C¨®rdoba, sombras y espejos
Un paseo de cine y literatura conduce a palacios y plazas fascinantes en la ciudad andaluza
Estas l¨ªneas son una licencia po¨¦tica. Una ciudad posible surgida del montaje de la imaginaci¨®n sobre el plano de una C¨®rdoba inusual y del visionado de una pel¨ªcula que fue filmada aqu¨ª por su combinaci¨®n de hedonismo ¨¢rabe y constricci¨®n cat¨®lica. Agua y muro. Columnas omeyas y catedral cat¨®lica en el coraz¨®n de la Mezquita. Secreto y patio. Lo escondido y lo que queda m¨¢s all¨¢ de una muralla que a tramos es fantasmag¨®rica. Arrabal. L¨ªmite. Dentro y fuera. Lo tolerado y lo no tolerado. Met¨¢foras de sexualidad en La casa de las palomas (1972), de Claudio Guer¨ªn: recuerdo a Ornella Mutti, vestida de colegiala, en plano cenital, mientras atraviesa la encalada plaza de los Capuchinos, la que vigila el Cristo de los Faroles, que de noche da miedo. Este filme-fotonovela sobre el descubrimiento del sexo, represiones religiosas y la transgresi¨®n del tab¨² solo pod¨ªa rodarse en C¨®rdoba. Tambi¨¦n el rostro anguloso de Luc¨ªa Bos¨¦, otra de las int¨¦rpretes, podr¨ªa solaparse con las mujeres de Julio Romero de Torres, encerradas en su museo, en la plaza del Potro. En el filme aparece la Mezquita y la Casa de las Pavas, lugar de nacimiento de G¨®ngora, en la Juder¨ªa: es la casa de citas, regentada por Carmen de Lirio, en la que Ornella ?Mutti termina de perder la inocencia masacrando palomas.
El orden corintio
El pavimento de los 19 escalones de la Cuesta de Luj¨¢n est¨¢ formado por piedrecitas que dibujan formas geom¨¦tricas
Retomo ese plano cenital de la colegiala de uniforme atravesando la plaza de los Capuchinos, cabizbaja ante la mirada del Cristo terrible, y deambulo trazando una ancha circunferencia por esa parte de la ciudad a la que a veces el turista, m¨¢s perezoso, no llega porque el embelesamiento del patio de los Naranjos, del Alc¨¢zar de los Reyes Cristianos o del barrio de San Basilio es irresistible. Mosca y miel. Pero hay razones para ir m¨¢s all¨¢: desde la plaza de la Corredera, rectangular, enorme y porticada, salpicada de tabernas donde degustar flamenquines o rabo de toro, subimos hacia la calle de Capitulares, desde la que tenemos una hermosa visi¨®n del templo romano. La soterrada belleza de la C¨®rdoba romana brota en lugares como este. Las columnas de orden corintio nos recuerdan los a?os de instituto y nos devuelven, en un fulminante corte del montaje, hacia la bell¨ªsima plaza del Museo Arqueol¨®gico, que conserva restos de este cl¨¢sico lugar. Pero nosotros estamos ahora al lado del ayuntamiento, y frente a ¨¦l, a trav¨¦s de una portada barroca de m¨¢rmol con insinuantes columnas salom¨®nicas, entrevemos una rama de palmera y el fragmento de la c¨¢lida fachada de la iglesia de San Pablo, templo g¨®tico-mud¨¦jar, de soberbio roset¨®n. En el interior, contraluz. Es ilusionismo puro la sensaci¨®n de p¨®rtico que esconde otro p¨®rtico que esconde otro p¨®rtico. Una mise en abyme (reduplicaci¨®n de im¨¢genes) muy cordobesa, hacia el centro mismo del secreto. Los restos del claustro del desaparecido convento de San Pablo se contemplan al acceder a la Consejer¨ªa de Cultura. En la calle de Alfaros atenuamos ¡ªo no¡ª el impulso m¨ªstico, religioso y sexual tomando una cervecita en El Autom¨¢tico, que se pone interesante al caer la tarde.
Cerca del templo romano, la Cuesta de Luj¨¢n une las calles de San Fernando y de Ambrosio de Morales, que tiene fama de ser de las m¨¢s frescas de C¨®rdoba. La Cuesta de Luj¨¢n se transita a trav¨¦s de 19 escalones cuyo pavimento est¨¢ formado por piedrecitas que dibujan delicadas figuras geom¨¦tricas. Leo que la cuesta se abri¨® en el siglo XVI y que durante el XIX se conoci¨® por el nombre de Cuesta de los Gabachos: hab¨ªa tiendas de abanicos y paraguas regentadas por comerciantes franceses. Sobre la calle de Ambrosio de Morales se ubica el convento del Corpus Christi, que acoge la Fundaci¨®n Gala. All¨ª residen j¨®venes artistas que disfrutan de la tranquilidad y hermosura de los patios de cipreses, los talleres, la biblioteca, el refectorio¡ Existe una exposici¨®n permanente dedicada a Antonio Gala (cuyos escritos sobre C¨®rdoba acaban de ser seleccionados por la fil¨®loga Ana Padilla Mangas en un volumen publicado por la editorial Almuzara, C¨®rdoba de Gala); tambi¨¦n se celebran exposiciones temporales. Tras el muro encalado, la sobria y pol¨ªcroma fachada del convento con arcos pintados de ¨¢ngeles y figuras geom¨¦tricas. Las monjas se quejaban del ruido del teatro C¨®mico Principal, situado enfrente: el antiguo teatro de madera, totalmente rehabilitado, hoy es centro cultural y sede de la Filarm¨®nica.
En la calle de Alfonso XIII, pr¨®xima a las Tendillas, centro neur¨¢lgico de la C¨®rdoba comercial, hacemos tres paradas: en los vol¨²menes monumentales del IES Maim¨®nides, antigua casa palacio de los duques de Almod¨®var; en el C¨ªrculo de la Amistad, nacido en el XIX gracias a las inquietudes cultas ¡ªa la par que selectas¡ª de un grupo de burgueses. Para disfrutar de las ventajas del C¨ªrculo hay que asociarse, pero aun as¨ª vemos sus salas de grandes espejos, ara?as y cortinones que nos hacen salir del ambiente cr¨ªptico de La casa de las palomas e imaginar un baile a lo Sissi. La calle de Alfonso XIII se abre a la plaza de las Capuchinas, fresca y vegetal: el Obispo Osio, en forma de estatua, bendice a Ornella Mutti y nos perdona los pecados que cometeremos en la cercana taberna G¨®ngora. El at¨²n encebollado es nuestra perdici¨®n.
Marta Sanz es autora de la novela Clav¨ªcula (Anagrama).
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