Descifrando El Escorial
El monasterio madrile?o nos desvela sus joyas y misterios. Un recorrido minucioso que se detiene en la magn¨ªfica biblioteca, sus jardines renacentistas y los sobrios aposentos de su art¨ªfice, el rey Felipe II

Ocurre con el monasterio de El Escorial y con el hombre que lo dot¨® de todo su significado, Felipe II, lo mismo que con el patriotismo espa?ol: para buena parte de una generaci¨®n elogiarlo parec¨ªa algo poco fino, de escasa sensibilidad democr¨¢tica. Formaba parte de un pa¨ªs obscuro al que no se quer¨ªa regresar. De hecho, Felipe II (1527-1598) nunca tuvo buena imagen, ni en su ¨¦poca, que domin¨® como nadie, ni ahora. Quiz¨¢s por eso, frente a la verdad hist¨®rica, la de un monarca sutil, paciente, poli¨¦drico, capaz de hablar con varias voces, pervive su otra cara, tambi¨¦n cierta, pero mucho m¨¢s banal, la del rey vestido de negro perpetuo, de car¨¢cter seco y hasta despectivo, la del hombre atrapado por la fe y las sombras de la soledad en los corredores infinitos del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Alguna vez esta desmesura ¡ª2.676 ventanas, 1.200 puertas, 88 fuentes, 16 patios y 89 escaleras¡ª se ha definido como ceremonial de piedra. 33.000 monumentales metros cuadrados, declarados patrimonio mundial en 1984, que tardaron unas tres d¨¦cadas en ser construidos.

La verdad es que los espa?oles, como les ocurre a los ciudadanos de otros pa¨ªses, tambi¨¦n necesitamos interpelar a nuestra patria, cuestionar los disparates cometidos en su nombre, aprender a lamernos las heridas y volver a defender con vehemencia nuestras ra¨ªces, nuestra pertenencia. La verdad es que el monarca m¨¢s poderoso de la historia fue un pr¨ªncipe del Renacimiento que hab¨ªa vivido en cuatro pa¨ªses, hablaba razonablemente otros tantos idiomas, escrib¨ªa bien ¡ªse comunicaba por cartas¡ª, amaba la m¨²sica ¡ªtocaba la vihuela, el la¨²d y el clavec¨ªn¡ª y estaba m¨¢s que interesado, imbuido, por la ciencia de la ¨¦poca, la astrolog¨ªa y la alquimia.
Basta darse un paseo por el Museo del Prado o el mismo Escorial para percibir la amplitud de su cultura: un protector de las artes, amigo de Tiziano, que muri¨® rodeado de 15 cuadros de El Bosco. Alguien que, en medio de la nada absoluta, eligi¨® en 1562 el emplazamiento de un inmenso edificio como contenedor de un monasterio, un palacio, un pante¨®n real (en el que est¨¢n enterrados casi todos los monarcas de Espa?a posteriores a Carlos V), un colegio, una bas¨ªlica, un hospital y una biblioteca. El solar estaba al pie de uno de los cerros sagrados de los celtas carpetanos, el monte Abantos (60 kil¨®metros al norte de Madrid), cuya fiesta, dedicada al dios Lugh, se celebraba en agosto, coincidiendo con la del martirio en la parrilla de San Lorenzo, el diacono romano originario de la Hispania Tarraconensis a quien, seg¨²n la tradici¨®n, el papa Sixto II entreg¨® el Santo Grial para que lo trasladara a la tierra de sus padres, Huesca, y fuera depositado en San Juan de la Pe?a, el santuario de los reyes navarros y aragoneses.
De modo que, a prop¨®sito de El Escorial, sumamos la conmemoraci¨®n de la batalla de San Quint¨ªn, a San Lorenzo, a los celtas y hasta el Santo Grial y seguimos sin acercarnos al n¨²cleo. Puede que Felipe II quisiera celebrar victorias y tuviera otras razones, pero su objetivo final era otro. Su enunciado es simple, bastan dos palabras: monarqu¨ªa universal. El sue?o transmitido como herencia por su padre, el emperador Carlos V, quien, tras el saco de Roma, alberg¨® la ambici¨®n imperial de unir a todos los hombres bajo la misma cabeza y la misma religi¨®n. El sue?o de la Contrarreforma. El sue?o de plasmar en piedra los principios de un sistema global administrado desde Espa?a y el Vaticano. El sue?o de levantar una bas¨ªlica cuyos muros y b¨®vedas contuvieran los n¨²meros, es decir, los s¨ªmbolos, de las grandes construcciones sagradas; de disponer una biblioteca donde se hiciera patente la met¨¢fora de un orden c¨®smico que conectara las leyes divinas con el saber acumulado. El sue?o del tr¨¢nsito de la Jerusal¨¦n celeste a la Jerusal¨¦n terrestre. Un edificio, en suma, tan emblem¨¢tico que significara para los cat¨®licos lo que el templo de Salom¨®n hab¨ªa significado para los hebreos.

Dicho y hecho. En 1562, el rey confi¨® al arquitecto Juan Bautista de Toledo el proyecto del monasterio ¡ªla traza universal¡ª, que continuar¨ªa Juan de Herrera. Y, unos a?os despu¨¦s, encarg¨® al jesuita Juan Bautista Villalpando que investigara en Roma la reconstrucci¨®n del templo de Jerusal¨¦n sobre la premisa de que fue dise?ado por Dios mismo. En otras palabras, si el templo de Salom¨®n conten¨ªa las reglas de la arquitectura revelada, su conocimiento nos permitir¨ªa deducir la arquitectura perfecta. La explicaci¨®n que elabor¨® Villalpando fue muy h¨¢bil, consegu¨ªa reconciliar el ingente caudal de cultura cl¨¢sica exhumado por los humanistas con la doctrina cristiana. Dios habr¨ªa creado el estilo cl¨¢sico para su templo de Jerusal¨¦n y desde all¨ª se propag¨® a Grecia y a Roma.
Tributo a Jerusal¨¦n
La idea de El Escorial como restablecimiento del templo de Jerusal¨¦n y de Felipe II como nuevo Salom¨®n era s¨®lida. Hasta hay un cuadro en la catedral de Gante con un retrato suyo caracterizado como tal. Ambos complejos arquitect¨®nicos comparten ideas esenciales, que, en el caso de El Escorial, se adecuan con la descripci¨®n del historiador romano Flavio Josefo del plano del templo y hasta del sello del anillo salom¨®nico. Tambi¨¦n se organizan con similar estructura: palacio, mausoleo y monasterio. Desde El Escorial nunca hubo el menor problema en reconocer el tributo al templo judaico; por ejemplo, en los frescos de la celda del prior con episodios de la vida de Salom¨®n y, sobre todo, por otra pintura situada en la b¨®veda del coro de la bas¨ªlica, Dios padre sentado sobre un objeto ins¨®lito, un hexaedro perfecto: un cubo. No puede ser casual. El recinto sagrado del tabern¨¢culo del templo de Jerusal¨¦n, el santa sanct¨®rum, era un cubo perfecto; la Kaaba de La Meca, ya saben, tambi¨¦n lo es.
Bastaba prestar atenci¨®n. Las explicaciones suenan redundantes tras cruzar la puerta del monasterio, cuando se accede al Patio de los Reyes, llamado as¨ª por las colosales efigies de los monarcas de Israel que presiden la fachada de la bas¨ªlica. Levantemos la vista, David y Salom¨®n, con coronas doradas, parecen invitarnos a ingresar en su templo, mientras que a la espalda, al otro lado del patio, se despliega la fachada del otro templo del monasterio, el dedicado al conocimiento: la biblioteca. ?Cabe una expresi¨®n m¨¢s clara del estilo del gran Renacimiento? Sonre¨ªmos, estamos recordando la absurda idea que propagaron con cierto ¨¦xito algunos humanistas italianos: el Renacimiento se habr¨ªa producido no porque Espa?a dominara Europa Occidental, sino ¡°a pesar¡± de que Espa?a estuviera al mando, imaginando que un gran movimiento cultural anterior a la revoluci¨®n burguesa, por primera y ¨²nica vez, se hubiera podido desarrollar al margen de la clase dirigente.

Ingresemos en la bas¨ªlica. Si fuera el D¨ªa de Todos los Santos, estar¨ªan desplegados los relicarios, los grandes armarios de los muros. M¨¢s de 6.000 reliquias en delicados contenedores ¡ªde plata, madera y piedras preciosas¡ª con formas muy variadas: cabezas, brazos, estuches piramidales, arquetas, etc¨¦tera. El mayor dep¨®sito de hombres santos de la Antig¨¹edad, la mayor¨ªa con certificado de origen, a menudo compradas personalmente por Felipe?II en sus viajes por Alemania, los Pa¨ªses Bajos o Italia. Objetos de poder para su protecci¨®n y la de su estirpe, como la lanza de Longinos que hiri¨® el costado de Cristo, protegi¨® a su padre en la batalla de M¨¹hlberg y retrat¨® Tiziano.
Felipe II se aferraba tanto a lo indecible ¡ªDios, la monarqu¨ªa universal¡ª como al fetichismo de lo concreto, las reliquias y los objetos esot¨¦ricos; un supersticioso que combinaba el inter¨¦s por la ciencia ¡ªla f¨ªsica, la astronom¨ªa¡ª con la alquimia, la cabal¨ªstica y el esoterismo. Seg¨²n parece, decidi¨® su vestimenta por influencia del Picatrix, un libro de magia y astrolog¨ªa del siglo XI, titulado en ¨¢rabe El prop¨®sito del sabio, donde se aconseja el color negro para atraer la influencia de Saturno, planeta de la inteligencia y la melancol¨ªa. Un detalle m¨¢s: el espejo m¨¢gico de obsidiana de origen azteca que Felipe II, durante su estancia en Londres, regal¨® al famoso mago y alquimista John Dee; se convirti¨® en el objeto m¨¢s preciado de este mientras recorr¨ªa las cortes de Europa espiando para Isabel I. ?Saben que John Dee firmaba sus informes a la reina como 007? El espejo se exhibe hoy con primor en el British Museum londinense.

La sacrist¨ªa de El Escorial est¨¢ hoy cerrada por razones enigm¨¢ticas, pero tiene una espl¨¦ndida b¨®veda, las paredes est¨¢n cubiertas de obras de Tiziano, Ribera y Luca Giordano, y culmina con un altar mayor construido con m¨¢rmoles, jaspes y bronce. En el centro, un extraordinario lienzo de Claudio Coello, a cuyo lado palidecen el resto de pinturas, act¨²a como espejo, pues muestra una escena que ocurri¨® aqu¨ª mismo: el traslado de la Sagrada Forma desde la sala de reliquias hasta un camar¨ªn situado detr¨¢s del cuadro. Una vez al a?o, el ¨²ltimo domingo de septiembre, se abre la sacrist¨ªa y se despliega la liturgia de la Contrarreforma: movida por poleas, la pieza de Claudio Coello desciende y desaparece, dejando en su lugar una joya, el Cristo dorado de Pietro Tacca y el altar que contiene la Sagrada Forma. No se lo pierdan, ya no quedan espect¨¢culos barrocos en Espa?a.
M¨¢s all¨¢ del monasterio
Teatro Real Coliseo de Carlos III
Casitas del Infante y del Pr¨ªncipe
Silla de Felipe II y bosque de la Herrer¨ªa
M¨¢s pistas oxigenantes
A pocos pasos del monasterio de El Escorial espera esta preciosa bombonera construida en el siglo XVIII siguiendo los modelos de los teatros barrocos franceses y napolitanos. Es uno de los teatros cubiertos m¨¢s antiguos que se conservan en Espa?a.?comunidad.madrid
En realidad, son palacios neocl¨¢sicos firmados por el arquitecto del Museo del Prado, Juan de Villanueva. La del Pr¨ªncipe, para el futuro Carlos IV, y la de su hermano Gabriel, llamada del Infante, concebida para albergar conciertos. Ambas est¨¢n rodeadas de magn¨ªficos jardines de inspiraci¨®n italiana, con cedros, pinsapos y secuoyas gigantes. Deben visitarse con gu¨ªa (5 euros). patrimonionacional.es
Desde este lugar Felipe II segu¨ªa el avance de las obras de El Escorial. Se accede por la M-505. La ruta es sencilla y contiene ermitas, cuevas, rincones de yedra, arroyos, fuentes y magn¨ªficos ejemplares de ¨¢rboles, como el arce de Montpellier.?patrimonionacional.es
Por ejemplo, los diversos caminos que se dirigen hacia el monte Abantos (1.753 metros), por encima de El Escorial. Otra posibilidad cercana, en la carretera que sube al puerto de Malag¨®n, es visitar el Arboreto Luis Ceballos, un centro de educaci¨®n ambiental con unas 250 especies diferentes de ¨¢rboles y arbustos aut¨®ctonos de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y Baleares.?arboretoluisceballos.blogspot.com
A pesar de lo sencillo que ser¨ªa sustituir alguna de las celos¨ªas por un vidrio, tampoco es posible contemplar ni el claustro de los Evangelistas ni su magn¨ªfico templete desde la galer¨ªa. De modo que nos internamos en las salas capitulares y la celda del prior para visitar la imponente colecci¨®n de pintura ¡ªVan der Weyden, El Bosco, Vel¨¢zquez, El Greco, Zurbar¨¢n, Tintoretto, Veron¨¦s, Van Dyck, entre otros grandes¡ª, y luego nos dejamos llevar entre los corredores hasta uno de los espacios m¨¢s hermosos del conjunto, la iglesia vieja, donde se confrontan la penumbra del espacio vac¨ªo con ¨®leos del mejor Tiziano, el maduro, el que no ten¨ªa nada que demostrar y ¡°ensuciaba¡± los colores en su b¨²squeda de las tonalidades sordas quebradas (apagadas), el que pintaba con lo que fuera menester, hasta con los dedos.

Despu¨¦s toca volver sobre nuestros pasos para saludar al crucifijo de tama?o natural de Benvenuto Cellini y cruzar, desde la bas¨ªlica, al otro templo del lugar: la biblioteca. Mientras atravesamos los pasillos de El Escorial, fijamos la mirada. S¨ª, aqu¨ª es posible sentir el silencio al que se refer¨ªa Rimbaud ¡ªj¡¯¨¦crivais des silences¡ª, no hay trama, no hay temas centrales, todo queda disuelto en secuencias. La biblioteca est¨¢ en un grandioso sal¨®n, ¨²nico, como el conocimiento, aunque sus miguelangelescos frescos del techo est¨¢n divididos en tramos para representar las diversas escalas del aprendizaje, la filosof¨ªa, la teolog¨ªa y las siete artes liberales. La idearon dos te¨®logos, consejeros del rey, vigilados de cerca por la Inquisici¨®n; Jos¨¦ de Sig¨¹enza, autor del programa iconogr¨¢fico, y Benito Arias Montano, el bibliotecario y fueron realizados por Pellegrino Tibaldi y sus colaboradores. Hay que detenerse en los frescos dedicados a los fil¨®sofos matem¨¢ticos, como los gimnosofistas y los pitag¨®ricos, que intentaban averiguar las cualidades del alma a trav¨¦s de los n¨²meros. Debajo de este c¨¢ntico a la geometr¨ªa sagrada, 40.000 vol¨²menes con los lomos invertidos.

Salgamos a los jardines. Dise?ados por Juan de Herrera sobre un enorme talud de piedra abierto a los campos castellanos, estaban cubiertos de flores, muchas medicinales, formando una serie de tapices que se comparaban con las alfombras de Estambul y Damasco. Deambulamos entre el Jard¨ªn Real, el de Frailes y el de Convalecientes entre ¨¢rboles frutales y perspectivas geom¨¦tricas de boj, recordando que se incorporaron 400 especies bot¨¢nicas tra¨ªdas de Am¨¦rica. Levantamos la vista para contemplar el edificio. Desde aqu¨ª se solapan las im¨¢genes del agua y los setos rectangulares contra la arquitectura lineal, hipn¨®tica, del conjunto.
Vayamos ahora a la casa del rey, a su palacio. Por el camino atravesamos la infinita Sala de las Batallas, con minuciosas descripciones de las victorias de los ej¨¦rcitos hispanos y verificamos la intuici¨®n: es cierto, todo el edificio es una met¨¢fora de Felipe II. Lo confirman sus aposentos, ¨ªntimos, modestos, sin el menor aspaviento, excepto por las paredes: acuarelas de Durero y ¨®leos de Patinir. Y eso que faltan las joyas de Tiziano y El Bosco, cuya Mesa de los pecados capitales (1505-1510) estaba junto a la cama y que actualmente se exhibe en el Prado. Todo un programa.
Nos despedimos imagin¨¢ndole en sus ¨²ltimas jornadas, aquejado de gota, oyendo misa piadosamente desde el lecho. Era su ¨²ltimo privilegio, la ventana de su dormitorio est¨¢ situada sobre el altar mayor de la bas¨ªlica. Es un anciano cadav¨¦rico que se pudre con lentitud, al que rociaban de vinagre para tolerar el hedor. Tiene la mirada fija en las esculturas doradas que retratan a su padre y a su familia de rodillas, orando; ¨¦l parece musitar con anticipaci¨®n uno de los antipoemas de Nicanor Parra: ¡°Todo se redujo a la nada y de la nada va quedando poco¡±.
Mantel y descanso
Horarios y tarifas
Comer
El Charol¨¦s
Club de Golf La Herrer¨ªa
Restaurante Horizontal
Croch¨¦ Cafet¨ªn
Dormir
Posada de Don Jaime
San Lorenzo Suites
Exe Victoria Palace
De octubre a marzo, el monasterio y el palacio abren al p¨²blico hasta las 18.00 (de abril a septiembre el horario se ampl¨ªa hasta las 20.00). Entrada: 12 euros por persona. patrimonionacional.es
Un cl¨¢sico. Salas con paredes de granito y techos con vigas de madera del siglo XVI. Gran cocido. 30 euros. charolesrestaurante.com
Magn¨ªficas vistas. Buen men¨² diario (16 euros) y ricos cocidos y arroces. golfmadridlaherreria.com
Ubicado en las estribaciones del monte Abantos. Buenas carnes a la parrilla (25 euros). restaurantehorizontal.com
Decorado como los viejos caf¨¦s de principios del siglo XX, amplia carta de c¨®cteles, helados y tablas de picoteo. crochecafetin.com
Ocupa una villa enclavada en el centro de El Escorial. Buenas vistas. Confortable. 40 euros. posadadonjaime.es
A 600 metros del monasterio, un hotel boutique con suites acogedoras. 50 euros. sanlorenzosuites.com
Alojado en un palacio del siglo XVIII, un hotel cl¨¢sico bien renovado casi enfrente del monasterio. 90 euros. exehotels.com
Pedro Jes¨²s Fern¨¢ndez es autor de la novela ¡®Pe¨®n de rey¡¯.
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