Nuevo Bazt¨¢n, un paseo churrigueresco
El estilo barroco de Jos¨¦ Benito de Churriguera luce en el pueblo madrile?o. Un paseo por sus calles y una excursi¨®n hasta la cercana Olmeda de las Fuentes
Parece un espejismo en la meseta castellana: la c¨²pula de la iglesia de San Francisco Javier de Nuevo Bazt¨¢n se alza detr¨¢s de la arboleda y el cambio de paisaje nos saca del letargo. Unos 46 kil¨®metros al este de la capital, tras surcar campos de trigo, llanos de tierra rojiza y ligeras ondulaciones con pasillos de olivos, resplandece la piedra caliza color ocre. No parece Madrid, se oye decir a los visitantes. Este lugar suena a pueblo del norte¡ Al acercarnos, desde la plaza principal del pueblo, se puede admirar la fachada sobria del viejo palacio con forma de alc¨¢zar, sus torres y la iglesia. Nos circundan casas bajas de la misma piedra antigua. Esta primera postal despierta la curiosidad: ?por qu¨¦ es tan diferente a los dem¨¢s pueblos de la Alcarria madrile?a?
Nuevo Bazt¨¢n da cuenta de un singular experimento de repoblaci¨®n rural en el XVIII
Nuevo Bazt¨¢n se encuentra en la misma cuenca del Henares, pero apartado de las principales autov¨ªas que establecen la l¨ªnea de fuga urban¨ªstica de las grandes ciudades. Su trazado, en damero ¡ªcon calles en ¨¢ngulo recto que crean manzanas rectangulares¡ª, da cuenta de un singular experimento de repoblaci¨®n rural en la era moderna. Su fundador fue Juan de Goyeneche, un empresario navarro nacido en el valle del Baztan, que, entre 1709 y 1713, erigi¨® aqu¨ª una ciudad fabril capaz de abastecer al reino de mercanc¨ªas de lujo. Tesorero de la Casa Real, Goyeneche aspiraba a fomentar la industria nacional, al tiempo que dinamizaba la Espa?a vac¨ªa, en una localizaci¨®n sobre la ruta al puerto de Valencia, desde donde saldr¨ªan los productos hacia el mercado exterior. Habituado a financiar las empresas de una corte en horas bajas, segu¨ªa las ideas de Jean Baptiste-Colbert (1619-1683), ministro del rey Luis XIV y art¨ªfice de un plan de desarrollo basado en el monopolio ?real. Hacer nacer en el p¨¢ramo una ciudad fue la idea para la que Goyeneche cont¨® con el talento de su admirado amigo, el maestro de la arquitectura barroca espa?ola Jos¨¦ Benito de Churriguera (1665-1725).
Desde aqu¨ª, junto al centenario olmo que fue testigo de aquella epopeya, nos proponemos visitar este museo al aire libre y, luego, acercarnos a una de las poblaciones lim¨ªtrofes que tambi¨¦n vivi¨® la utop¨ªa industrial de Goyeneche: Olmeda de las Fuentes.
En el casco antiguo de Nuevo Bazt¨¢n todo lleva la firma de Churriguera, desde la fuente de los Tritones hasta el retablo de la iglesia. Cada detalle arquitect¨®nico de los edificios exige un ojo atento: hay un le¨®n sobre la puerta principal del palacio que sostiene el escudo her¨¢ldico de Bazt¨¢n, con forma de tablero de ajedrez. Podemos visitar el centro de interpretaci¨®n (en lo que fue la bodega del palacio), no sin antes hojear Nuevo Bazt¨¢n. La utop¨ªa colbertista de Juan de Goyeneche (C¨¢tedra), un libro de reciente publicaci¨®n que compila a?os de estudio de la investigadora Beatriz Blasco Esquivias, con fotograf¨ªas de Paco G¨®mez. La catedr¨¢tica de Historia del Arte se apasion¨® con este tramo de la historia. ¡°Al menos desde 1695, Juan de Goyeneche hab¨ªa iniciado la compra sistem¨¢tica de terrenos bald¨ªos y f¨¦rtiles en el l¨ªmite oriental de la provincia de Madrid (¡), en un ¨¢rea pr¨®xima a la villa de La Olmeda¡±, leemos. La historiadora cuenta que para conseguir el arraigo de la gente de la comarca, en la ribera del r¨ªo Taju?a, se instalaron f¨¢bricas de pa?os, sombreros, cueros, vidrios, jabones, papel y aguardientes, para las que se cont¨® con maestros venidos de Francia, Inglaterra y Holanda, con la obligaci¨®n de ense?ar el oficio a los aprendices locales.
Las casas que Churriguera concibi¨® para los operarios, seg¨²n una estricta jerarqu¨ªa, hoy siguen en pie, reformadas y habitadas. Por esas callejuelas imaginamos la vida aqu¨ª, hace tres siglos, con la poblaci¨®n extranjera hablando un castellano de erres guturales. Lo que no podemos imaginar es el declive del sue?o de Goyeneche, que lleg¨® con la Ilustraci¨®n.
Este verano, Nuevo Bazt¨¢n ha sido uno de los escenarios del ciclo M¨²sica en las Villas de Madrid, el pr¨®ximo d¨ªa 21 se celebrar¨¢ el ¨²ltimo de los conciertos de jazz y fusi¨®n, al aire libre y con entrada gratuita, en la explanada de la iglesia.
Por la senda de Valmores
A solo tres kil¨®metros de Nuevo Bazt¨¢n est¨¢ Olmeda de las Fuentes, que fue La Olmeda (u Olmeda de la Cebolla, hasta 1953). Hay que cruzar un cerro para vislumbrar esta aldea que ya ten¨ªa una larga historia cuando lleg¨® Goyeneche a la zona. Desde la arcillosa senda de Valmores, entre bosques de quejigo, encinas y enebros, divisamos unos antiguos muros de piedra de lo que fue la ermita de San Blas (del siglo XII), restos de la iglesia y del molino del despoblado Valmores, cuya leyenda mencionaban los cronistas de Felipe II, en 1576. Nunca se sabr¨¢ a ciencia cierta las razones por las que la poblaci¨®n abandon¨® el lugar, pero se oye el rumor de que hu¨ªan de una mujer malvada que los quer¨ªa hacer trabajar sin paga y sin descanso. Lo que no es mitolog¨ªa es que las f¨¢bricas de pa?os finos que se instalaron aqu¨ª para proveer de uniformes al Ej¨¦rcito empleaban, en 1719, a m¨¢s de 800 personas, entre hombres, mujeres y ni?os, que pod¨ªan trabajar a partir de los seis a?os. Aquella fue, seguramente, la ¨¦poca de mayor densidad de poblaci¨®n de esta bella aldea que lleg¨® a tener 100 habitantes en 1975 y que hoy ronda los 400.
Cruzando el arroyo de la Vega por la hist¨®rica v¨ªa pecuaria que discurre desde y hasta Madrid, entre almendros, higueras y nogales, llegamos a Olmeda de las Fuentes, un pueblo de casas encaladas y pronunciadas pendientes, con tres casas rurales, una tienda bio y tres mesones. Con fondo de p¨¢jaros que nunca o¨ªmos en la ciudad, hojeamos otro libro, este de Javier Reverte, llamado Dios, el diablo y la aventura (Plaza?& Jan¨¦s). Es la biograf¨ªa del jesuita Pedro P¨¢ez, nacido aqu¨ª en 1564 y muerto en Etiop¨ªa en 1622. El misionero parti¨® a ?frica en misi¨®n evangelizadora, conoci¨® los restos del reino de Saba y describi¨® por primera vez las m¨ªticas fuentes del Nilo Azul, en la orilla sur del lago Tana: ¡°Confieso que me alegr¨¦ de ver lo que tanto desearon ver antiguamente el rey persa Ciro y su hijo Cambises, Alejandro Magno y el famoso Julio C¨¦sar¡±, dej¨® escrito en su Historia de Etiop¨ªa.
En Olmeda, el atardecer desde el mirador junto a la iglesia de San Pedro es una llamarada que sale por detr¨¢s de la colina. Dejando esta vista a nuestra espalda, podemos dar el pen¨²ltimo paseo. Bajando las cuestas, seguimos la ruta de las fuentes por las que emergen las aguas subterr¨¢neas que dan nombre al lugar. El otro itinerario es el de las casas de los pintores ¡ªentre ellos, algunos representantes de la conocida Escuela de Madrid¡ª, que vinieron a repoblar este enclave a partir de la d¨¦cada de 1960 y que dejaron aqu¨ª sus estudios llenos de luz. ?lvaro Delgado, Luis Garc¨ªa-Ochoa, Alberto Moreno Balaguer, Pilar Aranda, Secundino Rivera y Eugenio Fern¨¢ndez Granell pintaron las nubes de la Alcarria y su tradici¨®n sigue viva en otros artistas pl¨¢sticos que siguen residiendo aqu¨ª, inspir¨¢ndose en estas lunas que se asoman antes de que llegue el cielo negr¨ªsimo y se puedan contar las estrellas sobre el valle.
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