Anatom¨ªa de un ¡®hater¡¯
El fen¨®meno de lo odiadores en internet revela en ocasiones la profunda insatisfacci¨®n de las personas que invierten su energ¨ªa en menospreciar a otras.
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Durante los meses con mayores restricciones de la pandemia, los viajeros irreductibles mitigaron la ansiedad viendo documentales de aventuras lejanas. Un amigo n¨®mada me recomend¨® Expedition Happiness, que narra las peripecias en 2017 de dos j¨®venes alemanes que compran un autob¨²s escolar en Nueva York. Tras meses de bricolaje para convertirlo en un confortable hogar m¨®vil, inician con su perro un viaje a Canad¨¢ y Alaska para luego bajar hasta cruzar M¨¦xico. Quise buscar informaci¨®n sobre los protagonistas del filme: una cantante llamada Mogli y el joven cineasta Felix Starck. Me sorprendi¨® el aluvi¨®n de ataques e insultos dirigidos a ellos, incluso desde algunas revistas para el gran p¨²blico. Al parecer, la expedici¨®n a la felicidad hab¨ªa sido un im¨¢n para los haters.
Este fen¨®meno tan com¨²n en la era de internet da lugar incluso a clasificaciones de los m¨¢s odiados. Aunque Justin Bieber suele ser un fijo en estas listas, en 2019, una publicaci¨®n femenina encumbraba a Miley Cyrus, acompa?ada del cantante colombiano Maluma o la activista Greta Thunberg.
Las reacciones de las figuras p¨²blicas ante ese ej¨¦rcito de odiadores ¡ªque eso significa hater¡ª son muy variadas. Va desde el resignado que los odiadores siempre van a odiar hasta quienes borran sus cuentas en redes sociales para dejar de exponerse a este alud de improperios.
Algunas caracter¨ªsticas del proceder del hater:
¡ª Solo expresa opiniones negativas, y de la manera m¨¢s mordaz posible.
¡ª Hacer comentarios c¨ªnicos o crueles es su diversi¨®n favorita. Va a la caza de personajes susceptibles.
¡ª Intenta ser ingenioso, lo que revela que adem¨¢s de desacreditar quiere obtener relevancia como fruto de sus provocaciones.
¡ª Para disparar con bala, suele elegir a personajes o temas de actualidad, que sean susceptibles de atraer la atenci¨®n del m¨¢ximo p¨²blico.
La actitud hater existe en muchos otros ¨¢mbitos, y probablemente sea tan antigua como la humanidad. En 1995, los lectores del semanario alem¨¢n Der Spiegel se sorprendieron al ver en portada al reputado cr¨ªtico literario Marcel Reich-Ranicki destrozando con sus propias manos la novela de G¨¹nter Grass que en espa?ol se titul¨® Es cuento largo. Sea revestida de intelectualidad, con razones y a cara descubierta, como el caso de Ranicki, o se trate de ataques desde la cobard¨ªa del anonimato, la energ¨ªa que invierte el hater en destruir puede obedecer a varias razones. Dos de las principales son:
Envidia y b¨²squeda de notoriedad. El odiador considera que la persona a la que ataca tiene una fama o prestigio que no merece. La indignaci¨®n que lleva al ataque es m¨¢s fuerte cuando quien lanza el dardo practica la misma actividad, pero no obtiene reconocimiento. As¨ª, la cantante sin suerte se ceba en las estrellas de la MTV, o el pol¨ªtico aspirante carga las tintas contra quien ostenta el cargo. La rivalidad dentro del gremio se traduce en el fontanero que, tras descubrir la instalaci¨®n hecha por otro, afirma: ¡°Vaya chapuza le han hecho aqu¨ª¡±.
Proyecci¨®n. Mencionado ya por Freud en 1895, se trata de un mecanismo de defensa en el que atribuimos a otras personas nuestros defectos o carencias. Los dem¨¢s ejercen de espejo en el que proyectamos lo que no hemos resuelto dentro de nosotros. Hace cuatro siglos, Baltasar Graci¨¢n ya apuntaba en esta misma direcci¨®n con su c¨¦lebre ¡°Quien critica, se confiesa¡±. Cuando una actitud ajena nos irrita sobremanera, debemos hacer autoan¨¢lisis. Las personas que acaparan la conversaci¨®n se?alar¨¢n a aquellos que hablan demasiado. Es m¨¢s dif¨ªcil, en cambio, percibir un defecto que no se tiene.
Fui a visitar al misionero Vicente Ferrer en Anantapur, en la India. Me sorprendi¨® que su fundaci¨®n estuviera cerca de la sede de Sai Baba, un l¨ªder espiritual criticado por su afici¨®n a toda clase de lujos. Le pregunt¨¦ qu¨¦ opinaba de su adinerado y exc¨¦ntrico vecino.
¡ªA nosotros nos da el agua ¡ªse limit¨® a decir, en referencia al suministro. No hizo otro comentario. Toda una lecci¨®n espiritual.
Francesc Miralles es escritor y periodista especializado en psicolog¨ªa.
G¨®ngora y Quevedo, ¡®haters¡¯ de oro
¡ª Si nos remontamos a la Edad de Oro de las letras espa?olas, sorprende el odio con el que dos figuras de tanto calado se atacaban a trav¨¦s de los medios de la ¨¦poca. G¨®ngora acusaba al joven Quevedo de ser un p¨¦simo traductor de las obras griegas, adem¨¢s de burlarse de su cojera. Por su parte, el autor del Busc¨®n y de una rica obra po¨¦tica tachaba a G¨®ngora de lud¨®pata y de mal sacerdote, adem¨¢s de recordarle su origen jud¨ªo.
¡ª Los insultos dieron lugar a una refinada arte po¨¦tica, como en esta diatriba rimada de Quevedo a G¨®ngora: ¡°Vuestros coplones, cordob¨¦s sonado, / s¨¢tira de mis prendas y despojos, / en diversos legajos y manojos / mis servidores me los han mostrado¡±. Por su parte, G¨®ngora se rio de la panza de su rival en plena Semana Santa, llam¨¢ndole ¡°asesino de torrijas¡±
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