Concierto en una piscina vac¨ªa de Berl¨ªn

El dise?o y las palabras ocupan un lugar muy alto en la lista de intereses de este cordob¨¦s, que coedita la revista Room Dise?o y es profesor de comunicaci¨®n escrita para dise?adores en la escuela IED. La m¨²sica electr¨®nica es otra de sus pasiones, y sus estancias en Berl¨ªn contribuyeron a que as¨ª fuese.

?Perdi¨® la cuenta de sus viajes a Berl¨ªn? He estado cuatro o cinco veces. Me iba un mes entero cada vez. Antes los alquileres eran muy baratos y all¨ª me plantaba, usando una especie de protoAirBnB, donde una familia te recib¨ªa y te daba las llaves de su piso antes de irse de vacaciones.

?Not¨® que la ciudad se iba llenando de turistas?

S¨ª, en 2005, que fue mi primer a?o, hab¨ªa menos forasteros. Despu¨¦s algunas zonas semiabandonadas donde hab¨ªa clubs y fiestas improvisadas iban sustituy¨¦ndose por grandes construcciones de lujo.

?Se aprendi¨® de memoria la ciudad?

Imposible: por un lado est¨¢n sus iconos permanentes como Alexanderplatz o el Museo de P¨¦rgamo, pero despu¨¦s est¨¢ ese Berl¨ªn subterr¨¢neo y menos conocido que se te va revelando en cada viaje.

Rev¨¦lenos a voces alguno de sus secretos.

Sin duda el Kit-Kat Club, ¨²nico en el mundo. Es un espacio de libertad absoluta. Como una bacanal romana en el siglo XXI, con DJs excelentes. Visitarlo te pone los chakras en la direcci¨®n correcta.

?Demasiado chunda-chunda en los clubs?

Nunca: en Berl¨ªn no hay m¨²sica fea. Hasta en las carnicer¨ªas suenan temas brillantes. La m¨²sica electr¨®nica es el adn de la ciudad.

Otro secreto m¨¢s, se lo ruego.

La antigua piscina cubierta Stattbad de Wedding. Una asociaci¨®n la reabri¨® para organizar exposiciones y conciertos, tanto de cl¨¢sica como de otros g¨¦neros. Lamentablemente, cerr¨® en 2015.

Menos mal que era un plan a cubierto. ?Le agobiaba la lluvia berlinesa? No especialmente. Hay que aprender a amar la climatolog¨ªa de Berl¨ªn. Yo iba en verano, pero llevaba siempre encima mi chubasquero. Aunque llueva, la ciudad est¨¢ ah¨ª para ti.