Set¨²bal, un paisaje muy portugu¨¦s
Playas al pie de la sierra de Arr¨¢bida y avistamiento de delfines en el estuario del Sado. Todo un hallazgo a 50 kil¨®metros de Lisboa para disfrutar con ostras y moscatel
Al oeste de Set¨²bal, de 135.000 habitantes, se extiende el parque natural de la Arr¨¢bida, con sus playas perfectas de arenas blancas: Albarquel, Comenda, Figueirinha, Galapos, Galapinhos, Coelho, Portinho da Arr¨¢bida¡ Mientras que al sur y al este lo hace el estuario del Sado, donde, adem¨¢s de 200 especies de aves, habita una colonia estable de delfines (alrededor de 30), algo ins¨®lito en una bah¨ªa portuaria europea. Claro que mayor misterio que esto es que un lugar as¨ª no sea un destino tur¨ªstico muy solicitado, ni la d¨¦cima parte que otros de los alrededores de Lisboa.
8.30 Azulejos y flamencos
El viajero que sabe se ahorra el desayuno del hotel y se toma el primer caf¨¦ en los bares del Mercado do Livramento (1), disfrutando del espect¨¢culo que ofrecen los puestos rebosantes de pescado todav¨ªa vivo y las paredes forradas con 5.700 azulejos historiados. Tambi¨¦n es buena hora esta para observar aves en el estuario del Sado. El sitio id¨®neo es el Moinho de Mar¨¦ da Mourisca (2), un molino de marea del siglo XVII mod¨¦licamente rehabilitado como centro de interpretaci¨®n de la reserva natural. Adem¨¢s del propio molino, con sus ocho piedras movidas por el agua embalsada durante la pleamar, hay observatorios, sendas, paseos en barco y una tienda de productos locales con una terraza en la orilla, perfecta para tomarse un queso cremoso de Azeit?o y una copa de moscatel roxo viendo c¨®mo los flamencos filtran con sus picos los lodos mareales.
10.00 En el refugio de Jackie
A las playas de la sierra de la Arr¨¢bida se puede ir en coche o con Aquataxi, que ofrece transporte privado en z¨®diacs. En la playa de Comenda (3), los que se aburren de tomar el sol fisgonean en un palacio abandonado donde Jacqueline Kennedy pas¨® una temporada alejada de los focos, cuando asesinaron a su marido. Otra playa entretenida es la de Portinho da Arr¨¢bida (4), donde se puede bucear en el islote Pedra da Anixa, visitar una fortaleza del siglo XVII que alberga un museo oceanogr¨¢fico y bajar a la cercana Lapa de Santa Margarida, una amplia gruta. Adem¨¢s, la empresa InArr¨¢bida organiza todo tipo de actividades en esta sierra litoral: kayak, stand up paddle, coasteering, espeleolog¨ªa, senderismo, bici de monta?a, parapente¡
12.00 Las columnas del convento
En el casco hist¨®rico, una parada recomendable es la visita al Antiguo Convento de Jes¨²s (5), una perla del estilo manuelino, con sus columnas torsas (con los fustes retorcidos) esculpidas en brecha, la preciosa piedra roja de la sierra de la Arr¨¢bida. Para ver el retablo renacentista que adornaba la iglesia, uno de los m¨¢s notables de Portugal, tenemos que acercarnos a la Galer¨ªa Municipal (6), donde ahora se exhibe.
13.00 Ostras para abrir boca
En pleno centro hist¨®rico est¨¢ De Pedra e Sal (7), un restaurante de moderno montaje, con cocina a la vista, cuya especialidad es la carne a la piedra de sal, aunque raro es el que no abre boca con unos chocos fritos (aut¨¦ntico vicio de los setu?balenses) y unas ostras cultivadas en el estuario del Sado. Dispone adem¨¢s de un cuidado albergue con habitaciones compartidas y suites. Quien prefiera algo m¨¢s r¨¢pido y ligero ir¨¢ a Moscatel de Set¨²bal Experiencie (8), una terraza situada en la plaza mayor, el Largo do Bocage, donde este vino dulce es el protagonista absoluto: pastel de bacalao con reducci¨®n de moscatel, helado de moscatel, mosquipinha¡
14.30 ¡®Golfinhos¡¯ a la vista
Con la panza llena apetece amodorrarse en uno de los barcos que salen a dar vueltas por la bah¨ªa desde el puerto deportivo (9). Pero la siesta dura poco, porque enseguida empiezan a verse golfinhos por doquier. Vertigem Azul y Nautur ofrecen paseos de tres horas por 30-35 euros, con un porcentaje de ¨¦xito de avistamiento de delfines del 96%. M¨¢s exclusivas son las rutas en velero de ? Vela (10), y cabr¨ªa pensar que tambi¨¦n menos estresantes para los delfines, pero viendo cu¨¢n alegremente surfean en la estela de los grandes ferris y cargueros que surcan la bah¨ªa no parece que nada de esto les afecte mucho.
17.00 Brindis con moscatel
Despu¨¦s del exitoso avistamiento, se impone brindar con alguno de los vinos de Set¨²bal, que son realmente buenos, sobre todo los moscateles (los hay blancos y tambi¨¦n roxos). En la zona existen 43 bodegas. La m¨¢s antigua (1833) y suntuosa es la de Jos¨¦ Mar¨ªa da Fonseca (11), que est¨¢ en Azeit?o, a 13 kil¨®metros de la ciudad. All¨ª el visitante enmudece dos veces: al ver las cubas centenarias de m¨¢s de 20.000 litros y al catar un moscatel excelso, cuya fermentaci¨®n ha sido detenida con arma?ac. La botella cuesta 20 euros, y a fe que los vale. Claro que si uno no es de paladar muy fino, con un moscatel Alambre, que sale por menos de la tercera parte, va que chuta.
20.00 El Museu do Choco
Tampoco es mal lugar para brindar (ni para ver atardecer) la terraza del castillo de San Felipe (12), una fortaleza de tiempos de Felipe II desde la que se domina a vista de gaviota la ciudad y la bah¨ªa. Dos o tres sagres heladas y ya es hora de cenar. Podemos comer pescado y marisco a la parrilla en el popular y siempre atestado O Novo 10 (13). O ir al estiloso Museu do Choco (14), que presume de servir el mejor choco frito de Set¨²bal. Este ¨²ltimo restaurante comparte edificio y decoraci¨®n con RM Guest House (15), un hotelito de dise?o inaugurado en 2016 con siete habitaciones inspiradas en el mundo de la moda. ?Que no queremos recogernos a¨²n?: pues justo enfrente tenemos la terraza m¨¢s alta y animada de la ciudad: Roof61 (avenida de Lu¨ªsa Todi, 61). Otra terraza nocturna que mola, con vistas al puerto pesquero, es la del bar Absurdo, que est¨¢ en la avenida de Jos¨¦ Mourinho, as¨ª llamada en honor al hijo m¨¢s famoso de la ciudad, el actual entrenador del Manchester United.
La terraza nocturna del bar Absurdo est¨¢ en la avenida de Jos¨¦ Mourinho, el entrenador que naci¨® en la ciudad
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