De India a Kenia pasando por Francia: siete safaris sostenibles para ayudar a la conservaci¨®n de la naturaleza
Elefantes y leones en la reserva de Masai Mara o en Sud¨¢frica, osos polares en Canad¨¢, flamencos en la Camarga francesa... Propuestas para observar animales en su propio h¨¢bitat de forma respetuosa
El deseo de ver animales lleva a muchos viajeros a recorrer grandes distancias para observarles en su h¨¢bitat natural. Dicen los antrop¨®logos que la atracci¨®n por la naturaleza y los seres vivos es innata, y sumergirse en la naturaleza es, adem¨¢s, una forma de desconectar. Los safaris fotogr¨¢ficos se han convertido en una forma de ver y de disfrutar de la naturaleza, pero en los tiempos que corren es fundamental asegurarse de que el operador con el que se organice el viaje sea responsable y est¨¦ comprometido con la conservaci¨®n del entorno.
La idea de safari fotogr¨¢fico no se limita a los grandes espacios y reservas naturales de ?frica con los que siempre se asocia. Cualquier lugar que invite a la observaci¨®n respetuosa de animales en su h¨¢bitat natural se puede convertir en un gran safari. Hay muchos entornos en los que asistir a grandes rituales naturales, desde el vistoso cortejo del flamenco hasta el imponente grito de apareamiento del mono aullador resonando en la jungla. Aqu¨ª proponemos siete destinos fascinantes.
1. Safaris sostenibles en la India: parque nacional Kanha, parque nacional Bandhavgarh y reserva de tigres de Sariska
La creciente conciencia sobre los problemas ambientales y la necesidad de conservar y preservar los recursos naturales ha hecho del turismo ecol¨®gico una prioridad en la India. Con el auge del turismo sostenible, muchas empresas y organizaciones de viajes se han encargado de promover iniciativas y destinos tur¨ªsticos responsables, destinados a preservar la rica biodiversidad, el patrimonio cultural y las comunidades tradicionales del pa¨ªs asi¨¢tico.
Una de las principales iniciativas de turismo sostenible en la India es la promoci¨®n de reservas de vida silvestre y parques nacionales protegidos, como el parque nacional Kanha, el parque nacional Bandhavgarh, ambos en el Estado de Madhya Pradesh, o la reserva de tigres de Sariska, en el Rajast¨¢n, que son destinos populares para los entusiastas de la vida silvestre y ofrecen una variedad de actividades que incluyen safaris en la jungla, observaci¨®n de aves y caminatas por la naturaleza. Tambi¨¦n brindan una oportunidad para que los turistas aprendan sobre la importancia de la conservaci¨®n y el papel que pueden desempe?ar en la protecci¨®n de la vida silvestre y los h¨¢bitats naturales de la India.
Más información en la guía Solo se vive una vez de Lonely Planet y en lonelyplanet.es.
Adem¨¢s de las reservas de vida silvestre, hay varios parques nacionales en la India que ofrecen oportunidades de turismo sostenible. Por ejemplo, el parque nacional Jim Corbett, ubicado en el estado de Uttarakhand, conocido por su rica diversidad de vida silvestre. Este enclave ha sido pionero en la promoci¨®n del turismo ecol¨®gico con la implementaci¨®n de medidas como el uso de veh¨ªculos que funcionan con energ¨ªa solar, alojamientos energ¨¦ticamente eficientes y la adopci¨®n de pr¨¢cticas de gesti¨®n de residuos respetuosas con el medio ambiente. Fundada en 1936 como primer parque nacional de la India, es famoso por albergar a la mayor¨ªa de tigres que viven en parques nacionales del pa¨ªs, por sus incre¨ªbles paisajes y por albergar muchos elefantes salvajes y leopardos, osos negros del Himalaya y osos perezosos. Est¨¢ dividido en seis zonas diferentes, la m¨¢s famosa de ellas, la de Dhikala, es la mejor para ver animales.
Otra opci¨®n es la de Pugdundee Safaris, que propone caminar por el escarpado terreno del Satpura National Park con los pioneros del safari a pie en la India. Pero cuidado: aunque este parque no es tan conocido y la caminata por la jungla puede ser tranquila, este territorio es pura naturaleza agreste y aqu¨ª viven tigres, leopardos, jabal¨ªs, cocodrilos, bisontes, osos perezosos y m¨¢s animales salvajes. Para los que prefieran pernoctar entre s¨®lidas paredes en vez de en una tienda, la misma empresa ofrece safaris con albergues sostenibles.
2. Safari en las ¨¢reas protegidas de Masai Mara (Kenia)
Las ¨¢reas protegidas privadas y comunitarias est¨¢n cambiando el rostro de la conservaci¨®n y el turismo en Kenia. Muchas bordean la Masai Mara National Reserve, pero cada cual funciona de una manera algo distinta. La idea es hacer que el turismo, la conservaci¨®n y los derechos de los pueblos locales vayan de la mano y en beneficio mutuo. En muchas ¨¢reas protegidas, los propietarios de tierras mas¨¢is ceden sus terrenos comunes durante una media de 15 a?os a varios lodges de alta gama. Los mas¨¢is conservan el derecho de pastar el ganado en las ¨¢reas protegidas y reciben un ingreso garantizado de cada campamento. Adem¨¢s, todos los campamentos tienen que contribuir a alg¨²n proyecto de desarrollo comunitario. A cambio, los animales salvajes pueden vivir en paz y los lodges ofrecen un tipo de safari exclusivo con muy pocos visitantes, ya que quienes no se alojen en las ¨¢reas protegidas no pueden entrar en ellas. Los visitantes tambi¨¦n tienen la oportunidad de participar en actividades vetadas en la reserva, como safaris a pie y rutas nocturnas en coche.
Un ejemplo es Naboisho Conservancy, creada en el 2011. Tiene 222 kil¨®metros cuadrados y es una de las ¨¢reas protegidas m¨¢s j¨®venes de Masai Mara, con campamentos excelentes, avistamientos fabulosos de predadores y otros animales, adem¨¢s de paisajes cl¨¢sicos de esta reserva nacional: espinas silbantes, praderas abiertas, montes ondulados y bosques ribere?os de acacia. Ha recibido numerosos premios al turismo responsable y sostenible.
Otro ejemplo es Olare Orok Conservancy, una de las ¨¢reas protegidas m¨¢s veteranas y exitosas. Cuenta, adem¨¢s, con una de las mayores concentraciones de animales, entre ellos montones de predadores (con especial protagonismo de leones de ?frica Oriental) y con la menor cantidad de turistas.
Otra buena propuesta para observar la gran migraci¨®n de forma m¨¢s tranquila en Kenia es Cottar¡¯s Safari. Situado entre la reserva de Masai Mara y el parque tanzano del Serengueti, es el ¨²nico campamento de safaris de la zona protegida de Olderkesi y ofrece la oportunidad de contribuir a la conservaci¨®n y presenciar (sin aglomeraciones) la gran migraci¨®n. Tambi¨¦n se ofrecen ¡°experiencias de impacto¡±, como las llaman, como acompa?ar a un cazador-recolector o a un guarda forestal en el ¨²nico puesto de Masai Mara donde todos los agentes son mujeres.
3. Contemplando animales en Sud¨¢frica
Un cl¨¢sico de los safaris sostenibles en el sur de ?frica es la reserva natural Sabi Sabi. La ausencia de vallas entre esta ¨¢rea y el parque nacional Kruger significa que aqu¨ª puede encontrarse caza fotogr¨¢fica mayor (incluidos los llamados cinco grandes; el b¨²falo, elefante, le¨®n, leopardo y rinoceronte). En Sabi Sabi todo es salvaje: mientras se toma el caf¨¦ del desayuno se observa a una manada de elefantes bebiendo no muy lejos. Podremos ver leones ech¨¢ndose la siesta, hienas acechando en la oscuridad, meternos en la ba?era con vistas a la sabana y cenar bajo las estrellas.
Sud¨¢frica propone muchas otras experiencias para disfrutar de la naturaleza siendo respetuoso con el medio, por ejemplo un safari a caballo en Waterberg. Esta es una cordillera de 150 kil¨®metros de longitud que est¨¢ protegida por la Waterberg Biosphere Reserve, una de las dos biosferas de sabana africana. Tiene un clima suave, zonas v¨ªrgenes donde se puede ver tambi¨¦n a los cinco grandes, r¨ªos y monta?as que atraviesan el bushweld y sourverld (un tipo de pradera). El Triple B es un rancho de ganado en el macizo de Waterberg, en la zona de Sud¨¢frica pr¨®xima a Botsuana. Esta regi¨®n agreste ofrece caza mayor, altos montes y recias caballadas de anglo¨¢rabes, purasangres y boerperds. Las actividades incluyen el yoga sobre la montura y la observaci¨®n de animales salvajes. Quienes participan en estos safaris ecuestres se alojan en el sencillo, pero exclusivo, Horizon Lodge (en el propio rancho Triple B).
4. Osos polares en Churchill Wild (Manitoba, Canad¨¢)
Participar en el ¨²nico safari a pie por territorio de osos polares puede provocar efectos secundarios como el sobrecogimiento. Estas fascinantes criaturas son, en efecto, tan feroces como hipn¨®ticas. Cada experiencia es ¨²nica en esta rec¨®ndita regi¨®n salvaje pegada al ?rtico: la climatolog¨ªa y el movimiento de la fauna lo determinan todo, y cada noche est¨¢ la posibilidad de ba?arse en el resplandor m¨¢gico de las auroras boreales, que aqu¨ª se dan 300 d¨ªas al a?o.
Churchill Wild es la capital mundial del oso polar y atrae a los visitantes hasta las orillas de la bah¨ªa de Hudson para ver a estos majestuosos depredadores, una experiencia que se complementa con la observaci¨®n de belugas, un gran fuerte de piedra y la infinitud del paisaje sub¨¢rtico. Los meses m¨¢s tur¨ªsticos son julio y agosto, y la temporada de m¨¢ximos avistamientos de osos polares va de mediados de octubre a mediados de noviembre.
5. Ciervos en las H¨¦bridas (Escocia)
En las islas H¨¦bridas Interiores, frente a la costa occidental de Escocia, hay unos ciervos imponentes en la isla de Jura y en la de Rum. En esta ¨²ltima son unos 900 y donde mejor se ven es al norte, en torno a Kilmory. Los machos alcanzan 1,3 metros de alta a la altura del lomo; la cornamenta puede medir un metro de largo y tener hasta 16 puntas. Los guardabosques de Rum ofrecen visitas para la berrea (en octubre) y caminatas guiadas y observaci¨®n de animales (de mariposas a ¨¢guilas).
Observar ciervos en las H¨¦bridas es una excusa para conocer estas islas cultivables, gestionadas por la comunidad a partir de ideas y recursos verdes renovables, que son reservas protegidas de colonias y de aves marinas y pardelas. Eigg est¨¢ en manos de una fundaci¨®n comunitaria desde 1997 y ha sido un modelo a seguir para adquisiciones similares de tierras en Escocia. Y Rum fue una isla prohibida, dominio de terratenientes que la privatizaron para practicar deportes de campo. Fue comprada en 1957, y ahora se gestiona como la Rum National Nature Reserve, un oasis de paz y naturaleza, pero tambi¨¦n como una de las mayores colonias del mundo de pardelas pichonetas en los acantilados pr¨®ximos al Harris Mausoleum. Sus cumbres animan a ser ascendidas y recompensan el esfuerzo con unas vistas incre¨ªbles de la costa de las Highlands occidentales.
6. Flamencos en la Camarga francesa
Las marismas de la Camarga, en el sur de Francia, son el escenario de uno de los cortejos m¨¢s fascinantes de la naturaleza. En r¨ªtmicos batallones rosas, cientos de flamencos se pavonean por la Reserva Ornitol¨®gica de Pont de Gau, el mejor sitio para ver este espect¨¢culo. Tiene siete kil¨®metros de sendas desde las que observar a las aves, as¨ª como un centro para p¨¢jaros enfermos y heridos.
En estos humedales de la confluencia del Peque?o y el Gran R¨®dano y el Mediterr¨¢neo cada a?o nidifican entre 10.000 y 15.000 parejas de flamencos rojos, concretamente en el ?tang du Fangassier, un lago artificial creado en 1970 como colonia reproductiva de flamencos, y uno de los contados lugares de Europa donde se encuentran a salvo de sus depredadores. Esta esbelta ave, cuando se siente amenazada, emite un ruidoso silbido parecido al sonido de alarma de las ocas. El cortejo de los flamencos empieza en enero y los apareamientos se producen de marzo a mayo. Despu¨¦s, en verano emprenden vuelo hacia Espa?a, T¨²nez y Senegal para invernar en climas m¨¢s c¨¢lidos, antes de regresar en febrero a La Camarga. Pero hay m¨¢s de 6000 flamencos que permanecen en el delta del R¨®dano todo el a?o.
7. Monos aulladores en el Pac¨ªfico costarricense
Como a los ciervos, a los monos aulladores machos se los juzga por el tenor y el volumen de su llamada. Los bosques del parque nacional Manuel Antonio, en la costa oeste de Costa Rica, son una estruendosa algarab¨ªa. Esta reserva relativamente peque?a (tiene 680 hect¨¢reas), con su frondosa jungla, sus vistosas playas y sus rocosos cabos, est¨¢ llena de monos aulladores. Sus sendas ofrecen unas vistas preciosas del Pac¨ªfico salpicado de islas. Esta es una de las muchas experiencias de observaci¨®n sostenible de animales que propone Costa Rica, pa¨ªs que presume de su apuesta por la sostenibilidad y se posiciona como gran destino de ecoturismo. El parque Manuel Antonio resulta encantador por su red de senderos bien se?alizados que serpentean a trav¨¦s de playas de arena blanca y promontorios rocosos bordeados de selva tropical y abundante fauna (iguanas, perezosos, monos). El problema: que hay mucha gente, as¨ª que cuanto antes se llegue mucho mejor y, sobre todo, hay que dirigirse a los extremos m¨¢s alejados para disfrutar de un poco de tranquilidad y tener m¨¢s oportunidades de ver fauna.
Los ingresos por las visitas (la entrada cuesta unos 18 euros) sirven tambi¨¦n para mantener otros parques. En Costa Rica, los ingresos por entradas de todos los parques van a un fondo com¨²n y se distribuyen a partes iguales entre todos los parques nacionales, muchos de los cuales se encuentran en zonas remotas, reciben pocos visitantes y acogen una fauna abundante. Con esos ingresos se protegen estos remotos y menos tur¨ªsticos territorios de amenazas como la caza furtiva, la miner¨ªa y la tala.
C¨®mo debe de ser un safari sostenible
Para que una actividad de observación de fauna o un safari fotográfico se considere sostenible y respetuosa con el entorno, debe de tener en cuenta una serie de puntos:
- Participación de la comunidad local, que debe tener un papel activo en la gestión y el desarrollo del safari.
- Impacto económico positivo en el territorio, con un retorno directo en la comunidad, de forma que el turismo ayude a enriquecer la región y a mejorar la calidad de vida de los habitantes.
- Conservación del entorno natural. Los guías y los turistas deben respetar las normas de los parques, mantener las distancias con los animales y no dejar rastro de su paso por las zonas visitadas.
- Respetar la cultura y a los habitantes locales. Hay lugares donde las tribus que los habitan están viendo alterada su forma de vida tradicional. Es importante que los turistas impacten lo menos posible sobre las costumbres y modos de vida locales.
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