El turista occidental
Viajar con la profundidad cultural y humana de los visitantes de entreguerras se ha convertido en un periplo por escenarios intercambiables.
En noviembre de 1916, el poeta Vicente Huidobro se embarc¨® en Buenos Aires con destino a Par¨ªs en tres camarotes del trasatl¨¢ntico Tierra del Fuego, donde se instalaron su esposa, sus dos hijos, una criada y una vaca, para que a los ni?os no les faltara leche fresca durante la traves¨ªa. Unos a?os despu¨¦s, Huidobro regres¨® a Chile y lo hizo en compa?¨ªa de su mujer, los chicos, la criada, la vaca (Jacinta) y 300 ruise?ores, porque el poeta se hab¨ªa enamorado del canto de aquellas aves y deseaba poblar de ruise?ores su patria entera. Para conocer la historia literaria de aquel viaje existe una novela de Ignacio Sanz, pero lo que habr¨ªa que preguntarse es si existen todav¨ªa turistas como Huidobro.
En realidad, Huidobro recorri¨® los escombros humeantes de una Europa que todav¨ªa estaba padeciendo la I Guerra Mundial, un escenario sin duda m¨¢s desolador que el que nos ha dejado la covid-19, pues hoy sabemos que durante la Gran Guerra murieron m¨¢s de 50 millones de personas. Para colmo de males, el viaje de la familia Huidobro coincidi¨® tambi¨¦n con la epidemia de la gripe espa?ola, que s¨®lo en Francia y Espa?a se cobr¨® 600.000 v¨ªctimas. No obstante, los Huidobro viajaron por Espa?a, Francia, Italia y Alemania. Sin vacuna, pero con una vacuna llamada Jacinta. Visitaron museos, iglesias, ciudades literarias, y entre las detonaciones de las bombas se enamoraron del canto de los ruise?ores. ?Por qu¨¦ el turismo del siglo XXI ha sido herido de muerte por la covid-19?
En Hiperculturalidad (2018), el fil¨®sofo Byung-Chul Han propuso que el mundo entero se ha convertido en una suerte de ¡°h¨ªper¡±, un mosaico de ¡°no-lugares¡± desfactificados, que los turistas en camisa hawaiana contemplan a trav¨¦s de sus m¨®viles y c¨¢maras, porque lo bello ya no es lo que existe en el mundo real, sino en la realidad paralela y bru?ida de las redes sociales. ?Por qu¨¦ nos agobia que los turistas puedan irse a Turqu¨ªa o Portugal en lugar de venir a Espa?a? Porque los ¡°no-lugares¡± son intercambiables. En realidad, el turismo del siglo XXI no est¨¢ pensado para viajeros como el poeta Huidobro, sino para la vaca de Huidobro.
En la pel¨ªcula El turista accidental (1988). William Hurt encarnaba a un deprimido escritor de gu¨ªas de viaje para ejecutivos que no ten¨ªan m¨¢s remedio que viajar. El viaje como cruz, como c¨¢liz y como peon¨¢. Sin embargo, el turista occidental ¡ªque tal vez naci¨® en aquel viaje a Italia por Suiza y Alemania que Michel de Montaigne realiz¨® entre 1580 y 1581¡ª ha terminado convertido en el usuario ideal de las gu¨ªas de viaje de El turista accidental, pues el turismo contempor¨¢neo ha reducido bellas ciudades como Oxford, Venecia, Ginebra o Salzburgo a ¡°no-lugares¡± que interesan m¨¢s por haber sido escenarios audiovisuales antes que por sus tesoros culturales, art¨ªsticos y monumentales. A modo de ejemplo est¨¢n los turistas que visitan Sevilla y preguntan por los Jardines del Agua, Desembarco del Rey o la plaza del planeta Naboo.
Si el poeta Huidobro hubiera hecho turismo en nuestros d¨ªas, habr¨ªa acabado preso por maltrato animal y por introducir especies ?invasoras.
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