Junio de fiesta arco¨ªris en Nueva York
La ciudad se prepara para el desfile del World Pride y la conmemoraci¨®n de los 50 a?os de los disturbios de Stonewall. Del West Village a Hell¡¯s Kitchen, una ruta llena de orgullo
Cuando en la Nochevieja de 2018 Madonna hizo una aparici¨®n sorpresa en The Stonewall Inn, quiz¨¢ lo m¨¢s interesante no fue ver a una de las divas gay por excelencia sin ning¨²n tipo de posproducci¨®n, sino conocer al tipo de p¨²blico que un 31 de diciembre decide recibir el nuevo a?o en el que hace ahora 50 fue el escenario de las revueltas que marcaron el inicio del movimiento por los derechos de la comunidad LGTBIQ. Los clientes habituales del hist¨®rico local de Nueva York, en el n¨²mero 53 de Christopher Street, se alejan notablemente de la imagen estereotipada de la actual comunidad gay. Nada m¨¢s lejos de un cat¨¢logo de cuerpos tonificados y diversi¨®n acelerada. Madonna pill¨® in fraganti a los miembros de un santuario de tolerancia, de uni¨®n sentimental, de ¡°familia elegida¡± marcada por la diversidad y la aceptaci¨®n de todas las tonalidades del espectro sexual y racial. Medio siglo despu¨¦s, casi ajenos a sus propios logros o quiz¨¢ m¨¢s fieles a ellos de lo que el mundo ha llegado a entender. Verlos all¨¢ abrazados, emocionados y relajados supon¨ªa un viaje en el tiempo. A cuando el West Village, barrio que limita al este por Washington Square y al oeste por el r¨ªo Hudson, alumbraba una subcultura de la que muchos se declaran hoy nost¨¢lgicos.
El West Village neoyorquino, siempre marcado por su esp¨ªritu bohemio, se ha ido reinventando siguiendo las marejadas de la vida cultural del momento. Los c¨ªrculos literarios de mitad del siglo XX, con personalidades tan distintas como Truman Capote o James Baldwin; el avispero art¨ªstico que gener¨® la primera sede del Whitney Museum (ubicada hasta 1961 en la calle 8, entre la Quinta Avenida y la calle MacDougal), con Andy Warhol a la cabeza; la efervescencia musical interracial que gener¨® el jazz en el bajo Manhattan y que coexisti¨® con la llegada del rock-folk con Bob Dylan y compa?¨ªa. Y como consecuencia l¨®gica o como parte integrante de los c¨ªrculos intelectuales, la comunidad gay creci¨® al calor de esa bohemia.
El barrio ya hab¨ªa tenido locales de relativo ambiente tan a?ejos como el Pfaff¡¯s, abierto en 1855 y frecuentado por Walt Whitman, o Heterodoxy, que abri¨® en 1912 como club de mujeres ¡°no ortodoxas¡± (ambos ya desaparecidos). Pero con la d¨¦cada de 1960 lleg¨® la explosi¨®n. The Stone?wall Inn, con sus dos pisos y esa fachada de ladrillo, fue reconvertido por sus due?os en un bar de ambiente en 1965. A pocos metros estaba el piano bar The Duplex, que hab¨ªa abierto en 1950 y que tambi¨¦n fue llamando la atenci¨®n de los nuevos vecinos. Cruzando la S¨¦ptima Avenida, el Marie¡¯s Crisis complet¨® el tri¨¢ngulo de la reencarnaci¨®n del West Village: naci¨® en 1850 como burdel, se torn¨® speakeasy durante la ley seca, para acabar siendo refugio de cantantes de Broadway. El d¨ªa de las revueltas de Stonewall, la madrugada del 28 de junio de 1969, el griter¨ªo hizo que los p¨²blicos de estos locales se sumaran y agrandaran lo que, para muchos, originalmente hab¨ªa sido una pelea m¨¢s en las habituales redadas que la polic¨ªa llevaba a cabo contra la comunidad.
A pesar de que ya no centran la atenci¨®n en un barrio donde los turistas buscan desesperadamente la casa de Friends (en la esquina de Grove y Bedford) o la de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York (66 Perry Street), tanto The Stonewall como The Duplex y el Marie¡¯s Crisis siguen existiendo. En una ciudad en la que la rotaci¨®n de negocios es implacable, estos decanos de la oferta nocturna LGTBI siguen inc¨®lumes. The Stonewall Inn, si bien desapareci¨® en la d¨¦cada de 1970, resurgi¨® en los noventa como bar para p¨²blico general y volvi¨® a izar la bandera gay en 2007. No volver¨¢ a sufrir estas fluctuaciones: fue declarado monumento nacional en 2015 y, por tanto, es intocable. Frente a ¨¦l, en un peque?o parque triangular, ha sobrevivido a varios actos vand¨¢licos la escultura Gay Liberation, de George Segal: dos parejas, una de dos mujeres y otra de dos hombres, en actitud cari?osa. Y pese a su peso hist¨®rico, el local ofrece una programaci¨®n sin ambiciones en sus dimensiones tambi¨¦n modestas (noche de bingo los lunes, karaoke los mi¨¦rcoles, gog¨®s los domingos y drag queens jueves y viernes) y pasa un poco inadvertido frente a bares m¨¢s populares en la misma calle Christopher, como el combo ganador de billares, pimp¨®n y jazz que ofrece el Fat Cat.
El Marie¡¯s Crisis necesita animar sus tardes entre semana con una hap?py hour hasta las nueve de la noche, aunque luego extiende su encantadora atm¨®sfera musical hasta altas horas de la madrugada. Cuba Gooding Jr. o Patti Smith han sido vistos por all¨ª. Los s¨¢bados y domingos suele haber cola. Y si en el Stonewall habl¨¢bamos de dimensiones modestas, en este caso se trata de un sotanillo que casi pasa inadvertido en el n¨²mero 59 de Grove Street, a una manzana de la casa de Friends y en una calle que condensa varios de los mejores restaurantes del ¨¢rea, como el franc¨¦s Buvette o el italiano Via Carota. Finalmente, The Duplex cambi¨® de local, aunque solo cruz¨® la calle (ahora est¨¢ en el 61 de Christopher Street), y, m¨¢s all¨¢ del c¨¢ntico colectivo, destaca por su programaci¨®n de conciertos o espect¨¢culos.
Para completar el tour gay a?ejo por el West Village, la cuarta parada es el Julius, un bar que data de 1865 y que tuvo su gran momento hist¨®rico el 21 de abril de 1966. Tres a?os antes de las revueltas de Stonewall, la asociaci¨®n pionera en la lucha de los derechos de la comunidad LGTBI en Estados Unidos, la Mattachine Society, desafi¨® en la barra de este bar las leyes que prohib¨ªan servir alcohol a los homosexuales. El acto, considerado el primero de desobediencia civil del colectivo, se llam¨® Sip-in (algo as¨ª como tomar un trago) y qued¨® inmortalizado en una fotograf¨ªa que el local exhibe con orgullo y que tambi¨¦n retrata c¨®mo han cambiado los c¨®digos de vestuario desde entonces, pues la actividad nocturna estaba marcada por el traje y la corbata. Hoy, aunque mantiene su espl¨¦ndida barra original de madera, tiene las paredes colmadas de fotograf¨ªas y apareci¨® en la pel¨ªcula?Podr¨¢s perdonarme alg¨²n d¨ªa?, el Julius (159 W 10th St) se publicita no tanto por su peso hist¨®rico como por sus conocidas hamburguesas a precios tambi¨¦n de otra ¨¦poca (6 d¨®lares). Exactamente lo mismo que cuesta ahora el famoso cronut (croissant + donut) de Dominique Ansel, que en 2015 abri¨® a la vuelta de la esquina otra de sus exitosas pasteler¨ªas. ?Ah, c¨®mo hemos cambiado!
La playa de Fire Island
El West Village, en concreto el Stonewall, es desde hace 50 a?os parada obligatoria del desfile del Orgullo Gay de Nueva York. Pero la etiqueta de barrio gay se ha ido desplazando a medida que la comunidad iba siendo v¨ªctima o verdugo, o las dos cosas, de la gentrificaci¨®n. La gente pasea ahora m¨¢s por las boutiques de la calle Bleecker o por los reductos de la era dorada del jazz, con las sesiones en vivo del cl¨¢sico Blue Note a la cabeza. Recorrer la historia de la comunidad LGTBI de Nueva York ya es un acto casi de arqueolog¨ªa. Adem¨¢s, la comunidad creci¨® y necesit¨® m¨¢s espacio, por lo que fue empujando la frontera norte del West Village y fue calando en Chelsea, que entonces ten¨ªa todav¨ªa un fuerte sabor latino. Tambi¨¦n empez¨® a organizarse m¨¢s all¨¢ de lo nocturno, y ten¨ªa como centro social The Gay Center (208 W 13th St), que se mantiene como gran hemeroteca-biblioteca gay.
La vida nocturna, por su parte, se entreg¨® al hedonismo de la m¨²sica disco y el ¨¦xtasis lis¨¦rgico de los a?os setenta, cambiando el piano bar por la pista de baile de locales como Crisco o Mineshaft, el templo de la cultura leather que inspir¨® la pol¨¦mica pel¨ªcula Cruising, con Al Pacino. Ambos desaparecieron. Los veranos, todo se trasladaba a Fire Island, la estrech¨ªsima isla en la costa de Long Island donde no hay carreteras, sino caminos de madera y casas de dise?os espectaculares. Un destino que, a¨²n hoy, es un viaje liberador muy recomendable a dos horas en tren y ferri desde Penn Station. El desenfado, la diversi¨®n y la est¨¦tica gay que acab¨® imponi¨¦ndose datan de esos a?os, en los que el hombre homosexual (mayoritariamente blanco) acapar¨® el protagonismo y un estilo de vida epic¨²reo que, a veces, se filtraba al p¨²blico mayoritario, con el Studio 54 como m¨¢ximo ejemplo. Mientras, la causa lesbiana se afiliaba a las filas feministas, mucho m¨¢s pol¨ªticas.
La llegada del sida en 1981 trunc¨® la fiesta y la comunidad vir¨® de la intensa cultura del bar a la no menos intensa cultura del asociacionismo. Cerraron las saunas y los cuartos oscuros, pero emergi¨® Gay Men¡¯s ?Health Crisis como el gran basti¨®n para la lucha contra lo que fue originalmente llamado ¡°el c¨¢ncer rosa¡± y que revivi¨® la homofobia con virulencia. Creada por Larry Kramer como un simple tel¨¦fono de informaci¨®n desde su casa en Chelsea y retratada en el telefilme The Normal Heart, esta asociaci¨®n tiene hoy sus oficinas en la calle 38 y atiende a miles de personas con VIH y otras enfermedades cr¨®nicas. Tambi¨¦n, dado el corte moralista de la cobertura de la epidemia, naci¨® GLAAD (originalmente, Asociaci¨®n de Gais y Lesbianas contra la Difamaci¨®n), cuyas oficinas sobreviven en la calle 29. Ambas ejercen como verdadero lobby, adem¨¢s de seguir haciendo una labor admirable. La cultura disco, entonces, perdi¨® fuelle, si bien la cultura l¨¦sbica abri¨® en aquella ¨¦poca el que es su local m¨¢s veterano, el Henrietta Hudson (438 Hudson St), y, en 1994, abri¨® otro local recuperando la esencia de comunidad: el Cubbyhole (281 W 12th St), un espacio abigarrado con m¨¢s p¨²blico femenino que masculino. Adem¨¢s nacieron templos hedonistas del ¡°hombre busca hombre¡± como el Roxy o el Splash. El cierre de este ¨²ltimo en 2015, envestido tambi¨¦n por la llegada de las apps de contactos como Grindr o Scruff, fue el certificado de defunci¨®n de una ¨¦poca que ten¨ªa todav¨ªa m¨¢s nost¨¢lgicos que la anterior. Con su desaparici¨®n, para muchos lleg¨® el fin de los espacios p¨²blicos comunes para la comunidad gay y la gran victoria de la asimilaci¨®n con el mundo heterosexual. Hoy Chelsea se asocia tur¨ªsticamente m¨¢s con los tacos y la langosta del Chelsea Market (a pesar de que t¨¦cnicamente est¨¢ en el Meatpacking District) y vive asediado por la onda expansiva del parque High Line y los reci¨¦n estrenados Hudson Yards.
Hell¡¯s Kitchen
Asimilada o no, la comunidad ahora fluye por los cinco condados de la ciudad, y todas las capas temporales han dejado testigos en sus barrios originales, por lo que una ruta LGTBI por Nueva York puede tener much¨ªsimos enfoques. Hell¡¯s Kitchen es, probablemente, el nuevo barrio gay a la antigua usanza, si por ello se entiende una proliferaci¨®n de bares en un per¨ªmetro relativamente peque?o. Aunque algunos de los locales m¨¢s estimulantes se encuentran en otros barrios. Destaca en el Brooklyn profundo, el local House of Yes (2 Wyckoff Ave), una mezcla de tradici¨®n y vanguardia en la que caben puntuales fiestas roller disco (bailar con patines) o concursos de voguing que evocan los ballroom afrolatinos de los ochenta que Madonna llev¨® al p¨²blico general. El g¨¦nero fluido y la ruptura de la sexualidad binaria toman la escena de manera refrescante. Tambi¨¦n hay escena gay en Harlem (donde acaba de abrir una sede la cadena de bares gais Boxers) y en Queens, donde son ya veteranos Friends y Hombres en el barrio latino de Jackson Heights. Una oferta para todos los gustos que tambi¨¦n genera que, aunque el Orgullo Gay de Nueva York sigue siendo oficialmente el desfile del d¨ªa 30 de junio, merezca la pena acercarse a otros Orgullos como el Black Pride (del 13 al 18 de agosto), el Queer Pride (se celebra el mismo d¨ªa 30 en tono m¨¢s pol¨ªtico y rechaza todo apoyo empresarial-capitalista) o el Orgullo Gay de Queens, que se celebrar¨¢ el 2 de junio.
Mateo Sancho es autor de la novela ¡®Nueva York de un plumazo¡¯ (Roca Editorial).
World Pride y m¨¢s. Cinco citas en la agenda de junio
1. El desfile. El World Pride (que el a?o pasado se celebr¨® en Madrid) toca este 2019 en Nueva York. El desfile como tal ser¨¢ el 30 de junio. Comenzar¨¢ en Madison Square Park, en la calle 26, bajar¨¢ hasta Stonewall y volver¨¢ a subir por la S¨¦ptima Avenida hasta la calle 23, seguida de una actuaci¨®n en Times Square.
2. Criminal Queerness Festival. Nueva York celebra del 13 de junio al 6 de julio un festival de teatro con las mejores obras que reflexionan sobre el estado de los derechos civiles de la comunidad LGTBIQ.
3. La exposici¨®n 'Love & Resistance'. Para conmemorar los 50 a?os de Stonewall, la sede de la calle 42 de la biblioteca p¨²blica ha sacado de su interminable archivo im¨¢genes y documentos que representan la lucha por los derechos del colectivo. Abierto hasta el 13 de julio.?
4. Noche en el Jard¨ªn Bot¨¢nico. El 15 de junio, el jard¨ªn bot¨¢nico de Nueva York, en el Bronx, dedicar¨¢ una noche a lo m¨¢s florido de la comunidad LGTBIQ y, al hilo de su exposici¨®n sobre el artista brasile?o Roberto Burle Marx, ofrecer¨¢ samba, caipiri?as y los mejores DJ del pa¨ªs sudamericano.
5. El Youth Pride. Este festival est¨¢ pensado para menores de 21 a?os. Ser¨¢ el 29 de junio en Central Park, con actividades interactivas y actuaciones de Ava Max o DJ Nhandi.
Pistas para el turista arco¨ªris en Nueva York
- En Nueva York existe la red para hombres MMX de intercambio de masajes y clases de yoga. En vez de tomar una copa o ir a cenar, conversas mientras le quitan a uno las contracturas o tras una sesi¨®n de ejercicio.
- Para estar informado de los planes LGTBIQ en la ciudad estado?unidense, la newsletter de Gayletter es la manera m¨¢s amena de no perderse exposiciones, fiestas o estrenos de pel¨ªculas.
- Para los hombres, puede ser divertido asistir a una fiesta organizada por Lady Fag. Si bien la ¨¦poca disco est¨¢ un poco muerta, donde hubo fuego, cenizas quedan, y esta escritora y artista multidisciplinar propone cada 15 d¨ªas unas sesiones itinerantes estupendas y muy vistosas. Cuando la firma Balmain debut¨® en la Semana de la Moda de Nueva York, la contrat¨® para su fiesta.
- Para mujeres est¨¢n las fiestas de Hot Rabbit. Aunque el ocio l¨¦sbico siga gozando de menos visibilidad, no es por ello menos divertido y sorprendente. Las sesiones suceden dos viernes al mes (casi siempre en el local Drom del East Village). Para que abran las puertas hay que conocer la contrase?a correcta.
- En modo escapada queer, Fire Island es la opci¨®n m¨¢s obvia, pero si lo que apetece es una experiencia comunitaria con todo el espectro no binario, la opci¨®n est¨¢ en Jacob Riis Park, un arenal urbano de Queens, donde el p¨²blico se reconcentra en unos escasos metros y la belleza de la diversidad emerge en todo su esplendor.
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