Zamora, tapas y modernismo
La ¡®silla¡¯ de bacalao y el pincho moruno son dos bocados para probar en las barras de esta ciudad, a orillas del Duero, con m¨¢s de veinte iglesias rom¨¢nicas
Visitar Zamora es adentrarse en un t¨²nel del tiempo, el que representa el eje que discurre desde la R¨²a de los Francos, salpicada de iglesias rom¨¢nicas, hasta la calle de Santa Clara, donde se encuentran algunos de los edificios modernistas emblem¨¢ticos de la localidad. Con una poblaci¨®n de poco m¨¢s de 60.000 habitantes, la tranquilidad de las calles del casco hist¨®rico contrasta con el lleno total de los bares en las horas puntas del tapeo. La gastronom¨ªa en miniatura es un arte que se cultiva y que se manifiesta en los m¨¢s variopintos estilos: desde los tradicionales pinchos morunos hasta bocados m¨¢s rompedores como una suculenta silla de bacalao rebozado. Todos, eso s¨ª, maridados con un vino de Toro.
10.00 La fortaleza recuperada
El fr¨ªo zamorano en las primeras horas del d¨ªa requiere un desayuno cal¨®rico. Por ejemplo, unas aceitadas con su toque anisado, un bollo coscar¨®n y una ca?a zamorana. Luego, lo mejor es comenzar la ruta por el castillo?(1) (parque del Castillo). Reabierto en 2009, ofrece las mejores vistas sobre la catedral. En los alrededores se puede disfrutar un parque con esculturas de Baltasar Lobo. Un peque?o museo guarda algunas obras del artista local, como la serie que dedic¨® a la maternidad y la Cabeza de toro.
11.00 Una c¨²pula sin igual
A pocos metros del castillo se sit¨²a la catedral (2). De ella, lo primero que salta a la vista es la torre del Salvador ¡ªde 45 metros de altura¡ª y la c¨²pula gallonada de estilo bizantino, una de las pocas que existen en Espa?a. En el exterior, la portada del Obispo es la ¨²nica que se mantiene completa de las tres originales y en ella se pueden observar arquivoltas de estilo ¨¢rabe y una representaci¨®n bizantina de la Virgen. En el interior, lo m¨¢s destacado es el retablo mayor, que ha sido sustituido varias veces a lo largo de la historia. El actual es de Ventura Rodr¨ªguez.
12.00 Rom¨¢nico en estado puro
Desde la catedral, nuestro camino contin¨²a por la calle del Troncoso, una v¨ªa estrecha con altos muros de piedra que hacen de ella una de las m¨¢s fotog¨¦nicas del casco hist¨®rico. Tras unos pasos, desembocamos en el mirador del Troncoso (3), el perfecto balc¨®n al Duero, desde el que ver el puente rom¨¢nico. Con m¨¢s de una veintena de iglesias rom¨¢nicas esparcidas por sus calles, la visita a algunos de esos templos se hace pr¨¢cticamente obligatoria. En el de San Pedro y San Ildefonso (4) (plaza de San Ildefonso) hay que pararse delante de la Virgen del Amor Hermoso, una figura a la que se le cambian los pendientes dos veces al a?o. Si seguimos por la R¨²a de los Francos, podemos visitar la iglesia de Santa Mar¨ªa Magdalena (5) ¡ªuna de las m¨¢s bonitas y elegantes¡ª, en cuyo interior se encuentra un monumento funerario construido para la infanta Urraca de Portugal.
La estrecha calle del Troncoso, una de las m¨¢s fotog¨¦nicas de la ciudad, lleva a un mirador al r¨ªo Duero
Camino de la plaza Mayor nos encontramos con la estatua de Viriato (plaza de Viriato), dedicada al ilustre pastor lusitano, ganador de ocho batallas, representadas en las tiras de la bandera de Zamora. Se puede tomar algo en el parador (6) (plaza de Viriato, 5) y ver su espl¨¦ndido claustro.
14.00 Hora de comer
Es el momento perfecto para ir de pinchos. En Zamora, los hay tradicionales y arriesgados, simples y elaborados. A mediod¨ªa, dos de las zonas m¨¢s concurridas son las de Lobos y los alrededores de la plaza Mayor. En la primera se encuentran cl¨¢sicos como el Bamb¨² (7) (Alfonso de Castro, 3) y sus mejillones en salsa ¡ªlos llamados tiberios¡ª y el bar El Lobo (El Horno de San Torcuato, 1), con sus exitosos pinchos morunos. En la segunda, una de las barras menos tradicionales es la de Los Caprichos de Meneses (8) (plaza de San Miguel, 3), donde se puede probar un chupachups de foie o una silla de bacalao.
Antes de entrar en el siglo XIX accedemos a la iglesia rom¨¢nica de San Juan Bautista (9) (plaza Mayor) para ver los impresionantes arcos dise?ados por Gil de Onta?¨®n a posteriori y el impecable artesonado mud¨¦jar.
16.00 Camino hacia el modernismo
En la calle de Balborraz (10) se encuentran 2 de las 19 construcciones modernistas de Zamora: la casa Faustina Leirado, de 1910, y la de Mariano L¨®pez, de 1908. Hacia abajo desemboca en el r¨ªo Duero, muy cerca del puente rom¨¢nico, desde el que se puede (y se debe) cruzar a la otra orilla. La margen izquierda del r¨ªo es, sin lugar a duda, el mejor lugar para obtener una fant¨¢stica panor¨¢mica de la ciudad y ver con claridad la gran roca sobre la que se asienta. Ya de vuelta a la orilla inicial, se puede pasear en direcci¨®n a la avenida de Portugal y subir de nuevo hacia el centro.
18.00 Miradores y cari¨¢tides
La ruta modernista sigue en el parque de La Marina. Nada m¨¢s coger la calle de Santa Clara aparece la casa de Valent¨ªn Matilla (11) (Santa Clara, 31), del arquitecto catal¨¢n Francisco Ferriol, uno de los protagonistas del movimiento en la localidad. El otro fue Gregorio P¨¦rez Arribas, que firma otras construcciones en esa misma v¨ªa, como la casa de Francisco Ant¨®n (Santa Clara, 29), la casa de Valent¨ªn Guerra (Santa Clara, 19) y la casa de F¨¦lix Galarza (Santa Clara, 14). Tendremos que desviarnos un poco para llegar al Mercado de Abastos (12) (plaza del Mercado) y ver su inconfundible fachada de ladrillo, cristal y hierro.
El Casino (13) (Santa Clara, 2), con su fachada con cer¨¢micas de colores, constituye otro de los emblemas modernistas de la localidad y es, adem¨¢s, la sede del restaurante La Oronja. El recorrido arquitect¨®nico finaliza en la plaza de Sagasta, con varios edificios modernistas y eclecticistas, como la casa de Norberto Macho (14) (Sagasta, 3) y el edificio de las Cari¨¢tides, atribuido a Gregorio P¨¦rez-Arribas.
22.00 Tapeo en Herreros
La calle de los Herreros es el lugar de tapeo por excelencia hasta altas horas. Elegir entre tanta tasca puede ser dif¨ªcil, pero uno no fallar¨¢ con La Sal (15) (Herreros, 34), con unos deliciosos pinchos y quesos de la zona. Fuera de esta ¨¢rea, merece la pena pasarse por Pata Negra (16) (Pelayo, 40), cuyos pinchos acumulan premios y adeptos. Por ejemplo, el torito, un mini bocadillo de carne de vaca con una salsa secreta. Quien lo prueba, repite.
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