El mundo de caf¨¦ en caf¨¦
Un local del siglo XVIII en El Cairo, el lugar favorito de Leonard Cohen en Montreal, una bebida con huevo en Han¨®i y m¨¢s paradas deliciosas
Europa se asocia irremediablemente con la cultura del caf¨¦, aunque las plantaciones en las que crecen los granos para elaborar esta bebida adorada por muchos se hallan en otros continentes, donde tambi¨¦n se encuentran caf¨¦s legendarios por mil razones. Dejando de lado el Viejo Continente, recorremos unos cuantos que merecen una visita.
Am¨¦rica del Norte
Empecemos por uno de los hist¨®ricos de Norteam¨¦rica: el Vesuvio Cafe de San Francisco. Inaugurado en 1948 y a dos pasos de la hist¨®rica librer¨ªa City Lights, enseguida recibi¨® a enjambres de artistas, escritores y m¨²sicos de jazz hasta convertirse en el cuartel general de la generaci¨®n beat. Por supuesto, el novelista Jack Kerouac era cliente habitual, y la an¨¦cdota m¨¢s recordada es que se pas¨® una noche entera all¨ª d¨¢ndole largas a Henry Miller, con quien ten¨ªa previsto encontrarse fuera de la ciudad.
Vayamos a la Costa Este: en la ciudad canadiense de Montreal encontramos uno de los caf¨¦s preferidos de Leonard Cohen: el Caf¨¦ Olimpico . Fundado en 1970, hoy tiene varias sedes, aunque la original est¨¢ en la zona de Mile End. Sus interiores de madera le dan el toque europeo del que Montreal presume. Como era previsible, lo fund¨® un inmigrante romano, Rocco Furfaro, y el lugar se convirti¨® en punto de reuni¨®n para la comunidad italiana. Sus cannoli rellenos de crema siguen siendo un cl¨¢sico en el men¨² de desayuno y merienda.
Latinoam¨¦rica
La Confeitaria Colombo, en R¨ªo de Janeiro, comenz¨® a servir reposter¨ªa y caf¨¦s en 1864. Fundada por inmigrantes portugueses, su interiorismo transporta a una belle ¨¦poque con aires cariocas: m¨¢rmol de Carrara, espejos con marcos de madera de jacaranda, muebles dise?ados por el artesano Ant?nio Borsoi y una vidriera cenital espectacular en su sala superior. Y, como todo caf¨¦ legendario que se precie, cuenta con su propio elenco de visitantes c¨¦lebres, como el compositor Heitor Villa-Lobos y el escritor Joaquim Machado de Assis.
Los caf¨¦s de Buenos Aires ¡ªmuchos de ellos protegidos¡ª est¨¢n en la mente de todos tanto como los de Viena, pero eso no tiene que hacernos olvidar los de Montevideo, situada justo al otro lado del r¨ªo de la Plata. En la calle Ituzaing¨® de la capital uruguaya est¨¢ el Caf¨¦ Brasilero, que abri¨® sus puertas en 1877 y entre cuyos parroquianos se encuentran bastantes escritores legendarios. Juan Carlos Onetti comenz¨® a escribir all¨ª su novela El pozo, y tanto la poeta Idea Vilari?o como el narrador y periodista Eduardo Galeano se sol¨ªan sentar en una de las mesas que dan al ventanal.
?frica
Un salto de continente para saborear una de las variantes m¨¢s apreciadas del caf¨¦: la et¨ªope. En Adis Abeba saben de qu¨¦ hablan cuando piden un espresso macchiato, y en el Tomoca Coffee a¨²n m¨¢s, pues llevan desde 1953 sirvi¨¦ndolo en su sede de la calle Wawel, en el centro de la capital. All¨ª mismo muelen y tuestan el grano, cuyo aroma provoca que lugare?os y visitantes se dejen caer por all¨ª a diario para tomarse un caf¨¦ amargo y potente junto a sus mostradores de madera. En la ruta por los caf¨¦s africanos no puede faltar El Cairo. Su joya cafetera m¨¢s antigua es El Fishawi, de finales del siglo XVIII. Se encuentra en el gran bazar Jan el Jalili y abre las 24 horas del d¨ªa. Como no existe un caf¨¦ sin su leyenda literaria, en este presumen de su cliente Naguib Mahfuz, el escritor egipcio galardonado con el Nobel en 1988. Obviamente, aqu¨ª el t¨¦ a la menta y las cachimbas tambi¨¦n est¨¢n a la orden del d¨ªa.
Otros caf¨¦s que hay que tener en mente en el mapa cafetero del continente son los de T¨¢nger. El Gran Caf¨¦ de Paris, en la plaza de France, es uno de los principales recuerdos de la ¨¦poca colonial en la ciudad marroqu¨ª. Inaugurado en 1927, sus sillones de cuero son un emblema de la metr¨®poli, as¨ª como las sillas de sus terrazas, que miran hacia la calle para que los clientes no se pierdan nada de lo que ocurre en ella. Los mit¨®manos tocar¨¢n las palmas al recordar que tanto Paul Bowles como Francis Bacon o Truman Capote posaron los labios en el borde de sus tazas.
Asia
Los que piensen que en Asia no existe la cultura cafetera saldr¨¢n de su error visitando el Caf¨¦ Paulista de Tokio. Su nombre de aires brasile?os se debe a que su fundador, Mizuno Ryo, comenz¨® en 1991 a servir all¨ª el caf¨¦ que le proporcionaba gratuitamente el Gobierno de Brasil por haber contribuido a la emigraci¨®n de ciudadanos japoneses al pa¨ªs sudamericano. La sede original de este kissaten (caf¨¦ tradicional) estuvo en otro edificio del barrio de Ginza, pero para evocar el sabor del viejo local las tazas y cucharillas son una r¨¦plica de las antiguas. Sus visitantes m¨¢s medi¨¢ticos han sido Yoko Ono y John Lennon, que acudieron tres d¨ªas seguidos en uno de sus viajes a la capital nipona. Se comenta que la pareja tambi¨¦n quer¨ªa visitar el cercano L¡¯Ambre, otro local tradicional que data de 1948, pero les fue imposible encontrar sitio.
La especialidad m¨¢s peculiar se encuentra en Han¨®i, concretamente en el Caf¨¦ Giang. Desde 1946 sirve su caf¨¦ al huevo (c¨¤ ph¨º tr¨²ng), que, adem¨¢s de esos dos ingredientes, contiene leche condensada, mantequilla y toques de queso. La receta se debe a la escasez de leche en el Vietnam de los a?os cuarenta, y para reemplazarla se agregaba yema de huevo batida. El invento se debe al se?or Nguyen Van Giang, padre del actual due?o del local, que recibe cientos de visitantes a diario ansiosos por probar este caf¨¦ casi s¨®lido en sus variantes fr¨ªa y caliente.
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