Un viaje al pasado por las ¡®aldeias¡¯ m¨¢s portuguesas de Portugal
De las termas de Monfortinho y la piscina natural de Penha Garcia al coqueto pueblo de Sortelha, con paradas en Monsanto y sus calles empredradas y la fortaleza medieval de Belmonte
Dibujando una sinuosa l¨ªnea con su dedo azul, el r¨ªo Erges marca la frontera portuguesa m¨¢s all¨¢ de Coria. Al otro lado, la sierra de Penha Garcia arropa la meseta verde de la Beira Baixa donde fluye el manantial de Fonte Santa y las termas de Monfortinho, con propiedades terap¨¦uticas reconocidas desde el siglo XVIII. Los lugare?os dicen que en sus aguas se ba?aban ya los romanos, pero aqu¨ª no quedan huellas que lo atestig¨¹en. En 1940 se construy¨® el gran balneario que junto con un par de distinguidos hoteles da vida cada temporada a esta localidad de aire familiar situada en el l¨ªmite del concejo de Idanha-a-Nova, que ofrece muchas alternativas para el disfrute viajero. Hacia el sur se extiende el parque natural del Tajo Internacional; su biodiversidad de flora y fauna, con numerosas especies aut¨®ctonas de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, es reserva de la biosfera. All¨ª hay barcos que recorren el r¨ªo entre los altos ca?ones del cauce y rutas senderistas para avistar ¨¢guilas, cig¨¹e?as o alimoches, o para descubrir paisajes megal¨ªticos y restos de arte rupestre.
Desde Monfortinho la carretera va trepando entre pinares sobre la larga falla que cruza el territorio. Al otro lado, el castillo de Penha Garcia vigila el valle desde lo alto de una gran masa p¨¦trea entre las gargantas del r¨ªo Ponsul. El mar cubr¨ªa todo esto hace miles de a?os y hay una Ruta de los F¨®siles con restos paleozoicos y trilobites para comprobarlo. Es una senda empedrada que arranca en la iglesia de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n y transita entre campos de labor y sencillas casas de piedra hacia los restos de la fortaleza, desde la que se contempla el valle y la presa encajada en los altos paredones de roca. Pero quiz¨¢ el secreto mejor guardado de Penha Garcia sea la piscina natural de Fonte do Pego que atraviesa el recorrido: un suave remanso de agua junto a las praderas del r¨ªo, donde cae una cascada l¨¢nguida, con escaleras y pasarelas de madera para comodidad de los ba?istas.
Monsanto, cuyo perfil gran¨ªtico se divisaba desde el castillo de Penha Garcia, es la aldeia m¨¢s portuguesa de Portugal. El gran gallo de plata que corona la torre de Lucano, un campanario del siglo XVI, es el trofeo con el que en 1938 gan¨® su fama en un concurso que premiaba al pueblo m¨¢s representativo de la cultura lusa. Aunque la localidad es por s¨ª sola un reclamo para el asombro: construcciones que brotan de unos enormes bolos de granito, calles empedradas que serpentean hacia el castillo, preciosas casas solariegas como el Solar dos Pinheiros, palacetes blasonados como el Solar do Marqu¨¦s da Graciosa, iglesias renacentistas como la Capela da Misericordia. La arquitectura popular integr¨® la geograf¨ªa del territorio en muros o cubiertas, como se ve en la que llaman ¡°casa de una sola teja¡±, cuyo tejado es una mole colosal, o en las antiguas porqueras que aprovechan las grutas. En el punto m¨¢s alto de Monsanto, dominando todo el valle, los templarios construyeron sobre los restos de un castillo musulm¨¢n una fortaleza inexpugnable con una sola puerta. La capilla de San Miguel, la torre del Pe¨®n y una necr¨®polis del siglo XII con tumbas antropomorfas excavadas en la roca son los vestigios extramuros del primitivo asentamiento medieval.
Es probable que los romanos, que quiz¨¢ edificaron el puente sobre el r¨ªo Ponsul en Idanha-a-Velha (reformado y reconstruido a trav¨¦s de los siglos) y la calzada que ven¨ªa desde Braga y llegaba hasta M¨¦rida, llevaran la misma vida tranquila que se observa hoy en aquella antigua Egitania: la charla en la plaza empedrada de la iglesia alrededor del Pelourinho, los perros tumbados al sol, los frascos con salsa picante de pimientos junto al zagu¨¢n de una casa, con el precio manuscrito en un papel y una caja de lata para que dejes ah¨ª el dinero. Nadie dir¨ªa que esta aldea hist¨®rica fundada en el siglo I antes de Cristo, a la que se accede por la puerta norte de una hermosa muralla que se recorre sobre una pasarela, fue despu¨¦s la ciudad floreciente que acu?aba monedas de oro para los reyes visigodos. En alg¨²n recodo las indicaciones del Camino de Santiago llevan a la iglesia de Santa Mar¨ªa, uno de los m¨¢s nobles vestigios del prerrom¨¢nico portugu¨¦s, que conserva junto a la fachada un baptisterio de m¨¢rmol con sus escalones de acceso. Cerca del r¨ªo, a los pies de esta catedral, hay ruinas de poblamientos visigodos y suevos. Y bajo el interesante Archivo Epigr¨¢fico, que est¨¢ en el patio trasero de una antigua almazara, se puede visitar el peristylum decorado con frescos.
Desde su promontorio de piedra, la fortaleza medieval de Belmonte domina el valle f¨¦rtil que cruza el r¨ªo Z¨ºzere al bajar desde la Serra da Estrela para unirse al Tajo. Este castillo, que alberga hoy un anfiteatro, fue a partir del siglo XV la residencia familiar de los Cabral y la historia dice que uno de sus descendientes, el navegante Pedro ?lvares Cabral, descubri¨® Brasil en el a?o 1500. Junto al castillo se encuentra la capilla rom¨¢nica de Santiago, que atesora una Piedad esculpida en piedra y hermosos frescos policromados, y que es un importante hito de la peregrinaci¨®n compostelana. Entre la Rua Direita y la Rua Fonte da Rosa, un laberinto de calles empedradas forma la antigua juder¨ªa en el barrio de Marruecos, donde hay una moderna sinagoga y habitan descendientes de los jud¨ªos sefard¨ªes expulsados de Espa?a en el siglo XVI. Esculpidos en algunas fachadas permanecen los s¨ªmbolos de los gremios artesanos que en aquella ¨¦poca convirtieron Belmonte en una ciudad floreciente.
A unos pocos kil¨®metros, Sortelha aparece en un espejismo; junto con Monsanto, es la aldeia hist¨®rica mejor conservada. El tiempo se detuvo en la piedra de sus casas y la traza de sus callejones, en su castillo del siglo XIII y sus sepulturas medievales, en las ruinas de la iglesia renacentista y su campanario. En las iniciales que dejaron los canteros para anotar sus jornadas de trabajo sobre los sillares de la Puerta de la Villa, o en las medidas de los pa?os ¡ªcodos y varas¡ª que alguien grab¨® sobre la jamba de la Puerta Nueva en aquellos d¨ªas de mercado. Desde la Puerta Falsa de la muralla se despliega la comarca f¨¦rtil de Cova da Beira y se divisa la gran mole que parece el perfil de una mujer anciana y aqu¨ª dicen ¡°cabeza de vieja¡±. Un poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ la Casa ?rabe, conocida as¨ª porque durante mucho tiempo creyeron cifrada en esa lengua la misteriosa inscripci¨®n de su portada donde en realidad pone ¡°Jesus Av¨¦ Mar¨ªa¡±. Y hay otra formaci¨®n que esculpi¨® el tiempo y llaman el ¡°beso eterno¡±: son las cabezas de una doncella portuguesa y un soldado musulm¨¢n perdidamente enamorados, a los que una bruja convirti¨® en roca para toda la eternidad.
Gu¨ªa pr¨¢ctica
- Aldeias Históricas de Portugal: aldeiashistoricasdeportugal.com.
- Turismo de Portugal: visitportugal.com.
- Hotel Fonte Santa. Termas de Monfortinho: hotelfontesanta.pt.
- Monsanto GeoHotel Escola. Rua da Capela, 1: monsantoghe.com.
- Pousada Convento de Belmonte. Serra da Esperança, 6250-000 Belmonte: conventodebelmonte.pt.
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