Aventuras de Pen¨ªnsula de Osa, el lado ind¨ªgena de Costa Rica
No es f¨¢cil llegar a esta regi¨®n, pero merece la pena. El territorio est¨¢ lleno de sitios para observar fauna y flora ex¨®tica, hacer excursionismo en plena selva, adentrarse en la cultura ind¨ªgena y disfrutar de fant¨¢sticos alojamientos ecol¨®gicos, entre otros
El sur de Costa Rica es probablemente su zona menos tur¨ªstica, pero los que quieran conocer la cultura rural e ind¨ªgena del pa¨ªs, aqu¨ª podr¨¢n conectar con la tierra y su gente. Y este sur in¨¦dito incluye la pen¨ªnsula de Osa, la regi¨®n m¨¢s meridional del Pac¨ªfico costarricense y tambi¨¦n la menos poblada. No es f¨¢cil llegar hasta aqu¨ª, pero el sur recompensa a los viajeros con algunas de las mejores opciones de observaci¨®n de fauna y excursionismo, con la cultura ind¨ªgena m¨¢s rica, con playas v¨ªrgenes, remotos y fabulosos alojamientos ecol¨®gicos, y experiencias inmersivas en la selva tica, como en ning¨²n otro lugar del pa¨ªs.
M¨¢s informaci¨®n en la nueva gu¨ªa de Costa Rica de Lonely Planet y en www.lonelyplanet.es
Un viaje a la biodiversidad del sur
En el sur no encontraremos sofisticados hoteles ni internet de alta velocidad, pero s¨ª una gran biodiversidad, con una amplia pluralidad de mi?croclimas y paisajes, e infinidad de propuestas de excursiones para todos los gustos. Las mesetas de Providencia son un para¨ªso para los aman?tes del caf¨¦ y un aut¨¦n?tico parque de aventuras para los amantes de los de?portes extremos. San Gerardo de Rivas resulta un en?cantador pueblo emplazado en el bos?que nuboso, en el coraz¨®n de la cordillera de Talamanca, y que alberga el pico m¨¢s alto de Costa Rica.
Pero es sobre todo la pen¨ªnsula de Osa la que empieza a despertar el inter¨¦s de los viajeros m¨¢s concienciados ecol¨®gicamente: alberga el 2,5% de la biodi?versidad mundial, a pesar de que abarca menos de una millon¨¦sima parte de la superficie del planeta. Na?tional Geographic la califi?c¨® como ¡°el lugar biol¨®gica?mente m¨¢s completo de la Tierra¡± por su abun?dancia de flora y fauna te?rrestre y marina, que se puede ver en el Parque Nacional Corcovado. De?bido a su fr¨¢gil y singular ecosistema, todo est¨¢ enfocado al ecoturismo y la conservaci¨®n.
En la parte m¨¢s continental de este sur diverso y diferente hay otra propuesta: aprender sobre las comunidades br?r¨¢n y boruca en T¨¦rraba, en museos, talleres y estancias en casas particulares, que nos conectar¨¢n con el pasado y el presente ind¨ªgena del pa¨ªs, ausente en el resto del territorio.
Bah¨ªa Drake, tesoros piratas, tesoros ecol¨®gicos
Aunque el Parque Nacional Corcovado es la principal atracci¨®n de la pen¨ªnsula de Osa, su puerta de entrada es Bah¨ªa Drake, un verdadero para¨ªso para los submarinistas y un magn¨ªfico punto de partida para conocer la vida rural. La bah¨ªa Drake est¨¢ al norte de la pen¨ªnsula, y toma su nombre de Francis Drake, el explorador, corsario y traficante de esclavos brit¨¢nico que supuestamen?te llev¨® a cabo incursiones y escondi¨® tesoros en esta zona a finales del siglo XVI. Ahora el mayor tesoro de la regi¨®n es su naturaleza: a Drake llegan cada vez m¨¢s visitantes, sobre todo para conocer el Parque Nacional Corcovado. Muchos visitantes se alojan en el pueblo costero de Agujitas para tener f¨¢cil acceso al parque y a los circuitos de submarinismo y buceo a la isla del Ca?o, pero la bah¨ªa merece dedicarle unos d¨ªas, para disfrutar del esplendor de la pen¨ªnsula de Osa y su biodiversidad. Y, c¨®mo en toda Costa Rica, no faltan las propuestas de actividades y deportes al aire libre.
Entre sus mejores playas, est¨¢ la de San Josecito, tranquila, de arena dorada, ideal para tomar el sol y relajarse. O la Playa Colorada, con restaurantes y tiendas y la apartada Playa Las Caletas, con formaciones rocosas y mucha fauna, a poca distancia a pie de la playa Colorada.
Alrededores de la Bah¨ªa Drake: Por los manglares del Sierpe
Mucha gente visita la bah¨ªa Drake durante un par de d¨ªas para explorar el Corcovado y luego regresa a zonas m¨¢s po?pulares de la costa del Pac¨ªfico. Sin embargo, hay infinidad de aventuras por toda la pen¨ªnsula de Osa m¨¢s all¨¢ de Agu?jitas y el Parque Nacional Corcovado.
El ecoturismo es una forma excelente de conocer la vida ru?ral fuera de las zonas tur¨ªsticas y establecer v¨ªnculos con gen?te local. A una hora en barco o en coche a las afueras de la localidad de Bah¨ªa Drake se ofrecen singulares experiencias en la natu?raleza para descubrir la biodiversidad de la pen¨ªnsula y tal vez sea buena idea tomarse un respiro de los circuitos en grupo para expe?rimentar la regi¨®n a trav¨¦s de una mirada local.
Una de las mejores experiencias es hacer un circuito por los manglares: los ticos te recomiendan llegar a Sierpe temprano para recorrer estos laberintos acu¨¢ticos y poder llegar de vuelta a Bah¨ªa Drake antes del anochecer. El pueblo de Sierpe es famoso por tener expuestas esferas del Diqu¨ªs (unas extra?as piedras precolombinas) en el parque municipal y por ser el punto de par?tida para ir a la Bah¨ªa Drake. Aqu¨ª no hay mucho m¨¢s para los turistas, aunque la geograf¨ªa y la topograf¨ªa hacen que el r¨ªo Sierpe sea el lugar perfecto para ver fauna entre impresionantes manglares.
Los manglares desempe?an un importante papel protector para la Tierra y para miles de especies de flora y fauna. Esta enorme red de mangles funciona como barrera contra la ero?si¨®n durante la crecida de los cauces en la estaci¨®n de lluvias, contribuye al suelo rico en nutrientes a lo largo del r¨ªo y fil?tra el carbono del planeta. Los manglares son un ecosiste?ma distintivo en el que pueden prosperar mam¨ªferos, repti?les, aves, insectos y plantas.
Rancho Quemado: una aventura alternativa para relajarse en el campo
No todo son playas y bosques en este sur alternativo. Rancho Quemado es un peque?o y pintoresco pueblo a 45 minutos de la bah¨ªa Drake, donde algunas familias locales han abierto sus casas a los turistas para ofrecer experiencias de ecoturismo sostenible que muestran c¨®mo es la vida diaria fuera de las playas y los parques nacionales.
Hay muchas opciones, desde circuitos de naturaleza y plantas aut¨®ctonas, hasta excursiones a cascadas, pesca en una laguna o clases de cocina. Se puede dar un paseo a pie con don Carlos, el propietario, y su hermano, entre los ¨¢rboles frutales tropicales de su finca antes de remar en piragua por el r¨ªo para ver aves aut¨®ctonas, como garcetas n¨ªveas o tucanes. El colof¨®n es siempre una deliciosa comida con ingredientes frescos de la finca y jugo de ca?a de az¨²car.
En otra finca, Las Minas, se puede probar a buscar oro en un arroyo. El propietario, don Juan Cubillo, explica la histo?ria de la miner¨ªa del oro y su importancia para la regi¨®n, y ofrece informaci¨®n sobre su legado ind¨ªgena. Juan gu¨ªa a los viajeros hasta el cercano r¨ªo, donde se puede observar y ex?perimentar el bateo de oro en la tierra rica en hierro. Luego, su esposa, Rosa, ofrece una sabrosa comida casera preparada con ingredientes locales en su cocina al aire libre.
Ba?arse entre cascadas en la selva o bucear en la isla del Ca?o
Aunque gran parte del turismo en la bah¨ªa Drake se centra en el Parque Nacional Corcovado o en salir a explorar sus aguas, hay algunos impresionantes senderos y cascadas unos cuan?tos kil¨®metros tierra adentro. Solo hay que conducir 30 minutos hasta Los Planes para pasar un d¨ªa de excursi¨®n por el r¨ªo Agujitas, uno de los m¨¢s limpios de Costa Rica. La ruta de 15 kil¨®metros para ver las tres cascadas serpentea por arroyos y lechos fluviales, llevando a los visitantes por la selva y alej¨¢ndolos de la cobertura m¨®vil y de todo lo que suene a cotidiano. Hay que moverse con cuidado por los senderos y detenerse de vez en cuando para apreciar los paisajes. En la esta?ci¨®n de lluvias, el verde, h¨²medo y frondoso follaje refleja de forma hipn¨®tica la luz del sol en forma de arco¨ªris, pero el te?rreno tambi¨¦n est¨¢ m¨¢s resbaladizo, y la excursi¨®n puede que se cancele debido a inundaciones.
Otro lugar para experimentar la biodiversidad de la pen¨ªnsu?la de Osa y nadar es la isla del Ca?o. La isla y sus aguas son una reserva biol¨®gica protegida por el Gobierno des?de 1978 y los submarinistas acuden en masa a la bah¨ªa Drake para bucear en las aguas cristali?nas de esta isla, con una visibilidad excelente durante la temporada de submarinismo que va de diciembre a abril. Desde Bah¨ªa Drake salen los barcos para la isla: unos 45 minutos con vistas fant¨¢sticas a las aguas azules y la pen¨ªnsula de Osa, con la posibilidad de ver bancos de del?fines o ballenas.
La zona est¨¢ repleta de fauna y es habitual bucear entre ti?burones (como tiburones ballena y tiburones toro), pulpos, tortugas marinas, rayas y decenas de especies de peces. Hay submarinistas que se animan tambi¨¦n a explorar las maravillosas cue?vas y los extensos arrecifes de coral o a hacer inmersiones nocturnas, que son una experiencia muy diferente.
La peque?a isla cuenta con siglos de historia ind¨ªgena: hay esferas precolombinas, y fue utilizada como cementerio por el pueblo chiriqu¨ª entre el 700 y el 1500 a.C. El n¨²mero diario de visitantes que puede pisar la isla est¨¢ limita?do, por lo que hay que reservar e ir con un gu¨ªa certificado.
Parque nacional Corcovado: La Sirena y La Leona
Corcovado es la gran atracci¨®n natural del sur de Costa Rica, por la que ya merece la pena el viaje a la pen¨ªnsula de Osa. Este remoto parque nacional alberga el 2,5% de la biodiversidad mundial y abarca el 40% de la pen¨ªnsula de Osa. Su flora y fauna se ponen de manifiesto nada m¨¢s entrar en el parque: una plurisilva imponente, r¨ªos, y aves, mam¨ªferos y reptiles de m¨²ltiples especies por toda parte.
Que nadie pretenda verlo todo: este es un parque enorme, con 42.570 hect¨¢reas terrestres y 5375 marinas, que alberga muchos ecosistemas, con bosques, pla?yas, arrecifes de coral, manglares y pantanos de agua dulce. Hay muchas formas de acceder al parque desde diferentes puntos de la pen¨ªnsula, pero La Sirena es la entrada m¨¢s cercana a la bah¨ªa Drake y la zona m¨¢s visitada por su proxi?midad a Uvita y a otros populares destinos de la costa.
Solo se permite la entrada de 100 visitantes diarios por el sector La Sirena, y si se pretende dormir all¨ª, en medio de la selva, solo un m¨¢ximo de 70 visitantes puede pernoctar en la estaci¨®n de guardabosques La Sirena, con dormitorios colectivos, cena y desayuno.
Pero la mayor parte de los visitantes llegan en circuitos organizados que visi?tan en cinco o seis horas una secci¨®n de los extensos senderos por la selva. La ¨²nica de forma de entrar por el sector La Sirena es en lancha motora compartida hasta la entrada del parque. El trayecto, de una hora por la Bah¨ªa Drake, suele ser agitado, sobre todo durante la estaci¨®n de lluvias, pero vale la pena, ya que quiz¨¢ se vean ballenas, sobre todo a madres con sus cr¨ªas. Tambi¨¦n es ha?bitual ver bancos de delfines nadando junto a la lancha.
Una vez en tierra, nos veremos rodeados por la naturaleza en estado puro. Hay fauna por todas partes: en la tierra, en los ¨¢rboles, en el aire y en el agua. Un avistamiento muy codiciado es el del tapir; estos mam¨ªferos nocturnos llevan m¨¢s de 33 millones de a?os en el planeta. Se pueden ver perezosos, b¨²hos, m¨²l?tiples especies de monos y tucanes en los ¨¢rboles, serpientes reptando por los senderos, y caimanes y cocodrilos flotando por el r¨ªo Claro, y puede que uno se cruce con pavos salvajes y pecar¨ªes.
Lo mejor: dedicar tambi¨¦n un d¨ªa a relajarse despu¨¦s de la intensa excursi¨®n y visitar las aguas termales.
Senderismo por el Parque Nacional Corcovado: La Leona
Debido al enorme tama?o del Parque Nacional Corcovado, hay m¨²ltiples entradas y puntos de acceso por toda la pen¨ªn?sula de Osa, y hasta 13 ecosistemas diferentes. En cualquier caso, es obligatorio ir con un gu¨ªa certificado, que conozca bien el terreno, los r¨ªos, y las distancias.
En el lado sur del parque, el sendero La Leona es la opci¨®n para ver el m¨¢ximo posible del parque, aunque hay que dedicar tiempo y esfuerzo: abarca playas, bosques y r¨ªos. Si solo tenemos un d¨ªa, lo mejor es disfrutar de una excursi¨®n de cinco horas por el sendero Madrigal, con caminos por la selva y pintorescas vistas de acantilados. Pero los que tengan tiempo para pernoctar en el parque, pueden hacer la ruta m¨¢s larga de La Leona a La Sirena, que permite experimentar de forma m¨¢s ¨ªntima el Parque Na?cional Corcovado y todos los ecosistemas de la pen¨ªnsula de Osa. La ruta de La Leona a La Sirena requiere aguante para largas caminatas y en condiciones inciertas.
A esta parte del parque se llega en todoterreno desde Puerto Jim¨¦nez hasta Carate, por pedre?gosas carreteras sin asfaltar y a trav¨¦s de r¨ªos. Y ya en Carate empieza la excursi¨®n, caminando unos cuantos kil¨®metros hasta la estaci¨®n de guardabosques La Leona. Seg¨²n la ¨¦poca del a?o, se pueden ver hasta cuatro especies de tortugas marinas anidando a lo largo de la ruta, pero hay otros hitos, como un cementerio que era usado por los antiguos habitantes de la zona siglos antes de la creaci¨®n del parque nacional. Con marea baja se pue?den ver formaciones rocosas y cuevas. El Parque Nacional Corcovado es el ¨²nico donde se pueden ver las cuatro especies de monos de Costa Rica, muy abundantes en toda la pen¨ªnsula. El parque alberga m¨¢s de 400 especies de aves, por lo cual se podr¨¢n ver guacamayos escarlata y tucanes
Puerto Jim¨¦nez, nadar entre delfines en un fiordo tropical
Este tranquilo pueblo costero, al sureste de la pen¨ªnsula de Osa, es un trampol¨ªn para excursiones de ecoturismo. Est¨¢ en el golfo Dulce, uno de los ¨²nicos cuatro fiordos tropicales del planeta y atrae a amantes del buceo, a turistas que quie?ren visitar Corcovado y a pescadores deportivos, muchos de ellos con casa en la costa.
Durante m¨¢s de un siglo, la inversi¨®n empresarial ha sido una fuente de tensiones en este peque?o pueblo agr¨ªcola lle?no de recursos naturales. Su fr¨¢gil entorno se vio ame?nazado por el deseo de desarrollar la pen¨ªnsula de Osa por parte de la United Fruit Company en la d¨¦cada de 1930, por la estadounidense Osa Forest Products en la d¨¦cada de 1970 y, actualmente, por la cadena de hoteles Hilton. En la d¨¦cada de 1960, la extracci¨®n de oro estaba en auge, pero se detuvo tras la creaci¨®n del Parque Nacional Corcovado en 1975. En la d¨¦?cada de 1990, el ecoturismo se convirti¨® en uno de los moto?res impulsores econ¨®micos de la zona y a¨²n sigue si¨¦ndolo
El golfo Dulce atrae a investigadores internacionales que acu?den a estudiar sus profundidades porque est¨¢ lleno de delfines y tortu?gas marinas y es un para¨ªso para el buceo. Es tambi¨¦n refugio para va?rias especies de tiburones y para las yubartas, que lo usan como zona de cr¨ªa, por lo que los avistamientos de ballenas son habituales. El Parque Nacional Corcovado y el Parque Na?cional Piedras Blancas bordean esta masa de agua, ofrecien?do espectaculares vistas verdes de la frondosa pen¨ªnsula de Osa en todas direcciones desde los barcos.
Hay playas muy buenas, como la playa Blanca, pero aqu¨ª la estrella son los circuitos de buceo, la mejor forma de disfrutar de las impresionantes aguas y la fauna marina. Es probable que los delfines naden junto a los barcos en ruta a Piedras Blancas, donde los arrecifes poco profundos son ideales para el buceo. Los m¨¢s aventureros pueden alquilar kayaks para hacer circuitos fluviales por manglares alrededor de la playa Platanares o en el r¨ªo Rinc¨®n. Y sin duda, la experiencia estrella es el circuito de bioluminiscencia en kayak al atardecer, alrededor de la costa de Puerto Jim¨¦nez, para contemplar este m¨¢gico fen¨®meno qu¨ªmico.
Una dulce y sabrosa visita: la cultura del cacao
La Finca K?b? es una plantaci¨®n familiar de cacao a 17 kil¨®metros de Puerto Jim¨¦nez. Tras la t¨ªpica visita a la plantaci¨®n tradicional y las informaciones sobre la importancia cultural de esta planta sagrada para los mayas, se atraviesa un corredor biol¨®gico: una zona entre fincas donde los animales pueden permanecer y alimentar?se de forma segura. Aqu¨ª hay monos, coat¨ªes, perezosos y un mont¨®n de aves e insectos end¨¦micos de la regi¨®n. Esta par?te del circuito hace hincapi¨¦ en la importancia de vivir en sinton¨ªa con nuestro entorno. Tambi¨¦n se da un corto paseo por un bosque secundario, lleno de plantas aut¨®ctonas, que conduce a la zona de cultivo.
Como es habitual, la visita se completa con la degustaci¨®n de diferentes especies de frutos de cacao y la explicaci¨®n sobre el pro?ceso de transformaci¨®n para pasar del grano a una barra de chocola?te puro. El circuito termina con fruta fresca, una fondue de cho?colate y excelente conversaci¨®n en el jard¨ªn tropical.
Alrededores de Puerto Jim¨¦nez: los brazos del Tigre
La extensa pen¨ªnsula de Osa invita a viajar sin prisas. Por ejemplo, en la zona de Dos Brazos, que se extiende a lo largo de dos brazos del r¨ªo Tigre, donde se pueden visitar fin?cas, escondidas cascadas, alojamientos ecol¨®gicos y otra en?trada al Parque Nacional Corcovado.
En la d¨¦cada de 1960, Dos Brazos era una pr¨®spera poblaci¨®n extractora de oro con miles de habitantes. Cuando los recursos naturales se agotaron y el Gobierno cre¨® el Parque Nacional Corcovado para proteger la tierra en 1975, la extracci¨®n de oro dej¨® de ser una opci¨®n para ganarse la vida. Los miembros de la comunidad se unieron para crear negocios sostenibles y ahora, es un destino de ecoturismo para quienes buscan expe?riencias rurales y remotas.
Un sendero menos transitado es El Tigre, tranquila opci¨®n para conocer la biodiversidad del Par?que Nacional Corcovado sin tener que hacer un largo viaje en coche. Aunque no haya la misma cantidad de fauna que en La Sirena, s¨ª hay una fabulosa vida vegetal y se pueden ver muchas aves. Para acceder al sendero hay que ir con un gu¨ªa certificado.
Sin necesidad de hacer todo el sendero (de 18 kil¨®metros), tambi¨¦n hay experiencias m¨¢s cortas y menos intensas, como batear oro, pasear a caballo, observar aves, hacer una excursi¨®n por la pluvisilva para saber m¨¢s sobre plan?tas medicinales, visitar la cascada y la refrescante poza de El Salto, o almorzar en la pluvisilva con Xi?a, una vecina de la zona que abre su caba?a y su granja en la ladera de la monta?a a los turistas para relacionarse con ellos disfrutan?do de una comida casera.
Pillar una ola: el para¨ªso surfero de Matapalo
Los surfistas acuden en masa a los rincones m¨¢s remotos de la pen¨ªnsula de Osa para aprovechar sus corrientes y rom?pientes. Matapalo est¨¢ a una hora en coche de Puerto Jim¨¦nez y se ha convertido en el hogar de expatriados e inversores extranjeros, y en la meca de entre?namiento de algunos de los mejores surfistas de Costa Rica. Las empresas de circuitos ofrecen clases para principiantes en algunas de las playas con olas m¨¢s suaves, como las de bah¨ªa Backwash y Pan Dulce. Y mientras, las playas del cabo Matapalo, donde el mar de fondo del oeste y el suroeste provoca fuertes olas potencialmente peligrosas, atraen a surfistas experimentados.
Pavones es un pueblo de playa m¨¢s apartado en la costa interior del golfo Dulce y un importante destino para surfis?tas experimentados. Aqu¨ª se ha registrado la segunda ola m¨¢s larga del mundo en longitud, altura y velocidad. Las mejores olas se forman en la estaci¨®n de lluvias (abril-octubre), pero tam?bi¨¦n es cuando es m¨¢s dif¨ªcil llegar debido a las carreteras sin asfaltar y a los r¨ªos desbordados, en lo profundo de la selva de la costa sur del Pac¨ªfico.
T¨¦rraba, reserva precolombina
El viaje hasta la pen¨ªnsula de Osa, si no se hace en avi¨®n hasta Drake, da la oportunidad de conocer una cara muy diferente del pa¨ªs a la que suelen ver los turistas. En un pa¨ªs donde apenas quedan rastros ind¨ªgenas, aqu¨ª sobreviven los t¨¦rrabas, descendientes de la civilizaci¨®n precolom?bina chiriqu¨ª, que data de hace 10.000 a?os y que floreci¨® hasta la llegada de los espa?oles a principios del siglo XVII.
Los soldados y los misio?neros espa?oles trasladaron a los t¨¦rrabas a la regi¨®n su?roeste, cerca de Boruca y el r¨ªo Grande de T¨¦rraba. Las enfermedades europeas diezmaron a los t¨¦rrabas, pero los que sobrevivieron conservaron su cultura y lucharon por obte?ner reconocimiento y derechos por parte del Gobierno. En 1977 se aprob¨® una ley que garantizaba el derecho inaliena?ble de los ind¨ªgenas sobre sus tierras. Desde entonces, las comunidades br?r¨¢n y boruca han tenido varios enfrenta?mientos con empresas y el Gobierno por talar sus bosques e intentar construir en sus tierras sagradas. El turismo es una creciente industria que ayuda a fomentar y conservar la cul?tura y Buenos Aires, con restaurantes y tiendas de comesti?bles, es la principal poblaci¨®n.
Una de las propuestas para acercarse a este mundo ind¨ªgena es participar en un taller de tejido o de tallado de m¨¢scaras impartidas por artesanos locales: el arte tradicional y sus t¨¦cnicas ancestrales son fundamen?tales para la cultura boruca, un medio de contar la historia y de honrar las tradiciones espirituales de las comu?nidades ind¨ªgenas.
Las mujeres son las guardianas de la tradici¨®n del tejido. Los talleres de tejido permiten ver c¨®mo los borucas usan diversas plantas y materiales naturales, como c¨²rcuma y azul de mata, para te?ir los hilos. En los talleres de m¨¢scaras, habilidosos artesanos borucas tallan intrincadas piezas de cedro que representan motivos naturales y fieras caras de guerreros, y honran a los antepasados borucas que lucharon contra los conquistadores espa?oles. Se usan en recreaciones durante la Fiesta de los Diablitos (a finales de diciembre).
Otra forma de acercarse a la cultura local es hacer un circuito de cacao con los br?r¨¢n, muy diferente de otras actividades similares orientadas a turistas que se ofrecen en Costa Rica. En El Des?canso T¨¦rraba, el propietario, Jeffrey Villanueva, ense?a a los visitantes todo el proceso e insiste en el papel del cacao como una planta sagra?da con un gran valor que no puede separarse de su historia como parte de la cultura ind¨ªgena. En este circuito se tienen muy en cuenta la uni¨®n con los antepasados a trav¨¦s del cacao, los ritos asociados, el valor terape¨²tico del cacao, o las historias en torno a su cultivo y su molienda.
En las colinas de T¨¦rraba, en medio de la comunidad boruca, un peque?o museo permite entender mejor la vida prehisp¨¢?nica en esta regi¨®n. Preside la entrada una esfera del Diqu¨ªs, uno de los artefactos ind¨ªgenas m¨¢s famosos de las socieda?des precolombinas de Costa Rica.
Y dentro, el museo comunitario ilustra c¨®mo viv¨ªan las comunidades borucas an?tes de la llegada de los espa?oles, sobre todo a trav¨¦s de r¨¦pli?cas de casas con techo de paja, habitaciones y utensilios de cocina.
Las esferas precolombinas del Diquis
En los alrededores de T¨¦rraba se hallan al?gunos de los yacimientos arqueol¨®gicos de esferas del Diqu¨ªs, incluido el ¨²nico p¨²blico de la regi¨®n: la Finca 6, Patrimonio Mundial y el segundo yacimiento arqueol¨®gico de Costa Rica abierto al p¨²blico. El museo est¨¢ construido alrededor de las esferas del Diqu¨ªs, en el delta del Diqu¨ªs, donde fueron creadas y descubiertas, y ayuda a imaginar c¨®mo era la vida prehisp¨¢nica aqu¨ª y a entender mejor lo que se va a ver.
Vale la pena recorrer el sendero El Asentamiento (1150 m) para ver todo el yacimiento en conjunto: una primera parada, nos lleva a una zona funeraria, con agrupamientos de piedras relativamente peque?as medio enterradas, y un cartel que explica el efecto del saqueo sobre la tierra y la cultura. M¨¢s all¨¢ de un telef¨¦rico que conecta con una finca bananera contigua, encontramos dos esferas que fueron usadas como estructuras base para casas prehisp¨¢nicas. Y por fin se llega a los alineamientos, una serie de esferas semienterradas que nunca se han movido de su sitio ori?ginal. Las esferas fueron dispuestas y alineadas intencionadamente por los habitantes originales para se?alar d¨®nde ten¨ªan lu?gar las celebraciones y para mostrar la jerarqu¨ªa de la sociedad estamental. Los carteles explicativos destacan el esfuerzo colectivo de la comunidad para crear y mover estas enormes piedras y c¨®mo, de abril a agosto, el grupo de tres esferas se alinea con el sol cuando est¨¢ en su punto m¨¢s alto.
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