Nueve faros gallegos para una ¨¦pica ruta costera
De la r¨ªa de Ribadeo a la de Ferrol, del Cant¨¢brico al Atl¨¢ntico, torres luminosas, miradores y caminos que descubren el fascinante litoral de la punta noroccidental de la Pen¨ªnsula

En la esquina noroccidental de la Pen¨ªnsula no solo se abrazan el oc¨¦ano Atl¨¢ntico y el mar Cant¨¢brico; tambi¨¦n la Mari?a Lucense y las comarcas coru?esas de Ortegal y Ferrolterra. Pocas rutas costeras son tan sensoriales como la que propicia la Galicia de los faros. Quiz¨¢s en ning¨²n litoral sean tan necesarios como aqu¨ª: de noche ayudan a la navegaci¨®n; de d¨ªa, bajo un sol que anuncia ya la primavera, son muchos los placeres que proporcionan estas torres entre las r¨ªas de Ribadeo y Ferrol. Quiz¨¢s una parte de su fascinaci¨®n se deba a sus ecosistemas: toda una celebraci¨®n de la naturaleza costera accesible por los caminos de servidumbre.
Anunciando la r¨ªa
Isla Pancha, Ribadeo (Lugo)
Quien cruce desde Asturias el puente de los Santos observar¨¢, al tomar la salida 506 ¡ªse?alizada, la Illa Pancha¡ª, un pe?asco vigilante en la boca occidental de la r¨ªa de Ribadeo. Lo que fue garita del atalayero y caseto de los pr¨¢cticos (marinos de la autoridad portuaria que asesoran al capit¨¢n en la maniobra de entrada y atraque en el puerto), hoy sirve de observatorio en forma de vieja pajarera de madera, sin cierres laterales. Delante se encuentra un banco perfecto para contemplar la l¨ªnea costera, mejor al atardecer, cuando crece la intriga por saber c¨®mo las nubes influir¨¢n en la textura de la luz.

Del faro original (de 1859) resta el edificio de planta cuadrada, esquinas pintadas de azul y tejado de pizarra a cuatro aguas; una baliza suple la linterna original. Muy a ras de tierra se yergue el faro de 1983, cil¨ªndrico, pintado con franjas negras y blancas. En abril, la planta invasora u?a de gato ti?e todo de rosa. El puente de hormig¨®n lleva a la isla, pero solo tienen llave el personal t¨¦cnico y los privilegiados inquilinos de los dos apartamentos de lujo Faro Isla Pancha (faroislapancha.es), el primer alojamiento abierto en Espa?a aprovechando antiguas viviendas fareras. Est¨¢ dotado con la ¨²ltima tecnolog¨ªa, si bien no es apto para todos los presupuestos: cuesta entre 200 y 400 euros para 4 o 8 personas, respectivamente. A 10 minutos se encuentra la playa de Las Catedrales.
Costa da Morte lucense
Punta Atalaya y?Punta?Roncadoira, Cervo y Xove (Lugo)
Por la pen¨ªnsula de San Cibrao/San Cipri¨¢n subimos al cerro que sirve de pedestal al faro de Punta Atalaya. Desde este punto se tendi¨® en 1849 la carretera de seis kil¨®metros que daba salida a la producci¨®n de Sargadelos (sargadelos.com), cuya f¨¢brica de porcelana es visitable.
Los valores paisaj¨ªsticos cobran importancia con el paseo y los miradores hacia la trinidad isle?a de Os Farall¨®ns, plantadas dos kil¨®metros mar adentro: Sombriza, A Baixa y O P¨¦ (El Pie). Visto que la primera es llana, producen la impresi¨®n de dualidad y no de tr¨ªo, tomando la apariencia de una tortuga. El faro de Punta Atalaya es doble. El primitivo (1864) dispone de torre de granito color gris claro, tejado achaparrado de pizarra a cuatro aguas y airosa linterna cil¨ªndrica de 1926 que remata su perfil con una veleta.

Bast¨® que abriera la factor¨ªa metal¨²rgica ¡ªactual Alcoa¡ª para que se erigiese la torre est¨¢ndar (1982), de aspecto m¨¢s pesado y menos est¨¦tico, con una franja negra en el fuste. El cercano Museo Provincial do Mar es un cabal compendio de huesos de ballena y conchas marinas.
No faltan buenas razones est¨¦ticas para recalar en el faro de Punta Roncadoira: escenario privilegiado (no hay ning¨²n otro edificio a la vista) que proyecta un negro y alargado l¨¢piz de sombra en un ambiente arquet¨ªpico de Galicia como son las monta?as gran¨ªticas salpicadas de matorral almohadillado de tojo, apoy¨¢ndose todo en un mar violento y escarpado. El vial de acceso es angosto.
Esta torre seriada de hormig¨®n (de 1986) muestra fuste circular para ofrecer la menor resistencia al viento, y un generador e¨®lico con forma de espiral refuerza los paneles solares. Todo el per¨ªmetro est¨¢ encintado con balaustrada. El top¨®nimo recoge la descripci¨®n de la orograf¨ªa: si golpea fuerte la marea, se escucha el roncar continuo del oleaje ¡ªde ah¨ª Roncadoira¡ª en una oquedad invisible desde nuestra posici¨®n (estamos a 80 metros de altura). A lo lejos, la isla de Sar¨®n, refugio de fauna alada, y a nuestro lado, el tr¨¢nsito de senderistas siguiendo la Ruta del Cant¨¢brico (150 kil¨®metros, entre el litoral lucense y coru?¨¦s).
Pasado Viveiro, el camino de servicio a la baliza del Fuci?o do Porco (O Vicedo) es un paseo imprescindible, si bien su gran afluencia pide ir fuera de temporada (ahora, por ejemplo).

Parteaguas
Estaca de Bares, Ma?¨®n (A Coru?a)
La finalizaci¨®n de la duod¨¦cima etapa de la Vuelta Ciclista a Espa?a 2018 supuso la mejora de la carretera a este faro legendario, al que se sumar¨¢ en breve un nuevo aparcamiento. El faro fue erigido en 1849 a instancias de las autoridades inglesas frente a la l¨ªnea que deslinda imaginariamente el Atl¨¢ntico del Cant¨¢brico. La Estaca presenta la peculiaridad de que puede atravesarse a pie su recinto farero, algo siempre excepcional. El aspecto del visitante que mira la enorme linterna aeromar¨ªtima y el encendido de la ¨®ptica de 250 mil¨ªmetros es el de un ni?o que descubre no ya un juguete, sino un engranaje m¨¢gico que lanza su haz de luz a 46 kil¨®metros de distancia. Decenas de visitantes bajan por la ladera. Junto al mirador situado en el solar que ocup¨® la sirena se encuentran los restos de un castro. Este cabo se circunnavega a luz vista, es decir, que en cuanto el navegante deja de ver el destello del faro debe ponerse a rezar.
Y en el ¨²ltimo punto adonde se llega c¨®modamente est¨¢ pintada en una roca la latitud (43? 47¡¯) de la punta m¨¢s boreal de la Pen¨ªnsula. Con marea baja aflora el estaqu¨ªn de Os Sig¨¹elos (Los que Siguen), vivero de percebes y naufragios. Conviene vestir siempre prenda de abrigo. Al regreso, se puede buscar el escondido merendero de Poniente. Quedar¨¢n por ver, juntos, los molinos de agua y la estaci¨®n ornitol¨®gica antes de bajar al coqueto puerto de Bares.

Belleza extrema
Cabo Ortegal, Cari?o (A Coru?a)
Si hay un faro en Espa?a donde la magia dialogue dram¨¢ticamente con el oc¨¦ano es el de Cabo Ortegal. Los ¨²ltimos 500 metros de carretera, que merecen cubrirse a pie, simulan un trampol¨ªn en el acantilado. Hallaremos aqu¨ª un compendio de rocas del manto ¡ªins¨®litas en la corteza terrestre¡ª que har¨¢n merecedoras a estas costas de la declaraci¨®n de geoparque (la Diputaci¨®n de A Coru?a y siete municipios de la zona trabajan en el proyecto para conseguirlo).
En Ortegal, lo que se pierde en empaque farero ¡ªuna torre estandarizada¡ª se gana en rotundidad paisaj¨ªstica, digna del s¨ªndrome de ?Stendhal, por la perspectiva escalonada de Os Aguill¨®ns. Ptolomeo catalog¨® en el siglo II estos islotes puntiagudos como Promontorium Trileucum (Los Tres Blancos), en alusi¨®n a la espuma que los ribetea. Al faro acuden percebeiros que toman el pulso del oleaje, dilucidando si jugarse o no la vida cosechando entre las rocas. Toda esta fiereza geol¨®gica pide olas dignas de una ciclog¨¦nesis explosiva. Al regreso es imperativo llenar las botellas en la fuente de San Xiao. En el bar Chiringuito San Xiao permanecen las fotos del naufragio del vapor Miramar (1918), cuyo pasaje salv¨® la vida gracias a los vecinos de Cari?o. En la casa rural Mui?o das Ca?otas (muinodascanotas.es), Vicente D¨ªaz aloja, alimenta y asesora al viajero.
Para valientes
Candieira, Cedeira (A Coru?a)
Lo que hace diferente a Candieira de cualquier otro faro es lo vertiginoso de su bajada a trav¨¦s de un acantilado deslumbrante, por ignoto, de la sierra de la Capelada. Hay que detenerse junto al mirador de Candieira, al que nos aproximamos caminando, para ascender luego a la estaci¨®n meteorol¨®gica del monte Purrido, mirador panor¨¢mico en s¨ª mismo.
El cartel de prohibido el paso a los coches ¡ªel mismo que advierte en los puertos pesqueros de que el seguro del veh¨ªculo no cubre contingencia alguna¡ª cuenta detr¨¢s con una explanada para quienes prefieren bajar a pie el ¨²ltimo kil¨®metro. Por aqu¨ª triscan cabras y pastan caballos semisalvajes, aunque la poblaci¨®n con mayor peso espec¨ªfico es la del reino alado. Al fondo, las olas rompen atronadoras contra rocas que llaman Los Gallos.
Parece surreal imaginarse el tr¨¢iler de 17 metros cargado con gu¨ªas telef¨®nicas de Hamburgo que en 2001 perdi¨® el rumbo frente a esta torre octogonal de 1950. Un curioso episodio que se sigue recordando hoy.
Faro Isla Pancha es el primer alojamiento abierto en Espa?a aprovechando antiguas viviendas fareras
Prisma en el cabo
Punta Frouxeira, Valdovi?o (A Coru?a)
Esta luz responde al Plan de Se?alizaci¨®n de 1985-1989, entre cuyos objetivos figuraba que un buque navegando a 22 kil¨®metros de la costa pudiera divisar dos faros como m¨ªnimo. Es tambi¨¦n ejemplo de cuando la climatolog¨ªa puede con la mano del hombre: este prominente fanal de geometr¨ªas puras, que busca un contraste con el desorden rocoso, requiri¨® en 2007 del cerramiento de tres de sus caras para protegerse de las filtraciones.
Su potente luz azulona es de tecnolog¨ªa led, implantada poco a poco en el mundo farero con bombillas de 100.000 horas de uso. Cuenta con ascensor, pero, como es costumbre, a los t¨¦cnicos no les gusta correr riesgos y prefieren usarlo como montacargas. Buscar junto al faro el espacioso t¨²nel que se estira en dos emplazamientos para bater¨ªas de costa, convertidos en balcones sobre la rompiente. Quien recuerde la pel¨ªcula La muerte y la doncella (1994), de Roman Polanski, reconocer¨¢ el v¨¦rtice rocoso en forma de Y (asfaltado solo durante el rodaje). La imagen brava acentuaba el dramatismo entre Sigourney Weaver y Ben Kingsley. Para visitarlo hay que abrigarse y no fiarse de la altura: una ola gigante golpe¨® en 2014 a 13 vecinos, engullendo a 3 de ellos.

Luces de Ferrolterra
Cabos Prior y Priori?o, Ferrol (A Coru?a)
Cabo Prior, en medio de un vasto panorama de paredes verticales, es siempre est¨ªmulo para la vista. La exigua altitud de la torre tiene una explicaci¨®n sencilla: la altura de la luz la aseguran los 107 metros de erizado de rocas del acantilado contra el cual, incluso si el tiempo es afable, el oc¨¦ano bate con inigualable furor. El aparato catadi¨®ptrico de 250 mil¨ªmetros (con bombilla de led) se observa dentro de la linterna cil¨ªndrica. Detr¨¢s est¨¢ la caseta que serv¨ªa de pozo de sal y que hac¨ªa de toma de tierra al pararrayos. Solo sin vendaval se aconseja caminar por los escalones irregulares que conducen a la antigua sirena. Subiendo a mano izquierda desde el faro se alcanzan enseguida las bater¨ªas costeras desartilladas.
Costeando en coche por la playa de Doni?os subimos al faro de Cabo Priori?o (1854). Rodeando la torre por su banda izquierda se evidencia el z¨®calo prism¨¢tico sobre el que se eleva el fuste troncopiramidal. Priori?o marca la aproximaci¨®n a la r¨ªa de Ferrol y a su base naval, mirando de hito en hito a la coru?esa Torre de H¨¦rcules.
Podremos entrar en las bater¨ªas costeras del siglo XVIII: una de ellas est¨¢ junto al faro; la otra, a 200 metros de distancia. La bater¨ªa de Punta Vi?as fue trasladada piedra a piedra al construirse el puerto exterior, que tanto desluce la costa ¨¢rtraba.
Ruta luminosa por 44 torres
Los faros siguen revisti¨¦ndose de una magn¨¦tica atracci¨®n. La flamante Ruta dos Faros de Galicia incorpora al itinerario por 44 torres luminosas de toda la costa gallega un valor a?adido de excursiones e informaci¨®n pr¨¢ctica en cada lugar. Para aprovechar el viaje por estos 1.300 kil¨®metros de costa, lo primero es descargar el mapa interactivo con dos itinerarios, de 1.175 kil¨®metros, seg¨²n se comience en A Guarda (Pontevedra) o Ribadeo (Lugo), los dos extremos de la costa galaica.
Entre las visitas se incorporan 50 paseos y una selecci¨®n de 100 lugares, m¨ªticos en su mayor¨ªa, propicios a los selfis. Destacan sin duda las actividades marineras: sea el carpintero de ribera de San Cipri¨¢n (Lugo), sean las redeiras de los puertos pesqueros de Cari?o (A Coru?a) y Burela (Lugo).
A los restaurantes que tienen una cocina basada en el uso de ingredientes de proximidad se suman servicios tur¨ªsticos, alojamiento e informaci¨®n seg¨²n el medio de transporte elegido; en este sentido destacan los cada vez m¨¢s abundantes y demandados aparcamientos de autocaravanas.
Ya que no pod¨ªa cumplir su sue?o de "dormir en un faro gallego escuchando en todo momento las gaviotas y las olas", Marta Rivadulla (de Santiago de Compostela, 45 a?os), far¨®fila empedernida, decidi¨® ir a conocerlos poco a poco. Ocho a?os lleva volcando sus experiencias viajeras en el blog farosdegalicia.wordpress.com.
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