Amanecer en el lago Titicaca
De la peruana Puno a la boliviana Copacabana, un viaje a 4.000 metros de altura en busca de las ra¨ªces incas
Seg¨²n la mitolog¨ªa, de las espumas del lago Titicaca naci¨® Manco C¨¢pac, hijo del dios Sol y fundador de la cultura inca. Este mar de agua dulce ¡ªm¨¢s de 8.500 kil¨®metros cuadrados entre Per¨² y Bolivia¡ª a 3.812 metros de altura forma un paisaje fascinante con los Andes nevados como horizonte. Alrededor de esta gran l¨¢mina acu¨¢tica de color cobalto se sit¨²an la ciudad peruana de Puno y la boliviana Copacabana. El viaje entre ambas es una experiencia ¨²nica que da pie a conocer las costumbres ancestrales de la regi¨®n, disfrutar de emocionantes paisajes y profundizar en la civilizaci¨®n inca.
Puno
Aunque muchos consideran Puno un lugar de paso, no est¨¢ exento de encanto. A medio camino entre Arequipa y Cuzco, es un punto ideal para aclimatarse a la altura. Se halla a casi 4.000 metros de altitud y sus casas se arraciman en la orilla del lago. Destaca la catedral barroca construida por los jesuitas en el siglo XVIII que ocupa el centro de la plaza de Armas. Buenos restaurantes flanquean este cuadrado perfecto, por ejemplo Casa del Corregidor (Jir¨®n Destua, 576), en un antiguo palacio, y Mojsa (Jir¨®n de Lima, 635), que hace honor a su nombre con una comida peruana muy rica (mojsa significa delicioso en aimara). Desde la gran plaza hasta el parque Pino se extiende el Jir¨®n de Lima, la calle peatonal que es el centro neur¨¢lgico de la ciudad y donde se multiplican empresas tur¨ªsticas que organizan circuitos por los alrededores y cruceros por el lago Titicaca.
Del puerto de Puno zarpan los barcos que en media hora llegan a las islas de los uros, grandes plataformas flotantes de totora que ocupan comunidades de tres a cinco familias aimaras cuya subsistencia depende en la actualidad esencialmente del turismo. Se dice que sus ancestros fueron los primeros habitantes de la regi¨®n y que se refugiaron en estas islas huyendo de las incursiones b¨¦licas de los incas. Si se desea conocer mejor la vida en el Titicaca, es buena idea una excursi¨®n a la isla de Taquile, donde uno puede alojarse en casa de una familia local.
A media hora en barco de Puno, familias aimaras viven en grandes plataformas flotantes de totora
Copacabana
Desde Puno se llega en unas cinco horas en autob¨²s hasta Copacabana, un destino joven y repleto de restaurantes situado en el extremo de la pen¨ªnsula hom¨®nima. A orillas del lago Titicaca y flanqueada por dos colinas, la localidad se sit¨²a a 3.841 metros de altitud. Deambular por las calles y sentarse en una de las terrazas del puerto es muy agradable. Entre el mal de altura, las c¨¢lidas temperaturas y la buena comida, uno se imagina que podr¨ªa pasar largas temporadas en una ciudad cuya calma se rompe los fines de semana, cuando acuden centenares de coches para ser bendecidos frente a la catedral. All¨ª se monta un mercadillo de adornos para los veh¨ªcu?los. El templo, del siglo XVI y estilo morisco, alberga la talla de la Virgen de la Candelaria, llamada la Reina de Bolivia por el fervor que despierta.
La isla del Sol
Copacabana fue fundada por el inca T¨²pac Yupanqui para acoger a los peregrinos que deseaban visitar la isla del Sol, y hoy los barcos zarpan desde su puerto con el mismo destino. El viaje de 15 kil¨®metros dura una hora y media, y lo m¨¢s aconsejable es pasar como m¨ªnimo una noche en la isla para empaparse del ambiente m¨¢gico y de las luces deslumbrantes que regala la aurora. El puerto de Yumani es el punto m¨¢s habitual de desembarco. En la peque?a bah¨ªa hay establecimientos donde comprar agua y comer algo antes de emprender la subida a la zona donde se encuentran los alojamientos. Empinado se queda corto para describir el ascenso en vertical de las escalinatas (de uso obligado). A 4.000 metros de altitud, hay que tom¨¢rselo con mucha calma, ir parando en las tiendecitas que jalonan el camino, llevar agua y caramelos de hoja de coca y sentarse a menudo para contemplar el bell¨ªsimo paisaje que va quedando atr¨¢s. La isla, de orograf¨ªa accidentada y rocosa, mide unos 10 kil¨®metros de largo por 3 de ancho.
En la comunidad de Yumani hay ruinas incas como el templo de Pil?kokaina y la Fuente de la Vida, aunque las m¨¢s importantes est¨¢n al norte de la isla del Sol, en la comunidad de Chalapampa. Desde Yumani solo se puede acceder en bote o en una traves¨ªa de cuatro horas por un sendero que cruza la isla y que no es siempre transitable. El templo del Sol, la Roca Sagrada y la Mesa de las Ceremonias hablan de la importancia de este lugar en la cosmogon¨ªa inca. Desde Chalapampa se llega en lancha a la isla de la Luna.
El atardecer y el amanecer son los momentos clave en la isla del Sol, lugar en el que afirma la leyenda que el dios Viracocha cre¨® la humanidad tras el gran diluvio. Conviene alojarse en lo m¨¢s alto de Yumani y elegir una habitaci¨®n con grandes ventanales a la bah¨ªa para contemplar el espect¨¢cu?lo del sol asom¨¢ndose tras la cordillera Real, con sus cimas de nieve perpetua que alcanzan los 6.000 metros de altitud. En Yumani no hay alumbrado y el silencio es denso y profundo al caer la noche. Hay diversos restaurantes en los que sirven deliciosos productos de la zona, como asado de trucha reci¨¦n pescada en el lago, sopa y ensalada de quinua. Y en silencio absoluto se observa el firmamento que debi¨® inspirar a Viracocha.
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