Los placenteros t¨®picos de Los ?ngeles: sol y surf, pero tambi¨¦n museos
De Santa M¨®nica a Venice Beach con paradas en el LACMA o el Arts District. Los elementos naturales de este trozo de California, y las formas en que lo art¨ªstico se pone al alcance del ciudadano, seducen a todo viajero
En un muelle sobre el Pac¨ªfico, la brisa eleva el salitre y lo transporta alrededor de centenares de cuerpos. Si el salitre fuera polvo, el aire brillar¨ªa con luz suave cerca de esos cuerpos que r¨ªen, gritan y se divierten en atracciones de feria de color pastel. Hay una monta?a rusa, una noria, juegos de punter¨ªa, de fuerza, puestos de churros, de souvenirs y un largo etc¨¦tera de cosas. Para que todo tipo de gente de todo tipo de edades y or¨ªgenes se lleve un gran recuerdo de un d¨ªa de verano en Santa M¨®nica (California), uno de los lugares m¨¢s famosos de la Costa Oeste estadounidense. Probablemente la mayor¨ªa no se imagina que ese muelle que pisan se construy¨® para que desembocaran ah¨ª las aguas negras de la ciudad. Afortunadamente, hace m¨¢s de 100 a?os que ya no se usa para eso.
Ahora, bajo esa estructura est¨¢n las olas y la arena, supuestamente libres de vertidos, y huele a protector solar y a algas. A un lado, los ba?istas meten los pies o el cuerpo entero en el agua fr¨ªa de este lado del mundo. M¨¢s all¨¢, al fondo de la playa blanca, las pelotas vuelan sobre las redes de v¨®ley, y detr¨¢s, en un paseo flanqueado de palmeras, unos corren, otros van en bici y otros en skate. En este caso, la realidad no dista tanto de lo que aparece en las pel¨ªculas.
A la playa de Santa M¨®nica le sigue, hacia el sur, la de Venice, un vecindario de la ciudad de Los ?ngeles. El l¨ªmite entre ambas es invisible, pero se nota porque en el paseo mar¨ªtimo empiezan a aparecer cantantes callejeros, puestecitos de arte, tarot, bares y fachadas con grafitis coloridos. Esta es una zona de t¨®pico bohemio, art¨ªstico y californiano, y lo que m¨¢s sintoniza con eso es caminarla tom¨¢ndose un helado o un vaso de fruta fresca partida en trozos. Casi como si fuera un parque tem¨¢tico disimulado, o dise?ado con mucha naturalidad, unos pasos m¨¢s adelante se llega al ¨¢rea de los deportes. Primero est¨¢ el skate park, frente a la playa. Ah¨ª, chicos y chicas se deslizan por dunas de cemento, cogen velocidad y practican diferentes trucos y saltos, con gotas de sudor que hacen que les brille la piel bronceada. Luego est¨¢n las canchas de baloncesto, despu¨¦s las barras para hacer todo tipo de ejercicios y, al final, el p¨¢del.
Dejando atr¨¢s la playa, cuando empieza a ponerse el sol, se iluminan de una forma m¨¢s sentimental los canales, creados a principios del siglo XX de manera artificial, a imagen y semejanza de la italiana Venecia. Ahora est¨¢n bordeados de casitas id¨ªlicas y car¨ªsimas, con sus jardines mirando al agua, y con puentes de barandillas blancas y suelo de madera para cruzar de manera rom¨¢ntica entre uno y otro.
Arte en la luz y en el espacio
En los a?os cincuenta del pasado siglo, artistas californianos encapsularon esos placenteros t¨®picos de Santa M¨®nica y Venice Beach ¡ªel sol, el surf, la arena¡ª y los convirtieron en un concepto art¨ªstico. Esos elementos naturales formaron la c¨¦lula primigenia que dio vida al Movimiento Luz y Espacio.
En el primer piso de uno de los edificios que conforman el Los Angeles County Museum of Art (LACMA) hay una exposici¨®n et¨¦rea y atmosf¨¦rica sobre ese movimiento. El LACMA es el museo m¨¢s grande de Los ?ngeles, en parte financiado gracias al matrimonio de fil¨¢ntropos Eli y Edythe Broad, que destinaron millones de d¨®lares a promover el arte, la educaci¨®n y la investigaci¨®n cient¨ªfica en la ciudad. Ellos tambi¨¦n crearon otro de los museos m¨¢s importantes, en este caso de arte contempor¨¢neo: The Broad, situado en el centro urbano, lo que all¨ª se llama el Downtown. De uno a otro se llega en menos de una hora en metro o autob¨²s.
Y para una vivencia art¨ªstica que incluye exposiciones, pero que va m¨¢s all¨¢, est¨¢ el Getty Center, pasando Beverly Hills, cerca de Bel Air, en los barrios de la gente m¨¢s adinerada. Todo en ¨¦l es una experiencia, desde que se llega y se toma el tranv¨ªa en la entrada hasta que se pisa el recinto muse¨ªstico, en una colina, sobrevolando la metr¨®poli. Ah¨ª est¨¢n los jardines, las plazas, las esculturas, las fuentes, los estanques, los edificios y las terrazas que ide¨® el arquitecto Richard Meier. Todo ese dise?o gira en torno a un elemento en concreto: la luz natural. Por eso est¨¢ lleno de paredes de cristal. Y las que son de piedra tambi¨¦n est¨¢n elegidas para que se creen unos tonos determinados aprovechando el reflejo del sol de esta zona de California. Adem¨¢s, el conjunto arquitect¨®nico est¨¢ pensado para que fluya el movimiento, para que sea f¨¢cil pasar del interior de los pabellones al exterior en un paseo multisensorial.
Pero dentro de los museos casi todo es as¨¦ptico, el aire acondicionado parece que vac¨ªa el lugar de olores. As¨ª que para disfrutar de un arte cargado de fragancias y al alcance de todos, lo mejor es visitar el Arts District, de vuelta al centro. En la Angel City Brewery, una cervecer¨ªa dentro de una nave industrial decorada con cuadros y objetos variados, est¨¢ el famoso grafiti de las alas de ¨¢ngel que cre¨® Colette Miller y que se ha reproducido en much¨ªsimas otras ciudades. No es el ¨²nico mural, muchas paredes de este distrito est¨¢n llenas, interrumpidas por las puertas, ventanas y fachadas de algunas asociaciones art¨ªsticas y galer¨ªas. En esa porci¨®n de la ciudad solo hace falta deambular por las calles e ir descubriendo lo bueno de dejarse llevar hasta que el cuerpo aguante.
La escritora y activista Audre Lorde escribi¨®: ¡°Siento, luego puedo ser libre¡±. Simplific¨¢ndolo mucho, fue su manera de actualizar la famosa frase ¡°Pienso, luego existo¡±, del fil¨®sofo Ren¨¦ Descartes, feminiz¨¢ndola y racializ¨¢ndola. Todo este recorrido por Santa M¨®nica y por Los ?ngeles pone en pr¨¢ctica esa idea de Lorde. Es un paseo que se transforma en una concatenaci¨®n de saltos entre galaxias tremendamente bellas para el cerebro, las emociones y la capacidad sensorial si el viajero es capaz de vivirlo fuera del territorio de la l¨®gica.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a la newsletter de El Viajero y encuentra inspiraci¨®n para tus pr¨®ximos viajes en nuestras cuentas de Facebook, Twitter e Instagram.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.