Bajar a una mina, comer pastel de zarangollo con morcilla y visitar un museo del cante: por la Sierra Minera de Cartagena
La Uni¨®n, la Mina Las Matildes y su entorno recuperado y la bah¨ªa de Portm¨¢n trazan una ruta que pone en valor el pasado y la cultura de esta zona de la Regi¨®n de Murcia
Para los amantes de la naturaleza, el senderismo y la historia, la Sierra Minera de Cartagena, en la Regi¨®n de Murcia, es un regalo del pasado. Aglutina los elementos m¨¢s ic¨®nicos de la industria de la miner¨ªa ¡ªcastilletes, chimeneas, hornos, polvorines, canteras a cielo abierto¡¡ª y un fascinante paisaje con una morfolog¨ªa y colores propios de otro planeta. Estos 25 kil¨®metros de cordillera litoral, declarados Bien de Inter¨¦s Cultural en 2015, constituyen el que fuera uno de los yacimientos minerales m¨¢s f¨¦rtiles de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica.
Para entender su valor es conveniente remontarse a ¨¦pocas ancestrales, cuando Cartagena fue uno de los epicentros de extracci¨®n de plomo y plata de la Hispania erigida por el imperio romano. Y a mediados del siglo XIX, cuando estall¨® una fiebre de la plata similar a la del oro norteamericano y esta zona se convirti¨® en uno de los principales puntos de exportaci¨®n mundial de estos minerales. Con el crecimiento del n¨²mero de mineros se fund¨® un nuevo pueblo: La Uni¨®n. Es all¨ª donde comienza nuestro itinerario.
Viaje a la ra¨ªz de la miner¨ªa y el flamenco
La Uni¨®n es conocida internacionalmente porque desde 1961 se celebra all¨ª, cada mes de agosto, uno de los concursos de flamenco m¨¢s prestigiosos del mundo y un punto cultural de referencia: el festival Cante de las Minas, considerado patrimonio nacional. Por ¨¦l pasaron tanto Camar¨®n como Paco de Luc¨ªa, y el premio de la L¨¢mpara Minera ha dado a conocer a artistas que ahora son referentes, como Miguel Poveda. El festival rinde homenaje a los cantes mineros-levantinos que surgieron en la zona de Cartagena y La Uni¨®n durante el auge de la miner¨ªa. Estos cantes fueron forjados por los inmigrantes andaluces que llegaron a trabajar en las minas, un destino que para muchos equival¨ªa a una sentencia a muerte, ya que se expon¨ªan a morir a causa del pulm¨®n polvoroso o neumoconiosis, una enfermedad producida por respirar polvo. De ah¨ª, el quej¨ªo, la hondura y el desgarro de estos palos del flamenco ¡ªla minera, la taranta, la murciana, la cartagenera, la levantica¡¡ª, que conforman la mejor banda sonora para recorrer estas tierras.
Aunque la escapada no coincida con el festival, los amantes del flamenco pueden visitar el museo del Festival Cante de las minas y casa Pi?¨®n en la sede del Ayuntamiento. As¨ª como la Catedral del Cante, donde se celebra el festival, y que sol¨ªa ser el mercado p¨²blico del pueblo. Dise?ado por el arquitecto catal¨¢n Victor Beltr¨ª en 1907, es uno de los edificios modernistas m¨¢s emblem¨¢ticos de la Regi¨®n de Murcia.
Para empaparse de la historia de la industria minera hay que dirigirse al nuevo Museo Minero de La Uni¨®n, que se inaugur¨® el pasado mes de febrero. Se trata de un edificio de dos plantas que ronda los 1.500 metros cuadrados y que fue dise?ado por el arquitecto Jos¨¦ Manuel Chac¨®n, conservando una fachada original que data de 1901. En ¨¦l se pueden contemplar cientos de objetos ¨²nicos del sector minero (vagonetas, maquinaria¡), fotograf¨ªas y una colecci¨®n de m¨¢s de 200 minerales. Su gran aliciente es que exhibe el ¨²ltimo malacate ¡ªla m¨¢quina que se utilizaba para la subida y bajada a las minas, as¨ª como para la extracci¨®n de agua y minerales¡ª de la Pen¨ªnsula. Una colosal estructura de madera con 200 a?os de historia y que constituye la pieza central del museo.
Uno de los sitios m¨¢s recomendados por los locales para comer es el restaurante El Vinagrero, un cl¨¢sico que aparece en la Gu¨ªa Repsol y que ha tenido todo tipo de reconocimientos desde que abriera sus puertas en 1910, entre ellos el Premio Mursiya Mezze que otorga anualmente el Club Murcia Gourmet al mejor restaurante de la regi¨®n. Ah¨ª se pueden degustar platos de la gastronom¨ªa murciana, como el pulpo al horno, el pastel de zarangollo con morcilla o los boquerones rellenos de pimiento y jam¨®n ib¨¦rico. Para dormir en el pueblo, una opci¨®n para alojarse es el Hotel Sierra Mar.
Rutas mineras de senderismo
La Fundaci¨®n Sierra Minera se fund¨® en 1998 como una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro y fue la culminaci¨®n de un esfuerzo comunitario de los vecinos, que se movilizaron para proteger la riqueza del patrimonio minero de la zona. Fueron los que impulsaron la conversi¨®n en museo de la Mina Las Matildes, que tras su expolio hab¨ªa sido abandonada y que en la actualidad es la ¨²nica mina restaurada visitable de la Sierra Minera ¡ªmientras se espera que se consiga la licitaci¨®n de una de las minas m¨¢s grandes de Europa, la Agrupa Vicenta¡ª.
Lo notable de la restauraci¨®n de la Mina Las Matildes, que incluye la habilitaci¨®n del acceso a su pozo de 225 metros de profundidad, es que tambi¨¦n concierne al reacondicionamiento de su entorno. En paralelo, se emprendi¨® un proceso de restauraci¨®n ambiental y paisaj¨ªstica de los alrededores, limpiando la contaminaci¨®n de los suelos causada por los desechos mineros y restableciendo la vegetaci¨®n con especies aut¨®ctonas, como el romero, la sabina mora o el olivo. Pero la Fundaci¨®n Sierra Minera no solo se limit¨® a eso, sino que reconvirti¨® una enorme casa que hace dos siglos albergaba las m¨¢quinas de vapor en un centro de interpretaci¨®n para difundir y educar sobre el patrimonio minero de la zona. En este centro de interpretaci¨®n se organizan actividades culturales y, previa reserva, se ofrecen rutas de senderismo guiadas dise?adas para los amantes del turismo ecol¨®gico y cultural. Pueden personalizarse seg¨²n preferencias y elegir entre recorridos que van desde la media jornada hasta varios d¨ªas de duraci¨®n.
Las rutas m¨¢s populares incluyen la visita del ic¨®nico complejo minero del Cabezo Rajao, situado sobre un volc¨¢n extinguido y que se erige sobre una monta?a partida en dos. As¨ª como el Lago Rojo, llamado as¨ª por el color de sus aguas contaminadas con ¨¢cido sulf¨²rico de pirita y otros minerales, procedentes de los vertidos de la cantera minera Brunita. Tambi¨¦n se recomienda visitar otros enclaves cargados de historia, como la Fundici¨®n P¨ªo Wandosell, el Descargadero, la Mina Blanca, el Llano del Beal o el Parque Ambiental de Huerto P¨ªo.
La bah¨ªa de Portm¨¢n: el mayor desastre ecol¨®gico del Mediterr¨¢neo
La ¨²ltima parada de este viaje la reservamos para visitar Portm¨¢n, un pueblo a 15 minutos en coche de La Uni¨®n. Tras una ¨¦poca de esplendor y bonanza durante el apogeo de la miner¨ªa, Portm¨¢n pas¨® a la historia por convertirse en el mayor vertedero de minerales de Espa?a, en la bah¨ªa m¨¢s t¨®xica del Mediterr¨¢neo.
El desastre dio comienzo en 1957, cuando la empresa minera que operaba en la zona, una multinacional de origen franc¨¦s llamada Pe?arroya (SMMP), empez¨® a destrozar el ecosistema con explotaciones a cielo abierto y a arrojar miles de toneladas diarias de vertidos mineros t¨®xicos en la bah¨ªa de Portm¨¢n. Una actividad que se prolong¨® durante m¨¢s de 30 a?os con el respaldo de las autoridades de entonces y que acallaron los gritos del pueblo y de organizaciones ecologistas como Greenpeace, incluso despu¨¦s de la dictadura franquista. Cuando Pe?arroya ces¨® su actividad, ya hab¨ªa vaciado 70 millones de toneladas de est¨¦riles en la bah¨ªa.
En este recorrido por el desastre medioambiental, adem¨¢s de detenerse a contemplar el estado de la bah¨ªa en la actualidad ¡ªcon la bandera negra de ecologistas en acci¨®n para visibilizar la mala gesti¨®n del litoral¡ª, uno puede visitar por fuera los vestigios del Lavadero Roberto, desde donde se vertieron los residuos que inundaron y destruyeron la bah¨ªa, el tren minero abandonado y el T¨²nel Jos¨¦ Maestre, que atravesaba la monta?a. Tambi¨¦n es interesante ver el museo arqueol¨®gico en lo que fue el antiguo hospital del pueblo. Para quitarse el mal sabor de boca uno puede comer en Casa Cegarra y dar un paseo hacia el faro.
Eso s¨ª, las secuelas de aquella cat¨¢strofe siguen patentes. M¨¢s de treinta a?os despu¨¦s, a¨²n no se ha implementado ning¨²n plan para regenerar la zona.
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