24 horas en Toledo: museo por arriba, hueca por abajo
Un tranquilo paseo entre las joyas patrimoniales desplegadas por las calles de la ciudad, que tambi¨¦n se puede recorrer por el subsuelo gracias a un entramado de galer¨ªas y s¨®tanos
Toledo ha pasado a la historia como la ciudad en la que se toleraron musulmanes, jud¨ªos y cristianos. Tres culturas que unas veces se solaparon y otras cohabitaron en un mismo espacio intramuros, laber¨ªntico y sin acceso al agua corriente. Si se camina mirando al suelo se adivinan restos de una calzada romana que pasa junto a un templo religioso h¨ªbrido; la mezquita que acab¨® siendo la iglesia del Cristo de la Luz, justo al lado de una puerta de acceso a la ciudad. Una ciudad fortificada, en alto y tan cerca y, a la vez tan lejos, del r¨ªo Tajo. Distancia y desnivel que condicionaron la vida de sus habitantes.
Dentro de su per¨ªmetro amurallado ol¨ªa mal y beber agua era un lujo. Carencias que no fueron obst¨¢culo para que Toledo fuera la capital de las Cortes itinerantes de Carlos V y Felipe II. Una ciudad en la que se concentr¨® el poder civil, judicial y religioso. Reminiscencia de aquello es la plaza conocida como la de los Tres Poderes, aunque su nombre es plaza del Ayuntamiento porque aqu¨ª se encuentra el Consistorio, y tambi¨¦n el Palacio de Justicia, la catedral y el palacio arzobispal. Y es que cuando se fueron los reyes y sus respectivos s¨¦quitos, en Toledo se qued¨® una nutrida comunidad eclesi¨¢stica que convirti¨® los palacios vac¨ªos que dej¨® la nobleza en conventos anexos a las iglesias. Una f¨®rmula pensada para que las hermanas pudieran vivir en r¨¦gimen de clausura. Un estilo de vida que cada d¨ªa adoptan menos mujeres, de ah¨ª que cada a?o no es raro que cierre un convento. Conventos que tambi¨¦n se convierten en sede universitaria, como el de San Pedro M¨¢rtir. En Toledo el reciclaje que desde hace m¨¢s tiempo se practica es el patrimonial.
10.00 A Toledo en tren
Lo mejor es llegar a Toledo en tren, y as¨ª ahorrarse el quebradero de cabeza que supone moverse por la ciudad intramuros en coche. Desde la misma estaci¨®n se puede o tomar un taxi ¡ª6 euros la carrera hasta la plaza del Ayuntamiento (1)¡ª o cruzar el Tajo a pie por el puente de Alc¨¢ntara (2) y subir por unas escaleras mec¨¢nicas hasta el Palacio de Congresos de Toledo El Greco (3). En ese punto se encuentra la calle de Armas, que da a parar a la plaza de Zocodover. En la misma uno se puede tomar un caf¨¦ en el balc¨®n de la cafeter¨ªa del Hotel Boutique Adolfo (4), para despu¨¦s adentrarse desde all¨ª en el laberinto de calles, callejuelas y callejones que es la ciudad manchega, y llegar al Obrador de mazap¨¢n de Santo Tom¨¦.
Toledo es una ciudad abonada a las ternas. A las tres culturas hay que sumarles los tres productos finales que ha hecho famosos, a pesar de no ser productor de las materias primas necesarias para elaborarlos: el damasquino, el acero toledano y el mazap¨¢n. Este ¨²ltimo es un dulce 50% almendra levantina y 50% az¨²car blanquilla (receta del gremio mazapanero en el siglo XVI) y asociado con la Navidad. En el albor de dicha festividad se forman largas colas en la tienda de Santo Tom¨¦ (calle de Santo Tom¨¦, 3) (5) para comprar mazapanes por parte de una clientela fiel y generacional. El obrador se aloja una casa t¨ªpica toledana del siglo XVI y que Ana de Mesa G¨¢rate, directora de producci¨®n, muestra y cuenta su historia, que arranca en 1856, en una visita gratuita de 45 minutos, previa solicitud, y de pago si es con degustaci¨®n. Hay que saber que si se compra el mazap¨¢n de esta casa hay que consumirlo de tres a cuatro semanas en adelante, ya que no est¨¢ envasado al vac¨ªo.
12.00 Dormir dentro de un cuadro
Toledo es un museo con aspecto de ciudad. Las fachadas de sus edificios son delicadas obras de arte que se deben disfrutar m¨¢s con la vista que con el tacto. En la bajada del Pozo Amargo, una estrecha calle en recodo, a la sombra de la catedral, en el p¨ªo barrio de los Can¨®nigos, se esconde el hotel ?urea Toledo (6). Un nuevo alojamiento fruto del trabajo de un equipo compuesto por arquitectos, arque¨®logos y restauradoras, como Patricia de los Reyes, quien, adem¨¢s, realiza visitas guiadas por el alojamiento los s¨¢bados al mediod¨ªa. La idea de estos recorridos es acercar el patrimonio que atesora no solo a sus hu¨¦spedes, sino tambi¨¦n a los vecinos, quienes han padecido con curiosidad las obras de construcci¨®n. Adentrarse en el hotel es un paseo a escala por Toledo; uno pierde el sentido de la orientaci¨®n, los pasillos suben y bajan, se retuercen y dan a parar a luminosos patios interiores inesperados. Est¨¢ formado por siete casas juntas del siglo XV, en las que vivieron can¨®nigos y arcedianos. En torno a ese mismo siglo datan la mayor parte de los elementos que se han rescatado y conservado: pinturas murales, vigas isl¨¢micas policromadas, columnas, un aljibe abierto... Elementos que hoy cumplen funciones decorativas y no estructurales y que se mantienen en su ubicaci¨®n original.
13.30 Platos de aqu¨ª y de all¨¢
Alrededor de la catedral hay un pu?ado de sitios para comer. Si se quiere comer en uno en concreto lo m¨¢s recomendable es reservar. En el restaurante Los Cuatro Tiempos (calle de Sixto Ram¨®n Parro, 5) (7) preparan platos tradicionales de una manera creativa; salmorejo manchego con crujiente de jam¨®n y pan tostado, huevos de corral rotos sobre migas manchegas, lomo de ciervo con compota de manzana, entrecot de ceb¨®n a la parrilla, magret de pato con salsa de mandarina, perdiz roja de tiro estofada, tarta de mazap¨¢n, etc¨¦tera. Otra opci¨®n es la taberna El Botero (calle de la Ciudad, 5) (8), en la que preparan platos de la tierra aderezados con un toque internacional: ensalada thai de frutas, empanadillas de aj¨ª de gallina, pita de cordero confitado, taco de carrillera de cerdo...
16.00 Una pausa: caf¨¦ y libros
Un sitio agradable en el que hacer la digesti¨®n es la librer¨ªa Caf¨¦ Hojablanca (Calle Mart¨ªn Gamero, 6) (9). En este local se puede husmear las estanter¨ªas, comprar libros o no y tomar un caf¨¦ en alguna de las mesas y sillones que hay repartidos por el espacio. Tambi¨¦n organizan actividades literarias.
Aprovechando esa ola cultural, uno se puede acercar al Museo Crom¨¢tica (plaza Concepci¨®n, 1) (10), una mezcla de museo y galer¨ªa de arte en el que la m¨²sica y la pintura se fusionan por medio de m¨¢s de 30 artistas que utilizan como lienzo instrumentos musicales.
18.00 Un paseo bajo tierra
Bajo ese museo al aire libre que es Toledo hay un subsuelo que ver y que ayuda a entender el funcionamiento de esta ciudad en la que por cada tres casas hab¨ªa un pozo o aljibe. Con uno de los gu¨ªas de Pasearte Toledo es posible acceder, a trav¨¦s de un respiradero, al fondo del pozo del Salvador (11). Dentro del mismo, uno tiene la sensaci¨®n de estar en el vaso de una piscina vac¨ªa e iluminada. La estructura de dicho pozo sali¨® a la luz en 2002, durante los trabajos de control arqueol¨®gico previos a las obras de instalaci¨®n en la plaza de El Salvador de un contenedor soterrado para la recogida de basuras. El pozo en cuesti¨®n se nutr¨ªa de las filtraciones de agua del subsuelo, pero tambi¨¦n dispon¨ªa de un sistema de recogida del agua de la lluvia. Durante m¨¢s tiempo el Tajo ha defendido la ciudad que abastecido de agua para beber a los habitantes de la ciudad. Para salvar el desnivel que hay entre el r¨ªo y la ciudad los romanos construyeron un acueducto. Construcci¨®n que los musulmanes derribaron para conservar el car¨¢cter defensivo del r¨ªo. De ah¨ª la importancia de los pozos, aljibes, fuentes y de los aguadores o azacanes, quienes transportaban el agua en c¨¢ntaras a lomos de burros por las casas. En los domicilios toledanos no hubo agua corriente hasta bien avanzado el siglo XX.
21.00 Cena, copa y m¨²sica
De vuelta a la superficie y despu¨¦s de un paseo en el que no sirve de mucho hacer uso del GPS del tel¨¦fono m¨®vil, un bar en el que cenar puede ser La Malquerida (calle Trinidad, 2), muy cerca de la imprescindible catedral, monumento y referencia urbana. En este local se puede cenar platos tan informales como internacionales a buen precio y, despu¨¦s, tomarse un c¨®ctel. Un buen final para acabar un d¨ªa en Toledo. La ciudad que no se encuentra donde naci¨®, el Mirador del Valle, justo al otro lado del Tajo.
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