Moha Gerehou: ¡°Soy negro y espa?ol; Espa?a es un pa¨ªs mestizo¡±
Este periodista de Huesca destripa el racismo cotidiano y estructural de Espa?a en su ensayo ¡®Qu¨¦ hace un negro como t¨² en un sitio como este¡¯
Moha Gerehou naci¨® en Huesca en 1992. De adolescente, con 13 ¨® 14 a?os, se empez¨® a dar cuenta de que le ocurr¨ªan ¡°cosas¡± relacionadas con el color de su piel. El tiempo le ayud¨® a entenderlo: era racismo. Destilado en forma de broma ¨Dcomo las que le hac¨ªan sobre el tama?o del pene de los hombres negros¨D, o como veto a la entrada de una discoteca. Aflora en un restaurante; en el transporte p¨²blico; en forma de amenaza de muerte escrita en redes sociales¡ ¡°El problema no es que no exista, sino que mucha gente no quiere reconocer el racismo que hay en Espa?a¡±, resume Gerehou, periodista y autor del ensayo ?Qu¨¦ hace un negro como t¨² en un sitio como este? (Pen¨ªnsula), en el que hilvana datos y referencias con su experiencia personal.
¡°Yo crec¨ª con ?frica en casa y con Europa en la calle¡±, resume Gerehou los or¨ªgenes gambianos de su familia. ¡°Los hijos de migrantes vivimos entre dos mundos, intentando encontrarnos¡±. En ocasiones, esos mundos parecen ser excluyentes: ¡°Te lo resumo en un ejemplo¡±, dice, ¡°todas las veces que me han preguntado: ¡®?Te gustan las mujeres blancas o negras?¡¯. Hay que elegir, como si no te pudiesen gustar las personas blancas y negras¡±.
Entre 2016 y 2018, Gerehou ejerci¨® de presidente de SOS Racismo. ¡°Fue entonces cuando sent¨ª la necesidad de escribir algo que ayudase a entender una serie de experiencias compartidas por las personas racializadas¡±, explica. Sus vivencias como periodista en eldiario.es le reafirm¨® en esa idea de mostrar que Espa?a m¨¢s racista de lo que le gusta reconocer. Hace menos de un mes, un hombre de origen marroqu¨ª fue asesinado en Murcia, tiroteado mientras el criminal gritaba insultos racistas. Pocos d¨ªas despu¨¦s, una mujer fue apu?alada en la misma regi¨®n, otro ataque xen¨®fobo. ¡°En los gobiernos con ultras [en Murcia gobierna el PP con apoyo de Vox] hay riesgo de regresi¨®n en pol¨ªticas antirracistas. Tambi¨¦n del feminismo o de los derechos del colectivo LGTBI¡ Con cada crisis, estos partidos aprovechan para crear un discurso simple y buscar chivos expiatorios¡±, explica Gerehou. Por eso defiende la uni¨®n de las luchas: ¡°La lucha antifascista tiene que incluir a todos los colectivos a los que ellos atacan¡±.
Gerehou argumenta que hay que fomentar la educaci¨®n antirracista porque la sociedad inocula racismo: ¡°Crecemos aprendi¨¦ndolo. Ni?os con 3 ¨® 4 a?os saben que llamar ¡®conguito¡¯ a un ni?o negro es un insulto. Eso se ense?a¡±, argumenta. Considera que existe un sesgo negativo hacia la poblaci¨®n racializada y que es estructural. ¡°Lo evidencian servidores p¨²blicos, que ostentan un gran poder; funcionarios que trabajan en las oficinas de extranjer¨ªa: o la polic¨ªa¡±. Hace referencia a las paradas que los agentes de seguridad realizan a la poblaci¨®n basada en su color de piel. Una pr¨¢ctica que aunque va en contra de los derechos humanos ha sido practicada por cuerpos de seguridad locales o regionales (ha habido denuncias en Madrid o en Barcelona), as¨ª como en nacionales. ¡°Para las autoridades de un estado democr¨¢tico no es opcional cumplir con los derechos humanos. Se necesita m¨¢s formaci¨®n interna¡±.
¡°Espa?a se autodefine como un estado blanco, pero ni lo ha sido ni lo ser¨¢¡±, defiende Gerehou. Cita al pasado: ¡°Ocho siglos de dominio musulm¨¢n; el pueblo gitano; la cercan¨ªa con ?frica, que est¨¢ a 14 kil¨®metros¡ Espa?a es un pa¨ªs mestizo¡±. Denuncia la imagen que se da de las personas racializadas. ¡°Solo aparecemos en los medios en tres supuestos: como v¨ªctimas, sufridores de todo tipo de desgracias; como criminales; y en la categor¨ªa de ¡®el primer negro que¡¯ hace algo, un relato basado en la excepci¨®n¡±. Por eso cree que visibilizar perfiles como el suyo ayuda a quebrar estereotipos. ¡°Adem¨¢s rompen de manera muy clara con un concepto de espa?ol¡±, agrega. ¡°Soy negro y espa?ol. Parece que esa realidad obligase a algunos a replantearse la identidad espa?ola. Como si fuera una idea en disputa. La realidad es que estamos enriqueciendo esa identidad¡±.
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