Hotel Zerupe, ventanas en el techo, paisajes en la pared

Bajo el cielo marino de Zarautz, donde la aristocracia de abolengo decimon¨®nico veraneaba con sombrillas, el arquitecto Joxe Mari Alkorta se ha hecho un hotelito de hormig¨®n, acero, vidrio y madera. Puro minimalismo industrial en el casco hist¨®rico de una localidad donde la leyenda sit¨²a la construcci¨®n de la nao Victoria, primera en dar la vuelta al mundo con Juan Sebasti¨¢n Elcano. Y donde hasta hace poco giraron los tornos y las bombas neum¨¢ticas de los antiguos garajes Goikoetxea. A fin de que esta estructura constructiva manufacturera no amedrentara a los nost¨¢lgicos de la rusticidad aut¨®ctona, el fot¨®grafo Jon Atxutegi fue contratado para imprimir ese bucolismo n¨¢utico, boscoso y celeste de Euskadi a trav¨¦s de grandes fotomurales trasl¨²cidos que seccionan las alcobas, los cuartos de ba?o y las estancias comunes del hotel.

Bajo el cielo es lo que significa Zerupe en vasco. La referencia no es balad¨ª, pues la experiencia aqu¨ª se resume en gozar del paisaje creado en sus 11 ¨²nicas habitaciones, ninguna parecida a la otra, todas sin ventanas, aunque dotadas de unos singulares lucernarios para ver el cielo desde las camas. Alguien criticar¨¢ sus estridencias coloristas, pero otros destacar¨¢n que las estridencias ac¨²sticas no tienen sitio con tanto hormig¨®n. Estos espacios son herm¨¦ticos, a prueba de motores. Sintonizan con la etiqueta Passivhaus de eficiencia energ¨¦tica y aislamiento total que el hotel luce.

Si la cu¨¢druple 1 aparece ambientada con las rocas que motean la playa de Zarautz, la doble 2 exhibe los toldos que la caracterizan en verano. La 3 deja ver los vi?edos de chacol¨ª. La 4, el famoso Rat¨®n de Getaria. La 5, los m¨¢stiles del puerto. La 6 se adentra por los hayedos circundantes. La 7 se asocia al invierno cant¨¢brico, igual que la 8, reflejo de su geolog¨ªa acantilada. La 9 proyecta la luz del faro de San Ant¨®n, encima del Rat¨®n. Finalmente, las triples 10 y 11 recuerdan el antiguo cargadero de minerales y los atardeceres marinos de la costa zarautzarra.

Alkorta le puso el l¨¢piz al establecimiento y ahora le pone tambi¨¦n el alma en la recepci¨®n. Sus hijas facilitan al hu¨¦sped toda suerte de claves para disfrutar del entorno. A la hora del desayuno, algunas elaboraciones caseras nos avisan de que, por encima del precio, comer aqu¨ª es cosa seria. Verdadera liturgia vasca.

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