De viaje art¨ªstico por Dubl¨ªn: entre versos y pinceladas que marcan una ciudad
Adem¨¢s de James Joyce y su obra ¡®Ulises¡¯, Oscar Wilde y Francis Bacon tambi¨¦n son espl¨¦ndidos gu¨ªas por la cara m¨¢s art¨ªstica de la capital irlandesa entre bibliotecas, escenas costumbristas y mucha vida de ¡®pub¡¯
Cuna de grandes expresionistas y premios Nobel de Literatura (William B. Yeats en 1923, Bernard Shaw en 1925 y Samuel Beckett en 1969), adentrarse por Dubl¨ªn siguiendo la huella de sus hijos ilustres es una forma introspectiva de conocer la ciudad irlandesa m¨¢s all¨¢ de la cl¨¢sica gu¨ªa que todo turista pueda manejar. Iniciamos esta ruta marcada por los versos y las pinceladas que dejaron para la posteridad con su v¨¢stago m¨¢s popular, el dramaturgo Oscar Wilde, nacido en esta urbe milenaria de la costa este de Irlanda en 1854. Aunque ninguna de sus afamadas obras fue concebida aqu¨ª, la estela del poeta es m¨¢s profusa de lo que cabr¨ªa esperar.
Guiados por una de sus frases (¡°Solo las personas aburridas son brillantes en el desayuno¡±), nos saltamos la primera comida del d¨ªa y arrancamos con la primera visita en la universidad m¨¢s antigua de Dubl¨ªn, el Trinity College. Fundada en el siglo XVI, en una de sus habitaciones que daba a la antigua plaza de Botany Bay pas¨® el autor de El retrato de Dorian Grey (1890) su vida estudiantil. Pasearse por su campus o recorrer su distinguida biblioteca, que frecuentaron otros literatos como Jonathan Swift ¡ªcreador de Los viajes de Gulliver¡ª y donde se muestra el Libro de Kells ¡ªmanuscrito celta del siglo IX¡ª, har¨¢ que nos metamos de lleno en el ambiente literario de la ciudad.
A solo 15 minutos a pie se encuentra la antigua residencia de los Wilde, donde el poeta vivi¨® hasta su marcha a Londres con 25 a?os. Esta casa museo de estilo georgiano ¡ªesa arquitectura cl¨¢sica y sim¨¦trica con abundantes columnas que hizo furor en la Inglaterra del siglo XVIII¡ª se puede visitar bajo cita previa. Desde el sal¨®n principal donde celebraba reuniones art¨ªsticas Lady Jane Wilde, m¨¢s conocida como Speranza (su seud¨®nimo como poetisa), se puede divisar la figura de su hijo esculpida en jade, granito y tulita rosa, obra del artista Danny Osborne de 1997 que homenajea al literato y corona el parque de Merrion Square. Por este antiguo jard¨ªn privado, ahora abierto al p¨²blico, sol¨ªan pasear otros vecinos eruditos como el pintor George Russell o el clan Yeats, y cuenta con un refugio antia¨¦reo. A mediod¨ªa, cuando el hambre ya es digna de ser saciada en el mundo de Wilde y siguiendo una de sus aficiones favoritas ¡ªbeber en general, y el champ¨¢n helado en concreto¡ª, es momento de dirigirse al cercano restaurante Wilde. En este lujoso local decorado con mantos de rosas y mucho glamur de los a?os treinta lo sirven a la temperatura precisa que dictaba el escritor, acompa?ado de agradables vistas a la siempre concurrida Grafton Street.
Para bajar el empacho wildiano, nada mejor que dirigirse al norte, cruzar el r¨ªo Liffey y llegar hasta la galer¨ªa Hugh Lane, donde fue trasladado pieza a pieza (literalmente) el estudio que Francis Bacon mantuvo en Londres hasta su muerte en Madrid en 1992. M¨¢s de 5.000 art¨ªculos entre libros, dibujos, fotograf¨ªas y material de pintura dan cuenta de la ca¨®tica forma de trabajar que el mayor artista irland¨¦s del pasado siglo profes¨® en vida. Bacon, que dej¨® Dubl¨ªn a temprana edad y nunca manifest¨® un especial inter¨¦s por sus or¨ªgenes, sol¨ªa decir a sus amigos que solo regresar¨ªa a su ciudad natal cuando estuviera muerto. En el plano creativo, al menos, cumpli¨® la profec¨ªa.
Tanto Bacon como Wilde fueron grandes amantes de las artes esc¨¦nicas. Consultar la programaci¨®n del remodelado Smock Alley, uno de los primeros teatros del mundo ¡ªinaugurado en la segunda mitad del siglo XVII¡ª, o del nacional Abbey Theatre, fundado por W. B. Yeats en 1904, ser¨¢ una forma muy acorde de finalizar el d¨ªa. Como colof¨®n, e inspirados en la vanguardia de Bacon, nada mejor que cenar en la terraza de Delahunt, un restaurante en la vibrante Camden Street que reinterpreta la cocina ga¨¦lica con toques contempor¨¢neos.
Tras despertarnos en el cosmopolita The Dean Hotel ¡ªsu cercana ubicaci¨®n al parque St. Stephen¡¯s Green y al barrio de Temple Bar es clave para esta ruta literaria¡ª, iniciamos una segunda jornada en homenaje al escritor que mejor supo retratar Dubl¨ªn: James Joyce. Si el ayuno marc¨® el d¨ªa anterior, hoy nos resarciremos con un desayuno t¨ªpicamente irland¨¦s: salchichas, beicon, huevos y alubias negras, adem¨¢s de black y white pudding. La receta secreta de 1880 de estos dos embutidos populares de la gastronom¨ªa brit¨¢nica que sirven en Wuff (23 Benburb St.) bien merece una visita. Este fest¨ªn se sirve en abundancia cada 16 de junio por la festividad del Bloomsday, el d¨ªa en el que la ciudad homenajea al personaje m¨¢s c¨¦lebre de Joyce, Leopold Bloom. El protagonista de la obra Ulises, de la que en 2022 se celebra el centenario de su publicaci¨®n, nos guiar¨¢ por la carretera del litoral hasta el suburbio costero de Sandycove, donde darnos un chapuz¨®n en la playa de Forty Foot. En su torre, que protege la bah¨ªa de Dubl¨ªn desde 1804, arranca la afamada novela, un lugar de peregrinaci¨®n para los seguidores de Ulises reconvertido ahora en museo tem¨¢tico sobre el autor.
De regreso a la ciudad, la primera parada ser¨¢ St. Stephen¡¯s Green. All¨ª nos espera un edificio neog¨®tico de amplios ventanales y l¨¢mparas de ara?a fundado por el primer rector de la University College, el cardenal Newman, donde estudi¨® Joyce entre 1898 y 1902. Si cruzamos el parque en sentido sureste nos toparemos con Davy Byrnes, un pub que sigue sirviendo el tentempi¨¦ de pan y gorgonzola junto al dulce borgo?a que Bloom devora en uno de los cap¨ªtulos de la novela. A menos de un kil¨®metro aguarda el r¨ªo Liffey, que sirvi¨® de escenario para la obra Dublineses (1914), de Joyce, y protagoniz¨® las escenas costumbristas de Jack Butler Yeats que cuelgan en la National Gallery de Irlanda. Una buena manera de recorrerlo es dirigirse hacia el oeste, hacerse la foto de rigor en el puente de O¡¯Connell y continuar hasta Croppies Acre. En este parque hist¨®rico descansa la escultura en bronce de Anna Livia Plurabelle, el personaje de la novela c¨®mica Finnegans Wake (1933) que Joyce describi¨® como una mujer-r¨ªo. Callejear por el bullicioso Temple Bar hasta Duke St. de pub en pub (los irlandeses dicen tener su autor¨ªa) y saborear la ¨²ltima guinness en The Oval (78 Middle Abbey St.), que dio cobijo a algunos personajes joycianos, ser¨¢ el final esperado de este relato en forma de viaje.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.