Un paseo por el bajo Manhattan
De la isla de Ellis a Chinatown y el puente de Brooklyn, ruta por una de las zonas m¨¢s vibrantes de Nueva York
En el extremo sur de Manhattan se concentran dos de los grandes iconos de este siglo: el dinero corriendo a raudales en el distrito financiero y el espacio que ocupaban las antiguas Torres Gemelas, cargado de simbolismo. Estamos en Lower Manhattan, con amplias vistas hacia el horizonte el r¨ªo Hudson y uno de los monumentos m¨¢s simb¨®licos de la ciudad, la Estatua de la Libertad. Recorrer esta parte de Nueva York (y disfrutarla) requiere algo de planificaci¨®n ¨Chay reservar las entradas en varias visitas, como Ellis Island o el One World Trade Center¨C y dos momentos diferentes: las horas laborables para experimentar la fren¨¦tica actividad de Wall Street y, cuando el d¨ªa se calma, la tranquilidad de la tarde para contemplar las casas de estilo federal, los templos neogriegos y los primeros rascacielos modernos de la zona.
Con buen tiempo hay que disfrutar del sol y las vistas del r¨ªo en el muelle 15 de South Street Seaport, o cruzar el puente de Brooklyn y admirar Lower Manhattan desde el otro lado del East River. Y para vivir la animaci¨®n nocturna hay que explorar los bares y restaurantes de Tribeca, previa reserva, eso s¨ª, para no llevarnos una sorpresa.
1 La dama de Nueva York
Estatua de la Libertad
Ir a Nueva York y no subir a la Estatua de la Libertad se podr¨ªa considerar un pecado. Desde su corona se contempla una de las ciudades m¨¢s grandes y poderosas del mundo, en una visita de un d¨ªa (que suele incluir la isla de Ellis). La dama de la libertad lleva mirando con severidad hacia la ¡°Europa menos favorecida¡± desde 1886. Apodada como la Madre de los Exiliados, advierte simb¨®licamente sobre las r¨ªgidas estructuras sociales del Viejo Mundo. Quienes reserven sus entradas con antelaci¨®n pueden subir los 354 escalones hasta la corona de la estatua y disfrutar pa asombrosa panor¨¢mica de la ciudad y el puerto. El acceso al mirador est¨¢ muy restringido y la ¨²nica manera de hacerlo es reservar la entrada con antelaci¨®n. Si no se consiguen entradas para la corona, tal vez tengamos m¨¢s suerte con las del pedestal, que tambi¨¦n ofrece vistas espectaculares. Y si no tenemos entradas, no pasa nada: todos los billetes de ferri a Liberty Island incluyen una entrada b¨¢sica a la zona, con circuitos guiados por los guardas, o con autogu¨ªa independientes.
2 Bienvenidos a Estados Unidos
La isla de Ellis
Esta isla es la puerta de entrada m¨¢s famosa (e hist¨®rica) a Estados Unidos, donde la desesperanza del Viejo Mundo se mezclaba con las promesas del Nuevo. Entre 1892 y 1924, m¨¢s de 12 millones de personas cargadas de sue?os pasaron por este centro de procesamiento de inmigrantes. Se calcula que un 40% de los estadounidenses tienen al menos un antepasado que fue atendido aqu¨ª. Tras una restauraci¨®n millonaria, el hist¨®rico edificio de la isla de Ellis reabri¨® al p¨²blico en 1990 como el Museo de la Inmigraci¨®n, que nos ofrece una versi¨®n moderna y dulcificada de la experiencia que vivieron los reci¨¦n llegados en ¨¦pocas pasadas.
La isla de Ellis forma parte de la visita a la Estatua de la Libertad, aunque en ninguna de ambos islotes hay muchas opciones para comer; es preferible llevarse un tentempi¨¦. De vuelta en Battery Park, merece la pena recorrer el paseo ribere?o hasta el puerto deportivo.
3 Distrito financiero y ¡®gourmet¡¯
Hudson Eats
Comer en el Distrito Financiero se ha convertido en una experiencia grata gracias al Brookfield Place y el Smorgasburg, perfectos complementos a locales m¨¢s consolidados como el North End Grill y el Shake Shack. En la zona financiera de Brookfield Place encontramos Hudson Eats, una moderna y elegante zona de restauraci¨®n. Con suelos de terrazo, encimeras de m¨¢rmol y ventanales con vistas al r¨ªo Hudson y Jersey, es un lugar muy de moda para disfrutar fastfood de calidad, desde sushi y tacos hasta ensaladas y hamburguesas, platos gourmet o sopa francesa de cebolla.
La segunda referencia interesante es el Seaport Smorgasburg, el mercado de alimentaci¨®n hipster de Brooklyn que ha cruzado el East River para aportar credibilidad local al tur¨ªstico South Street Seaport. De mayo a finales de septiembre est¨¢ de lo m¨¢s animado: hay que probar por ejemplo los s¨¢ndwiches de langosta o los bocadillos de ternera asado a fuego lento, al estilo tejano. Es un sitio genial para comer barato en el downtown.
M¨¢s al norte, en Tribeca, hay una serie de restaurantes de moda dirigidos por chefs famosos y una de las mejores panader¨ªas de Nueva York, con una curiosa ubicaci¨®n: Arcade Bakery. Un peque?o tesoro que ocupa el vest¨ªbulo abovedado de un edificio de oficinas de la d¨¦cada de 1920. Donde antes hab¨ªa un cajero, ahora hay un mostrador con magn¨ªficos panes reci¨¦n horneados, art¨ªsticos s¨¢ndwiches o pizzas con todo tipo de combinaciones. Incluso, se dice, los mejores cruasanes de almendra de la ciudad.
4 El rascacielos m¨¢s simb¨®lico
One World Trade Center
Sobre el perfil de la ciudad se eleva este brillante s¨ªmbolo del renacer de Lower Manhattan. Desde sus miradores hay unas vistas incre¨ªbles sobre la metr¨®poli y los estados vecinos. El One World Trade Center ocupa lo que se hab¨ªa convertido en un doloroso vac¨ªo en el perfil de Manhattan, y simboliza la determinaci¨®n y la resistencia de la ciudad. M¨¢s que un edificio alto, la torre es un gigante simb¨®lico. Para los amantes de NY es tambi¨¦n una nueva referencia para una panor¨¢mica urbana impactante e inolvidable. Es el edificio m¨¢s alto de EEUU y del hemisferio occidental y el cuarto m¨¢s alto del mundo, una torre de 104 plantas, cuyo observatorio, en las plantas 100 a 102 es el m¨¢s alto de la ciudad. Hay que reservar las entradas.
5 Espacio de homenaje
Monumento las v¨ªctimas del 11 de Septiembre
Reconvertido en uno de los enclaves m¨¢s impresionantes de Nueva York, este monumento realiza un emotivo homenaje a las v¨ªctimas del atentado terrorista del 2001. Los dos enormes estanques ¨Cbautizados como Reflejo de la ausencia¨C son un s¨ªmbolo de renovaci¨®n que recuerdan a los miles de desaparecidos. Rodeados por una plaza con 400 robles blancos, ocupan el lugar donde se levantaban las Torres Gemelas. Desde el borde, una cascada con un gran valor simb¨®lico cae desde m¨¢s de nueve metros sobre un hueco: empieza con cientos de peque?os chorros que se funden en un enorme torrente colectivo que culmina en un lento discurrir hacia el abismo. Los estanques, dise?ados por Michel Arad y Peter Walker, son impactantes y conmovedores, y est¨¢n rodeados por paneles de bronce con los nombres de los muertos en los atentados del 11 de septiembre del 2001 y del 26 de febrero de 1993 en el World Trade Center.
6 La escalera de los supervivientes
Museo del Memorial 11 de Septiembre
Entre los estanques del monumento se encuentra el evocador Memorial Museum, en cuyo interior se pueden conocer los tr¨¢gicos acontecimientos de aquel 11 de septiembre de 2001. El pabell¨®n de vidrio que da acceso al museo evoca una torre ca¨ªda y, ya dentro, un ascensor conduce al vest¨ªbulo principal subterr¨¢neo, situando a los visitantes bajo dos tridentes de acero, originalmente incrustados en los cimientos de la torre norte, que se mantuvieron en pie entre el mar de escombros, convirti¨¦ndose en un s¨ªmbolo de resistencia.
Los tridentes son solo dos de los m¨¢s de 10.300 objetos de la colecci¨®n del museo. Entre ellos, figura la escalera de Vesey Street, conocida como la escalera de los supervivientes, que permiti¨® a cientos de trabajadores huir del World Trade Center aquella ma?ana. En la base est¨¢ la conmovedora galer¨ªa In Memoriam, con sus paredes llenas de nombres y fotograf¨ªas de los fallecidos, pantallas t¨¢ctiles interactivas y un techo reflectante que arroja luz sobre las vidas de las v¨ªctimas. Su humanidad se ve reforzada por los numerosos objetos personales expuestos.
7 Una taberna colonial en Wall Street
Fraunces Tavern Museum
Uno de los sitios m¨¢s evocadores del distrito financiero es la Fraunces Tavern, una mezcla de museo y restaurante repartida en cinco estructuras de principios del siglo XVIII que rinde homenaje a los acontecimientos de 1783, cuando los brit¨¢nicos cedieron el control de Nueva York al final de la Guerra de Independencia. El edificio fue construido como residencia de lujo para la familia de un comerciante, pero en 1762 fue comprado por Samuel Fraunces, quien lo convirti¨® en una taberna conmemorativa de la historia del pa¨ªs durante el proceso independentista. En 1904 fue rehabilitado con un aspecto similar al que ten¨ªa en la ¨¦poca colonial, en el primer intento serio de conservaci¨®n hist¨®rica en Estados Unidos.
8 Tres paradas de foto
Federal Hall, la Bolsa y Trinity Church
Neoyorquinos y genuinamente americanos, hay tres puntos que merecen una parada en el ¨¢rea de Wall Street. Con sus reminiscencias griegas, Federal Hall es, en realidad, un museo dedicado a la ciudad de Nueva York. Preside la entrada la estatua de George Washington, que jur¨® aqu¨ª su cargo como primer presidente de Estados Unidos (el edificio ocupa el emplazamiento del ayuntamiento original de la ciudad).
Tambi¨¦n hay que detenerse ante la Bolsa de Nueva York, la m¨¢s famosa del mundo, y s¨ªmbolo del capitalismo americano. Tras su portentosa fachada de estilo rom¨¢nico, m¨¢s de mil millones de acciones cambian de mano cada d¨ªa, algo que no puede ver el p¨²blico visitante porque no se puede acceder al parqu¨¦ por motivos de seguridad.
El tercero edificio de esta trilog¨ªa es la Trinity Church, el edificio m¨¢s alto de Nueva York cuando fue construido (1846), con un campanario y una colorida vidriera sobre el altar. En el cementerio del templo yacen los restos de algunos personajes famosos, como Alexander Hamilton, uno de los Padres Fundadores de la naci¨®n. La iglesia es famosa por sus excelentes conciertos musicales.?
9 Maldiciones y bellas vistas
Puente de Brooklyn
Todo un s¨ªmbolo de la ciudad, fue el primer puente colgante de acero del mundo, y cuando se inaugur¨®, en 1883, la distancia de 486 metros entre sus dos pilares era la mayor de la historia. Aunque su construcci¨®n estuvo plagada de desastres, se convirti¨® en un magn¨ªfico ejemplo de dise?o urbano, inspirando a poetas, escritores y pintores.
El puente es peatonal y permite cruzar a pie de Manhattan a Brooklyn, paseo que regala una maravillosa vista del Lower Manhattan. El dise?ador del puente, John Roebling, no pudo disfrutar de esta vista ya que sufri¨® un accidente y muri¨® de t¨¦tanos antes de que comenzara a construirse. Fue su hijo Washington Roebling quien supervis¨® la construcci¨®n, que dur¨® 14 a?os, aunque tambi¨¦n con p¨¦sima fortuna: se da?¨® la espalda ayudando a excavar el lecho del r¨ªo para el pilar occidental y se pas¨® postrado en cama buena parte del tiempo de dur¨® la obra, supervisada entonces por su esposa Emily. Y a¨²n hubo una tragedia final: en junio de 1883, cuando el puente se abri¨® al tr¨¢nsito peatonal, alg¨²n gracioso grit¨® en medio de la multitud que la estructura se estaba cayendo al agua, lo que provoc¨® una estampida en la que 12 personas murieron aplastadas.
Atravesar a pie el gran puente de Brooklyn es un rito para neoyorquinos y visitantes, pero hay que tener cuidado de caminar como m¨¢ximo en fila de a dos para no chocar con los corredores y los ciclistas que circulan a toda velocidad. El reorrido apenas supera los dos kil¨®metros, pero hay que calcular una hora de recorrido en cada sentido para poder pararse y disfrutar tranquilamente de las vistas.
10 Las dos orillas del puente
De Chinatown a Dumbo
Al norte del acceso al puente en el lado de Manhattan est¨¢ Chinatown. Al otro lado, en Brookyn, se llega enseguida a Dumbo y al Brooklyn Bridge Park. Dumbo es un acr¨®nimo de su ubicaci¨®n: Down Under the Manhattan Bridge Overpass (debajo del paso elevado del puente de Manhattan), y aunque esta franja norte de Brooklyn situada junto al r¨ªo sol¨ªa tener usos industriales, ahora es territorio de pisos de lujo, tiendas de muebles y galer¨ªas de arte. En sus calles empedradas hay varios auditorios de gran prestigio y el Empire-Fulton Ferry State Park se asoma a la orilla del r¨ªo para ofrecer magn¨ªficas vistas de Manhattan.
11 Manhattan desde el tiovivo
Empire Fulton Ferry State Park
Al norte de Dumbo nos encontramos con un bonito parque, perfecto para pasear contemplando unas vistas inmejorables de Manhattan y el puente de Brooklyn. Junto al agua se sit¨²a el Jane¡¯s Carousel, un tiovivo original de 1922 magn¨ªficamente restaurado, y alojado en un pabell¨®n de cristal dise?ado por el arquitecto franc¨¦s Jean Nouvel, ganador del premio Pritzker de Arquitectura. Aqu¨ª tambi¨¦n encontraremos el Empire Stores & Tobacco Warehouse, un gran complejo de la Guerra de Secesi¨®n con restaurantes, tiendas y un teatro. Y si seguimos hacia el puente de Manhattan encontraremos otro muro de piedra, cuyas calles traseras, entre t¨ªpicos y neoyorquinos edificios de ladrillo, est¨¢n salpicadas de caf¨¦s, tiendas y almacenes del siglo XIX.
M¨¢s informaci¨®n en la gu¨ªa de Nueva York de Lonely Planet y en www.lonelyplanet.es
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