Est¨¢ usted en una calle protegida por el Carnaval de C¨¢diz
De tradici¨®n callejera y esp¨ªritu gamberro, la fiesta gaditana ha sido declarada bien de inter¨¦s cultural. Un recorrido por los escenarios clave para vivirlo
Un mundano cruce de calles, la puerta sacra de una iglesia barroca. La colosal portada de un palacete del siglo XVIII; una cutre y sencilla casapuerta. Cualquier rinc¨®n es susceptible de convertirse en el forillo de un espect¨¢culo tan divertido, transgresor y libre como el Carnaval de C¨¢diz. No hay mes de febrero en el que no disfrace cualquier plaza de la ciudad andaluza en un lugar intensamente vivido, pero este a?o ser¨¢ el primero en el que obrar¨¢ su alegre ritual como fiesta declarada bien de inter¨¦s cultural (BIC).
Del 20 de febrero al 1 de marzo (fechas oficiales) es el momento de comprobar que hay rincones de C¨¢diz tan indisolublemente unidos al Carnaval que ya son ¡°espacios culturales inherentes a la fiesta¡±. Barrios, plazas y calles que han pasado a estar protegidos como espacios en los que coros, chirigotas, cuartetos, comparsas y romanceros se citan ¡ªsin hora exacta ni convocatoria clara¡ª con un p¨²blico ¨¢vido de devorar humor. Esta es la ruta definitiva del Carnaval de C¨¢diz.
Gran Teatro Falla y su plaza
Los aficionados definen como ¡°templo del Carnaval¡± o ¡°casa de los ladrillos coloraos¡± al Gran Teatro Falla, bello edificio neomud¨¦jar de 1905. El principal espacio escenogr¨¢fico de C¨¢diz acoge el Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval, en el que este a?o batallan casi 160 candidatos en las modalidades de coros, chirigotas, comparsas y cuartetos. Del exterior destaca su portada de ladrillo visto y arcos de herradura. Del interior, el patio de butacas y su para¨ªso pintado en el techo. Sin embargo, cuando la fiesta arranca oficialmente, la vida en el teatro se desparrama hacia la calle. La plaza de Fragela, donde se ubica, es lugar de referencia para agrupaciones que utilizan las escaleras de la Facultad de Medicina como escenario.
Plaza de San Antonio
En un casco hist¨®rico de calles rectas y estrechas, la plaza de San Antonio, en la que se ley¨® la reci¨¦n proclamada Constituci¨®n espa?ola aquel 19 de marzo de 1812, lleva siglos abri¨¦ndose como lugar p¨²blico de esparcimiento. En Carnaval no es una excepci¨®n. Desde mediados del siglo XIX hay documentadas decoraciones y celebraciones por la fiesta. Hoy es visita obligada para el preg¨®n ¡ªque el pr¨®ximo 22 de febrero pronunciar¨¢ el cantaor David Palomar¡ª y para disfrutar de conciertos y degustaciones gastron¨®micas, como la Ostion¨¢. Cerca est¨¢ el Oratorio de San Felipe, un templo de planta el¨ªptica del siglo XVII y casa de aquella primera Carta Magna, cuya portada es el lugar escogido por muchas agrupaciones para cantar.
Barrio de La Vi?a
Alrededor del Mercado Central, en la plaza de la Libertad, se celebra el ic¨®nico Carrusel de Coros
No es casualidad que el epicentro del Carnaval coincida con La Vi?a, un barrio de casas populares al suroeste del casco hist¨®rico que debe su nombre a las cepas que poblaban la zona en el siglo XVIII. La plaza del Corral¨®n de los Carros y la calle de la Virgen de la Palma acogen celebraciones oficiales, como tablaos callejeros para actuaciones carnavalescas, carruseles de coros y degustaciones gastron¨®micas gratuitas. Pero el diablo se esconde en los detalles. Ojo a sus zaguanes y esquinas apartadas durante la noche ¡ªla plaza de los Capuchinos o la de Abreu¡ª, donde se citan las agrupaciones ilegales, las que salen a cantar por la calle pero no participan en el concurso oficial. La Vi?a es lugar para el buen tapeo, como los famosos chicharrones de Casa Manteca y las tortillitas de camarones de El Faro.
Barrio del P¨®pulo
Javier Ben¨ªtez lleva 30 a?os saliendo en agrupaciones callejeras. Este a?o su romancero se llamar¨¢ Las Greta de la Caleta. ¡°La calle lo es todo, la frescura y la improvisaci¨®n, pero con la norma no escrita del respeto y el buen rollo¡±, asegura este animador cultural y gestor de la tienda Usted Est¨¢ Aqu¨ª (Jos¨¦ del Toro, 12). ?l frecuenta el barrio del P¨®pulo, un recoleto y monumental entramado de calles estrechas y edificios como el palacio de la Casa del Almirante (del siglo XVII) o la iglesia de Santa Cruz (del XIII), que constituye el n¨²cleo medieval de C¨¢diz y ha pasado a ser BIC carnavalero gracias a la presencia de ilegales. La masificaci¨®n ha hecho que estas agrupaciones busquen refugio en lugares aleda?os, como la portada de la Casa de las Cadenas (edificio del XVII), la calle Ruiz de Bustamante o la plaza de las Canastas.
Mercado Central
La sucesi¨®n de columnas d¨®ricas abiertas al aire libre le dan aspecto de foro romano, pero el Mercado Central realmente es neocl¨¢sico. A su alrededor, en la plaza de la Libertad, se celebra el m¨¢s ic¨®nico evento del Carnaval: el Carrusel de Coros (primer y segundo domingo de Carnaval al mediod¨ªa). Esta es la zona m¨¢s m¨ªtica para los coros, pero C¨¢diz celebra otros carruseles durante los mediod¨ªas y las noches en otras localizaciones, como la plaza de la Mina o la de Candelaria. Los 45 componentes (m¨¢ximo) de cada agrupaci¨®n se suben en bateas ¡ªestructuras m¨®viles tiradas por tractores¡ª para cantar mientras se mueven por la plaza. Cerca est¨¢ la plaza de Topete o de las Flores, presidida por el edificio de Correos, cuya escalera es tambi¨¦n auditorio improvisado. O el palacio de los Marqueses de Reca?o (siglo XVIII), futuro museo de la fiesta y otro de los excelsos forillos de ilegales.
Plaza de la Candelaria
Muchas plazas de la ciudad surgieron tras la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal, en 1836. La de la Candelaria, cerca de la catedral, es una de ellas. La contemplaci¨®n del caser¨ªo que la circunda es un buen ejemplo de la arquitectura residencial del C¨¢diz del siglo XVIII. El Carnaval tambi¨¦n est¨¢ aqu¨ª presente, en una ¡°mezcla de patrimonio tangible y material con lo inmaterial¡±, seg¨²n lo define Ben¨ªtez. En La Candelaria tiene su sede la Pe?a Cultural La Estrella, de mediados del siglo XX, encargada de montar un tablao para actuaciones carnavalescas y de organizar una de las degustaciones gastron¨®micas gratuitas que abundan en la fiesta. Aqu¨ª se ubica tambi¨¦n el restaurante Caf¨¦ Royalty, refinado local de 1912 en el que degustar tapas, platos elaborados y otras opciones dulces.
Plaza de la Mina
Entre jardines del siglo XIX, el Carnaval se hace sentir en la plaza de la Mina con carruseles de coros. Es punto de encuentro para familias, y la cercana calle de Zorrilla ofrece opciones para tapear, como el restaurante Cumbres Mayores o el Balandro. Y de nuevo otro reaprovechamiento carnavalesco: las escalinatas del Museo Provincial sirven tanto de acceso al esplendor arqueol¨®gico gaditano ¡ªacoge piezas fenicias y romanas¡ª como para la actuaci¨®n de una agrupaci¨®n ilegal.
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