La Ruta Moche de Per¨²: una ciudad de adobe, momias, pir¨¢mides y una parada en Trujillo
Un viaje que adem¨¢s de descifrar la apabullante y ancestral cultura mochica, con una visita a Chan Chan o a La Se?ora de Cao, permite probar una gastronom¨ªa a todas luces imbatible
La estrella del turismo peruano es Machu Picchu, la cumbre del desarrollo del mundo inca, obra maestra de la arquitectura y la ingenier¨ªa ubicada en un entorno paisaj¨ªstico sin parang¨®n en el resto del planeta y considerada una de las siete maravillas del mundo. Pero la ancestral cultura mochica o moche, civilizaci¨®n que floreci¨® en el antiguo Per¨² entre los a?os 100 y 800, tambi¨¦n destac¨® por llevar a cabo grandes obras de ingenier¨ªa hidr¨¢ulica y por dejar un interesante legado arquitect¨®nico. Este se extendi¨® mayormente en las inmediaciones de ese mar del norte del bello durmiente, como llamaba a Per¨² la cantautora Chabuca Granda en aquella canci¨®n cuyos versos, una vez aqu¨ª, adquieren mucho sentido: ¡°Te amo, Per¨², y recorriera toda la gama de verdes que te adornan / Y el gris soberbio manto de tu costa / Que al subir por los cerros, en colores se torna¡±.
El trabajo de arque¨®logos como Walter Alva, R¨¦gulo Franco, Carlos Elera y Bernarda Delgado es digno de elogio. Los descubrimientos de sus correspondientes equipos no solo han aportado conocimiento, tambi¨¦n han evitado expolios y han contribuido a conservar y difundir las virtudes de una cultura previa a los incas cuyos vestigios configuran una ruta cultural muy significativa. La Ruta Moche permite, adem¨¢s, descifrar ciudades, pueblos, playas, bosques de algarrobos y una gastronom¨ªa a todas luces imbatible.
Para llevar a cabo una completa experiencia arqueol¨®gica conviene familiarizarse con t¨¦rminos como huaca (lugar sagrado) o huacos (las piezas de cer¨¢mica que salen al excavar los monumentos arqueol¨®gicos), as¨ª como las fechas en las que nos centramos: del a?o 100 al 850 se desarrolla la cultura mochica, del 900 al 1470 es el periodo chim¨² y desde 1470 hasta la llegada de Pizarro fue el momento inca. De la mano de Chaski Ventura, especialistas en viajes sostenibles y enfocados en las ra¨ªces culturales de Per¨², prestaremos atenci¨®n a cuatro paradas imprescindibles: Chan Chan, el museo Tumbas Reales de Sip¨¢n, el complejo arqueol¨®gico El Brujo y las pir¨¢mides de T¨²cume, adem¨¢s de un recorrido por Trujillo, capital del norte del pa¨ªs.
1. Chan Chan
Chan Chan es la ciudad de adobe m¨¢s grande de Am¨¦rica, desde 1986 patrimonio mundial por la Unesco. Est¨¢ constituida por 10 conjuntos amurallados y fue la capital del reino chim¨², muy avanzado en cuanto a planificaci¨®n urban¨ªstica y al manejo de materiales constructivos. Llaman la atenci¨®n sus amplios muros de 15 y 12 metros de alto por 5,20 metros de ancho, a trav¨¦s de los que se perciben altos conocimientos de agricultura y regad¨ªo, as¨ª como los talleres donde trabajaban los metales (se han encontrado variedad de ajuares funerarios de joyas de oro, cuencos y textiles).
Eran sociedades ¨¢grafas, de ah¨ª la importancia de sus dise?os y de su iconograf¨ªa reflejada en los murales que decoraban algunas tumbas. Sorprenden la cantidad de motivos relacionados con el mar, como los peces (que pescaban en embarcaciones de totora, una tradici¨®n que se mantiene ¨²nicamente en la vecina localidad de Huanchaco). El llamado corredor de peces y aves muestra figuras de peces de subida y de bajada, al albur de las corrientes marinas de aguas fr¨ªas (sur) y c¨¢lidas (norte). Hay im¨¢genes de pel¨ªcanos y rombos que representaban las redes de la pesca. Y hay canales paralelos como charcas hundidas para el cultivo de totora llamadas huachaques. Eran sociedades extremadamente organizadas que aprovechaban todo (como la piel de los lobos para fabricar sandalias).
La ciudad de Chan Chan, una de las m¨¢s importantes de la Am¨¦rica precolombina, es un conjunto de ciudadelas construidas en un estilo vanguardista a partir del adobe (milagrosamente conservado, para el que mezclaban diferentes tipos de arcilla). Los palacios vienen delimitados por muros y una sola puerta de entrada. La plaza central, de 500 metros cuadrados, explica bien el funcionamiento de estas sociedades teocr¨¢ticas gobernadas por sacerdotes cuyo poder se ve reflejado en cetros de mandos y en copas ceremoniales. No cuesta nada imaginar la entrada del gran se?or Chim¨² C¨¢pac transportado en literas (de hecho, este tipo de personajes de la ¨¦lite sufr¨ªan osteoporosis por no caminar), embadurnado de joyas y piedras, flanqueado por un s¨¦quito de m¨²sicos y danzantes hasta llegar a su trono.
2. La Se?ora de Cao
El descubrimiento de la se?ora de Cao en 2006 cambi¨® la historia de la arqueolog¨ªa. Si hasta entonces los grandes gobernantes eran sacerdotes guerreros, en este caso la gobernante fue una dama. La visita del complejo arqueol¨®gico El Brujo y del Museo de la Se?ora de Cao supone una lecci¨®n arqueol¨®gica de primer nivel.
La Se?ora de Cao fue la dama con mayor poder en la cultura mochica y gobern¨® el norte del actual Per¨² entre los siglos IV y V. El gran hallazgo se produjo cuando el arque¨®logo R¨¦gulo Franco y su equipo localizaron un enterramiento que conten¨ªa un fardo intacto que hab¨ªa preservado el cuerpo momificado de una mujer y su ajuar funerario. Las joyas inclu¨ªan collares, diademas, coronas, narigueras (los piercings de hoy) y dos cetros que evidenciaban la importancia de la Se?ora de Cao. El complejo, incre¨ªblemente asentado a los pies del mar, tambi¨¦n incluye la visita al museo, un fascinante edificio que alberga multitud de vestigios arqueol¨®gicos hallados en la Huaca Cao Viejo que se exponen en cinco salas que anteceden a la ¨²ltima, donde se observa el cuerpo momificado de la Se?ora de Cao.
Menci¨®n especial requiere la sensibilidad de la arquitecta Claudia Uccelli, culpable de un edificio que dialoga con la esencia de la propia cultura moche. ¡°La idea del Museo Cao nace de una b¨²squeda por una comprensi¨®n est¨¦tica de las culturas asentadas en la costa norte del Per¨². El manejo de la dualidad, con sus elementos de claroscuro, llenos y vac¨ªos, el emplazamiento de sus construcciones en el territorio y la materializaci¨®n de su mundo cosmog¨®nico fueron el punto de partida para una nueva propuesta que pretende establecer nuevos par¨¢metros sensoriales de percepci¨®n y de relaci¨®n tanto en su interior como en su exterior¡±, se?al¨® Uccelli sobre este proyecto de arquitectura org¨¢nica, topogr¨¢fica, insertada de tal modo en el lugar que los vac¨ªos la completan.
Como no estamos excesivamente lejos de Chiclayo, hay que ir al Fiesta Restaurante. Se dice que la arqueolog¨ªa es una suerte de espejo de todo un proceso cultural, pues bien, la cocina de este lugar es un espejo de las cualidades de la gastronom¨ªa peruana de tal modo que uno sale levitando. Igual que las culturas andinas se adaptaron al terreno por medio de una cosmovisi¨®n chaman¨ªstica, a trav¨¦s de su ceviche llamado Iceberg Mochica o del arroz con pato o del pisco sour preparado con un blending (mezcla de siete cepas pisqueras conocido como Cholo Number Guan, en spanglish) cualquiera se siente identificado con este rinc¨®n del mundo. El nombre del restaurante se queda muy pero que muy corto.
3. El Se?or de Sip¨¢n
Antes de la Se?ora de Cao y del museo de Ucelli, hubo otro gran descubrimiento y otro museo. El hallazgo de la tumba del Se?or de Sip¨¢n por parte del arque¨®logo Walter Alva y su equipo en la llamada Huaca Rajada fue el m¨¢s representativo en 1987. Por primera vez se descifr¨® intacto un entierro real de la civilizaci¨®n peruana anterior a los incas y la arqueolog¨ªa del Per¨² se convirti¨® en una de las m¨¢s importantes del mundo. Tanto es as¨ª que la portada de The New York Times destac¨® la frase ¡°Hazte a un lado, Tut¡±, en referencia a la tumba y a la figura egipcia de Tutankam¨®n.
Fue necesario edificar un museo con forma de Huaca en Lambayeque para celebrar la conquista. El Museo Tumbas Reales de Sip¨¢n es obra del arquitecto Celso Prado Pastor y su interior muestra en detalle los contenidos de este hallazgo de manera id¨¦ntica a c¨®mo excava un arque¨®logo el terreno: as¨ª, el visitante se sumerge piso a piso en una aventura que recrea la experiencia arqueol¨®gica y el descubrimiento del m¨¢s importante tesoro funerario de las Am¨¦ricas. A trav¨¦s de pasillos oscuros y vitrinas que reconstruyen con precisi¨®n la vida y la muerte de este pueblo hist¨®rico, se sucede una visita did¨¢ctica y reveladora de la influencia de un gran gobernante con poderes administrativos y religiosos en el valle de Sip¨¢n, que hab¨ªa sido enterrado con un impresionante arsenal de joyas de oro y plata (coronas, pendientes, tobilleras, sonajeros de oro de 22 kilates...), adem¨¢s de con sus esposas, un ni?o, dos llamas, un perro, un soldado y un vig¨ªa.
No hay mejor lugar en el que reposar la impresi¨®n que el vecino restaurante El C¨¢ntaro, una instituci¨®n de Lambayeque, donde lo m¨¢s importante es ponerse en manos de Juana Zunini de Jord¨¢n, cuyos reconocimientos en forma de premios y de afectos pueblan una pared entera de la entrada. Aqu¨ª no hay medias tintas. Esto es tradici¨®n, ceviche de tollo, tortilla de raya, humitas, chingurito, chirimpico, causa a la norte?a, aguadito de menudencia de pato. Ay, se?or de Sip¨¢n. Si para entender nuestro mundo contempor¨¢neo hay que entender los antecedentes, esta es sin duda una gran escuela. Uno se adapta al ecosistema de la mesa mientras aprende la diversidad de lo que no est¨¢ escrito.
4. Pir¨¢mides de T¨²cume
Rodeada por las 26 famosas pir¨¢mides que componen el complejo arqueol¨®gico de T¨²cume, considerado la ¨²ltima capital del reino de Lambayeque, la huaca llamada Las balsas de T¨²cume es otro de los punto fuertes de la Ruta Moche, un edificio de forma alargada de 33 metros de largo y 25 de ancho y una altura de 4,5 metros donde las excavaciones pudieron determinar siete fases constructivas superpuestas. As¨ª, la arque¨®loga y directora del museo de Sitio T¨²cume, Bernarda Delgado Elias, explica y muestra la supervivencia milagrosa y el rescate de los relieves ceremoniales con motivos marinos entre los que se identifican las ancestrales embarcaciones de totora llamadas ¡°caballitos¡± con la proa erguida. Esplendoroso arte mural perfectamente conservado cuyo tema central es la naturaleza: aves m¨ªticas en pie en actitud de remar, hombres ave, peces y aves marinas, as¨ª como una escena de navegantes y buzos. El museo se inaugur¨® en 1993 gracias a un convenio con el museo Kon-Tiki de Oslo y con el apoyo de Thor Heyerdahl, reconocido por sus expediciones interoce¨¢nicas. Las investigaciones arqueol¨®gicas lideradas por Bernarda Delgado El¨ªas merecieron el premio a Mejor Proyecto Mundial de Turismo otorgado por la Asociaci¨®n Brit¨¢nica de escritores de Viaje (BGTW) en la feria World Travel Markt de 2015.
Muy cerca, vale la pena visitar o pernoctar en el hospedaje rural Los Horcones de T¨²cume. Dise?ado y construido por los arquitectos Jorge Burtra y Rosana Correa, se trata del proyecto ganador del Hex¨¢gono de Oro en la X Bienal de Arquitectura del Per¨², que destaca por su adaptaci¨®n al entorno que lo rodea y la reinterpretaci¨®n contempor¨¢nea de las antiguas t¨¦cnicas constructivas con adobe.
5. Unas pinceladas de Trujillo
Como el punto de partida o de llegada de esta Ruta Moche ser¨¢ siempre Trujillo, no est¨¢n de m¨¢s un par de pinceladas acerca de ella. Por m¨¢s que el recuerdo del gran poeta C¨¦sar Vallejo sea una constante en Trujillo, pues es la ciudad en la que se form¨® de joven quien mir¨® de manera ¨²nica al interior del ser humano, vale la pena recorrerla desde su muralla fundacional, de forma el¨ªptica, implantada por el arquitecto italiano Joseph Formento, tomando como ejemplo el dise?o realizado por Leonardo Da Vinci para la ciudad Florencia. Con esa misma forma el¨ªptica, siguiendo las huellas de la antigua muralla, la avenida Espa?a circunda la trama urbana y es la antesala que permite penetrar en el centro hist¨®rico en el que destacan la catedral y la plaza de Armas. La catedral tiene el color amarillo claramente prehisp¨¢nico y es un permanente im¨¢n para fieles y visitantes. Hay mucha arquitectura virreinal en este centro hist¨®rico, reflejada en casonas con portones, postigos y balcones de hierro. Combinan bien con la cantidad de guariques (bares caseros tradicionales) que ofrecen chancho al plato, que se llama as¨ª porque se parte con platos, como en Segovia.
Trujillo fue fundada en 1534 por Diego de Almagro (hasta entonces fue la capital del reino chim¨²) para un a?o despu¨¦s ser reconocida por Pizarro, que, en honor de su Trujillo (extreme?o) natal, le puso ese mismo nombre. En 1820 se produjo la independencia que una escultura de 1830 conmemora. Contra el hambre repentina, los alfajores King Kong, que se venden por todas partes, son dignos de su nombre. Atenci¨®n al palacio Iturregui, del siglo XIX, con sus 120 metros de largo, de evidente influencia rococ¨® y neocl¨¢sica; al Club Central de los Millonarios y a la Casa de la Emancipaci¨®n, donde curiosamente se proclam¨® la independencia de Per¨² el 29 de diciembre de 1820 y hoy es una fundaci¨®n del BBVA. S¨ª, la vida es una comedia.
En la iglesia de la Merced (una orden, la mercedaria, imprescindible en esta ciudad) brilla la ausencia del campanario y el recuerdo del ilustre mercedario Tirso De Molina (seud¨®nimo de Gabriel T¨¦llez), que fue el primer gran autor del Siglo de Oro espa?ol que pis¨® Am¨¦rica (vivi¨® dos a?os en Santo Domingo) y para qui¨¦n Per¨² fue motivo de inspiraci¨®n, siendo, adem¨¢s, comendador durante un trienio en el Trujillo espa?ol. El autor de Don Gil de las calzas verdes y un atribuido mito de don Juan que da nombre a una plaza de Madrid fue enviado al exilio en 1625 por la junta de reformaci¨®n de las costumbres, acus¨¢ndole de escribir obras teatrales profanas, con estas palabras: ¡°Tratose del esc¨¢ndalo que causa un fraile mercedario, que se llama el Maestro T¨¦llez, por otro nombre Tirso, con comedias que hace profanas y de malos incentivos y ejemplos. Y por ser caso notorio se acord¨® que se consulte a S. M. mande que el Padre Confesor diga al Nuncio le eche de aqu¨ª a uno de los monasterios m¨¢s remotos de su Religi¨®n y le imponga excomuni¨®n mayor latae sententiae para que no haga comedias ni otro ning¨²n g¨¦nero de versos profanos¡±. El castigo dio sus frutos y, como cuentan sus bi¨®grafos, en el Trujillo extreme?o se relaciona con parientes de los Pizarro, lo que provoc¨® que Tirso escribiera la Trilog¨ªa sobre los Pizarro: Todo es dar en una cosa, Amazonas en las Indias, y La lealtad contra la envidia.
Imprescindible, asequible y m¨¢s popular que pretencioso es el restaurante Squalo¡¯s, una demostraci¨®n de buen hacer. Haremos bien si empezamos pidiendo el pisco sour catedral (el doble) con zarandajas como aperitivo, que requerir¨¢n, seguro, de un refeel. La descripci¨®n que aparece en la carta del ¡°ceviche dos texturas¡± expresa como un libro abierto lo que supone este plato y hasta d¨®nde quiere llegar y llega. Dice as¨ª: ¡°Dos formas y un mismo objetivo: su satisfacci¨®n. Armoniosa y bien cuidada combinaci¨®n del cl¨¢sico ceviche de lenguado con una receta concebida por la casa a base de tradicionales aj¨ªes, con el aj¨ª limo y el zumo de lim¨®n como protagonistas. Crocantes aros de calamar fritos al panko coronan un platillo creado pensando en cada uno de nuestros clientes-amigos¡±. Tras ¨¦l, las expectativas que genera leer ¡°causa crocante de pulpa de cangrejo y langostinos¡± se sobrepasan al probar el plato. Es tan conmovedor que uno entiende que se llame ¡°causita¡± a los amigos m¨¢s cercanos. Y es que uno sale de aqu¨ª y llama ¡°causita¡± a todo Dios, porque cuando uno sale de Squalo¡¯s el mundo es m¨¢s amable que antes y uno es m¨¢s amable con el mundo.
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