Caricias de mantarraya

Xuso Jones adora el Caribe. El cantante, que actualmente est¨¢ grabando su segundo disco, eligi¨® la Rep¨²blica Dominicana en su tercera escapada a la zona. ¡°Fue antes de que comenzara mi carrera musical, organic¨¦ un viaje que mezclaba ocio con compromiso¡±, cuenta Jones.

?Cu¨¢l era el plan?

Fuimos a colaborar en la reforma de un colegio en Hig¨¹ey; a trabajar, vamos. ?ramos un grupo de 10, con mi hermano, mis primos y unos amigos. Estuvimos viviendo unos d¨ªas como los dominicanos, no como turistas.

?Y qu¨¦ vio en la calle?

Me impactaron mucho las armer¨ªas. Hay tiendas que venden armas del mismo modo que un locutorio o un supermercado. Recorrer las calles de esa ciudad te mete de lleno en la realidad del pa¨ªs sin los adornos que ofrecen los hoteles a los extranjeros.

?Qu¨¦ se puede visitar en Hig¨¹ey?

Por ejemplo, la catedral de Nuestra Se?ora de la Altagracia. Es una de las iglesias m¨¢s importantes del pa¨ªs. Aunque es contempor¨¢nea, fue construida en 1971 y pertenece a la corriente del neoexpresionismo dominicano. La gente la venera y realiza peregrinaciones hasta ella. Es todo un santuario caribe?o. Dicen que su campanario tiene m¨¢s de 40 campanas.

?Tuvo tiempo de recorrer la isla?

Estuvimos un par de semanas trabajando y, despu¨¦s,otra de placer. Alquilamos varios coches y fuimos parando en diferentes pueblos. En cada lugar acab¨¢bamos conociendo a alguien y nos met¨ªamos en alg¨²n l¨ªo.

?Por ejemplo?

En una playa nos invitaron a tocar una mantarraya. Es la manta m¨¢s grande que existe y en esa zona hay muchas.?Aunque su picadura no es venenosa, s¨ª que tiene un gran aguij¨®n con pinta de ser muy doloroso. Es t¨ªpico nadar junto a ellas y acariciarlas.

?Accedieron?

No resistimos la tentaci¨®n. La cara superior del animal es muy ¨¢spera mientras que la inferior es suave. Cuando la tocamos nos dec¨ªan que nos relaj¨¢ramos, pero a m¨ª me cost¨® un poco. No dejaba de pensar en que si el animal se estresaba, me iba a picar. ¡°Tranquilo, hermano¡±, me dec¨ªan.

?Sinti¨® el aguijonazo?

Por suerte no pas¨® nada, pero fue una sensaci¨®n muy rara. Despu¨¦s de acariciarla, nos animaron a darnos un masaje con ella. ?Imag¨ªnate!

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