Finca Cortes¨ªn, cuando el hotel es el destino
Sus espacios tienen el sello de Duarte Pinto Coelho y Lorenzo Castillo. Acoge tres restaurantes de referencia. Y el paisajismo lleva la firma de quien antes cuidaba los jardines del palacio de Buckingham. Ubicado en Casares, este es un alojamiento donde apena hacer el 'check out'
Al principio solo hab¨ªa un algarrobo, un ¨¢rbol de sombra oriundo de regiones secas del Mediterr¨¢neo cuyas flores aparecen en verano y al inicio del oto?o. Ese fundacional algarrobo est¨¢ tan presente en la entrada de esta finca que sigue siendo su se?a de identidad y su logotipo. Finca Cortes¨ªn es un resort de lujo situado a las afueras de la localidad malague?a de Casares. Pero m¨¢s que un hotel es un destino. Quiz¨¢ el dato que mejor hable de ¨¦l sea este: el 44% de sus clientes son repetidores. Tanto los que vuelven como los que no dif¨ªcilmente salen de sus 215 hect¨¢reas. No es lugar para dejar la maleta, ducharse y salir pitando. Cualquier rinc¨®n (piscinas, spa, galer¨ªa de arte, restaurantes, golf¡) merece su tiempo. Conceptos como paz interior, discreci¨®n o conveniencia pueden resultar abstractos si se evocan fuera de aqu¨ª, porque dentro de esta especie de aldea babil¨®nica se revelan m¨¢s all¨¢ de su justa medida.
Dise?o con renombre
Atrapado en el c¨¢lido abrazo del mar y la monta?a, fue construido en 2009 con el estilo de una t¨ªpica finca andaluza y se ubica alrededor de dos patios principales de proporciones palaciegas que propician sensaci¨®n de amplitud y luminosidad. Arquitectura tradicional en la que abundan paredes blancas y galer¨ªas de arcos florales.
En los espacios comunes del interior est¨¢ presente la esencia del decorador y coleccionista portugu¨¦s Duarte Pinto Coelho (1923-2010), culpable de los antiguos suelos de terracota, de las originales puertas de madera talladas y de un mobiliario de brocante restaurado con gusto. Pas¨® los a?os cuarenta en Par¨ªs, donde vivi¨® los abriles fren¨¦ticos de la posguerra junto a Coco Chanel, Elsa Schiaparelli, Salvador Dal¨ª, Maria Callas o Truman Capote. Vivi¨® tambi¨¦n en Madrid, donde abri¨® una tienda de antig¨¹edades. Como reconocimiento a su quehacer como coleccionista, en 2001 recibi¨® la Medalla de Oro al M¨¦rito en las Bellas Artes de Espa?a.
El dise?o y la decoraci¨®n de las habitaciones son del estudio de Ana y Cristina Calder¨®n. Su estilo, muy personal, es sensible a la luz, a las texturas, a los materiales, a los juegos crom¨¢ticos. No obstante, al hablar de dise?o y decoraci¨®n, lo m¨¢s impactante de la finca es el savoir faire de Lorenzo Castillo, cuyas exuberantes mezclas lo han convertido en uno de los interioristas m¨¢s conocidos del mundo. Suya es la nueva sala de baile, homenaje a las salas de fiestas de Florida o R¨ªo de Janeiro de los a?os treinta, que inevitablemente remiten a aquellas arm¨®nicas atm¨®sferas de Elsie de Wolfe. ¡°En Espa?a es dif¨ªcil encontrar espacios como estos por falta de tradici¨®n. Quer¨ªa crear una escenograf¨ªa con un punto americano, de ballroom y a la vez de winter garden, un jard¨ªn interior, de ah¨ª los azulejos, la fuente o las plantas gigantes de oro [obra del escultor Fernando Oriol], para potenciar esa sensaci¨®n de lujo tropical, pero a la vez tambi¨¦n andaluz¡±, explica Lorenzo. El toque sure?o se extiende al restaurante Don Giovanni, una intervenci¨®n que consigue que uno se sienta por calles de Vietri sul Mare. ¡°A partir de colores primarios y de t¨®picos italianos como las pinturas al fresco apostamos por una escenograf¨ªa abierta, sin caer en el folclore, y con un punto evidente de costa amalfitana¡±
La gastronom¨ªa, un reclamo m¨¢s
Las tentaciones culinarias de Finca Cortes¨ªn explican bien por qu¨¦ no hay necesidad de salir de aqu¨ª: la cocina italiana en Don Giovanni a cargo de Andrea Tumbarello, el genio de la trufa blanca (su huevo millesime de crema de trufa con focaccia es algo definitivo); la imbatible ortodoxia japonesa de Kabuki Raw, y el recetario tradicional en El Jard¨ªn de Lutz, a cargo del chef Lutz B?sing, experto en lo que ¨¦l llama cocina de gran hotel ¡ªcl¨¢sica e igual de cosmopolita que ¨¦l¡ª, con platos como la crema de galeras con bogavante que merecen una jornada de reflexi¨®n o, como m¨ªnimo, una clase de ensimismamiento en el nuevo Centro de Yoga y Meditaci¨®n ARANI, situado en una colina de la finca, remanso de espiritualidad y minimalismo.
El paisajista brit¨¢nico Gerald Huggan es el art¨ªfice del aire de jard¨ªn ingl¨¦s presente en todo el complejo, en especial en la rosaleda. No es de extra?ar su entusiasmo por la precisi¨®n: durante a?os fue el encargado del palacio de Buckingham. La lista de la flora es generosa para el olfato y la vista: la duranta (o flor celeste), la vitadinia (o hierba de burro), el lirio de San Juan (o azucena amarilla)¡ Entre los ¨¢rboles se encuentra el palo borracho (o ¨¢rbol de la lana), la Erythrina (o del coral), el metrosidero (o del hierro). Sorprenden los olivos, tan escult¨®ricos, en su mayor¨ªa tra¨ªdos de Sicilia y de proporciones m¨¢s grandes que los aut¨®ctonos que aderezan los alrededores. Fusionadas por el aura de vergel y el destello solariego est¨¢n las cuatro piscinas (con aguas de sal marina) y tambi¨¦n el camino hasta la playa.
La biblioteca parece sacada de una novela victoriana. En sus sillones, lo normal es imaginar a Willy Fog y Lord Guinness en el Reform Club retando a los compa?eros de tertulia a conseguir su prop¨®sito de dar la vuelta al mundo. Contrasta con la galer¨ªa de arte Javier Lopez & Fer Frances, siempre fiel a la visi¨®n contempor¨¢nea con la que abrieron sus puerta en Londres en 1995, en cuyas paredes conviven, entre otras, constelaciones de Jos¨¦ Mar¨ªa Yturralde o figuraciones pop de Alex Katz.
As¨ª es, todo irradia un ambiente de un refinamiento que da la raz¨®n a Oscar Wilde cuando present¨ªa un futuro id¨ªlico en el que ¡°se har¨ªan cosas bellas y se contemplar¨ªa el mundo con admiraci¨®n y placer¡±. Es hora, pues, de disfrutar del lujo de la contemplaci¨®n. Como dec¨ªa Frank Lloyd Wright, (cuando se puede) hay que vivir con lujo porque lo imprescindible siempre se consigue. Y al abandonar Finca Cortes¨ªn lo que m¨¢s le pesa a uno es que el pasado no pueda llevarse en la maleta
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