubri¨® con asombro un mar desconocido desde los altos de la cordillera del r¨ªo Chucunaque, en el actual Panam¨¢, y lo bautiz¨® Mar del Sur. Este lugar, hoy llamado golfo de San Miguel, es una zona de manglares costeros de la regi¨®n del Dari¨¦n.

Hay que imaginarse la sorpresa del aventurero espa?ol, quien probablemente no se esperaba que esta parte del mundo fuera tan estrecha y que los dos oc¨¦anos estuviesen tan pr¨®ximos. Le acompa?aban en el descubrimiento otros 66 hombres, entre ellos Francisco Pizarro, que todav¨ªa no era famoso ni hab¨ªa descubierto el Per¨². Juntos subieron a la cima de aquellas monta?as, rezaron un Te Deum con el obispo Quevedo, levantaron pir¨¢mides de piedra y tallaron cruces en los ¨¢rboles para conmemorar el descubrimiento. Despu¨¦s bajaron a la playa y N¨²?ez de Balboa levant¨® en sus manos una espada y un estandarte de la Virgen Mar¨ªa, entr¨® a las aguas hasta el nivel de las rodillas y tom¨® posesi¨®n del Mar del Sur en nombre de los soberanos de Castilla.

Lo que no sab¨ªan en aquel momento era que hab¨ªan descubierto el mayor oc¨¦ano del mundo, el Pac¨ªfico, y, sobre todo, que hab¨ªan encontrado aquel camino por el oeste a las Indias y el Catai que buscaba tan desesperadamente Col¨®n.

Hoy, el viajero que se anime a llegar hasta el golfo San Miguel descubrir¨¢ un lugar muy poco tur¨ªstico. Se trata de una bah¨ªa interior del Golfo de Panam¨¢, en la provincia de Dari¨¦n, en el que desembocan los r¨ªos Tuira y Chucunaque. El Dari¨¦n, la regi¨®n m¨¢s meridional de Panam¨¢, es una zona de manglares con una gran diversidad biol¨®gica en la que hay 15 asentamientos, entre ellos los de los indios Ember¨¢ y Wounaan, que viven de la pesca a peque?a escala.

El Dari¨¦n se mantiene casi tan inaccesible como en tiempos de Balboa (algunos de estos asentamientos solo son accesibles en barco), cubierto por una selva que parece ser igual que hace un mill¨®n de a?os. El Parque Nacional Dari¨¦n es tambi¨¦n uno de los biomas m¨¢s ricos del mundo y uno de los destinos m¨¢s apreciados por los observadores de aves. En general, un destino para amantes de la aventura y de los lugares que conservan su autenticidad.

04 Menda?a y el Rey Salom¨®n

ISLAS MARQUESAS (POLINESIA FRANCESA)

Las Islas Marquesas, hoy parte de la Polinesia Francesa, fueron espa?olas en otro tiempo. De hecho, fue un espa?ol, berciano por m¨¢s se?as, quien las descubri¨® en 1595. ?lvaro de Mendaba iba en busca nada menos que de la Terra Australis Inc¨®gnita o, en su defecto, de m¨¢s tierras y m¨¢s oro en aquellos mares del Sur reci¨¦n descubiertos. En su af¨¢n por descubrir cruz¨® el Pac¨ªfico Sur desde Per¨² y lleg¨® hasta Santa Cruz, el grupo m¨¢s meridional del archipi¨¦lago de las Salom¨®n. Menda?a las llam¨® as¨ª porque pens¨® que eran un lugar digno del b¨ªblico y salom¨®nico Ofir, un pa¨ªs lleno de minas de oro y de gentes susceptibles para ser bautizadas en el cristianismo. So?aba con establecer all¨ª una colonia, pero sus hombres solo quer¨ªan regresar a Per¨², as¨ª que permanecieron seis meses y cuatro d¨ªas y encontraron muy pocas cosas de valor. Volvi¨® a?os m¨¢s tarde, esta vez con su esposa Isabel Barreto, pero no logr¨® dar con las islas Salom¨®n, sino con otra isla m¨¢s al sur, Santa Cruz, donde muri¨® y su esposa tom¨® el mando para regresar a casa.

Las islas Marquesas hoy son el mayor archipi¨¦lago de la Polinesia Francesa, unos 1.800 kil¨®metros al noroeste de Tahit¨ª. Se dividen en dos grupos: el del norte, en torno a la isla de Nuku Hiva y las peque?as islas de Ua Pou y a Huka, y el grupo meridional, en torno a la isla de Hiva¡¯Oa. Estas ¨ªnsulas han servido de inspiraci¨®n a escritores como Herman Melville o a Robert L. Stevenson, y a artistas como Gauguin o Paul Lapin. No es dif¨ªcil organizar un viaje hasta este remoto rinc¨®n del Pac¨ªfico desde la capital polinesia.

En cuanto a las Islas Salom¨®n, en la Melanesia, hoy forman parte de la Comonwealth brit¨¢nica. Son 990 ¨ªnsulas al norte de Australia, muchas de ellas deshabitadas. La isla m¨¢s conocida es Guadalcanal, en la que tuvo lugar una de las batallas m¨¢s importantes de la guerra del Pacifico durante la II Guerra Mundial. En recuerdo de Menda?a, muchas islas del archipi¨¦lago mantienen nombres espa?oles, aunque desde 1893 son un protectorado de Gran Breta?a.

05 Las fuentes del Nilo Blanco¡­

LAGO VICTORIA

La b¨²squeda de las Fuentes del Nilo ha sido una de las mayores aventuras de la exploraci¨®n de ?frica y una de las que m¨¢s aliment¨® la leyenda y la fama de los grandes exploradores brit¨¢nicos. En el primer mapa de ?frica, el ge¨®grafo Ptolomeo se?alaba una tierra misteriosa que llam¨® los Montes de la Luna, cuyas aguas alimentaban dos lagos paralelos. Durante siglos nadie confirm¨® estos datos pero a mediados del siglo XIX, la Royal Geographical Society brit¨¢nica decidi¨® zanjar el asunto enviando a Richard Burton al ?frica oriental, quien eligi¨® como acompa?ante al militar John Hanning Speke.

Fue un arduo viaje que termin¨® en un fuerte enfrentamiento personal. Burton siempre defendi¨® que el lago Tanganika era el origen del r¨ªo; Speke asegur¨® que ¨¦l era quien hab¨ªa descubierto las fuentes y que estaban en el Lago Victoria. La pol¨¦mica hizo que se organizara en 1862 una nueva expedici¨®n, esta vez con Speke y Grant, que identific¨® correctamente las cataratas Ripon (en la actual Uganda) como el punto donde el Nilo mana del lago Victoria.

Las Cataratas Ripon se encontraban en el extremo norte del Lago Victoria y eran la salida natural del lago hasta 1954, cuando se construy¨® la presa de las Cataratas Owen, cerca de Jinja, que extiende de forma artificial el lago y ha dejado sumergidas bajo las aguas estas m¨ªticas cataratas. Lo ¨²nico que hoy se ve es un peque?o manantial subterr¨¢neo del que brota el treinta por ciento del agua del Nilo. El resto del agua procede directamente del Lago Victoria.

Jinja es por tanto la ciudad m¨¢s cercana a las Fuentes del Nilo, y tambi¨¦n la m¨¢s tur¨ªstica de Uganda, pues vende muy bien la historia del origen del gran r¨ªo africano. Jinja mantiene un aire colonial, con casas victorianas y amplias avenidas arboladas que llevan a la entrada de un Parque Nacional que recibe al visitante con un gran letrero ¨C¡°Bienvenido a las Fuentes del Nilo¡±- y algunos puestos de souvenirs. Una colecci¨®n de barcas esperan a los turistas para ofrecerles una traves¨ªa hasta las mism¨ªsimas fuentes, pasando por el memorial de Speke, donde una placa y una estatua conmemoran el descubrimiento, y a un islote que se considera el punto exacto en el que nace el r¨ªo.

Desde all¨ª se puede remontar el cauce y llegar hasta los saltos de agua de Bujagali, unos r¨¢pidos en los que muchos practican el rafting y que en un momento Speke lleg¨® a considerar como las aut¨¦nticas fuentes del Nilo. Jinja es un lugar agradable que los amantes de la historia no pueden dejar de disfrutar. Especialmente recomendable es el hotel Haven, en la curva del r¨ªo, donde se oye el rugir del poderoso Nilo en el inicio de su largo camino.

06 ¡­y las fuentes del Nilo Azul

ETIOP?A

Mucho antes de que los ingleses intentaran descubrir el lugar donde nac¨ªa el Nilo, ya lo hizo un espa?ol, el madrile?o Pedro P¨¢ez: este jesuita vio las fuentes del Nilo Azul en 1618, en Etiop¨ªa, despu¨¦s de una vida llena de aventuras que le llevaron desde Goa al desierto de Yemen. Hab¨ªa llegado a Etiop¨ªa en 1603 con la misi¨®n de convertir al catolicismo a sus emperadores, primero a Za Denguel y luego a su sucesor Susinios. ?ste le envi¨® en una expedici¨®n militar a las monta?as de Gishe, al sur de lago Tana, donde se convirti¨® en el primer europeo en contemplar las fuentes del Nilo Azul. Como era un hombre humilde, nunca se proclam¨® descubridor de un lugar que los et¨ªopes de la zona conoc¨ªan bien (s¨ª que lo har¨ªa el escoc¨¦s James Bruce un siglo y medio m¨¢s tarde).

Hoy se puede viajar hasta las mismas fuentes del Nilo y contemplar aquel paraje que tan bien describi¨® en sus libros Pa¨¦z. El lugar, conocido como Abbay Wenz, o r¨ªo grande, es uno de los cincuenta arroyos que mezclan sus aguas en el lago Tana, en la meseta de Amhara, a 1.788 metros de altitud. Se trata, en concreto, de una serie de pozos burbujeantes ocultos entre la vegetaci¨®n de un bosquecillo en medio de una pradera. Los et¨ªopes se acercan para venerar este lugar tan especial. El viaje debe completarse con la visita a las cataratas del Nilo Azul, o de Tis Abay (agua humeante), a las que se llega por una pista sin asfaltar desde la ciudad de Bahir Dar, en las orillas del Lago Tana. Aunque una central hidroel¨¦ctrica no muy grande ha restado espectacularidad al lugar, merece la pena. Unos lugare?os aproximan en barcas bastante precarias a los turistas.

La visita a las Fuentes del Nilo Azul es el colof¨®n perfecto de un recorrido por la zona del Lago Tana, que puede atravesarse en barca, parando en alguno de los 37 islotes interiores que albergan una veintena de monasterios cristianos.

07 La ciudad de los 333 santos

TOMBUCT? (MALI)

A principios del siglo XIX en Europa hab¨ªa lugares que sonaban realmente m¨ªticos e inalcanzables. Uno de ellos era Tombuct¨², una poderosa ciudad caravanera en el coraz¨®n de ?frica, de acceso prohibido para los no musulmanes, y una de las ciudades santas del islam. En aquellas fechas se desat¨® entre los aventureros europeos una verdadera carrera por ser el primero en llegar a Tombuct¨²¡­ y volver para contarlo.

Muchos murieron en el intento, pero Ren¨¦ Caill¨¦ fue el primero que lleg¨® a Tombuct¨² y Djen¨¦, a principios de 1829, y que regres¨® vivo para contarlo y para cobrar los 10.000 francos que la Sociedad Geogr¨¢fica de Francia hab¨ªa prometido como recompensa al primero que lograra entrar en la ciudad y volver sano y salvo para relatar c¨®mo era.

Los brit¨¢nicos lo hab¨ªan intentado enviando al explorador Alexander Gordon Laing, desde Tr¨ªpoli. Parece ser que logr¨® llegar, pero no salir vivo de la ciudad, sede de la prestigiosa Universidad isl¨¢mica de Sankore y de tres grandes mezquitas, y en la que los extranjeros eran francamente mal recibidos. La tr¨¢gica historia de Laing aliment¨® a¨²n m¨¢s el mito y fue uno de los incentivos de Caill¨¦ para llegar hasta all¨ª. Eso s¨ª, antes pas¨® un a?o conviviendo con musulmanes de la zona, aprendiendo el Cor¨¢n y sus costumbres, para pasar por uno de ellos. Caill¨¦ consigui¨® los 10.000 francos prometidos y publicar su relato, Journal d¡¯un voyage ¨¤ Tombouctou, que le hizo famoso en todo el mundo.

Tombuct¨² hoy es un destino realmente complicado por temas pol¨ªticos y religiosos, poco recomendable, pero en a?os pasados han sido muchos los que se han animado a recorrer la zona. Si bien la ciudad es algo decepcionante, no lo son localidades cercanas de la Curva del N¨ªger, como Mopti o Djen¨¦, otro hist¨®rico enclave religioso y comercial situado en el delta interior del N¨ªger, famoso por su gran mezquita, obra cumbre de la arquitectura sudanesa y el mayor edificio religioso del mundo hecho en barro.

08 Hern¨¢n Cort¨¦s quem¨® sus naves

VERACRUZ (M?XICO)

Veracruz es el puerto comercial m¨¢s grande de M¨¦xico, pero tambi¨¦n el lugar desde el que Cort¨¦s parti¨® hacia la conquista del imperio azteca desde la costa atl¨¢ntica: aqu¨ª quem¨® sus naves y, con ellas, cualquier posibilidad de retorno para su tripulaci¨®n, que ya pensaba en c¨®mo volverse a Cuba.

Veracruz fue fundada en 1529 por el mismo Hern¨¢n Cort¨¦s, quien la bautiz¨® Villa Rica de la Vera Cruz, y durante los cuatrocientos a?os siguientes fue la puerta de M¨¦xico para invasores y piratas, gobernadores entrantes y exiliados, colonos, plata y esclavos¡­ todo pasaba por esta ciudad y la convert¨ªa en un punto crucial de la historia del pa¨ªs. El pirata ingl¨¦s Drake se obsesion¨® con ella pero nunca logr¨® tomarla.

Con este pasado hist¨®rico, Veracruz es casi una visita obligada para cualquier viajero. Especialmente el lugar exacto donde Cort¨¦s quem¨® sus naves, La Antigua, a unos 25 kil¨®metros de la actual Veracruz, una adormilada ciudad en la que se conserva una casa de aduanas del siglo XVI (La Casa de Cort¨¦s) y la ermita del Rosario, de 1523, la iglesia m¨¢s antigua construida en Am¨¦rica continental. Tambi¨¦n hay ir al Z¨®calo, esa plaza mayor que tienen todas las ciudades mexicanas, bordeada por la catedral y el Palacio Municipal. Como puerto de mar, tiene un bullicioso paseo mar¨ªtimo y un malec¨®n que termina en el bulevar peatonal de Camacho. Para encontrarnos con el pasado colonial hay que acercarse a la Fortaleza de San Juan de Ulloa o al Baluarte de Santiago. Nos sentiremos como en una pel¨ªcula de piratas del Caribe.

09 Donde se dio la vuelta al mundo

ESTRECHO DE MAGALLANES (PATAGONIA)

El estrecho de Magallanes hoy es un destino de lo m¨¢s interesante, con cruceros que te llevan f¨¢cilmente de un lado a otro, tanto en su parte chilena como en la argentina. Pero a principios del siglo XVI se desconoc¨ªa su existencia, y que comunicaba dos grandes oc¨¦anos.

La haza?a de Fernando de Magallanes, quien comand¨® en 1519 la expedici¨®n que dio la primera vuelta al mundo en su b¨²squeda de una ruta occidental hacia Asia (completada por Juan Sebasti¨¢n Elcano tres a?os despu¨¦s), tiene uno de sus puntos culminantes en la traves¨ªa de lo que hoy se conoce como Estrecho de Magallanes, y que ¨¦l modestamente llam¨® De Todos los Santos; un paso mar¨ªtimo en el extremo sur de Sudam¨¦rica, entre la Patagonia, la Isla Grande de Tierra del Fuego y gran cantidad de islotes ubicados al oeste de ¨¦sta, hacia el oc¨¦ano Pac¨ªfico.

Aqu¨ª lleg¨® el 21 de octubre de 1520. Observ¨® hogueras en su inh¨®spita costa y llam¨® al lugar Tierra de Fuego. La flota realiz¨® un viaje realmente agotador de treinta y ocho d¨ªas por el estrecho, con gran escasez de v¨ªveres y en un tiempo realmente r¨¦cord, no superado hasta muchos a?os despu¨¦s. Un barco naufrag¨® y otro desert¨®, pero los tres restantes fueron a parar a un oc¨¦ano tranquilo. Magallanes llor¨® de la emoci¨®n y llam¨® Pac¨ªfico a este oc¨¦ano.

Las 310 millas de largo del Estrecho de Magallanes no son una ruta de navegaci¨®n ni mucho menos f¨¢cil, pero no hay nada f¨¢cil al sur del paralelo 50: esta zona es conocida por ser la m¨¢s tomentosa del planeta y sus aguas son temidas y respetadas. Hasta la apertura del canal de Panam¨¢ en 1914 no hab¨ªa muchas alternativas para cruzar del Atl¨¢ntico al Pac¨ªfico o viceversa: el Estrecho de Magallanes, la Ruta del Cabo de Hornos (utilizada a partir de su descubrimiento en 1616) o el Canal Beagle, descubierto por Fitz Roy en 1826.

Hoy, la capital de esta zona es Punta Arenas (Chile), que hasta 1914 era el principal puerto entre el Atl¨¢ntico y el Pac¨ªfico, y que ahora es la puerta de entrada a la Patagonia chilena, Tierra del Fuego y la Ant¨¢rtida. Es la base perfecta para explorar las riberas del Estrecho de Magallanes, pero tambi¨¦n para visitar el Parque Nacional Torres del Paine, los rom¨¢nticos y salvajes canales patag¨®nicos o las conocidas ping¨¹ineras del Monumento Natural de Los Ping¨¹inos (solo accesible en barco) y de Seno Otway, a una hora de Punta Arenas.

En el Estrecho son visitas obligadas el Fuerte Bulnes, reconstrucci¨®n hist¨®rica del fort¨ªn en donde Chile estableci¨® el primer poblado patag¨®nico en 1843; Puerto Hambre, donde los conquistadores espa?oles quisieron establecer infructuosamente un asentamiento, o Isla Magdalena (a 31 kil¨®metros de Punta Arenas), donde habita la mayor colonia de ping¨¹inos de Magallanes en Chile (se dejan ver de octubre a marzo).

Los amantes de la fauna tienen tambi¨¦n una cita con las ballenas jorobadas en el Parque Marino Francisco Coloane, el ¨²nico sitio del hemisferio Sur donde se alimentan este tipo de ballenas fuera de la Ant¨¢rtica.

M¨ªtico tambi¨¦n es el Cabo Froward, el punto m¨¢s meridional del continente, y el faro centenario de San Isidro, uno de los ocho bastiones que impiden los naufragios y orienta a los navegantes del estrecho. El lugar cuenta con una c¨®moda hoster¨ªa desde la que se puede comenzar el ascenso al cercano Monte Tarn o navegar en kayak por las costas donde hace a?os trabajaban los balleneros.

10 El camino a ?frica

CABO DE BUENA ESPERANZA (SUD?FRICA)

Durante siglos, los europeos, y en particular los portugueses, buscaron el camino por mar hacia las Indias, evitando as¨ª atravesar los territorios ocupados por el Imperio Turco. Estaba claro que hab¨ªa que rodear ?frica, pero ?d¨®nde terminaba este continente, d¨®nde hab¨ªa que dar la vuelta hacia el ?ndico? El primero que encontr¨® el punto final de ?frica fue Bartolom¨¦ D¨ªas, en 1488, y lo llam¨® el cabo de las Tormentas, pero la cosa no qued¨® clara hasta que Vasco de Gama demostr¨® que se pod¨ªa seguir navegando hacia el Este. Y aunque el punto donde se unen el oc¨¦ano Atl¨¢ntico y el ?ndico estaba m¨¢s al sur, en el Cabo Agulhas, el rey portugu¨¦s Juan II decidi¨® bautizar Cabo de Buena Esperanza al punto donde el De Gama cambi¨® la direcci¨®n de la navegaci¨®n hacia las Indias.

El 6 de abril de 1652 el marino holand¨¦s Jan van Riebeeck instal¨® un campamento cerca de dicho punto, que acab¨® convirti¨¦ndose en Ciudad del Cabo, hoy una de las ciudades m¨¢s cosmopolitas y sofisticadas de ?frica, y motor econ¨®mico de Sud¨¢frica. Desde esta ciudad es obligado subir a Table Mountain para admirar sus playas atl¨¢nticas y la animada Long St. Hay quien lo hace a pie, pero no hace falta. En unos minutos un telef¨¦rico lleva hasta la cima.

El Cabo de Buena Esperanza forma parte del Parque Nacional de Table Mountain, muy interesante por las especies de aves que pueden contemplarse sin salir casi del ¨¢rea metropolitana de Ciudad del Cabo. Dos visitas m¨¢s, muy recomendables: la m¨ªtica isla-c¨¢rcel de Robben Island, en la que durante casi 30 a?os vivi¨® prisionero Nelson Mandela (hoy Patrimonio mundial), y la cercana ciudad de los vinos, Constantia. En los alrededores de Ciudad del Cabo hay unos 200 vi?edos y cuatro rutas del vino muy conocidas: Stellenbosch, Paarl, Franschhoek y Wellington.

Para saber m¨¢s de estos destinos, e historias: Grandes Viajes de Lonely Planet y gu¨ªas de pa¨ªs Lonely Planet.