Javier Giner: ¡°Con la adicci¨®n buscaba huir del dolor provocado por la lgtbifobia¡±
La presi¨®n social arrastr¨® al director y guionista a una tormentosa relaci¨®n con el sexo, el alcohol y las drogas. Esa experiencia, y su posterior recuperaci¨®n, es el eje de su libro ¡®Yo, adicto¡¯: ¡°El colectivo LGTBIQ recibimos mensajes de opresi¨®n¡±.
Javier Giner (Barakaldo, 1977) fue adicto. Liberaba la tensi¨®n emocional y su sufrimiento a trav¨¦s del sexo, del alcohol y de las drogas. ¡°Las adicciones se solapan¡±, explica este director y guionista que ha trabajado con Pedro Almod¨®var. Hace m¨¢s de una d¨¦cada lo dej¨® todo. Ahora la adicci¨®n protagoniza su nuevo libro, Yo, adicto (Paid¨®s), una narraci¨®n en primera persona sobre su relaci¨®n ¨Dy ruptura¨D con las adicciones.
¡°Para m¨ª este libro es una salida del armario¡±, explica Giner. ¡°La segunda¡±, matiza dejando claro su pertenencia y compromiso con el colectivo LGTBIQ. ¡°Vivimos rodeados de adicci¨®n. Quer¨ªa hacer visible algo que en la sociedad es tremendamente tab¨² y, sin embargo, tremendamente com¨²n. Yo veo gente adicta a diario; los reconozco porque he estado ah¨ª. Llevo instalado el radar yonqui y te sorprender¨ªa la cantidad de gente que es adicta y no sabe que lo es¡±.
?l mismo no se reconoc¨ªa en esa categor¨ªa. Ni siquiera sab¨ªa que estaba metido en una espiral de autodestrucci¨®n. ¡°La epidemia de la hero¨ªna de los ochenta dej¨® marcado en la sociedad un estereotipo ¨Dy un prejuicio ¨D del adicto. Pero hay muchos tipos de yonquis, tambi¨¦n los hay funcionales. Yo lo era¡±, explica. ¡°No beb¨ªa todos los d¨ªas, pero era alcoh¨®lico. Me pod¨ªa pasar perfectamente una semana sin beber. Eso s¨ª, cuando empezaba, no hab¨ªa fin. Pod¨ªa estar cuatro d¨ªas seguidos de fiesta regada de sesiones de sexo y coca¡±.
Despu¨¦s aparec¨ªa la resaca. Y con ella una inc¨®moda y visceral sensaci¨®n de vac¨ªo. ¡°A veces llegaba a casa y, sin saber por qu¨¦, me echaba a llorar. Eran ataques de llanto liberador¡±. En 2009, Giner decidi¨® ingresarse. Esa experiencia en el centro y su recuperaci¨®n, as¨ª como muchas de las reflexiones que surgieron all¨ª, constituyen el grueso del libro.
¡°Cuando entro en la cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n me quitan todos los est¨ªmulos externos: internet, tele, tel¨¦fono. El primer paso es dejar el consumo. Cuando dejas de consumir ¨Dcuando dejas de escapar de ti mismo¨D es como ponerte un espejo delante. Y no siempre te gusta lo que ves¡±. ?l descubri¨® que acarreaba una pesada mochila emocional de frustraci¨®n, inseguridades, complejos y miedos. ¡°Nadie, ni la sociedad, ni las familias, ni los colegios, nos explica c¨®mo lidiar con eso¡±, a?ade.
¡°Con la adicci¨®n buscaba huir de ese dolor, de esos sentimientos de los cuales muchas veces ni siquiera era consciente. Hab¨ªa vivido con una herida enorme, sin hacerme cargo de sanarla. Por eso era un diablo desquiciado; era un diablo desquiciado, porque en mi est¨®mago hab¨ªa un agujero¡±. Y agrega: ¡°La adicci¨®n es el reflejo del da?o emocional y psicol¨®gico¡±. Tras sesiones de terapia, Giner descubri¨® que su comportamiento adictivo estaba, en parte, relacionado con su homosexualidad y con la lgtbifobia de la sociedad. ¡°Las personas del colectivo LGTBIQ atravesamos una serie de fases psicol¨®gicas debido a la presi¨®n social. Recibimos continuos mensajes de opresi¨®n: nos dicen que somos defectuosos, raros, distintos¡±, explica. Luego hay que lidiar con ello.
De todos los vicios que ten¨ªa, Giner solo mantienen uno: el tabaco. Fuma uno al comienzo de la entrevista. Y otro al final. ¡°Llevo 13 a?os abstinente. No he vuelto a beber ni a tener sexo en grupo¡±, dice exhalando humo. ¡°Igual un d¨ªa me apetece, pero ser¨¢ de verdad y no para llenar un vac¨ªo¡±, agrega. Su libro ha calado: ¡°Me ha sorprendido la cantidad de gente que me est¨¢ enviando privados. Adictos y adictas, madres, padres, hijos, hermanas, parejas, ex¡ No hay enfermedad m¨¢s transversal que la adicci¨®n. Todos con una experiencia com¨²n: el dolor emocional¡±. Remarca que para ¨¦l ese es el problema y no las drogas, el juego, las compras o el sexo.
Tambi¨¦n la incitaci¨®n: ¡°La sociedad actual genera un ambiente adictivo con mensajes como la impulsividad, la compulsividad, el ansia de ser perfecto, la rapidez, la falsa meritocracia y la supuesta cultura del esfuerzo. Ese ¡®d¨¦jate la piel a toda costa¡¯ es un mensaje pro adicci¨®n¡±.
Sigue yendo al psic¨®logo: ¡°Lo hago por salud. Igual que hago ejercicio¡±. Considera que ¡°la sociedad mundial es adicta¡±: ¡°Hay que llenar los vac¨ªos emocionales¡±, dice ir¨®nico. Celebra que en el Congreso de los Diputados se haya hablado recientemente de salud mental (una propuesta llevada por M¨¢s Pa¨ªs, partido liderado por ??igo Errej¨®n). Tambi¨¦n lamenta que se haya hecho tan tarde: ¡°Adem¨¢s, cuando se plante¨® el tema, un energ¨²meno de la otra bancada le grit¨®: ¡®Vete al m¨¦dico¡¯. ¡°Con m¨¢s terapia psicol¨®gica habr¨ªa menos adictos y una sociedad much¨ªsimo mejor: m¨¢s emp¨¢tica, m¨¢s generosa, m¨¢s responsable¡±.
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