Dubl¨ªn, la ciudad de los mil ¡®pubs¡¯
De la torre donde arranca la novela Ulises al museo de la emigraci¨®n, pintas de Guinness bien tiradas y animadas noches en el barrio de Temple Bar. Un d¨ªa intenso en la capital irlandesa
Dubl¨ªn tiene dos puentes de Santiago Calatrava sobre el r¨ªo Liffey. Pero ciudades con dos obras del arquitecto valenciano hay unas cuantas. Con tres premios Nobel de Literatura (William Butler Yeats, George Bernard Shaw y Samuel Beckett), menos. Y con un millar de pubs, solo esta. ?ltimamente, adem¨¢s, ha habido una explosi¨®n de destiler¨ªas de whisky en la capital de Irlanda: en los ¨²ltimos seis a?os, han pasado de 4 a 18. Elija un libro de dichos autores, un pub con dos o tres siglos de antig¨¹edad y un whisky de malta de 14 a?os, y aqu¨ª estar¨¢ en el para¨ªso.
9.00?Chapuz¨®n matinal
Si se quiere empezar la jornada a tope, nada como darse un chapuz¨®n en las g¨¦lidas aguas de la bah¨ªa de Dubl¨ªn, en la cala rocosa de Forty Foot (1), como hacen todos los d¨ªas del a?o valientes nadadores locales, alguno nonagenario. Ah¨ª mismo, a 14 kil¨®metros al sureste de la ciudad, est¨¢ la torre de James Joyce (2), una atalaya costera de principios del siglo XIX donde el escritor dublin¨¦s pas¨® una semana en septiembre de 1904 y donde arranca su archifamosa novela Ulises. Es un museo gratuito.
10.00?El fresno de James Joyce
Un plan b m¨¢s reposado para empezar el d¨ªa es desayunar en MoLi (3), el reci¨¦n inaugurado museo de literatura de Irlanda, que ocupa un espl¨¦ndido edificio georgiano del University College Dublin, donde estudi¨® Joyce. Situado en el centro de Dubl¨ªn, en el jard¨ªn se conserva el fresno bajo el que se fotografi¨® el d¨ªa de su graduaci¨®n. Otro museo que merece la pena visitar es el Epic (4). Abierto en 2016, est¨¢ dedicado a la emigraci¨®n irlandesa, con docenas de proyecciones, instalaciones art¨ªsticas y juegos interactivos repartidos por las tripas abovedadas de un antiguo almac¨¦n de los Docklands, la renovada zona portuaria. Produce congoja y regocijo a partes iguales, pues se empieza la visita recordando la Gran Hambruna y se acaba bailando con el subid¨®n verde de San Patricio, fiesta que se celebra en todo el mundo porque en ¨¦l hay 70 millones de irlandeses, 10 veces m¨¢s que en la propia isla.
12.00 Los sabores del whisky
Solo hay algo m¨¢s irland¨¦s que San Patricio y la emigraci¨®n: la cerveza Guinness. No es r¨¢pido ni f¨¢cil tirar bien una pinta de esta negra cremosa. En el museo Guinness Storehouse (5), en la hist¨®rica f¨¢brica de St. James¡¯s Gate, de 1759, a uno le ense?an. A cinco minutos a pie, en la vieja central el¨¦ctrica del complejo acaba de abrir la destiler¨ªa de whisky Roe & Co (6), donde lo que se ense?a a los visitantes, aparte del propio lugar, es a elaborar un c¨®ctel mezclando esencias y sabores primarios, incluido el umami. Los forofos de Joyce ir¨¢n a reponer fuerzas al pub Davy Byrnes (7) (21 Duke St), donde a¨²n se sirve el s¨¢ndwich de gorgonzola que sol¨ªa tomar el escritor con una copa de borgo?a. Los que no, a Urban Brewing (8), junto al Epic, donde hay buenas cervezas elaboradas in situ (la stout O¡¯Hara no tiene nada que envidiar a la Guinness) y unas hamburguesas a la parrilla excepcionales.
15.00?Un ritual dublin¨¦s
Tras comer y beber, se puede dar un paseo digestivo con Oscar Wilde, visitando su molona escultura en el parque de Merrion Square (9). A unos 10 minutos a pie, en la calle Suffolk, muy cerca del Trinity College, est¨¢ la estatua de Molly Malone (10), la m¨¢s ic¨®nica de Dubl¨ªn. Y la m¨¢s sobada: quien palpa sus senos dorados, dicen, regresa seguro a la ciudad. Y en cinco minutos m¨¢s, subiendo por la comercial Grafton Street (11), se llega al parque Saint Stephen¡¯s Green (12), completando un paseo deleitoso por el centro.
A 30 kil¨®metros se encuentra Powerscourt, un paisaje de postal presidido por el monte Great Sugar Loaf
Una alternativa a este recorrido es una escapada en coche a los jardines se?oriales de Powerscourt (13), en Wicklow, a unos 30 kil¨®metros al sur, para admirar sus secuoyas, acebos y tejos de tres siglos y su paisaje de postal, presidido por el monte Great Sugar Loaf (gran pan de az¨²car). Powerscourt es tambi¨¦n un hotel de lujo?y una destiler¨ªa.
17.30?Mercadillo y helado
Cerca de Saint Stephen¡¯s Green est¨¢ George¡¯s Street Arcade (14). El centro comercial m¨¢s antiguo de la ciudad, de estilo victoriano, es hoy un mercadillo popular donde se mezclan los puestos de ropa india con los de vinilos, los de bisuter¨ªa con los de numism¨¢tica¡ Para los poco apasionados de las compras se puede endulzar la visita justo al lado, en Three Twenty Ice Cream Lab (15) (30 Drury St), donde preparan helados usando nitr¨®greno l¨ªquido.
20.00?Cenar en la iglesia
Un plan muy divertido es cenar en The Church (16), la iglesia donde se cas¨®, en 1761, Arthur Guinness, creador de la famosa cerveza. El ¨®rgano ya no suena, pero bandas locales tocan en el altar a todo trapo. M¨¢s tranquilo es Sole (17) (18-19 South William St). Sole, en ingl¨¦s, es lenguado, y la especialidad de esta casa es el pescado, que se sirve fresqu¨ªsimo. Y las ostras, que crecen en los 5.600 kil¨®metros de costa irlandesa.
21.30?Un bar de 1818
De noche, la multitud se re¨²ne dentro y fuera de The Temple Bar (18), un pub de 1840 que ha dado nombre y una animaci¨®n extraordinaria al barrio. Un poco menos tumultuosos son los bares de Merrion Row y su prolongaci¨®n, Baggot Street, al este de Saint Stephen¡¯s Green. El??Toners Pub (19) data de 1818 y tiene una barra con paneles divisorios de madera, como una cuadra, y un conocido snug, reservado donde hace d¨¦cadas beb¨ªan sin que nadie les incordiara mujeres, polic¨ªas de servicio y el poeta Yeats. Ser¨ªa muy buen escritor, pero como compa?ero de fiesta no tanto: ¡°Ahora que s¨¦ lo que es un pub¡±, dijo tras ser arrastrado hasta aqu¨ª por su amigo Gogarty y tomarse un sorbo de jerez, ¡°?ser¨ªas tan amable de acompa?arme a casa?¡±. A 100 metros est¨¢ O¡¯Donoghues (20), el m¨¢s c¨¦lebre singing pub de Dubl¨ªn, en cuyo patio comenz¨® a tocar en 1962 la legendaria banda de folk The Dubliners. Por doquier hay fotos de aquellos barbudos que ahora pasar¨ªan por h¨ªpsteres.
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