10 rutas para vivir el parque nacional de Ordesa

Hace 10.000 a?os la mayor parte del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido era una joya sepultada bajo 500 metros de hielo. Una joya que los glaciares iban puliendo para poder mostrar hoy el espectacular resultado final: dos ca?ones (el de A?isclo es el mayor de los Pirineos), una garganta y dos valles glaciares; en realidad, cuatro arterias hidrogeol¨®gicas que se desparraman desde la cumbre del Monte Perdido (3.355 metros), eje y centro de este territorio aragon¨¦s.

La zona, declarada parque nacional el 16 de agosto de 1918 (en 1982 se ampli¨® hasta los l¨ªmites actuales), es patrimonio mundial, Reserva de la Biosfera y Geoparque, tiene 15.696 hect¨¢reas y est¨¢ dividida en cuatro sectores: Ordesa, el primero en ser protegido ese mismo a?o; A?isclo, a punto de ser inundado a principios de los a?os 80 para producir energ¨ªa el¨¦ctrica; Escua¨ªn y Pineta. Cada a?o, 600.000 personas acuden a visitarlos, sobre todo, por los colores de sus bosques, las impresionantes murallas de calizas grises y ocres que en algunos puntos, como en La Fraucata, en Ordesa, forman paredones de mil metros de altura y por el rumor de sus cascadas. El agua en superficie es solo el 20% de la que corre por el parque; el subsuelo alberga r¨ªos, decenas de kil¨®metros de galer¨ªas exploradas solo parcialmente y multitud de cavidades, algunas con lagos helados interiores, como la de Casteret, hoy cerrada con una verja.

El fuerte desnivel entre el punto m¨¢s bajo, la entrada de A?isclo a 750 metros, y la cima del Monte Perdido propicia una biodiversidad ¨²nica. Aqu¨ª vive la mitad de la flora del Pirineo, 1.400 especies vegetales. Casi todos los grandes ¨¢rboles est¨¢n representados, sobre todo hayas, abetos y pino negro (este ¨²ltimo, un superviviente nato que llega a 2.400 metros de altura). Por encima del bosque est¨¢n los pastos de monta?a (no es dif¨ªcil ver la flor de nieve) y el roquedo, y en la mism¨ªsima punta del Perdido, y solo en estas cumbres, el colmo de la supervivencia: sax¨ªfragas, silenes y androsaces aguantando entre las grietas. Hay variedades animales exclusivas de la cordillera ¡ªrana pirenaica en el valle de Otal, trit¨®n y lagartija (el bucardo, la cabra que solo viv¨ªa en Ordesa, desapareci¨® en 2000)¡ª y especies valios¨ªsimas como la perdiz nival, el urogallo o el buitre quebrantahuesos. Aunque no organiza rutas guiadas, el parque tiene 380 kil¨®metros de senderos se?alizados. Antes de recorrerlos, por ejemplo a trav¨¦s de las 10 rutas que recomendamos a continuaci¨®n, hay que saber que el tiempo puede cambiar muy r¨¢pido, y que el amanecer y el atardecer son los momentos m¨¢gicos, cuando el sol hace estallar en mil colores las paredes de caliza y arenisca.

Para familias

En coche. La forma m¨¢s r¨¢pida de hacerse una idea del parque es en coche. El recorrido puede empezar en Torla tomando el autob¨²s que sube a Ordesa para tener un primer encuentro con el ca?¨®n (la carretera est¨¢ cerrada a veh¨ªculos particulares en verano). De regreso, hay que ir a Vio por la carretera de Fanlo; su mirador ofrece la mejor vista de la inmensa grieta de 25 kil¨®metros que es el ca?¨®n de A?isclo, con las monta?as de 3.000 metros al fondo. Al pueblo de Tella conviene subir tambi¨¦n para ver la gran avenida formada por los plegamientos que atraviesa estas monta?as, desde la frontera con Francia hasta la garganta de Escua¨ªn. Y por Bielsa, finalmente, entrar en el valle glaciar de Pineta para asombrarse con la vertiente norte del Monte Perdido y la vista parcial de sus nieves eternas. Para este recorrido hay que calcular un d¨ªa.

Cinco miradores. Tambi¨¦n se puede ver el ca?¨®n de Ordesa desde lo alto sin caminar. Dos servicios de veh¨ªculos todoterreno, uno desde Torla y otro desde Ner¨ªn, realizan la ruta de los cinco miradores a 2.200 metros de altitud. En el caso de Ner¨ªn hay un autob¨²s a las 7.00 para quienes quieran caminar hasta el refugio de G¨®riz (dos horas) o continuar hasta la Brecha de Rolando, que da acceso al Circo de Gavarnie, en el lado franc¨¦s (tres horas de recorrido por alta monta?a desde el refugio).

Cascadas. Si somos de ponernos las botas, la excursi¨®n cl¨¢sica en Ordesa va desde la pradera (donde deja el autob¨²s) hasta la ¨²ltima cascada, la Cola de Caballo. Una pista primero y una senda despu¨¦s nos har¨¢n pasar por las cascadas de Arripas, El Estrecho y la Cueva, el bosque de hayas, las Gradas de Soaso y el circo del mismo nombre. Aqu¨ª abundan los sarrios (rebecos), m¨¢s visibles a primera hora de la ma?ana o por la tarde. Llegaremos cerca del Monte Perdido y de sus dos acompa?antes, el Cilindro y la Soum de Ramond. Unas tres horas de caminata, solo ida.

Hasta el puente de San ?rbez. En A?isclo, un recorrido muy sencillo de unos 45 minutos basta para hacerse una idea de lo que es este ca?¨®n. El coche se puede dejar en el aparcamiento de Ereta de Bi¨¦s y caminar hasta el puente de San ?rbez sobre el r¨ªo Bell¨®s, la ermita dedicada a este santo y regresar atravesando el r¨ªo Aso.

Garganta de Escua¨ªn. Para ver quebrantahuesos, lo mejor es ir a los miradores de Revilla en la garganta de Escua¨ªn; 30 minutos de marcha son suficientes para asomarse al barranco de Angon¨¦s y apreciar al fondo la magn¨ªfica cascada que brota de la roca, la surgencia del r¨ªo Yaga.

Pineta.En el valle glaciar colgado de La Larri, en Pineta, afloran las rocas m¨¢s antiguas del parque: pizarras y cuarcitas de la era primaria. Se puede recorrer en unas tres horas, con magn¨ªficas vistas del Monte Perdido y, si hay suerte, de marmotas silbando sobre las pe?as.

Para andarines

Faja de Pelay. Puestos a andar, las fajas del parque son la primera tentaci¨®n. Se trata de las cornisas que recorren las paredes a gran altura y que permiten el paso a condici¨®n de tener pie seguro. La m¨¢s asequible es, tal vez, la de Pelay, en Ordesa. Desde la pradera se remonta en unas dos horas la llamada Senda de los Cazadores, muy empinada y sinuosa, hasta el mirador de Calcilarruego (impresionante panorama a¨¦reo del valle y de las monta?as fronterizas con Francia). Sin perder altura se contin¨²a por la faja de Pelay hasta el circo de Soaso, para contemplar ejemplares de pino negro con rododendro y, probablemente, los sarrios. Se regresa por el fondo del valle. Unas siete horas, ida y vuelta.

El ca?¨®n de A?isclo

Es la joya de la corona de los ca?ones pirenaicos; recorrerlo es todo un reto. Al comienzo es como un invernadero: calor, humedad y vegetaci¨®n exuberante. En la Ripareta se ensancha y en Los Estrechos aparece de golpe el valle superior. Y un poco m¨¢s arriba, en las paredes de la Punta de las Olas, la Fon Blanca, el coraz¨®n de todo este territorio, seg¨²n el t¨¦cnico del parque Luis Marquina: es la gran surgencia por donde mana el agua filtrada desde el glaciar del Monte Perdido. Se requiere experiencia en monta?a y buena forma f¨ªsica: de cinco a seis horas de marcha, solo ida.

Balc¨®n de Pineta

Puestos a ser exigentes, asom¨¦monos al Balc¨®n de Pineta y al glaciar del Monte Perdido. Se parte del valle de Pineta, junto al parador, para atravesar un bosque de hayas y unas laderas repletas de helechos hasta acercarnos a la gran pendiente que sube al balc¨®n; un camino bien trazado ¨Ctallado en los a?os 40 para que los burros acarrearan material para la presa del lago helado¨C nos depositar¨¢ frente a la cara norte del Perdido, su glaciar y el lago. Paisaje alpino espectacular.?En el fondo de este valle, en otro tiempo cubierto por el hielo, se refugia la perdiz nival, en una zona de especial protecci¨®n (posibilidades de verla en oto?o). Imprescindible empezar a caminar muy temprano. De cuatro a cinco horas ida y 1.200 metros de desnivel.

Los rincones del director

El circo glaciar de Gurrundu¨¦, desconocido y solitario, en Escua¨ªn; los llanos de La Larri, en Pineta; A?isclo; y el bosque de las hayas y el camino de Turieto Bajo, en Ordesa, son los lugares preferidos del director del parque, Manuel Montes. Nos quedamos con el camino de Turieto, asequible y poco transitado. Arranca desde Torla, en el puente de la Glera, y avanza hasta alcanzar el GR11 y entrar en el parque. De camino a la pradera hay que admirar la cascada de Molinieto, el hayedo-abetal, las cascadas de Tamborrotera y Abetos.?Es la ruta utilizada durante siglos por los habitantes de Torla para subir al ca?¨®n. Dos horas ida con posible bajada en autob¨²s en verano.