Un fin de semana en el ¨²ltimo refugio de Garibaldi en Cerde?a
El archipi¨¦lago sardo de La Maddalena comparte aguas y encanto con la exclusiva Costa Esmeralda, pero se mantiene como un microcosmos salvaje
Una de las mejores cartas de presentaci¨®n del archipi¨¦lago de La Maddalena, en Cerde?a, es que Giuseppe Garibaldi, uno de los art¨ªfices junto a V¨ªctor Manuel II de la unificaci¨®n italiana, eligi¨® este lugar para retirarse tras viajar y batallar por buena parte del globo. Por si esto fuera poco, este archipi¨¦lago compuesto por siete islas ¡ªsolo tres de ellas habitadas¡ª y m¨¢s de seis decenas de islotes cuenta con algunas de las mejores playas de Cerde?a y, salvo su acogedora capital, el resto es un ed¨¦n agreste pr¨¢cticamente deshabitado y perfecto para olvidarse del mundo.
Para llegar a La Maddalena, la isla principal, es necesario coger el ferry desde Palau, al norte de Cerde?a. El trayecto, de menos de 30 minutos, se hace corto si nos entretenemos en el paisaje de aguas azules y rocas de granito cinceladas a conciencia por el viento. Es solo un preludio de las playas que esperan en el archipi¨¦lago, reconocido como parque nacional desde 1996. Pero antes toca desembarcar en La Maddalena, un antiguo pueblo de pescadores que, sin perder su esencia, ha dejado paso a tiendas de artesan¨ªa, peque?os restaurantes, helader¨ªas y una encantadora animaci¨®n alrededor de la plaza del Ayuntamiento.
La Maddalena es el ¨²nico centro habitado de la isla y pasearla es una aut¨¦ntica delicia, aunque no cuenta con grandes monumentos o lugares de inter¨¦s m¨¢s all¨¢ de la iglesia de Santa Maria Maddalena y la columna de Garibaldi, hecha, c¨®mo no, del omnipresente granito y que conmemora al l¨ªder revolucionario por la nada desde?able tarea de unificar Italia pero, tambi¨¦n, por elegir situar su refugio en la vecina isla de Caprera.
Pero antes de lanzarse a explorar el archipi¨¦lago, lo mejor es recorrer Maddalena, y la manera m¨¢s especial de hacerlo es adentrarse en la carretera panor¨¢mica de aproximadamente 20 kil¨®metros que bordea la isla y permite disfrutar de atalayas y miradores as¨ª como de las mejores playas. Este no es territorio de extensos arenales, sino que aqu¨ª mandan las peque?as calas de arena blanca y aguas en todos los tonos de azul imaginables, debidamente resguardadas por rocas gran¨ªticas.
Las mejores playas del archipi¨¦lago
El listado de playas que se deben visitar en este archipi¨¦lago sardo es extenso. Desde las m¨¢s salvajes donde parapetarse al abrigo de las rocas como playa di Punta Tegge ¡ªcon uno de los mejores atardeceres de la isla¡ª a cala Francese, pasando por Testa di Polpo, que se caracteriza por una enorme roca que se asemeja a la cabeza de un pulpo. Si se busca algo m¨¢s de arena donde posar la toalla, las mejores opciones son playa Monti d¡¯¨¤ Rena o la playa de Bassa Trinit¨¤. Como en muchas otras islas, es conveniente hacer caso al viento para tener un d¨ªa tranquilo; si aparece el mistral, el mismo que pule las extravagantes formas de las rocas, lo mejor es guarecerse en las playas que dan al este como Testa di Polpo o cala Spalmatore.
La vecina Caprera, a la que se llega cruzando un puente, ofrece otro buen n¨²mero de playas tan silvestres como la propia isla. Playa del Relitto, playa Due Mari, cala Andreani o las calas vecinas Garibaldi, Dadini y Serena entran sin dudarlo en la lista de las m¨¢s hermosas. Aunque el primer puesto en casi todos los listados de playas m¨¢s deseadas de la zona es para playa Coticcio, accesible a pie tras unos duros y escarpados 40 minutos de caminata o por mar.
Las excursiones en barco son uno de los grandes atractivos del archipi¨¦lago, especialmente para visitar las islas no habitadas como Spargi o Santa Maria. En la primera, es habitual que se visiten las calas de Corsara, Soraya y D¡¯Alba donde, aparte de dejarse encandilar con el paradis¨ªaco color del mar, no est¨¢ de m¨¢s jugar a adivinar formas en las erosionadas rocas que llegan a tocar el agua. Tras Spargi, se pone rumbo a Budelli para divisar la famosa ¡ªy protegida¡ª playa Rosa, cuyo acceso y fondeo est¨¢ prohibido para preservar el caracter¨ªstico color rosa de su arena. La siguiente parada son las llamadas piscinas naturales, un espacio de poca profundidad entre Budelli, Razzoli y Santa Maria en el que, al abrigo de las tres islas, el oleaje se calma y se tiene la sensaci¨®n de nadar en una extensa y cristalina piscina salada. Por ¨²ltimo, la excursi¨®n se cierra con la visita a la cala Santa Maria, en la isla hom¨®nima.
Senderismo y lecciones de historia
Pero no solo de playas vive este archipi¨¦lago sardo. Caprera presume de un buen n¨²mero de senderos, perfectamente se?alizados desde 2011, cuando se quiso restaurar la antigua red de caminos creada a finales del siglo XIX con fines militares. Estas 16 sendas permiten no solo explorar su peculiar orograf¨ªa, sino ser testigos del importante valor estrat¨¦gico que tuvo este archipi¨¦lago. No en vano, por aqu¨ª pasaron Napole¨®n, Nelson y Garibaldi, aunque este ¨²ltimo fue el ¨²nico que decidi¨® quedarse.
El llamado Compendio Garibaldi, donde se encuentra la que fuera su casa durante casi tres d¨¦cadas, y el museo que se levant¨® en honor del l¨ªder revolucionario, muestran las dos facetas del llamado ¡°h¨¦roe de los dos mundos¡±. Por una parte, su cara m¨¢s terrenal, apegada a su huerta y su vi?a en una modesta casa custodiada por un inmenso y majestuoso pino, y, por otro lado, el Memorial Giuseppe Garibaldi, situado a unos cuatro kil¨®metros, en el Forte Arbuticci, que recoge los grandes logros militares del general. En el exterior, ambas visiones se unifican y confluyen ante la belleza del paisaje. Aqu¨ª, en la parte m¨¢s alta de la isla y ante las espectaculares vistas que incluyen las costas de C¨®rcega, es f¨¢cil entender por qu¨¦ Garibaldi escogi¨® este lugar como su ¨²ltimo refugio.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, Twitter e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.