Cop¨¢n, la ciudad de los reyes de piedra

M¨¢s informaci¨®n

Selva, caf¨¦ y guacamayos, la Costa Rica que inspir¨® al dise?ador Juan Duyos

10 rutas para caminar por encima de las copas de los ¨¢rboles

Guatemala entre cocodrilos y ruinas mayas

En Centroam¨¦rica se puede comprobar sobre el terreno la enorme riqueza arqueol¨®gica precolombina de todo el espacio mesoamericano. Si Tikal, en Guatemala, y Chich¨¦n Itz¨¢ y Palenque, en M¨¦xico, son lugares que atesoran algunas de las construcciones m¨¢s impresionantes de la civilizaci¨®n maya, Cop¨¢n, en Honduras, es sin duda uno de los centros ceremoniales, art¨ªsticos y cient¨ªficos m¨¢s importantes de esta antigua cultura prehisp¨¢nica, y m¨¢s concretamente de su periodo cl¨¢sico.

La ciudad-Estado de Cop¨¢n fue fundada en el siglo V y, por razones hasta hoy desconocidas, abandonada hacia el a?o 850. En su ¨¦poca de mayor prosperidad y esplendor llegaron a vivir en ella 30.000 personas. Como en la mayor parte de las ruinas mayas, est¨¢ excavado entre un 5% y un 10% de su extensi¨®n total; aun as¨ª, el conjunto del parque arqueol¨®gico, patrimonio mundial desde 1980, impresiona. El primero en quedar asombrado por el enigma y grandiosidad del lugar fue su propio descubridor, Diego Garc¨ªa de Palacio, quien en 1570, en una carta dirigida a Felipe II, describ¨ªa as¨ª el sitio: ¡°¡­?est¨¢n unas ruinas y vestijios de gran poblaci¨®n y de sobervios edificios, y tales que parece que en ning¨²n tiempo pudo haver, en tan b¨¢rbaro injenio como tienen los naturales de aquella provincia, edificios de tanta arte y suntuosidad¡­¡±. Aunque a lo largo del tiempo la descripci¨®n del conquistador espa?ol espole¨® la curiosidad de multitud de aventureros, no fue hasta 1839, con la llegada de los exploradores y dibujantes Frederick Catherwood y John Lloyd Stephens, que Cop¨¢n fue redescubierto como el importante enclave arqueol¨®gico que es hoy.

En la Gran Plaza

Cop¨¢n es un fabuloso conjunto de edificios residenciales, foros, juegos de pelota, templos, pasajes subterr¨¢neos y abigarradas estelas de piedra con formas org¨¢nicas. Se estima que sus restos se extienden en una superficie de casi 25 kil¨®metros cuadrados, aunque la visita se realiza en una zona que no sobrepasa un kil¨®metro. El yacimiento arqueol¨®gico est¨¢ dividido en diversas ¨¢reas grandes: la Gran Plaza o plaza de las Estelas, la Acr¨®polis, el Juego de Pelota y el conjunto del Cementerio.

La Gran Plaza es un enorme espacio p¨²blico en el que se celebraban los actos y rituales sociales y las observaciones astron¨®micas, y donde se encuentra la mayor parte de la estelas creadas a lo largo de los siglos: aut¨¦nticas memorias visuales esculpidas en alto relieve y en piedra volc¨¢nica que representan a los principales gobernantes de la larga historia de la ciudad-Estado y describen, en complejos glifos descifrados por el arque¨®logo ruso Yuri Kn¨®rosov, sus obras y logros. Miden entre tres y cinco metros, y una de ellas, la Estela H, est¨¢ considerada una de las m¨¢s bellas del mundo maya.

La Acr¨®polis era el lugar reservado a los gobernantes y hoy es donde se encuentran gran parte de los templos y monumentos, incluidos el Altar Q, la Escalinata de los Jerogl¨ªficos y el Templo de Rosalila. El Altar Q es el monumento m¨¢s importante de todo el lugar arqueol¨®gico, ya que representa a 16 de los 18 monarcas que gobernaron Cop¨¢n a lo largo de casi cinco siglos. La Escalinata de los Jerogl¨ªficos, con sus 10 metros de ancho y 63 escalones, es la mayor inscripci¨®n maya conocida, una cr¨®nica din¨¢stica que abarca del a?o 422 al 800.

El personaje m¨¢s importante de la historia de este lugar fue Uaxaclajuun Ub¡¯aah K¡¯awiil, su 13? gobernante, m¨¢s conocido como 18 Conejo, as¨ª denominado porque al ser identificado en un relieve su imagen hac¨ªa la n¨²mero 18 dentro y estaba junto a un animal que parec¨ªa un conejo. Muchas de las estelas y estructuras del yacimiento fueron ordenadas por 18 Conejo.

Situada en medio de un evocador paraje boscoso, en el entorno del ¨¢rea del parque se est¨¢ llevando a cabo un programa de reintroducci¨®n de la guacamaya roja (Ara chloropterus) que est¨¢ teniendo un evidente ¨¦xito. El vuelo de estas vistosas aves y sus inconfundibles graznidos, unidos a las sugerentes im¨¢genes de las enormes ceibas que, en simbiosis con la antigua ciudad, hunden sus ra¨ªces en las escalinatas de los templos, hacen que pasear por Cop¨¢n sea una evocadora y sugerente experiencia.

Seg¨²n H¨¦ctor Eliud Guerra, subdirector de Cop¨¢n Ruinas, cualquier visita quedar¨ªa incompleta sin conocer otros tres lugares. La primera visita para ponerse en situaci¨®n antes de empezar a ver todo lo dem¨¢s es el Museo Digital, que recrea en un tour virtual en 3D los asentamientos y la vida maya. Despu¨¦s el viajero deber¨ªa dirigirse al Museo de Arqueolog¨ªa, donde se re¨²nen multitud de objetos y utensilios mayas encontrados aqu¨ª. Y nunca pasar por alto el Museo de Escultura, probablemente el mayor exponente de la enorme riqueza arqueol¨®gica de Cop¨¢n. Alberga una impresionante colecci¨®n de m¨¢s de 3.000 piezas y fragmentos de templos de la c¨¦lebre ciudad-Estado, incluidas las reproducciones a tama?o real del famoso templo de Rosalila, del Altar Q y de diferentes estelas.

La Ruta Lenca

Si uno est¨¢ por la zona varios d¨ªas, merece la pena realizar un peque?o recorrido siguiendo la Ruta Lenca por los pueblos y lugares del entorno. En Santa Rosa de Cop¨¢n, con un interesante casco antiguo y casas de estilo colonial, se elaboran los afamados puros de La Flor de Cop¨¢n. Otro pueblo que merece la pena conocer es Gracias Lempira, con un inequ¨ªvoco aire colonial y que, adem¨¢s de un par de iglesias de inter¨¦s, conserva la fortaleza de San Crist¨®bal, que desde su elevada atalaya domina la poblaci¨®n.

La sequ¨ªa y la falta de rentabilidad de la agricultura de la zona han hecho que muchas mujeres lencas de las comunidades ind¨ªgenas pr¨®ximas a las poblaciones de La Esperanza y La Paz ¡ªpueblos tambi¨¦n de la ruta¡ª se hayan organizado en cooperativas que tejen art¨ªculos de vivos y caracter¨ªsticos dise?os y colores (manteles, chales, camisas, zapatillas¡­). Aunque para llegar a algunas de las aldeas lencas hay que recorrer varios kil¨®metros por pistas de tierra, merece la pena visitar sus telares y hablar con estas mujeres de coloridos huipiles, descendientes directas de los antiguas mayas. ¡°Los telares y los colores de las prendas han devuelto la vida y la alegr¨ªa a la familia¡±, cuenta Mar¨ªa F¨¦lix Rodr¨ªguez, una de estas emprendedoras ind¨ªgenas.