Tanzania m¨¢s all¨¢ de los safaris y las playas de Zanz¨ªbar
Caminar hasta la cascada de Materuni, conocer la producci¨®n del caf¨¦ ar¨¢bica, ba?arse en las aguas termales de Chemka o navegar por el lago Duluti, dentro de un cr¨¢ter. Planes al aire libre para unas vacaciones alejadas de los t¨®picos tur¨ªsticos de este pa¨ªs de ?frica Oriental
Un eco sordo se escucha al final de un sendero en las faldas que rodean el monte Kilimanjaro, en Tanzania. La vegetaci¨®n es verde, exuberante y las bajas temperaturas a 1.600 metros de altitud demuestran que no todo en ?frica es calor y desierto. Despu¨¦s de 40 minutos de trekking por una selva tropical que lo abarca todo, se revela el misterio de aquella m¨²sica: la cascada de Materuni, un imponente salto de agua de casi 100 metros de altura, que se precipita sobre la tierra recompensando a todos los visitantes que deciden conocer una Tanzania m¨¢s all¨¢ de lo mainstream. Es decir, m¨¢s all¨¢ de los safaris, del archipi¨¦lago de Zanz¨ªbar o de Dar es Salam.
Para llegar hasta la cascada es necesario recorrer en coche (o moto, para los m¨¢s atrevidos) un empinado camino de tierra y dejar atr¨¢s la ciudad de Moshi hasta alcanzar Materuni, el ¨²ltimo pueblo antes de entrar en el parque nacional del Kilimanjaro. Una sencilla ruta de senderismo zigzaguea por las frondosas colinas y huertos donde reside la poblaci¨®n local. Adem¨¢s, durante la caminata, si las condiciones clim¨¢ticas lo permiten, es posible divisar el pico Uhuru, el m¨¢s alto de ?frica. Su nombre es suajili y puede traducirse como ¡°Libertad¡±. La cascada nace en los glaciares de la monta?a y brota de las aguas que se conservan en el subsuelo despu¨¦s de las lluvias. Es recomendable llevar un traje de ba?o porque est¨¢ permitido sumergirse en las g¨¦lidas aguas de la cascada.
Materuni es una localidad poblada por la tribu chagga, el tercer grupo ¨¦tnico m¨¢s numeroso del pa¨ªs. Unas 3.000 personas viven actualmente repartidas en peque?as aldeas a lo largo y ancho de los senderos que rodean este remoto lugar. A pesar de que la presencia de turistas se ha incrementado durante los ¨²ltimos a?os, el pueblo sigue siendo uno de los rincones m¨¢s bellos y menos conocidos por los visitantes que deciden experimentar unas vacaciones diferentes en este pa¨ªs de ?frica Oriental. En lengua chagga, a la cascada se la conoce como Mnambe, lo cual se traduce como ¡°el primero en nacer¡±. Por el m¨®dico precio de 10.000 chelines tanzanos (poco m¨¢s de tres euros), se puede contratar a un gu¨ªa local con el que compartir el camino y aprender sobre las t¨¦cnicas agr¨ªcolas de la poblaci¨®n, como el cultivo de frutas y verduras, entre las que destacan el pl¨¢tano y el caf¨¦.
Caf¨¦: de la planta a la taza
De camino a la cascada, Tom, un gu¨ªa de 25 a?os, va recogiendo granitos de caf¨¦ y los guarda en su pu?o. Al regresar, en un desv¨ªo cercano, varios j¨®venes ya lo tienen todo dispuesto sobre una mesa: la hoja de la planta, el grano rojo, verde y maduro; el mortero, las ollas y las sartenes, los cuencos donde lo muelen y el afrutado producto final. Es aqu¨ª cuando explican c¨®mo se produce, de principio a fin, el caf¨¦ ar¨¢bica, una de las variedades m¨¢s preciadas a nivel global. Original de la regi¨®n de Kaffa, en el sudoeste de Etiop¨ªa, esta planta prospera en climas tropicales y subtropicales, y se cultiva principalmente en las tierras altas, entre los 1.000 y los 2.200 metros de altitud, lo que convierte a Materuni en el escenario perfecto para este producto.
A pesar de que Tanzania conoce el caf¨¦ desde el siglo XVI, no fue hasta el XIX, con la llegada de los colonos alemanes, cuando se populariz¨® su consumo y producci¨®n entre la poblaci¨®n. Hoy el caf¨¦ es el principal cultivo de exportaci¨®n del pa¨ªs y tambi¨¦n el sustento econ¨®mico para miles de familias en esta regi¨®n. Y es aqu¨ª, en las faldas del monte Kilimanjaro, donde se planta y cultiva ¡°sin ning¨²n tipo de fertilizantes ni pesticidas, durante cuatro o cinco a?os¡±, explica Tom.
El proceso es laborioso porque se hace enteramente de forma manual. Primero se separa la c¨¢scara del grano, se sumerge en el agua para que fermente y se seca al sol durante un mes. Luego se separa la c¨¢scara del grano, se tuesta hasta que se vuelve negro, se muele dos veces con un mortero de madera al ritmo de canciones tradicionales chagga y, cuando ya no queda resto alguno de las c¨¢scaras, se mezcla con agua caliente. Finalmente, se hace acopio para vender el caf¨¦ cuando los precios suben por la demanda.
Despu¨¦s de un tradicional y abundante almuerzo a base de pl¨¢tano, vegetales y carne de ternera ¡ªtodo ello preparado por una cocinera local¡ª, el visitante puede terminar la ruta bebiendo una taza de caf¨¦, elaborado de principio a fin frente a sus ojos. Y, si lo desea, tambi¨¦n se puede comprar un paquete (kil¨®metro 0) de la variante ar¨¢bica.
De Moshi a Arusha en tres paradas imprescindibles
Los viajeros m¨¢s intr¨¦pidos no querr¨¢n perderse la oportunidad de viajar en Dala dala, los buses de l¨ªnea tanzanos que destacan por sus extravagantes grafitis de personalidades famosas del momento, que van desde la presidenta del pa¨ªs, Samia Hassan, hasta el rapero Snoop Dogg o el futbolista Leo Messi. La comodidad, sin embargo, no est¨¢ asegurada, por eso la estaci¨®n central de autobuses de Moshi es la mejor alternativa para elegir el transporte deseado si no se dispone de coche propio.
Aproximadamente a medio camino entre Moshi y Arusha se encuentran las aguas termales de Chemka, tambi¨¦n conocidas como Kikuletwa. Estas son, literalmente, un oasis en medio del desierto: entre el polvo ¨¢spero de los caminos, aparece de la nada un balneario con bar-restaurante, mesas y bancos para comer, y un puesto para alquilar gafas de buceo. Adem¨¢s, las aguas pr¨ªstinas y los columpios aseguran momentos de calma y diversi¨®n.
A menos de una hora de Chemka, y a poco m¨¢s de un kil¨®metro de Arusha, est¨¢ el lago Duluti, ubicado dentro de un cr¨¢ter volc¨¢nico. En el distrito de Meru, y de entrada gratuita, ofrece aguas tranquilas que pueden recorrerse con una peque?a embarcaci¨®n o con un kayak. Y si bien ba?arse no tiene coste alguno, el alquiler de las barcas s¨ª. Pero, como todo en Tanzania, est¨¢ abierto a negociaci¨®n y nunca superar¨¢ los 15 euros por persona para una experiencia que dura aproximadamente dos horas.
La ¨²ltima parada de este recorrido se encuentra en Arusha, el epicentro tur¨ªstico de Tanzania ¡ªdespu¨¦s de Zanz¨ªbar¡ª y punto de partida de todos aquellos que se dirigen hacia los safaris del Serengeti y Ngorongoro. Sin embargo, no nos detenemos ah¨ª, sino que vamos directamente al parque nacional de Meru ¡ªmonta?a volc¨¢nica de 4.562 metros de altitud (la cuarta de ?frica)¡ª y, dentro de este, a las cascadas de Napuru. La entrada al parque cuesta 10 euros, a lo que hay que sumarle otros 10 para el gu¨ªa local que lleva hasta la cascada. Napuru dispone de una zona de ocio donde se puede acampar, dar un paseo en quad y cenar. Despu¨¦s de bajar por una fatigosa consecuci¨®n de escaleras, se llega hasta un r¨ªo muy poco caudaloso, donde la exuberante flora y fauna, compuesta por diferentes especies de monos y aves ex¨®ticas, deja sin aliento a cualquiera. Media hora despu¨¦s, se llega a la cascada de Napuru, enclavada dentro de una gigantesca cueva natural. Isaya, una gu¨ªa local, asegura que ¡°cae en picado sobre las rocas desde 75 metros¡±. Un remanso donde huir del caos y a tan solo a 30 minutos del centro de la ciudad.