De viaje por el Boston m¨¢s cultural
El museo que guarda la correspondencia de la Administraci¨®n Kennedy, una bonita biblioteca p¨²blica con 15 millones de libros, la colecci¨®n del Museo Isabella Stewart Gardner y un teatro de 1852. Arte, literatura y m¨²sica conviven en esta ruta por la ciudad estadounidense
Caminemos por el parque Common de Boston, un d¨ªa de 1860, junto a dos hombres que est¨¢n charlando de versos. Bueno, en realidad es uno de ellos, de edad madura y ademanes exquisitos, quien lleva la voz cantante; el otro es un joven impetuoso y decidido. El primero, Ralph Waldo Emerson, est¨¢ defendiendo la postura de que su acompa?ante, Walt Whitman ¡ªque le hab¨ªa enviado su primer libro, Hojas de hierba¡ª, podr¨ªa suavizar sus pasajes m¨¢s expl¨ªcitos, suprimiendo de esa edici¨®n algunos de los poemas con alusiones sexuales. El pretexto es que tal cosa mejorar¨ªa las ventas del poemario; sin embargo, Whitman rehusar¨¢ el consejo, si bien siempre tendr¨ªa muy presente aquella conversaci¨®n con el pensador m¨¢s importante del siglo XIX en Estados Unidos.
De este tipo de peque?as historias literarias est¨¢ llena esta ciudad del Estado de Massachusetts, como la de este parque, uno de los m¨¢s antiguos de Estados Unidos, pues data de 1634. Su famosa universidad, Harvard, ubicada en la adyacente localidad de Cambridge y fundada dos a?os despu¨¦s, ver¨ªa al propio Emerson dar una conferencia para los graduados de la Facultad de Teolog¨ªa que enardecer¨ªa a los miembros conservadores de la instituci¨®n por presentar otra manera de concebir el cristianismo, mirando cara a cara a Jes¨²s y lejos de p¨²lpitos y doctrinas. Hoy, una placa en la capilla donde pronunci¨® sus palabras recuerda ese 15 de julio de 1838, clave para lo que ser¨ªa el movimiento trascendentalista.
El gran fil¨®sofo bostoniano, que desde joven se instal¨® en el cercano pueblo de Concord, tendr¨ªa tiempo de conocer ¡ªmuri¨® en 1882¡ª el Museo de Bellas Artes, inaugurado en 1876, cuya estructura y fachada recuerdan al Museo Metropolitano de Nueva York. De hecho, contiene la segunda colecci¨®n permanente estadounidense m¨¢s grande detr¨¢s del MET, tambi¨¦n levantado en la misma d¨¦cada. Este Museum of Fine Arts de Boston?es magn¨ªfico y diverso, con incre¨ªbles antig¨¹edades egipcias, con una colecci¨®n especial de piezas de cer¨¢mica japonesa y muchas otras que comprenden artes decorativas europeas desde la Edad Media hasta 1950, m¨¢s un sinf¨ªn de grandes obras de autores como El Greco, Vel¨¢zquez o Rembrandt, de impresionistas franceses y de pintores norteamericanos de los siglos XVIII y XIX como Singleton Copley o John Singer Sargent.
?Semejante experiencia, preciosa para el visitante, se puede completar con una visita al cercano Museo Isabella Stewart Gardner, que guarda unas 2.500 obras europeas, asi¨¢ticas y americanas y que naci¨® por iniciativa de una mecenas del siglo XIX; por un robo sufrido en 1990, a¨²n no esclarecido, se perdieron pinturas de Vermeer o Manet, pero es posible disfrutar aqu¨ª del enorme El rapto de Europa, de Tiziano, entre otros cuadros magistrales. Tambi¨¦n hay en la ciudad otro museo muy recomendable: el Instituto de Arte Contempor¨¢neo, un fabuloso edificio del estudio de arquitectura Diller Scofidio + Renfro que acoge salas de exposici¨®n, una librer¨ªa, un teatro y un restaurante.
Entre libros y conciertos
Adem¨¢s de la oportunidad para adentrarse en terrenos art¨ªsticos, el viajero podr¨¢ entrar en el Museo de Ciencia, pegado al r¨ªo Charles, con un planetario y un teatro que tiene una tremenda pantalla en formato IMAX. Adem¨¢s, en la ciudad espera un zool¨®gico que acoge un centenar de criaturas que han sido rescatadas de distintas situaciones peligrosas; su origen se encuentra en 1830, a cargo de la Sociedad de Boston de Historia Natural. Era la etapa en la que Estados Unidos estaba buscando su identidad, ya desligado del dominio brit¨¢nico, y que iba a ver construirse edificios tan bellos como la biblioteca p¨²blica, en 1848, con una sala principal de lectura espectacular.
?Fue la primera gran biblioteca municipal del pa¨ªs, y se puede acceder de forma gratuita. No se arrepentir¨¢ el que pise sus salones y vea sus cuadros o su patio interior ajardinado. Est¨¢ en una plaza junto a la iglesia de la Trinidad, del llamado rom¨¢nico richardsoniano (nombre tomado del arquitecto estadounidense Henry Hobson Richardson) que se desarroll¨® como variante de la arquitectura neorrom¨¢ntica. La biblioteca, entre las m¨¢s grandes del pa¨ªs con la del Congreso, en Washington, y la de Harvard, posee unos 15 millones de libros, 600.000 fotograf¨ªas y 350.000 mapas antiguos, y fue ideada por Rafael Guastavino, que emigr¨® en 1887 desde Valencia y que hab¨ªa patentado un sistema de arco de baldosas con el que triunf¨® en multitud de lugares en Norteam¨¦rica.
Esta jornada cultural entre museos y bibliotecas puede seguir con otro sitio muy particular: la Biblioteca y Museo Presidencial de John F. Kennedy, cuna de los papeles y la correspondencia original de la Administraci¨®n del que fuera el hu¨¦sped de la Casa Blanca n¨²mero 35.
Y, al final del d¨ªa, qu¨¦ mejor para el turista mel¨®mano que sentarse a escuchar buena m¨²sica, continuando en edificios erigidos en a?os decimon¨®nicos, como el Boston Music Hall, de 1852, que ser¨ªa a finales de la centuria la sede de la Orquesta Sinf¨®nica de Boston. En 1906 pas¨® a llamarse Teatro Orpheum?y hoy es un referente para la m¨²sica en vivo de muchos solistas y grupos de diferentes estilos. Asimismo, tenemos a la archiconocida Orquesta Boston Pops, que se fund¨® en 1885 para abordar tanto m¨²sica cl¨¢sica como ¨¦xitos del teatro musical; sus discos, en su d¨ªa, fueron en su g¨¦nero los m¨¢s vendidos del mundo. A todo ello habr¨ªa que a?adir la Orquesta Sinf¨®nica de Boston, nacida en 1881, cuya sala de conciertos es el Symphony Hall?y que est¨¢ considerada una de las cinco m¨¢s importantes del mundo.
En cualquier caso, se haya conocido ya la ciudad o no, se puede volver siempre a Boston leyendo a uno de sus autores m¨¢s c¨¦lebres, homenajeado con la estatua Poe Returning to Boston, en la Edgar Allan Poe Square, en una esquina del Common; el mismo parque donde hay otra obra titulada Learning, con un joven sentado leyendo un libro, simbolizando el permanente anhelo por formarse y aprender.
Toni Montesinos es autor de ¡®La ofensiva K de Kafka. Un escritor sagrado y puro¡¯ (B¨¢ltica, 2021).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.