Vive tu propio w¨¦stern en Montana
Vacaciones a lomos del caballo ¡®Velvet¡¯ en un rancho de uno de los territorios m¨¢s salvajes de Estados Unidos
El d¨ªa empieza muy temprano entre el canto de los p¨¢jaros y el relincho lejano de los caballos desde los corrales donde han sido llevados al amanecer por los wranglers (los vaqueros). Madrugar y en vacaciones. Pero las pr¨®ximas horas van a merecer la pena. Desayunamos todos juntos, los vaqueros de verdad y los de mentira, en el antiguo comedor de madera del rancho: huevos, caf¨¦, tostadas y mermeladas caseras. Los wranglers se van r¨¢pido a acondicionar a los caballos: los limpian, peinan sus crines, revisan sus cascos y, antes de que aparezcamos los hu¨¦spedes, los ensillan.
Velvet me espera, mi precioso caballo negro, peque?ito pero espabilado. Dice Shelly, la due?a del rancho, que tiene ¡°personalidad¡± y que yo tambi¨¦n. Haremos buen equipo y as¨ª es. El primer d¨ªa Shelly nos acompa?¨® hasta los corrales y, dependiendo de nuestra experiencia y car¨¢cter, nos design¨® un caballo, nuestro compa?ero para los pr¨®ximos d¨ªas. ¡°Hay un vac¨ªo entre el hombre y el caballo. Ese vac¨ªo ha de llenarse, por el uno o por el otro. Si no lo hace el jinete, lo har¨¢ el caballo. ?Entend¨¦is lo que quiero decir?¡±. ¡°Y si este no os gusta¡±, a?adi¨®, ¡°lo pod¨¦is cambiar¡±.
Pero yo a Velvet no lo cambio. He acertado. Uno de mis compa?eros de grupo lleva cinco a?os viniendo aqu¨ª y siempre monta al mismo caballo.
Cuando todos estamos listos, marchamos. Hay distintos niveles, y cada grupo va con un cowboy que nos acompa?a a recorrer las monta?as y praderas de Montana. A veces vamos juntos jinetes de varios niveles, y luego nos separamos. En mi nivel somos tres jinetes; mucho m¨¢s aut¨¦ntico y divertido. Entonces s¨ª que podemos galopar y galopar. Es fant¨¢stico, una sensaci¨®n de libertad absoluta. Cada d¨ªa es distinto, bosques, praderas inmensas de un verde vivo revestidas con el brillante color amarillo de la mostaza silvestre y salteadas de artemisas verdinegras y rojizas; colinas rocosas y el cielo interminable surcado de ¨¢guilas.
Cruzamos arroyos impetuosos y conjuntos de ¨¢lamos de corteza blanca. Nos internamos hacia la monta?a y, mientras nuestros caballos luchan ladera arriba, los ciervos levantan alarmados la cabeza y en cuatro saltos desaparecen de nuestra vista. La portentosa belleza de la Montana salvaje crea una impresi¨®n de quietud quim¨¦rica. Luego, fuera ya del bosque, descendemos al galope por la ladera contraria. Me siento el protagonista de un w¨¦stern aut¨¦ntico. Un d¨ªa fuimos a un r¨ªo que fluye al rev¨¦s. Los dem¨¢s trotaban por el centro, pero Velvet se neg¨®, era un poco exquisito.
Almorz¨¢bamos tirados en la pradera con nuestras botas de cowboy y sombreros esparcidos a nuestro alrededor, y los caballos pastando pl¨¢cidamente. Despu¨¦s, de vuelta a casa justo a tiempo para ducharse y descansar un rato, pues por la noche toca baile. La campana llama para la cena. Cenamos todos juntos otra vez, intercambiando experiencias y aventuras. Alguien se ha ca¨ªdo hoy del caballo, carcajadas y risas varias. Otros han visto un oso, un coyote. Acabamos y se empujan las mesas contra la pared. Vamos a aprender line dancing. Hombres y mujeres nos colocamos en dos l¨ªneas, un d¨ªa frente a frente y, otro d¨ªa, mirando en la misma direcci¨®n. De un viejo tocadiscos surgen las canciones country. A su comp¨¢s, repetimos la secuencia de pasos. No es tan simple como crees; no sabes si re¨ªr o llorar. Optas por lo primero.
El Sweet Grass Ranch pertenece a la misma familia desde hace seis generaciones. Se halla apartado en plena naturaleza, a 10 kil¨®metros de la carretera asfaltada, al pie de las Crazy Mountains (las monta?as locas), un ap¨¦ndice de las Rocosas, y a 60 kil¨®metros de Big Timber, el pueblo m¨¢s cercano.
Grandes extensiones
Pasar unas vacaciones en un working ranch (rancho de trabajo) en el Oeste americano es una opci¨®n cada vez m¨¢s popular en Estados Unidos, con gente venida de medio mundo. Los hay en varios Estados: Arizona, Colorado o Texas, pero ninguno es m¨¢s aut¨¦ntico que los de las tierras semisalvajes de Montana. El llamado Big Sky Country (el pa¨ªs del gran cielo) o Land of Shining Mountain (la tierra de la monta?a brillante) es uno de los Estados menos poblados de Estados Unidos: no llega al mill¨®n de habitantes para una extensi¨®n del 75% de la de Espa?a.
Es el lugar perfecto para vivir sue?os de cowboy y rememorar las pel¨ªculas de indios, vaqueros y buscadores de oro. Hay en este Estado una veintena de working ranches que reciben hu¨¦spedes en sus sencillas instalaciones, con habitaciones en el edificio principal del rancho o en caba?as simples pero limpias y c¨®modas. All¨ª te invitan a montar a caballo, a conducir las vacas de unos pastos a otros y a compartir las tareas diarias, am¨¦n de grandes momentos de sana diversi¨®n. No confundir con los ranchos hoteles donde no falta la piscina, el spa, las pistas de tenis, el restaurante gastron¨®mico e, incluso, el campo de golf.
A un working ranch se viene a participar y a disfrutar de las actividades propias de un rancho, tanto como se quiera. No suele haber televisi¨®n pero s¨ª conexi¨®n a Internet v¨ªa sat¨¦lite. Adem¨¢s de montar a caballo se puede caminar por la monta?a entre bosques, lagos, cascadas y r¨ªos. Todas las semanas suele haber un rodeo en alguna poblaci¨®n cercana y a 300 kil¨®metros al sur se halla el parque nacional de Yellowstone.
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
Desde Nueva York a los aeropuertos de Bozeman o Billings. Otra alternativa es el aeropuerto de Salt Lake City. Desde cualquiera de ellos en coche o autob¨²s a Big Timber.
Informaci¨®n
Oficina de turismo de Montana.
montanaworkingranches.com
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.