Santiago de Compostela y sus tiendas centenarias
La capital gallega guarda en sus calles comercios hist¨®ricos que han pasado de una generaci¨®n a otra manteniendo su esencia y atractivo original. De O Gato Negro, una tasca abierta en 1922, a Sombrerer¨ªa Iglesias, fundada en 1912
Son las nueve de la ma?ana y Santiago de Compostela empieza a bullir. Sus r¨²as principales se llenan de turistas y peregrinos que en estos ¨²ltimos a?os han pasado a formar parte del paisaje habitual de la capital gallega, que no alcanza los 100.000 habitantes. Aun as¨ª, todav¨ªa sobreviven en el centro hist¨®rico de la ciudad algunos locales centenarios, tambi¨¦n en la memoria de sus vecinos m¨¢s longevos. Es ese Santiago donde todos se conoc¨ªan y su ritmo solo era alterado por la presencia universitaria.
Pilar Fern¨¢ndez Vilas vive en la plaza de la Quintana, en una casa del siglo XVII cuyo balc¨®n est¨¢ adornado por una preciosa parra. ¡°Tengo 92 a?os, era la peque?a de seis hermanos y nac¨ª en esta casa, como todos¡±, se presenta. Su sal¨®n da a una de las plazas anexas a la famosa catedral: ¡°Es un privilegio, por la noche hay muchos espect¨¢culos. Se me llena la casa de gente, vienen a ver los conciertos, el teatro¡¡±. Ella ha visto cambiar su ciudad a lo largo de los a?os. ¡°El turismo ha aumentado una barbaridad, sobre todo la cantidad de peregrinos que vienen a hacer el Camino¡±, sentencia. Pero a¨²n quedan enclaves con ese encanto del paso del tiempo que bien merecen una visita. Aqu¨ª van cinco pistas.
Caf¨¦ Casino
Entrar en este local significa viajar 150 a?os atr¨¢s. A cuando era un club masculino y privado ¡ªcomenz¨® a funcionar como sociedad de recreo en 1873¡ª, un lugar de reuni¨®n de la alta sociedad compostelana donde ilustres como Valle-Incl¨¢n, Otero Pedrayo o Castelao disfrutaban de tertulias y veladas culturales. En 2002 se convirti¨® en cafeter¨ªa, permitiendo al p¨²blico general gozar de esta joya arquitect¨®nica, en los bajos de un edificio obra del arquitecto compostelano Manuel Pereiro Caeiro. Sus tallas de madera, techos altos, vidrieras y l¨¢mparas de ara?a invitan a sentarse en sus mesas y disfrutar de su ambiente tranquilo, a veces amenizado por un pianista. Degustar alguno de sus c¨®cteles, una merienda entre amigos o, simplemente, dejar pasar el tiempo mientras se observa a los transe¨²ntes tras uno de sus grandes ventanales traslada a tiempos pasados.
Direcci¨®n: R¨²a do Vilar, 35.
Sombrerer¨ªa Iglesias
Celestino Fern¨¢ndez es la tercera generaci¨®n al frente del negocio que fund¨® su abuelo en 1912. ¡°Antes se confeccionaba a medida para las bandas de m¨²sica, polic¨ªas, militares¡ Ten¨ªamos un taller y todo se hac¨ªa aqu¨ª¡±, recuerda. ¡°Ahora los que m¨¢s compran son los turistas extranjeros, pero tenemos clientela habitual de otras provincias gallegas donde ya no existen sombrerer¨ªas¡±, apunta Fern¨¢ndez, cuya tienda est¨¢ en pleno casco hist¨®rico, donde ya apenas vive poblaci¨®n local.
Los precios de sus sombreros pueden parecer un poco elevados, pero venden productos de calidad, seleccionados con mimo por sus propietarios entre las marcas m¨¢s reconocidas del mercado. Los hay de lana, cachemir, seda y tambi¨¦n para el agua. En verano es el momento de los famosos Panam¨¢, hechos a mano en Ecuador y de los que Fern¨¢ndez es un aut¨¦ntico experto ¡ªvan desde los 100 a varios miles de euros¡ª. ¡°Se hacen en zonas h¨²medas, a mano, con hojas de palma y toquilla, y se valoran por nudos por cent¨ªmetro. Pueden ir desde los 8 a los 26 nudos. Cuanto m¨¢s apretado est¨¢ el nudo, m¨¢s caro es, ya que el sombrero es m¨¢s ligero, parece de papel. Llegan a tardar seis meses en hacerlos¡±. As¨ª que si se busca un sombrero de calidad y queremos que nos asesore un experto, no se puede dejar de visitar este local, que tiene como lema ¡°si no le gusta o no lo va a usar, no lo compre¡±.
Direcci¨®n: R¨²a do Vilar, 34.
Confecciones Riande
Jorge Riande es el due?o de esta tienda de ropa de hombre que compr¨® su abuelo en 1920. ¡°?l estuvo de encargado en la ¨²nica filial de Harrods fuera de Inglaterra, en Buenos Aires, y cuando volvi¨® mont¨® esta tienda. Implant¨® en Galicia la confecci¨®n hecha, antes todo el mundo iba al sastre¡±, recuerda. Tiene una clientela fiel que huye de las grandes superficies. Antiguos estudiantes que pasan por Santiago de visita, padres que acuden con sus hijos a comprar o gente que busca un trato cercano con ese vendedor que con el paso del tiempo se ha convertido en amigo. Todo tipo de ropa de hombre, camiser¨ªa, cinturones, chinos o pantalones de vestir, entre otras cosas, se venden en este local, que lleva m¨¢s de 100 a?os vistiendo a los compostelanos.
Direcci¨®n: Praza do Toural, 2.
Bar O Gato Negro
Esta tasca lleva abierta desde 1922 y ha permanecido igual desde su inauguraci¨®n. Su barra de m¨¢rmol y las banquetas de la ¨¦poca son la se?a de identidad. Pili Costoya, reci¨¦n jubilada tras ceder el testigo a su sobrino Xoan Costoya, cuenta que la empanada casera, el h¨ªgado encebollado o los chocos en su tinta son los platos m¨¢s demandados. ¡°La clientela fija suele pedir una taza de Ribeiro para acompa?ar la comida¡±, a?ade. Este es uno de los pocos sitios de Santiago que sigue manteniendo la tradici¨®n de servir el vino en taza. En este c¨¦ntrico bar se junta la clientela de siempre con el turista, atra¨ªdo por el ambiente que desprende. Su abarrotada barra es indicativo de que algo bueno se est¨¢ cocinando dentro. Esto y lo enxebre del lugar lo convierten en el sitio perfecto para repostar.
Direcci¨®n: R¨²a da Ra¨ª?a, s/n.
Comercial Julio Tojo
Esta tienda, que abri¨® sus puertas en 1913, est¨¢ dedicada al viaje; maletas de alta calidad y complementos como paraguas, mochilas, guantes y bolsos. Empez¨® siendo una zapater¨ªa, para despu¨¦s pasar a ser un establecimiento con menaje del hogar y llegar, finalmente, a lo que es hoy. ¡°Nuestra clientela la compone principalmente gente de Santiago, aunque el turismo es una buena inyecci¨®n de energ¨ªa¡±, cuenta Cristina Tojo, propietaria y tercera generaci¨®n a su cargo. ¡°Adem¨¢s de recuerdos, el turista necesita paraguas, maletas o guantes para el fr¨ªo¡±, apunta. Dice que el local est¨¢ igual que cuando lo abri¨® su abuelo hace 110 a?os. ¡°Estamos en medio de una ciudad hist¨®rica y el turista viene buscando la belleza de lo antiguo, y tenemos que mantenerlo y restaurarlo, pero que se vea que es una tienda centenaria¡±, opina. M¨¢s all¨¢ de lo que ofrecen, este es tambi¨¦n un buen reclamo para entrar a ver la tienda que Tojo regenta orgullosa.
Direcci¨®n: Caldeirer¨ªa, 43.
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