¡®Spa¡¯ s¨ª, ¡®spa¡¯ no

Hay cientos de clasificaciones de aguas termales, pero una vez llegas a Nueva Zelanda m¨¢s vale simplificarlas en dos: las aguas en las que puedes ba?arte ¨Clas que curan- y las aguas de las que no saldr¨ªas vivo si te metieras. Visitaremos primero unas de las de m¨ªrame y no me toques: un parque geotermal cerca de la ciudad de Rotorua, en la isla norte, donde m¨¢s vale seguir las indicaciones de los locales: los colores que ti?en el agua en la superficie son de fantas¨ªa, pero meter un dedo te lo dejar¨ªa m¨¢s frito que un churro de feria.

Rotorua se asienta en una zona geotermal y, dependiendo del d¨ªa, huele a huevos podridos por el sulfuro de hidr¨®geno que flota en el ambiente. Es el precio que pagan quienes viven del turismo en la tambi¨¦n conocida como RotoVegas, por la cantidad de moteles all¨ª regentados. ?Por qu¨¦? Porque a pocos kil¨®metros se encuentra Wai-O-Tapu (en maor¨ª, aguas sagradas), una reserva donde podemos hacernos una idea de la furia subterr¨¢nea de la Tierra. Piscinas humeantes, g¨¦iseres traicioneros, charcas que borbotean barro y colores que nunca pensaste que existiesen en la naturaleza.?

Uno de los lagos, llamado la piscina de champagne por sus constantes burbujas de di¨®xido de carbono, muestra un intenso naranja bajo el vapor; unos metros m¨¢s all¨¢ pasas junto a un verde fosforito que se degrada a simple vista en jirones a?iles y malvas. Las aguas m¨¢s profundas est¨¢n a 260 grados, pero en la superficie la temperatura no supera los 75, ya que se enfr¨ªa en contacto con el aire. Un gu¨ªa local explica que la paleta de colores se debe a la mezcla entre los metales geotermales (naranja), el ars¨¦nico (verde), el antimonio y el s¨ªlice (gris) de las orillas.

La clave de todo lo que ves est¨¢ bajo tierra o ha sido erosionado por el tiempo, como un antiguo volc¨¢n arcilloso que hoy se ha metamorfoseado en una laguna de barro. El borboteo constante de las pompas de lodo es m¨¢s relajante que el crepitar de una hoguera. A la salida de Wai-O-Tapu merece la pena el desv¨ªo hasta el g¨¦iser Lady Knox. Su erupci¨®n se provoca cada ma?ana a las 10.15 y alcanza la altura de un edificio de nueve plantas. El g¨¦iser fue descubierto por un grupo de prisioneros cuando, all¨¢ por 1900, no pudieron escoger mejor lugar para lavar su ropa.

En el mismo centro de Rotorua, junto a un lago de efluvios apenas soportables por las gaviotas, se encuentra el Spa Polynesian. Las instalaciones, con 130 a?os de historia, se alimentan de dos tipos distintos de aguas termales, minerales y alcalinas. Hay 26 piscinas al aire libre a distintas temperaturas y con distintas propiedades; aquella es buena para las afecciones respiratorias, la otra para la circulaci¨®n... Eso s¨ª, no son aptas para escrupulosos porque flotan en suspensi¨®n part¨ªculas no identificadas.

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