El otro Caribe: 13 para¨ªsos sin masificaciones tur¨ªsticas
De la isla de Anguila a San Vicente y Granadinas, viajes que prometen sol, playas de aguas azules, exuberante naturaleza, m¨²sica caribe?a, sabrosa gastronom¨ªa y una contagiosa visi¨®n despreocupada de la vida
Barbados, Dominica, Martinica, Granada, Aruba¡ infinitas islas se dispersan en el Caribe. M¨¢s all¨¢ de las m¨¢s grandes y conocidas que acaparan el inter¨¦s de los turistas, hay todo un abanico de peque?os para¨ªsos, cada uno con su propia cultura isle?a, muy diferentes unos de otros, pero con denominadores comunes que los convierten en imanes seductores: promesas de sol, de arena blanca y aguas azules, m¨²sica caribe?a, gastronom¨ªa criolla llena de sabor y una contagiosa visi¨®n despreocupada de la vida.
Al margen del sol y playa encontraremos tambi¨¦n enclaves marinos y aguas c¨¢lidas con una visibilidad excelente que entusiasman a los apasionados del submarinismo y el buceo con tubo, que pueden nadar entre arrecifes costeros, paredes verticales, pecios cubiertos de coral o galer¨ªas de arte submarinas. Y en tierra, aunque sorprenda a quien lo visite por primera vez, el Caribe es un destino maravilloso para realizar excursiones por todo tipo de paisajes, con vistas espectaculares y momentos de intimidad con la naturaleza. Muchas de estas islas est¨¢n presididas por picos volc¨¢nicos envueltos por la niebla con temperaturas frescas y una vegetaci¨®n exuberante, mientras que las zonas costeras invitan a rodear bah¨ªas rec¨®nditas, cruzar acantilados y darse refrescantes ba?os en sus playas m¨¢s tranquilas.
Y luego est¨¢ la arquitectura desde las llamativas fachadas de Curazao hasta las mansiones barrocas de La Habana Vieja, la arquitectura del Caribe es producto de una mezcla de influencias adaptadas a circunstancias complicadas y se conservan molinos de viento, t¨²neles bajo antiguos fuertes o construcciones coloniales que nos hablan de su historia. Otra de las se?as de identidad del Caribe es la m¨²sica. De hecho, muchos de los g¨¦neros m¨¢s populares del mundo surgieron del crisol de culturas de estas islas. Todo itinerario por la regi¨®n acaba teniendo una inolvidable banda sonora compuesta por melod¨ªas o¨ªdas en taxis, chiringuitos, pistas de baile, fiestas de barrio y barbacoas. Hay centenares de islas, y todas son un acierto. Pero en este caso nos centramos en 15 peque?os para¨ªsos que no son de los m¨¢s tur¨ªsticos de la zona.
1. Anguila: el para¨ªso diminuto tiene 33 playas
Esta isla diminuta tiene nada menos que 33 interminables playas, todas con aguas turquesas, arenas doradas y turistas c¨®ctel tropical en mano mientras las olas les acarician los pies. Relax absoluto garantizado en cualquiera de sus playas, disfrutando de refrescantes chapuzones, sabrosos almuerzos tipo barbacoa y c¨¢lidos ritmos isle?os. En sus poco m¨¢s de 100 kil¨®metros cuadrados se podremos elegir donde tumbarse: en la parte sur, con vistas a las onduladas monta??as de San Mart¨ªn, o la norte, con vistas al mar. Un equilibrio perfecto entre deleite y privacidad convierte a An?guila en el patio de recreo de muchos ricos y famo?sos. Si nos animamos a dejar la arena, podremos bucear con tor?tugas marinas y peces de colores, hacer submarinis?mo entre pecios o llegar a calas rec¨®nditas en ka?yak.
Más información en la nueva guía Islas del Caribe de Lonely Planet y en lonelyplanet.es.
Probablemente la cala m¨¢s bonita y peque?a de la isla es Little Bay, una diminuta medialuna de arena rodeada por acantilados de piedra caliza, fascinantes cuevas marinas y el precioso azul del Caribe. Eso s¨ª, no es accesible por tierra: para llegar hay que alquilar un kayak y material de buceo en Crocus Bay, y remar unos 15 minutos hacia el este por un impresionante tramo costero bordeado de acantila?dos.
Y si Anguila nos parece demasiado grande, se puede pasar un d¨ªa en uno de sus diminutos islotes buceando y comien?do langosta, pescado y costillas a la parrilla. Por ejemplo, en Sandy Island, que es poco m¨¢s que un banco de arena rodeado de aguas cris?talinas y arrecifes llenos de vida. Es la imagen de la isla desierta por ex?celencia, salvo por el restaurante que sirve sabrosa comida caribe?a y ponche de ron.
2. Antigua y Barbuda, tranquilidad en las islas de Sotavento
Antigua es puro Caribe, pasado por acento ingl¨¦s: casas e iglesias color pastel, tranquilidad, con dosis de ron y lugares llenos de encanto. Su sinuosa costa es una sucesi¨®n de peque?as calas ba?adas por aguas azules, y sus bah¨ªas recogidas han servido de refugio des?de al almirante Nelson hasta a piratas y navegantes. Quienes consigan levantarse de la tumbona descubrir¨¢n un inconfundible aire ingl¨¦s en su ca?pital, Saint John, o en los his?t¨®ricos fuertes y dem¨¢s vestigios de su pasado colonial. El aire m¨¢s caribe?o se puede disfrutar en las noches del domingo en las fiestas-barbacoa en Shirley Heights, que comienzan con la puesta de sol y grandes vistas de English Harbour, y terminan con reggae en directo.
Barbuda, la isla hermana de Antigua, 50 kil¨®metros al norte, es mucho m¨¢s agreste. Adem¨¢s de su historia de propiedad comunal de tierras y cuidado responsable de su belleza natural, tambi¨¦n conserva su esen?cia cultural ¨²nica, muy diferente de la de Antigua. Su poblaci¨®n, unas 1.300 per?sonas, sigue recuper¨¢ndose del hurac¨¢n Irma, que en 2017 requi?ri¨® la evacuaci¨®n de sus habitantes y arras¨® gran par?te de esta fr¨¢gil isla con muy baja altitud. Sus extraor?dinarias playas no se vie?ron afectadas, as¨ª que quie?nes deseen relajarse en arenas blancas, bucear en arrecifes v¨ªrge?nes y observar los famosos rabihorcados deber¨ªan visitarla sin dudar.
3. Las islas ABC: Aruba, Bonaire y Curazao
Aruba, Bonaire y Curazao son un tr¨ªo de islitas ubicadas en el extremo meridional del Caribe. Llamadas coloquialmente ¡°las is?las ABC¡±, podr¨ªan describirse como una mezcla un tanto explosiva de cultura y naturaleza. Hay desiertos salpicados de cactus a pocos kil¨®metros de pueblos decorados con grafitis, y arrecifes llenos de vida muy pr¨®xi?mos a los restaurantes vanguardistas y los mo?numentos hist¨®ricos del litoral. Y, aunque comparten rasgos culturales, son tres experiencias distintas.
Aruba, la m¨¢s peque?a de las tres, es tambi¨¦n la m¨¢s visitada, sobre todo por los norteamericanos en busca de escapadas tropicales. Est¨¢ a solo 25 kil¨®metros de la costa de Venezuela y su poblaci¨®n es una mezcla cultural de los Pa¨ªses Bajos, ?frica, Sudam¨¦rica y Norteam¨¦rica. La isla se define con franjas de are?na nacarada, paisajes costeros muy diversos y una buena infraestructura tur¨ªstica.
La modesta Bonaire llama la atenci¨®n de sus visitantes por su acoge?dora atm¨®sfera en tierra firme y sus espec?taculares paisajes acu¨¢ticos. Aqu¨ª est¨¢n los arrecifes m¨¢s sanos del Ca?ribe y se considera uno de los mejores lugares del mun?do para practicar buceo y submarinismo. Pol¨ªticamente, es algo distinta de sus vecinas, ya que sigue siendo un municipio especial de los Pa¨ªses Bajos en vez de un pa¨ªs independiente. Las tradiciones de Bonaire est¨¢n muy vivas en Rinc¨®n, la localidad m¨¢s antigua y centro cultural de la isla.
Curazao mantiene con ¨¦xito el equilibrio entre destino urbano y orien?tado a la naturaleza. Su capital, Willemstad, mezcla pasado y presente con sitios patrimonio mundial de la Unes?co, restaurantes modernos y una animada vida nocturna. Fuera de los l¨ªmites urbanos, la isla es una sucesi¨®n de playas bordea?das por acantilados, arrecifes coloridos y par?ques nacionales maravillosamente salvajes.
4. Barbados, d¨ªas de playa y ron
Barbados es famosa en todo el mundo por sus playas, y desde luego da la talla con su fina are?na blanca en el sureste, sus bah¨ªas doradas con aguas como espejos en el oeste y la agreste na?turaleza de la cos?ta atl¨¢ntica. Por su parte, el interior ofrece jardines llenos de flores, cuevas espectaculares y bodegas de ron de colores en los pueblitos.
Algo que no se ve desde el avi¨®n, pero que queda claro al aterrizar, es el ambiente que hace de Barbados mucho m¨¢s que un destino playero. Con sus casi 400 a?os de historia, es la isla legendaria donde la ca?a de az¨²car se transfor?m¨® en ron por primera vez, don?de los caballeros se hicieron piratas y cuya mezcla cul?tural ha dado una versi¨®n muy caribe?a de la cl¨¢si?ca idiosincrasia brit¨¢nica.
Todo esto lleva hasta los barbadenses, pacientes, amables y tran?quilos que se desviven para que los viaje?ros disfruten de su territorio tanto como ellos.
5. Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas y los piratas del Caribe
Las paradis¨ªacas Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas son la meca mundial de la navegaci¨®n a vela, y tambi¨¦n sin¨®nimo para muchos de lujo y glamur. Son cuatro islas principales y unos 50 islotes y cayos donde los vestigios gran¨ªti?cos de la actividad volc¨¢nica pre?hist¨®rica contrastan con algunos picos poblados de palmas platea?das y tamarindos. Pese a su prestigio, T¨®rtola, Virgen Gorda, Jost Van Dyke y la solitaria y perif¨¦rica Anegada podr¨ªan califi?carse de modestas.
M¨¢s all¨¢ de los resorts, los viajeros in?dependientes a¨²n pueden encontrar playas poco frecuen?tadas, a menudo junto a arrecifes de coral rebosantes de vida. Elogiadas como meta de submarinismo y buceo con tubo, tambi¨¦n son excelentes para actividades en tierra firme como el excursionismo, la escalada en bloque y la b¨²squeda de objetos de valor en la playa (?que tambi¨¦n es un deporte!).
La imponente T¨®rtola es la isla de los surfis?tas, cuyo ¨²nico objetivo es pasar largas jor?nadas en rompientes rec¨®nditos. La lujosa Virgen Gorda es un im¨¢n para fot¨®grafos y gas?tr¨®nomos. En la diminuta Jost Van Dyke, llamada ¡°la isla de los descalzos¡±, no faltan chiringuitos ni historias de piratas. Y, lejos del res?to, las alargadas playas de arena con hamacas colgadas de uveros de Anegada aguar?dan a aventureros deseosos de explorar uno de los mayores arre?cifes del Caribe.
En el extremo oriental de T¨®rtola, conectado por medio de un puente corto, encontramos otro minipara¨ªso dentro de un minipara¨ªso: Beef Island, un manglar que es la cuna de la fauna y flora marina de las Islas V¨ªrgenes Brit¨¢nicas, y un refugio para ejemplares j¨®venes de tibur¨®n lim¨®n o fauna propia.
6. Dominica, la isla de la naturaleza
Esta peque?a isla caribe?a es una mezcla de selva tropical virgen, monta?as imponentes, playas de arena negra y fen¨®menos geot¨¦rmicos. El lago Boiling, en el par?que nacional Morne Trois Pitons, es un cr¨¢ter vol?c¨¢nico con burbujeante agua caliente y uno de sus mayores atractivos. No se puede viajar a Domi?nica sin visitar su maravilla geol¨®gica: el segundo manantial m¨¢s grande del mundo, recuerdo del origen volc¨¢nico de la isla. Ofrece adem¨¢s muchas ac?tividades emocionantes y rincones tranquilos para empaparse de sol, pis?cinas naturales, fuentes termales y cataratas.
Esta isla cubierta de bosques tambi¨¦n tiene una enor?me cantidad de r¨ªos, uno para cada d¨ªa del a?o. El Indio es el m¨¢s ancho y se pude reconocer en una de las pel¨ªculas de la saga Piratas del Caribe. Otro sitio espectacular es el Waitukubuli National Trail, un sendero de 184 kil¨®metros que recorre Dominica pasando por pueblos costeros, cordilleras y espesos bosques lluvio?sos. En la isla tambi¨¦n viven muchas espe?cies en peligro de extin?ci¨®n, como su ave nacio?nal: el loro imperial.
En Dominica todo es tranquilidad y eso la convierte en el destino ideal para relajarse y desconectar. No cuenta con playas interminables de arena blanca, pero sus espectaculares des?filaderos, sus r¨ªos, sus cascadas y una intensa vegetaci¨®n son atractivos m¨¢s que suficientes.
7. Granada, la isla de las especias y del chocolate
A pesar de sus muchos encantos, la llamada ¡°isla de las especias¡± del Caribe por sus grandes plantaciones ¡ªluce una vaina de nuez moscada en su bande?ra¡ª no es demasiado tur¨ªstica y se mantiene como un destino aut¨¦ntico que no ha perdido su encanto. Quienes se animan a incluirla entre sus destinos caribe?os, suelen regresar una y otra vez, por sus magn¨ªficas playas de arena blanca, un frondoso bosque interior y adem¨¢s una historia interesante que se complementa con buena comida.
Saint George, la capital, con sus edificios de colores que dominan un antiguo y ele?gante puerto, es una de las ciuda?des con m¨¢s encanto de la re?gi¨®n, y las zonas rurales de la isla est¨¢n lle?nas de rutas de senderis?mo, cataratas ocultas, la?gos tranquilos e incluso artefactos de la Guerra Fr¨ªa abandonados tras la invasi¨®n estadounidense en 1983. Adem¨¢s de las especias, tambi¨¦n es conocida mundialmente por su cacao, as¨ª que el chocolate es otro de los productos estrella y las plantaciones de cacao y las f¨¢bricas de chocolate se han convertido en visitas tur¨ªsticas.
Hay buenas playas en toda la isla, pero las m¨¢s bonitas est¨¢n en el suroeste, donde Grand Anse ocupa un lugar de honor: 2,5 kil¨®metros de fin¨ªsima arena que se hunde en unas aguas azul brillante, con frondosas monta?as como tel¨®n de fondo.
Y si Granada ya parece tranquila, Carriacou lo es mu?cho m¨¢s. La segunda isla m¨¢s gran?de del pa¨ªs alberga algunas de sus mejo?res playas, pero ning¨²n complejo hotelero, ni tampoco paran aqu¨ª los cruceros. Parece sacada directamente de otra ¨¦po?ca donde todo era mucho m¨¢s simple, con un aletargado aire provinciano.
8. Guadalupe, el Caribe franc¨¦s
Los turistas franceses lle?van d¨¦cadas viajando a este para¨ªso ocul?to, y es que este departamento franc¨¦s de ultramar cumple to?dos los requisitos para unas vacaciones perfectas en el Caribe. Con m¨¢s de 12 is?las (seis de ellas deshabi?tadas), este archipi¨¦lago geogr¨¢ficamente diver?so re¨²ne 270 playas y m¨¢s de 50 cascadas.
Las dos islas principa?les, Bas?se-Terre y Grande-Terre, son muy diferentes y est¨¢n separadas por un estrecho canal conocido como Rivi¨¨re Sal¨¦e (r¨ªo salado). La primera es monta?osa, con un exuberante bosque tropical, cascadas espectaculares, un volc¨¢n activo, playas de arena negra y dorada y aguas termales na?turales. Grande-Terre es una isla de piedra caliza m¨¢s plana, con imponentes mirado?res y playas de arena blanca perfectas para nadar y el surf. Las dos est¨¢n co?nectadas por dos puentes, mientras que al resto de islas del archipi¨¦?lago se llega en barco en 20-60 minutos. Si uno va de isla en isla, podr¨¢ disfrutar de las sofisticadas Les Saintes, famosas por su gastrono?m¨ªa; de la pro?ducci¨®n de ron de Marie-Galante, y de la agreste y virgen La D¨¦sirade.
Predominan los hoteles pe?que?os y el alquiler de aparta?mentos, en un territorio en el que el turismo tiene poco peso y la cultura local, influen?cias francesas, africanas, indias y caribe?as.
9. Martinica, pueblos pesqueros y herencia francesa
Es territorio ultramarino fran?c¨¦s y una isla enga?osamente peque?a de las Antillas Menores, con una rica oferta de actividades naturales y culturales. Lo primero que llama la atenci¨®n al llegar es su exuberante vegetaci¨®n, que incluye densa selva tropical, altas monta?as y playas inmaculadas. El monte Pel¨¦e, un volc¨¢n que arras¨® con la anti?gua capital de Saint-Pie?rre en 1902 y entr¨® en erupci¨®n por ¨²ltima vez en 1932, se alza orgullo?so como recordatorio del violento pasado de la isla, cuyo origen volc¨¢nico aflo?ra en su abrupto terreno. Todo sin olvidar que estamos en la tierra de la emperatriz Josefina, la esposa de Napole¨®n Bonaparte, y a ella se le dedica tambi¨¦n un museo y muchos recuerdos de los tiempos de las plantaciones y los esclavos.
La cultura de la isla es una mezcla de sus legados africano, franc¨¦s y antillano, y esto supone para el viajero la oportunidad de saborear una cocina francesa impregnada de los sabores de ingredien?tes y especias regionales, escuchar el soni?do inconfundible del zouk o intentar entender un fran?c¨¦s acelerado mezclado con acento criollo. La capital, Fort-de-France, es una metr¨®polis llena de vida, con un animado mercado, galer¨ªas de arte y museos sobre la cultura y la his?toria de la isla. Las fortalezas, las plan?taciones de az¨²car y los barrios de esclavos ofre?cen un vistazo al pasado colonial que ayuda a com?prender la turbulenta historia de Martinica. Pero su presente est¨¢ centrado en un nuevo panorama art¨ªstico, buenas destile?r¨ªas de ron y actividades al aire libre, como excursionismo, buceo con tubo y kayak.
La costa sur es particularmente impresionante, llena de playas de arena blanca que bordean las aguas turquesas del mar Caribe durante kil¨®?metros con Les Trois-?lets y el bullicioso Pointe du Bout a la cabeza, este es sin duda el epicentro isle?o del tu?rismo playero.
10. San Crist¨®bal y Nieves, un pa¨ªs de dos islas
San Crist¨®bal y Nieves est¨¢n unidas por la proximidad, una compleja historia de dis?putada dominaci¨®n colo?nial, pr¨®speras planta?ciones de az¨²car y si?militudes culturales. Son dos islas de paisajes preciosos que reciben muy poco turismo y que ofrecen buenas excursiones, playas para tomar el sol y muchas opor?tunidades de relajarse y pasarlo bien con la calma. Sepa?radas por el estrecho de Narrows, estas dos islas son las cimas de una cordillera monta?osa su?mergida. Sobre ambas se alzan majestuosos vol?canes, ya extinguidos y cubiertos de vegetaci¨®n. Todav¨ªa se pueden visitar las ruinas conservadas de la fant¨¢stica fortaleza de Brimstone y de an?tiguas plantaciones.
Pese a todas sus similitudes, tienen una atm¨®sfera distinta. San Crist¨®bal es m¨¢s grande y comercial, con una concu?rrida terminal de cruceros en Port Zante y varios resorts en expansi¨®n. En la zona llamada The Strip de Fri?gate Bay la actividad es incesante. Por el contra?rio, Nieves es m¨¢s pe?que?a y serena, ofrece todos los atractivos naturales y diversio?nes, pero sin aglome?raciones. Una carretera rodea la impo?nente monta?a conectando los dispersos pueblos y granjas de sus laderas, y en sus costas hay espl¨¦ndidas playas salva?jes. Pero la estrella indiscutible del espect¨¢culo es el majes?tuoso pico Nieves. La monta?a es un escenario precioso para el senderismo, el ciclismo y la exploraci¨®n de todo tipo.
Por suerte, resulta f¨¢cil cruzar el estrecho de Narrows para disfrutar de estas dos bellezas.
11. Santa Luc¨ªa, la fotog¨¦nica isla de las arenas negras
Santa Luc¨ªa cuenta con todos los atracti?vos tropicales que cabe esperar: sol todo el a?o, arenas des?lumbrantes y aguas de un azul intenso. Pero tambi¨¦n hay monta?as verdes, cascadas abundantes y fauna y flora ex¨®?ticas. Todo esto ayud¨® a que se le pusiera el sobrenombre de ¡°la Helena de las Indias Occidentales¡±. En este fo?tog¨¦nico destino uno puede desde lanzarse en tiro?lina por la selva hasta hacer excursiones a los c¨¦lebres Pitons (dos enormes picos volc¨¢nicos que se alzan es?pectacularmente por encima del mar). Sus aguas transparentes son fant¨¢sticas para el sub?marinismo y el buceo, ya que se pueden ver arrecifes de coral y abundante vida marina.
Y luego est¨¢ la cocina de la isla, basada en pescado y marisco, especias aro?m¨¢ticas, verduras y un sinf¨ªn de frutas tropicales. Aqu¨ª hay un poco de todo, desde platos gourmet que combinan t¨¦cnicas contem?por¨¢neas con ingredientes locales como sabrosa comi?da casera en los restaurantes comunitarios y las camionetas de street food.
La m¨²sica y la danza tradicionales, como la soca o el calipso, suenan en las celebraciones del a?o, como el carnaval, el Jounen Kw¨¦y¨°l y el Saint Lu?cia Jazz and Arts Festival. Ade?m¨¢s, la isla promociona las expe?riencias locales genuinas protagonizadas por los lugares emblem¨¢ticos, la gastrono?m¨ªa, el patrimonio cultural y los valores de los santalucenses.
12. San Mart¨ªn: una isla, dos pa¨ªses
Con sus 87 kil¨®metros cuadrados, San Mart¨ªn es la zona m¨¢s peque?a del mundo com?partida por dos pa¨ªses: la isla est¨¢ dividida en dos sectores, uno franc¨¦s y otro neerland¨¦s, Saint-Martin y Sint Maarten, respectivamen?te. Esta isla no solo es francesa y neerlandesa, sino un lugar multicultural que presume de su legado afro?caribe?o y acoge a m¨¢s de cien nacionalidades. Recibe el cari?oso apodo de SXM (por su c¨®digo aeropor?tuario) y quienes la visitan disfrutan de su cocina de fusi¨®n, de las mezclas musicales que se escuchan por la calle, de una comunicaci¨®n multiling¨¹e y un rico mestizaje cultural.
San Mart¨ªn se siente orgullosa de su mezcolanza de gentes y culturas, pero sus dos partes con?servan su inconfundible identidad. En Sint Maarten hay m¨¢s coches, m¨¢s casinos, m¨¢s cruceros y m¨¢s construcciones de todo tipo. En esta tierra del laissez-faire todo est¨¢ permitido; ello es un vestigio de su v¨ªnculo con los Pa¨ªses Bajos. En cambio, Saint-Martin pone freno al urbanismo, como muestran sus casas bajas, playas inmaculadas y la?deras boscosas. En esta parte de la isla reinan la cocina, la moda y la len?gua francesas. Da la sen?saci¨®n de ser una Riviera Francesa en el Caribe. Por suerte, no hay control fronterizo entre ambos pa¨ªses, solo unas cuantas banderas a ambos lados de la calle, as¨ª que es f¨¢cil explorar todas las facetas de la bien llamada ¡°isla amistosa¡±.
13. San Vicente y las Granadinas
Este poco visitado pa¨ªs consta de una frondo?sa isla principal, con f¨¦rtiles tierras de cultivo que se extien?den desde las pendientes de un volc¨¢n amenazan?te hasta las pla?yas negras, y una se?rie de islitas resecas con playas de arena blanca y aguas luminosas. Su ex¨®tico nombre evo?ca el esplendor tropical. Al observar en el mapa la isla mayor, San Vicente, en forma de l¨¢grima con una larga cadena de islotes al sur (al?gunos apenas un puntito en la inmensi?dad azul), cuesta no so?ar con navegar hasta lugares inexplorados y tumbar?se bajo palmeras mecidas por el viento.
La isla principal recibe a muy pocos tu?ristas por la escasez de playas de arena blanca, pero resulta uno de los destinos m¨¢s cautivadores de la re?gi¨®n. La rebelde San Vicen?te, una de las ¨²ltimas islas del Caribe en sucumbir al control europeo, con?serva una marcada in?fluencia ind¨ªgena; en su interior rural, la agricul?tura de subsistencia y el humo del cannabis consti?tuyen un estilo de vida. Su verde interior selv¨¢tico es como un enorme jard¨ªn tropi?cal encantado, mientras que en el norte se alza el majes?tuoso ¡ªy muy activo¡ª volc¨¢n La Soufri¨¨re, con su cima envuelta en nubes blancas. Adem¨¢s de caminatas estupendas, aqu¨ª esperan cascadas, enigm¨¢ticas tallas ind¨ªge?nas y ba?os en piscinas naturales.
A escasa distancia por mar, las Granadinas parecen otro mundo. Ha?bitadas por pescadores humildes y marine?ros curtidos, estas islas ut¨®picas son idea?les para satisfacer fantas¨ªas que uno cre¨ªa irrealizables en la era del turismo masivo. Como ejemplo, Mayreau, diminuta isla cubierta de palmeras con una enorme belleza, que permanece casi sin explotar: es la imagen id¨ªlica de las Granadinas y pese a tener algunas de las mejores playas y aguas para bucear de las islas de Barlovento sigue siendo desconocida fuera del pa¨ªs. Con un pu?ado de veh¨ªculos, ning¨²n aeropuerto ni resort y contados habitantes, se trata del destino caribe?o ideal para viajeros independientes que desean huir de las aglome?raciones.
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