El renacer de Londres: espect¨¢culos, gastronom¨ªa y ascensores que suben al cielo

Entre las franquicias de Leicester Square y los neones de Picadilly Circus, a dos pasos de los farolillos rojos del Chinatown del Soho, se esconde tras una puerta de Coventry Street parte de la esencia de Ibiza. El grupo Pach¨¢ se hizo en 2021 con el c¨¦lebre Caf¨¦ de Paris y lo ha reconvertido en L¨ªo London. Es uno del los renacimientos de una ciudad que nunca se queda quieta. No importa con la frecuencia que se visite, siempre hay algo nuevo que experimentar en ella. El lugar que abri¨® hace 110 a?os y atrajo a sus mesas a Frank Sinatra y Grace Kelly se transforma ahora en una nueva sucursal del imperio balear que en su local original ha acogido a Leonardo DiCaprio y Anne Hathaway. Las principales acrobacias del equipo de int¨¦rpretes que act¨²an en el escenario y entre las mesas del local son puramente est¨¦ticas. Dorado y negro en la ropa y brillo en el maquillaje.

Lo de trasladar el sabor de la isla al centro de Londres es casi literal, porque el men¨² que acompa?a al espect¨¢culo tiene mucho de ibicenco. El chef Adam Rawson, que trabaj¨® para la cadena de hoteles The Standard, trabaja los platos espa?oles que marca Pach¨¢, maridados con la lista de vinos de Romain Audrerie, el que fuera sumiller de uno de los restaurantes de la ciudad m¨¢s complicados a la hora de reservar: Chiltern Firehouse. La mesa de L¨ªo London es en realidad un fest¨ªn espa?ol para las papilas gustativas: est¨¢n disponibles tambi¨¦n el jam¨®n de bellota cinco jotas, anchoas c¨¢ntabras, carabineros, el cordero segoviano¡­

En Londres siempre hay una atracci¨®n nueva que visitar. La m¨¢s reciente (mejor decir una de las m¨¢s recientes) tiene que ver con la resurrecci¨®n de Battersea Power Station. La ic¨®nica central el¨¦ctrica separada por el r¨ªo T¨¢mesis de los barrios de Chelsea y Pimlico, la de la portada del disco Animals (1977) de Pink Floyd y la pel¨ªcula Help! (1965) de los Beatles, se ha reconvertido en centro de ocio. Restaurantes, tiendas, supermercados y modernos edificios de viviendas dan nuevo sentido al edificio, el m¨¢s grande de ladrillo de Europa, tras a?os soportando una gigantesca remodelaci¨®n urbana que le hab¨ªa dejado un aspecto apocal¨ªptico a lo Mad Max. Llevaba desde 1983 sin generar energ¨ªa. Ahora que est¨¢ todo inaugurado y remodelado, afloran en ¨¦l nuevos atractivos. Uno de ellos es Lift 109. Un ascensor colocado en una de sus casi centenarias chimeneas, la de la posici¨®n noroeste, eleva al visitante a m¨¢s de 100 metros de altura para ofrecer unas vistas de 360 grados in¨¦ditas en la ciudad. La experiencia es algo retrofuturista.

Dentro de una estructura de principios del siglo XX, un juego de luz y sonido propio de los relatos de ciencia ficci¨®n sirve de antesala para la sorpresa final, cuando la cabina transparente en la que se sit¨²an los visitantes, similar a las de la noria del London Eye, llega al exterior. Se mantiene parada durante unos 10 o 15 minutos aproximadamente. A la entrada, mientras se espera a acceder al ascensor, un breve relato visual del hist¨®rico lugar ameniza la espera. Ahora, en vez de humo, la antigua f¨¢brica exuda visitantes.

A muy poca distancia, tambi¨¦n garantiza buenas vistas la piscina en la azotea del nuevo art¡¯otel, cuya elaborada est¨¦tica recuerda los tiempos en tecnicolor de los sesenta y setenta. Roger Waters y Paul McCartney se habr¨ªan alojado en ¨¦l de j¨®venes. Est¨¢n a tiempo de hacerlo. El hotel, situado en el edificio de viviendas Battersea Roof Gardens, creaci¨®n del estudio Foster + Partners, es de los de no salir a la calle durante toda la estancia para no perderse nada de lo que ofrece.

Un grupo de amantes del arte crearon en la d¨¦cada de los noventa esta exclusiva cadena de hoteles boutique que, en su reciente apertura en esta ¨¢rea de la capital brit¨¢nica, ha contado con el espa?ol Jaime Hay¨®n para decorar sus interiores para lo que es un museo en s¨ª mismo, con obras distribuidas por todos sus rincones. Su m¨²ltiple experiencia gastron¨®mica tiene mucho del sabor de la vieja Europa.

El restaurante Joia, en las alturas, es pura esencia ib¨¦rica. Es la nueva apuesta del chef portugu¨¦s Henrique S¨¢ Pessoa y pelea con ¨¦l por ampliar su colecci¨®n de estrellas Michelin: tiene dos por el lisboeta Alma. Adem¨¢s de las ra¨ªces de su pa¨ªs, la carta est¨¢ influenciada por la cocina catalana. Su cocteler¨ªa, con DJ en alza incluidos, es tambi¨¦n merecedora de galardones. Con las mismas influencias que su restaurante hermano, en la lista de bebidas hay hasta sangr¨ªa y una versi¨®n ¨ªbera del Spritz. Por otra parte, Tozi Grand Caf¨¦, a ras de suelo, es ya uno de los mejores restaurantes italianos de la ciudad. Y, por muy popular que sea la gastronom¨ªa del pa¨ªs, eso no significa que su men¨² no est¨¦ lleno de sorpresas. La burrata con caponata, los pescados y el tiramis¨² de pistacho son algunas de sus especialidades. Es tan vers¨¢til que en ¨¦l se sirven los desayunos, los brunch, las comidas, las cenas y las copas del hotel.

Y desde junio ha regresado la vida cultural londinense, la de la National Portrait Gallery. El museo de Trafalgar Square ha estado tres a?os cerrado por una gigantesca remodelaci¨®n que ha costado casi 40 millones de euros. Volvi¨® el 22 de junio con una nueva planta nombrada como su donante, el ala Blavatnik ¨Dsir Leonard Blavatnik es considerado como una de las grandes fortunas del mundo¨D, que recopilar¨¢ retratos de los grandes de la historia brit¨¢nica, con un sentido m¨¢s actual y diverso. Abarcar¨¢ desde la realeza Tudor y el cient¨ªfico Charles Darwin hasta el activismo pol¨ªtico de Emmelinbe Pankhurst y la enfermera brit¨¢nico-jamaicana Mary Seacole. La nueva vida de esta instituci¨®n cultural es el s¨ªmbolo de la continua renovaci¨®n y eclecticismo de una de las ciudades m¨¢s inquietas del mundo.

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