Este hotel huele a chocolate
Los hermanos Roca acaban de inaugurar en Girona Casa Cacao, un acogedor alojamiento y una chocolater¨ªa cien por cien artesanal, con obrador a la vista
Cuando los granos de cacao se tuestan en el obrador, el olor a chocolate sube por la escalera, convirtiendo Casa Cacao en un hotel que huele y sabe a este fruto. El nuevo proyecto de los hermanos Roca une la pasi¨®n de Jordi, el repostero, con un sue?o que acompa?aba a Anna Payet, esposa de Joan Roca, desde hace tiempo. Despu¨¦s de tres a?os de proyecto, la familia de El Celler de Can Roca acaba de abrir en el casco viejo de Girona un negocio muy dulce: una chocolater¨ªa con obrador a la vista y degustaci¨®n, junto a un hotel boutique con una terraza con vistas a su ciudad. Para Roca y Payet es la realizaci¨®n de un proyecto que se verbaliz¨® en una comida familiar, cogi¨® forma en la barra de su reconocido restaurante y se empez¨® a proyectar en la cocina de Can Roca, la casa matriz de la saga de hosteleros. Estos espacios de trabajo (y vida) son su ¡°sala de juntas¡±, cuenta Payet en una de las suites del hotel, donde muestra con pasi¨®n cada detalle del interiorismo, trabajado mano a mano con Sandra Tarruella Interioristas sobre el proyecto de Call¨ªs Mar¨¨s Arquitectes.
Desde la calle se puede ver el obrador y la elaboraci¨®n del chocolate partiendo del tostado del haba de cacao
Casa Cacao (casacacaogirona.com) est¨¢ situado en un edificio rehabilitado de la plaza de Catalunya que data de 1946, pero se sabe que originariamente es muy anterior, con vestigios hallados del siglo XVII. Adem¨¢s, el edificio de la antigua f¨¢brica de papel La Gerundense tuvo varios usos antes, funcion¨® como una cl¨ªnica de salud o una empresa de seguros. Tras dos a?os de rehabilitaci¨®n, lo m¨¢s antiguo que se ha conservado es la escalera, con sus pelda?os de piedra y la barandilla de hierro fundido, que sube desde la calidez del vest¨ªbulo hasta la luminosidad de la terraza. La recepci¨®n queda justo entre el obrador y la chocolater¨ªa, como se?a inquebrantable de que esto es un proyecto com¨²n. Nada m¨¢s llegar, el cliente puede ver a trav¨¦s de unas cristaleras c¨®mo se elabora el chocolate, a la vez que ya le embriaga la tentaci¨®n de la chocolater¨ªa, que tambi¨¦n se vislumbra por unos cristales.
La coherencia de materiales y colores recorre todos los espacios, de forma que el mismo mueble sirve de mostrador en el vest¨ªbulo y en la chocolater¨ªa y lo reencontramos en los ba?os de las habitaciones. Son 15 suites, que cuestan 250 y 300 euros por noche, distribuidas en cinco habitaciones por planta. Payet quiere que sus clientes ¡°se sientan como en casa¡±, y destaca el juego de texturas, adem¨¢s de los muebles de madera hechos a medida por un carpintero local, Buch; la piedra natural de Girona para las encimeras de los ba?os y los vasos y jaboneras del proyecto Roca Recicla, hechos a partir de botellas de vino desechadas de El Celler de Can Roca. Pr¨¢cticamente todo es de proveedores de la zona. Esta obstinaci¨®n por valorar lo que les rodea tambi¨¦n es evidente en la terraza, de uso exclusivo para hu¨¦spedes. Entre cipreses, buganvillas, lavanda, tomillo o romero, y con vistas del Barrio Viejo de Girona y el r¨ªo Onyar y la catedral en plano destacado, se sirven los desayunos creados por Joan Roca, con platos tradicionales reinterpretados como un capipota, adem¨¢s de los dulces de la chocolater¨ªa o fruta de temporada. La intenci¨®n es ofrecer ¡°un esmorzar de forquilla¡± (desayuno de tenedor), con el sello de calidad de su cocina triestrellada, enfatiza Joan Roca.
Rezuma calidad y confort sin ostentosidad, adem¨¢s de ofrecer una experiencia redonda a quienes viajan hasta Girona para comer en su restaurante. Los Roca son cercanos y esto se palpa en la chocolater¨ªa y en el obrador. Jordi Roca cuenta que las m¨¢quinas est¨¢n colocadas de tal manera que desde la calle se puede seguir el proceso de elaboraci¨®n del chocolate, que crea junto a Damian Allsop, su maestro repostero. Aqu¨ª se pone en valor cada origen, y de momento trabajan con seis: Per¨², Venezuela, Colombia, Ecuador, Rep¨²blica Dominicana y Bolivia. Roca aprendi¨® a hacer chocolate de forma autodidacta cuando un d¨ªa se pregunt¨® c¨®mo ser¨ªa elaborarlo desde el origen, desde la misma haba de cacao, en lugar de trabajar a partir de una pasta o cobertura, como es lo m¨¢s habitual.
¡®Bean to bar¡¯
As¨ª naci¨® su necesidad de conocer mejor el cultivo del cacao, para lo que viaj¨® primero a Per¨². All¨ª pudo conocer a las comunidades ind¨ªgenas awaj¨²n, en la Amazonia. ¡°Fue fascinante¡±, recuerda en el reci¨¦n estrenado obrador, donde ocho personas trabajan el producto en un proceso artesanal y purista que se conoce como bean to bar. En ese viaje conoci¨® la gen¨¦tica de los ¨¢rboles del cacao y c¨®mo se cultiva con t¨¦cnicas ancestrales para obtener el mejor fruto. Luego viaj¨® a Venezuela y a Ecuador para seguir empap¨¢ndose de la cultura del cacao. Hoy, desde su obrador de Girona, el peque?o de los Roca quiere ¡°hacer pedagog¨ªa del cacao¡±. ¡°Lo importante es el origen, no el porcentaje de cacao¡±, aclara. Casa Cacao lo compra a peque?os productores, a quienes se garantiza un precio justo. Esta es una parte importante de este movimiento, y lo que hace que sus tabletas, adem¨¢s de por su elaboraci¨®n artesanal, tengan un coste de unos 10 euros. Todos los dem¨¢s productos de la chocolater¨ªa, chocolate l¨ªquido y boller¨ªa, se elaboran con cacao de origen y la trazabilidad est¨¢ reflejada en la etiqueta. Adem¨¢s, el embalaje est¨¢ embellecido con un papel fabricado artesanalmente a partir de los desechos de los hilos de las habas en un peque?o taller del municipio barcelon¨¦s de Capellades.
Los Roca han cuidado hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle, y, por supuesto, lo primero que encontrar¨¢ el cliente en su mesilla de noche es un bomb¨®n. Y cada d¨ªa de un origen distinto, con sus diferentes notas de sabor, le sorprender¨¢.
Una experiencia redonda
Con el hotel Casa Cacao, los hermanos Roca se unen a la tendencia de llevar su propuesta gastron¨®mica m¨¢s all¨¢ de la mesa, ofreciendo una experiencia de hospedaje completa en su ciudad. Siguen as¨ª los pasos del chef Massimo Bottura en M¨®dena con Casa Maria Luigia o de To?o P¨¦rez con su hotel Atrio, en C¨¢ceres. Tambi¨¦n en Girona, el chef Paco P¨¦rez se ha convertido en hotelero con su Miramar Rooms, con el que alarga la experiencia de su restaurante hom¨®nimo en Llan?¨¤. Anna Payet, profesora en la Escuela de Hosteler¨ªa y Turismo de Girona y una de las alma mater del proyecto, reconoce que muchos clientes les hab¨ªan animado a abrir un hotel porque al viajar hasta Girona para comer en El Celler luego necesitaban un sitio donde dormir. Han tardado tres a?os, pero finalmente lo han hecho en el llamado Barri Vell. Eso s¨ª, ten¨ªan claro que deb¨ªa ser un hotel boutique, peque?o. "Quer¨ªamos recibir, hacer de anfitriones en nuestra casa", cuenta Payet, "como en las antiguas casas de hu¨¦spedes de los pueblos".
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