Qu¨¦ hacer 24 horas en Bristol: grafitis de Banksy, barcos y el puente colgante de Clifton
Un completo recorrido por una ciudad que ha hecho de las reivindicaciones sociales un medio a trav¨¦s del cual canalizar y expresar toda la creatividad que atesora
Esta es una ciudad portuaria a la que el mar le queda lejos. Antes de alcanzar el Atl¨¢ntico, los barcos tienen que navegar por el canal de Bristol y el Avon, r¨ªo que atraviesa la ciudad brit¨¢nica y a la que regala una isla, en la que no faltan muelles, almacenes y un servicio de ferris urbanos. Una presencia l¨ªquida a la que se le suma una p¨¦trea: Bristol est¨¢ hecha de piedra, material con el que construyeron sus edificios de estilo g¨®tico y georgiano. Refinamiento medieval y barroquismo brit¨¢nico financiados por muchas de las familias que hicieron fortuna con el comercio, de ida y vuelta, de mercanc¨ªas varias y de personas esclavizadas. El de esclavos era un negocio tan arriesgado como rentable e inhumano, al que, seg¨²n parece, a Bristol y a personas como el comerciante Edward Colston no les qued¨® m¨¢s remedio que explotarlo porque su puerto era internacional y ten¨ªa un buen emplazamiento geogr¨¢fico en el marco de las rutas mar¨ªtimas. Los nombres de algunos edificios p¨²blicos, instituciones, de los tratantes de esclavos y el de los pa¨ªses de origen de las personas esclavizadas dan nombre a muchas de sus calles. Un legado oscuro que est¨¢ ah¨ª.
Hoy los bristolianos c¨¦lebres, de cuna o de adopci¨®n, que han hecho carrera (y dinero) y enorgullecen a sus paisanos, son el artista Banksy, los grupos de m¨²sica de trip hop Portishead y Massive Attack y el fot¨®grafo Martin Parr. Un universo creativo que parece haberse levantado sobre la tenacidad de ingenieros que hicieron de Bristol y sus alrededores centros de desarrollo e innovaci¨®n que cambiaron el rumbo de la industria naval y aeron¨¢utica.
9.00 Un mapa de grafitis obra de Banksy
Provisto de un tel¨¦fono m¨®vil y a trav¨¦s de la web Wherethewall es posible recorrer la ciudad desde la zona de Stokes Croft, en el que reside una parte notable de la comunidad jamaicana, una de las m¨¢s numerosas de Bristol ¡ªen la que conviven casi 200 nacionalidades¡ª, hasta la portuaria isla de Spike, parando en algunos de los grafitis pintados por Banksy. Buscarlos, encontrarlos, es una manera entretenida de descubrir la ciudad y entender las preocupaciones de la gente corriente. Lo que pinta Banksy y d¨®nde lo pinta hacen parte de lo mismo.
Algunos de sus murales urbanos han sido saboteados, como el primero que pint¨®, Take de money and run (1), en colaboraci¨®n con Inkie y Mode 2, restaurado por Haka, en Bath Buildings, o como ese en el que se ve a un hombre colgado del alfiz de una ventana mientras una mujer y su marido (se entiende) otean desde la misma; Well-Hung Lover (2) se titula, y se encuentra en un rinc¨®n de Frogmore Street. Lo mejor es verlo desde Park Street, calle a la que se puede acceder por unas escaleras. Algunos de los grafitis los borr¨® la autoridad de turno, como el que hab¨ªa en el Ayuntamiento, Pulling the Plug. Pero tambi¨¦n los hay enmarcados, como Rose Trap (3), uno de los primeros ejemplos del lenguaje visual que desarroll¨® Banksy, pintado en el muro de una casa particular en Thomas Street, una calle en cuesta que da a parar a una plaza muy agradable, Fremantle Square, flanqueada por casas de fachadas de colores pastel.
La mayor¨ªa de sus obras se conservan al aire libre, como el grafiti que lleva por nombre Telepathic Heights (Cheltenham Road) (4), pintado justo en frente de un supermercado de la cadena Tesco Express y que reivindica el valor del peque?o comercio frente a las grandes superficies. Tambi¨¦n en Cheltenham Road est¨¢ Mild Mild West (5), en el que se ve a un oso de peluche (Teddy) lanzando un c¨®ctel molotov a un grupo de bobbies, la mejor manera de contemplarlo es tomando algo en la terraza de la cafeter¨ªa Hamilton House. En la zona de carga y descarga de la biblioteca de la Universidad, en la puerta de acceso, se puede leer You don?t need planning permission to build castleS In the sky (6). Una frase en la que las letras ¡°S¡± e ¡°I¡± est¨¢n escritas en un foco de luz. Desde ese punto se toma la calle Millennium Promenade hasta el embarcadero y se cruza a la isla Spike, donde se esconde el grafiti con el que termina el recorrido, The Girl with the Pierced Eardrum (7), junto al barco museo SS Great Britain.
11.30 Un puerto sin mar a la vista
Bristol no tiene un museo naval, sin embargo, hay barcos a la vista de todo el mundo. Est¨¢n flotando o amarrados en alg¨²n muelle en el r¨ªo Avon, como el SS Great Britain (8). Barco propulsado por una gran h¨¦lice de seis palas, dise?ado por el ingeniero Isambard Kingdom Brunel en 1843. A diferencia del Titanic, a este barco, que llev¨® a emigrantes a Australia y mercanc¨ªas, lo abandonaron en las islas Falkland, para los brit¨¢nicos, las Malvinas para los argentinos. Lo rescataron y hoy se exhibe en el puerto flotante de la ciudad sobre un mar de cristal.
Tambi¨¦n hay barcos en los museos de arte, y es que los barcos son ¡ªsobre todo fueron¡ª parte del paisaje de esta ciudad y su entorno. En museos como el M Shed (Princes Wharf, Wapping Road) (9), un espacio innovador que cuenta la historia de Bristol a trav¨¦s de la gente que la model¨®; el Arnolfini Arts (Narrow Quay, entre Harbourside y Prince Street) (10), un centro de arte contempor¨¢neo; o el Bristol Museum and Art Gallery (Queens Road) (11), en la parte alta de la ciudad, cerca del parque de la Colina Brandon, donde se encuentra la torre Cabot (12), el ¨¢tico de Bristol.
14.00 Comida con vistas al r¨ªo o en un mercado
A la hora de comer se puede optar por hacerlo en la cafeter¨ªa restaurante del centro de arte Spike Island (13) o probar a degustar platos caribe?os, asi¨¢ticos y portugueses, que es lo que ofrecen los varios puestos de comida que hay en el mercado de San Nicol¨¢s (Corn Street) (14). San Nicol¨¢s es un mercado que se remonta a 1743 ubicado en el viejo Bristol. Un entramado de calles peque?as, estrechas y de piedra por el que el paseo es un viaje al pasado. Si se prefiere optar por algo local, la opci¨®n entonces es tomar asiento en Pieminister (15) y probar sus diferentes pasteles de carne.
15.30 Cita con el artista del clich¨¦ tur¨ªstico
El fot¨®grafo brit¨¢nico Martin Parr cumple 72 a?os el 23 de mayo y sigue en activo. Cuando no est¨¢ fotografiando a gente en la playa o en alg¨²n resort o complejo tur¨ªstico similar, es probable verle en su fundaci¨®n. La Martin Parr Foundation (16) se encuentra en un agradable complejo de oficinas a las afueras de la ciudad, y abre al p¨²blico de jueves a domingo (de 10.00 a 17.00).
Visitarla permite conocer al fot¨®grafo, su trabajo y su biblioteca, tambi¨¦n hace las veces de galer¨ªa para diferentes exposiciones de fot¨®grafos j¨®venes locales sobre la diversidad brit¨¢nica y la cultura irlandesa. Martin Parr ha hecho del clich¨¦ la inspiraci¨®n de su obra. Un archivo visual de im¨¢genes en blanco y negro y en color y con un valor antropol¨®gico. Es una cronolog¨ªa del turismo de masas narrada desde localidades como Benidorm. Un lugar que a Parr le fascina. Para ¨¦l, la playa es un microcosmos en el que cohabitan personas, comida y ocio, pilares del trabajo de este fot¨®grafo, al que el 40% de sus compa?eros de la agencia Magnum votaron en contra de su ingreso.
17.30 Visita a un puente colgante
Siguiendo el curso del r¨ªo Avon, en direcci¨®n al canal de Bristol, se puede ver y cruzar el puente colgante de Clifton (17). Un dise?o del atrevido ingeniero Isambard Kingston Brunel, el mismo que dise?¨® el mencionado barco propulsado por una gran h¨¦lice de seis palas. En el extremo este del puente se encuentra el Observatorio de Clifton, un lugar con una vista panor¨¢mica del entorno y del puente, adem¨¢s de una galer¨ªa que se adentra roca adentro y acaba en una especie de balc¨®n. En el extremo oeste est¨¢ el Centro de Visitantes, con toda la informaci¨®n relativa a este puente, una de las im¨¢genes de postal de la ciudad.
El 26 de noviembre de 2003 el puente en cuesti¨®n lo sobrevol¨® el Concorde de British Airways durante su ¨²ltimo vuelo con destino a Filton, lugar en el que se ensambl¨®. En la actualidad, se exhibe en el Museo Aeroespacial de Bristol (18) como el esqueleto de una ballena lo hace en un museo de ciencias naturales. Desde el puente de Clifton, que tambi¨¦n es el nombre de la localidad en la que se encuentra, se puede regresar caminando a Bristol.
19.30 Al teatro
El Bristol Old Vic (19) es el teatro en funcionamiento m¨¢s antiguo del mundo de habla inglesa, en 2025 celebrar¨¢ su 260? aniversario. El edificio que lo alberga se ha remodelado y hoy luce una fachada transparente de vidrio que deja ver las paredes exteriores del teatro georgiano del interior. Dentro, adem¨¢s del teatro, hay un bar restaurante en el que se puede comer algo antes y despu¨¦s de la obra que se vaya a ver.
Si la oferta gastron¨®mica del sitio no convence, otra opci¨®n es cenar en The Coconut Tree (20), un restaurante de cocina de Sri Lanka en el que lo suyo es pedir varios platillos y probar sus diferentes sabores. Dos consejos: cuidado con el picante y aqu¨ª hay que disfrutar de sus c¨®cteles.
23.00 A descansar
Los bristolianos m¨¢s veteranos pueden despedirse diciendo ¡°hasta ma?ana¡± o ¡°Nos vemos en Arnos Vale¡±, en referencia al cementerio que hay en Bath Road. Un camposanto local en el que, adem¨¢s de sepelios, se realizan bodas. Como el mencionado cementerio queda algo retirado del centro, nosotros podemos ir a descansar al Bristol Royal Marriot Hotel (21), uno de los m¨¢s antiguos e hist¨®ricos de ciudad. Su ubicaci¨®n c¨¦ntrica, junto a la catedral y el Ayuntamiento, lo convierte en un punto de partida y de final muy pr¨¢ctico.
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