Mario Garc¨ªa Obrero: ¡°Me gustar¨ªa deshacerme de ese lugar de privilegio que significa ser hombre¡±
Dicen los entendidos que este joven solitario, mago de las palabras, encarna el futuro de la poes¨ªa. Su pasado es una estirpe familiar de campesinos y la escuela p¨²blica. Su presente, el Premio Loewe Joven a los 17 a?os, un enorme compromiso pol¨ªtico y estudiar con beca en La Sorbona. Ha renunciado a ser guitarrista cl¨¢sico por las ataduras que podr¨ªan distanciarle de ser poeta. El poeta que quiere votar
En la ortograf¨ªa de Mario Garc¨ªa Obrero no caben puntos ni comas para su poes¨ªa. No quiere barreras ling¨¹¨ªsticas ni vitales el getafense de 17 a?os que ha ganado el Loewe de Poes¨ªa Joven con su poemario Peachtree City. Lo dedica con acuarelas, se tira un buen rato esgrimiendo el tallo de una flor a poco de largarse a Par¨ªs para estudiar en La Sorbona. Es solitario, rizoso y pol¨ªticamente comprometido pese a que a¨²n no puede votar. En su cabeza en bucle caben un legado de la raz¨®n que proviene, por medio de la escuela p¨²blica donde se ha formado, de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza y tambi¨¦n, dicen los entendidos, el futuro de la poes¨ªa espa?ola. En su coraz¨®n, la memoria de abuelos que bregaron en el campo y el Atl¨¦tico de Madrid. En sus manos, adem¨¢s, lleva las huellas que imprimen las cuerdas de su guitarra y la fuerza con tinta para que su pluma marque el rumbo de una generaci¨®n en verso.
?A qu¨¦ se fue a Estados Unidos?
A estudiar el bachillerato. Quer¨ªa salir de Getafe, no eleg¨ª la ciudad donde fui a parar, pero el azar obra en conciencia muchas veces.
?El azar obra en conciencia? ?No est¨¢ siendo demasiado po¨¦tico con eso?
Es deformaci¨®n profesional. Quiero decir que yo que soy ateo¡
?A su edad?
S¨ª, de momento. Pero creo en que el azar, con predisposici¨®n y voluntad, es capaz de generar encuentros. Hacer que yo caiga en Peachtree City, un lugar que se llama Ciudad Melocotonero y no tenga ni un solo tipo de estos ¨¢rboles frutales, por ejemplo.
Una gran contradicci¨®n, por tanto, que es lo m¨¢s po¨¦tico que le puedes pedir a la vida.
S¨ª, adem¨¢s, cuando la contradicci¨®n es geogr¨¢fica e innata, la poes¨ªa viene sola. Es un campo de cultivo maravilloso. Yo hab¨ªa pensado que acabar¨ªa all¨ª recolectando melocotones. Y no recog¨ª ninguno, pero s¨ª estos poemas.
Buena cosecha.
S¨ª, de hecho el acto de cosecha convierte al melocot¨®n en algo po¨¦tico. M¨¢s en alguien cuya familia se ha pasado la vida vareando entre olivos en Toledo y en C¨®rdoba.
?Sabe ya, con 17 a?os, qui¨¦n es?
S¨¦ m¨¢s qui¨¦n no soy, por ahora. S¨¦ que no soy alguien que haya nacido en grandes paseos mar¨ªtimos asfaltados. Que no se me olvida que mi bisabuela Ana pari¨® 12 hijos bajo un olivo en Adamuz, C¨®rdoba, y sobrevivieron 6. A partir de ah¨ª¡ Lo rizomatoso es esencial, el buscar la ra¨ªz, dar la vuelta, indagar en las esquinas m¨¢s oscuras de la comprensi¨®n. Uno de esos hijos, mi abuelo Antonio Obrero, lleg¨® a Carabanchel con un mes metido en una caja de zapatos y llorando como un conejo. Para mi poes¨ªa es esencial esa caja de zapatos. A trav¨¦s de ella desconfino los apartamentos selectivos del tiempo. Pasado, presente o futuro son algo ficticio.
?Desconfinar los apartamentos selectivos del tiempo? Usted no habla como si tuviera 17 a?os¡
Bueno, pero los tengo. La poes¨ªa te capacita a esas cosas. El pasado es una vivencia todav¨ªa activa.
?Qui¨¦n le dijo por primera vez que usted era poeta si ni siquiera ha empezado a estudiar una carrera? ?O fue usted?
Yo, de hecho, dudo. La l¨®gica po¨¦tica no es la de la realidad. Partiendo de ese conocimiento, son otros los que tienen que decir eso.
El jurado del Premio Loewe Joven ya lo ha dictaminado.
S¨ª, s¨ª. Pero yo veo una distinci¨®n entre el poeta y la poes¨ªa. Como en Amanece, que no es poco: los poetas somos contingentes, pero la poes¨ªa, necesaria. Es un cuerpo aut¨®nomo que consigue sobrevivir y subsistir sin la necesidad de un creador que tenga potestad. Es m¨¢s un acto de escucha, un di¨¢logo entre iguales. Es la poes¨ªa quien llega a ti, no t¨² quien conquista a la poes¨ªa, sin que medie el acto de domar.
Pues lo explica usted mejor que algunos poetas maduros. Para ganarse la vida, ?qu¨¦ va a estudiar?
Lo m¨¢s ¨²til que he encontrado para lo que busco: Filosof¨ªa y Letras en La Sorbona de Par¨ªs, y viniendo de la escuela p¨²blica en Getafe.
Eso est¨¢ bien recalcarlo. ?Lo hace para que se enteren quienes quieren ahogar a la escuela p¨²blica desde la derecha extrema?
Soy hijo de la escuela p¨²blica, del Concepci¨®n Arenal, en mi ciudad, para primaria, y de La Senda, para secundaria. Por mucho que se empe?en desde la Consejer¨ªa de Educaci¨®n en cercenarla, hay una resistencia en los colegios e institutos que viene de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza que va en contra de hacer de la educaci¨®n un espacio jerarquizado.
?Habla de poes¨ªa con sus amigos del instituto?
Hay que distinguir entre poes¨ªa y sensibilidad. Tengo muchas compa?eras y compa?eros con gran sensibilidad art¨ªstica. Creo que es muy propia de la juventud. Cuando te intentas explicar el mundo de otra manera, salir de dogmatismos parentales o societarios, transgredir la norma de ser adolescente, eso tambi¨¦n representa un acto de rebeli¨®n que acompa?a la rebeld¨ªa po¨¦tica.
Le voy a hacer dos preguntas t¨ªpicas para adolescentes: ?tiene novia?
Ni novia ni novio.
Bien. ?De qu¨¦ equipo es?
Del Atleti.
Vale, ahora seguimos con la poes¨ªa.
Uno no abandona la poes¨ªa cuando es del Atleti, porque el lugar del perdedor y de la ruina, y mira d¨®nde ha quedado el Vicente Calder¨®n, es el de la poes¨ªa.
Se arma buenos l¨ªos para justificar su querencia por el equipo, pero no hace falta, eh, que han ganado la ¨²ltima Liga.
Lo del Atleti viene de mi abuelo Antonio Obrero. Si no fuera por la bufanda que ¨¦l llevaba al Metropolitano, no me hubiera hecho del equipo.
?No hered¨® eso de su padre?
No, ¨¦l es del Real Madrid. Pero nos unen los afectos. ?l es funcionario y mi madre maestra en primaria, da clase de Sociales y de Lengua, de ah¨ª algo me viene. Tengo dos hermanas, yo soy el peque?o.
?A qui¨¦n le ense?¨® ese primer poema?
A Juan Carlos Mestre, que conoc¨ª con 10 a?os en la Fundaci¨®n Centro de Poes¨ªa Jos¨¦ Hierro, en Getafe. De no haber sido por ¨¦l o por Guadalupe Grandes, mi vida ser¨ªa distinta. Por ellos segu¨ª la ruta de la poes¨ªa, que no es f¨¢cil. A Mestre le ense?¨¦ ese primer poema. Le dije: ¡°El cuerpo es un conjunto de c¨¦lulas, entonces, ?qu¨¦ soy yo?¡±. Por suerte no he respondido a esa duda.
?Qu¨¦ le dijo?
Mestre tiene lo que tienen los grandes: generosidad inconmensurable. No fueron palabras vac¨ªas, ni palmadas en la espalda, que es lo que se le da a los ni?os de 10 a?os. Desde entonces lo siento acompa?¨¢ndome desde la distancia. Apoya de una manera sutil, pero radical. Es un acompa?amiento entre iguales, no desde el paternalismo.
El maestro, el mentor discreto, marca. Pero tambi¨¦n, en el mundo po¨¦tico, las envidias y los desprecios, que son ustedes muy suyos. Vuelan ah¨ª los cuchillos. ?Ya los siente?
S¨ª, bueno, es parte de la poes¨ªa y sobre todo de la poes¨ªa en este pa¨ªs, tan cainita. Cada uno toma un camino l¨ªcito, pero necesitamos distinguir entre poes¨ªa y quien hace calceta con versos.
Veo que ya va aprendiendo.
Por muchas rivalidades que haya, involucrarse en la poes¨ªa es ir tan a contracorriente que no debemos perder el tiempo en cosas rid¨ªculas. La poes¨ªa te otorga un lugar ¨¦tico, y cuando escuchas a Roc¨ªo Monasterio lanzar ataques racistas en la Asamblea de Madrid, lo conectas con el exilio de Mar¨ªa Zambrano o Blas de Otero, de tus compa?eros poetas, y entiendes que eso es deleznable.
Eso piensa usted, pero hay j¨®venes que se identifican con esas opciones. ?Tiene amigos racistas?
Yo tengo compa?eros que han votado a Vox y son de Getafe, como yo.
Me acabo de dar cuenta de que usted, a¨²n, no puede votar.
Ojal¨¢ pudiera haberlo hecho en las ¨²ltimas elecciones. No voto, pero s¨ª puedo hacer pol¨ªtica porque es algo comunal, como la poes¨ªa, que es conciencia.
?Habla con esos compa?eros que votan a Vox?
S¨ª, hablo con ellos y lo que humildemente puedo esgrimirles es la poes¨ªa.
?Los convence as¨ª?
Creo que cada vez m¨¢s.
?No le vienen con esa mandanga de la superioridad moral de la izquierda?
No, no. El discurso po¨¦tico llega a otros lugares, viene de otras l¨®gicas. El discurso de Peachtree City es pol¨ªtico tambi¨¦n, como lo suyo, yo o el tiempo en que vivo. Pero cuando lo recito no veo a nadie enfadado.
?Lo entienden? O, mejor dicho, ?lo sienten bien?
Est¨¢ bien diferenciar el entendimiento y el sentimiento en la poes¨ªa. Creo que llega hondo. La poes¨ªa es algo subversivo, solo hay que ver quienes han sido encarcelados o fusilados.
Pero no nos olvidemos de quienes desde la poes¨ªa se acercaron al fascismo. De Gabriele D¡¯Annunzio, de Ezra Pound, grandes poetas. ?En el lado oscuro?
S¨ª, s¨ª. De todas formas, conozco a poetas presos, pero no que hayan sido alcaides de prisi¨®n.
Otra pregunta para adolescentes: ?qu¨¦ piensa hacer con su vida?
Buena cuesti¨®n. El poeta se encarga mucho del pasado, algo del presente y construye su futuro. En eso ando. Lo que quiz¨¢s me gustar¨ªa es seguir siendo fiel a la honestidad po¨¦tica, sea reconocido o no. Me puede pasar que mis cosas queden en un caj¨®n, como les pasa a muchas compa?eras que conozco.
¡°El poeta es alguien que no sabe qu¨¦ o por qu¨¦, pero sabe c¨®mo¡±. Estoy en contra de ese verso suyo: es lo que m¨¢s cuesta. Me resisto a creer que tenga la certeza del c¨®mo.
No son juicios inamovibles, ni verdades taxativas, son peque?as virutas de sensaciones que por suerte van variando.
Sin puntos ni comas, en su caso.
Exactamente. La poes¨ªa es un discurso compartido, no hacen falta comas, ni puntos: el poeta ya tiene esa partitura.
?Qu¨¦ tiene que ver Praga con el cocido?
Cuando te colocas en el puente de Carlos, con aquellas estatuas excelsas y como distantes, te entran ganas de ense?arles la receta de un buen cocido. All¨ª fui hace varios a?os y se me ocurri¨® el poema en donde se unen las dos cosas. Fui a visitar la casa de Vladim¨ªr Holan, tan grande. Tiene un verso de 1942 que me emociona. Mezcla unos pa?ales con la tapia de un cementerio. Incre¨ªble: ah¨ª est¨¢n los apartamentos selectivos del tiempo. Pueden convivir ambas cosas perfectamente.
¡°Desde los acantilados enciendo un poema¡¡±. Lo suyo es la combusti¨®n.
Como dice Juan Carlos Mestre, las estrellas para quien se las trabaja. La poes¨ªa es una luz astron¨®mica. La poes¨ªa se escribe desde una posici¨®n inc¨®moda, de ah¨ª el acantilado, no de mensajes dominantes, no sucumbe a la hegemon¨ªa. Nace del inconformismo y la necesidad, como dec¨ªa Rilke. Y desde esa incomodidad, la de Anna Ajm¨¢tova en el estalinismo o Jos¨¦ Hierro en las c¨¢rceles y penales franquistas cuando, escribiendo en rollos de papel higi¨¦nico, eran capaces de encontrar alegr¨ªa.
Entre Hierro y otro de sus referentes, la pel¨ªcula Amanece, que no es poco, ?podemos entender qu¨¦ es Espa?a?
Algunos dicen que lo dif¨ªcil es entender la poes¨ªa, pero yo creo que, desde la abstracci¨®n, es m¨¢s complicado comprender qu¨¦ es Espa?a. Esa gente que lleva banderas en el pecho no tiene la potestad de quererla m¨¢s que otros. Hay que asumir el car¨¢cter poli¨¦drico de las cosas para saberlas querer mejor. Este pa¨ªs es diverso y en ¨¦l cabe todo. Bajo quienes lo ven esquem¨¢ticamente debo ser un mal espa?ol. Si serlo se reduce a lo que dicen tres personajes en el Congreso, b¨®rrenme de la lista. Casi me alegra que me consideren mal espa?ol, como cuando dicen que la poes¨ªa es in¨²til: si la vemos desde una ¨®ptica productiva o neoliberal, no me interesa.
?Habla de esa ¨®ptica que ha empujado a j¨®venes sin perspectivas de buena educaci¨®n p¨²blica o trabajo a buscarse la vida fuera?
S¨ª, completamente, como han hecho mis hermanas con 25 y 23 a?os en Francia e Irlanda y como voy a hacer yo. Nos cuesta hallar el lugar de la cultura. Una Espa?a que cambia de nombre la calle de Garc¨ªa Lorca en Oviedo es una Espa?a triste, que no ha comprendido el mensaje surgido en el siglo XX.
Con su tiempo libre, ?qu¨¦ le gusta hacer?
Me gusta andar. Montarme en un tren, acabar en alg¨²n sitio y caminar.
?Solo?
S¨ª, solo. El poeta debe permanecer atento a los de su tribu, pero tambi¨¦n montarse en los trenes solo.
?Todo esto lo ha aprendido en la escuela p¨²blica?
No todo. Le debo mucho a esos profesores que frente a los embates de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n defienden el ideario de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Yo veo esa utop¨ªa de Giner de los R¨ªos o de La Barraca lorquiana en ellos.
M¨¢s preguntas para un adolescente: ?ha sacado buenas notas?
Los bautismos burocr¨¢ticos del saber, que es como llama Marx a los ex¨¢menes, son profundamente inversos al aprendizaje. Hay una diferencia grande entre un examen y el aprendizaje. Existe una brecha que no deber¨ªa haber.
?Va a Par¨ªs con beca?
Una del Estado franc¨¦s y luego con los 8.000 euros del Loewe. Si no, para una familia de Getafe con tres hijos ser¨ªa impensable. El dinero es indispensable, hasta para los poetas.
Perdone que insista: ?le preocupa c¨®mo se ganar¨¢ la vida?
De momento, no. Lo tendr¨¦ que pensar porque me apellido Obrero y esa condici¨®n proletaria la llevo nominalmente en m¨ª. Pero en algo se tiene que notar que tengo 17 a?os, en que no lo s¨¦: quiz¨¢s sirviendo crepes en Montmatre o tocando la guitarra en el barrio latino.
?Toca la guitarra?
S¨ª, la guitarra cl¨¢sica. Cuando me llamaron por el premio estaba en la buhardilla tocando Torija, de Moreno Torroba, una pieza precios¨ªsima. Fue una interrupci¨®n m¨¢s que aceptable. Estaban en casa mi madre y mi padre, lo primero que hice fue llamar a mis hermanas, a la di¨¢spora.
Lo de la guitarra no me lo hab¨ªa contado cuando le pregunt¨¦ por el tiempo libre. ?No lo es?
Desde los ocho a?os toco y he estudiado en el conservatorio, que lo he dejado en enero. Por tanto lo consideraba tiempo de disciplina. Me qued¨¦ a las puertas del t¨ªtulo y hab¨ªa que tomar una decisi¨®n.
?La m¨²sica era su vocaci¨®n primera?
Ha sido el lugar en que m¨¢s me he desarrollado. No he querido seguir porque la constancia musical me cuesta. Luego est¨¢ el metr¨®nomo, el diapas¨®n, en la poes¨ªa no hay tiempos marcados. La m¨²sica es una atadura.
Muchas ataduras, con 17 a?os, no tendr¨¢¡
Ser hombre¡
?Qu¨¦ quiere decir?
Lo que representa en nuestra sociedad ese lugar de privilegio del que hoy me gustar¨ªa librarme. Lo digo muy honestamente. En una familia, con dos hermanas, me doy cuenta de ello. Haber nacido hombre es un lugar y una atadura de la que me gustar¨ªa deshacerme. Lo digo con humildad, no soy Simone de Beauvoir, ni quien enarbole la bandera del feminismo. Lo digo desde un espacio callado pero atento.
?D¨®nde se ve dentro de 20 a?os?
?A los 37? Poeta en una ciudad mejor. La esperanza, si no la enarbolamos los poetas, ?qui¨¦n lo va a hacer? Somos quienes debemos pensar en la utop¨ªa y no sucumbir a la visi¨®n dist¨®pica de la sociedad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.