?ngel Stanich, el socarr¨®n retratista musical de Espa?a
Reh¨²ye la prensa, pero sus canciones est¨¢n repletas de ¡°altercados de actualidad¡±. Como un Jos¨¦ Luis Cuerda con guitarra, su m¨²sica destila un sarcasmo afilado sobre Espa?a. En un acto extraordinario, el m¨²sico nos recibe en su casa para hablar de su nuevo disco.
A ?ngel Stanich le gustan las imitaciones. Lo cuenta justo segundos antes de imitar al rey em¨¦rito para, poco despu¨¦s, sentado en la terraza de su casa, recordar cuando participaba en un concurso escolar intentando calcar a famosos. ¡°Lo hice durante a?os¡±, dice. Cada curso acad¨¦mico participaba en el concurso de variedades del colegio La Salle de Santander y actuaba haciendo imitaciones o ¡°cantando en playback a Tom Jones o Iron Maiden¡±, que, en el fondo, es otra especie de imitaci¨®n. ¡°Menudo show. Yo era un fijo en ese concurso¡±, recuerda entre risas.
Ahora, en una terraza desde la que se divisan decenas de tejados del madrile?o barrio de Lavapi¨¦s, Stanich protagoniza otro tipo de show: el de su propia m¨²sica. Es una tarde de finales de septiembre y todav¨ªa no se ha estrenado su ¨²ltimo videoclip, Rey idiota, en el que se le ve imitando al humorista Eugenio con un parecido razonable aplastante. Muestra fotos en el m¨®vil con ¨¦l durante el rodaje, vestido con la caracter¨ªstica camisa negra y las gafas de sol puestas del c¨®mico fallecido. No le imita, pero s¨ª aprovecha para poner la voz de Juan Carlos I mientras invita a tomar asiento en su terraza. Quiz¨¢ la asociaci¨®n de ideas de su canci¨®n a¨²n no publicada y el rey em¨¦rito le ha llevado a la imitaci¨®n, pero lo cierto es que Rey idiota es una cr¨ªtica mordaz a la caja tonta y al gusto de la sociedad por el ¨¦xito medi¨¢tico. ¡°He sido un ni?o muy de la tele¡±, confiesa. ¡°Era de los de ir con toda la ojera porque ve¨ªa cualquier historia hasta las tres de la madrugada. Ya cuando descubr¨ª la NBA ni te cuento¡±.
Sin ojeras, pero s¨ª con su pelo salvaje y un nuevo disco bajo el brazo, el m¨²sico recibe a El Pa¨ªs Semanal en su casa en un acto extraordinario. Stanich reh¨²ye los medios de comunicaci¨®n desde que se diese a conocer en 2014 con unas canciones grabadas en Valladolid y que le llevaron a publicar su primer disco, Camino ¨¢cido. ¡°Lo importante es que la gente escuche las canciones y juzgue, disfrute o le d¨¦ grima, pero que lo viva siempre en sus propias carnes. Siento que puedo aportar por las canciones m¨¢s que por otra cosa¡±. Apenas ha charlado con la prensa, pero ahora, confiesa medio en broma, se ha decidido ¡°a dar el paso por la evangelizaci¨®n¡±. Como ya lo fuera su anterior disco, Antigua y barbuda, o todas esas canciones que va publicando peri¨®dicamente en cuidadosos EP, su nuevo ¨¢lbum, Polvo de Battiato, vuelve a ser una muestra perfecta de todo el universo stanichano, un gran cat¨¢logo de sarcasmo afilado, repleto de referencias pol¨ªticas, sociales y culturales que evidencian un pa¨ªs lleno de aver¨ªas, que, como canta en La valla, busca ¡°un estribillo pegadizo que nos salve de morir¡±. Un estribillo pegadizo¡ o mucho humor, como asegura ya tranquilamente en una casa donde, entre libros de fotograf¨ªa y cine, sobresalen tres: Shakey. La biograf¨ªa de Neil Young, de Jimmy McDonough; Vive como un mendigo, baila como un rey, de Ignatius Farray, y Mamotreto, de Ra¨²l Cimas. ¡°Algo preocupante de la m¨²sica espa?ola es la falta de sentido del humor, de lo que se llamar¨ªa retranca. O lo que ser¨ªa la iron¨ªa, pero que no tiene igual ninguna connotaci¨®n agresiva ni ofensiva, sino una forma de aprender de nosotros mismos¡±, explica.
Considerado por muchos como el ermita?o del rock espa?ol por su escas¨ªsima presencia en prensa, pero tambi¨¦n por ser un tipo casero que le gusta componer hasta altas horas de la madrugada y se le ve en pocos eventos y fiestas, Stanich habla mucho del ¡°compromiso con la broma¡±. El t¨ªtulo del nuevo disco viene por un juego de palabras, en el que une su pasi¨®n por Franco Battiato y un postre que hac¨ªa su abuela: el polvo de batata. ¡°Quer¨ªa dar algo que es dulce, que tiene una apariencia atractiva, pero luego tambi¨¦n darle un nivel casi metaf¨ªsico al llevarlo a Franco Battiato. Al a?adir su nombre es una fusi¨®n que me gusta, casi de Ferran Adri¨¤ musical¡±. Reconoce que le encantan los juegos de palabras desde que era ¡°un mocoso¡± y vio sobre un escenario a sus adorados Les Luthiers. ¡°Pero no quiero que mis juegos de palabras lleguen al punto de Bar¨®n Rojo¡±, puntualiza. ¡°Prefiero que sean m¨¢s personales. Me gusta jugar con esos chascarrillos, casi chistes, que no siempre son entendibles, pero que creo que tienen mi denominaci¨®n. Siempre he pensado que, si el oyente consigue entrar, es una forma de entenderlo todo m¨¢s. Est¨¢ claro que es mi forma de comunicarme¡±.
Los juegos de palabras abundan en Polvo de Battiato, como en casi todo su cancionero desde aquellos a?os de imitaciones en el colegio. Fue en el ¨²ltimo curso escolar cuando decidi¨® que en aquel concurso tocar¨ªa su primera canci¨®n compuesta por ¨¦l ante p¨²blico. Se llamaba La ni?a y el sol. ¡°No se la cantaba ni a mi madre en casa. Y no la he vuelto a tocar¡±, dice con una sonrisa, que sobresale entre su poblada barba. Sin embargo, le dio la confianza suficiente para continuar componiendo y cantando, por encima incluso de practicar deporte, otra de sus pasiones. ¡°Me gustaban el f¨²tbol, el baloncesto y el ciclismo. Este ¨²ltimo, tanto que hice una especie de peri¨®dico collage con otras noticias de diarios deportivos y generalistas sobre el Tour. Pero la m¨²sica era m¨¢s para dentro. Era algo m¨¢s m¨ªo¡±. Referencias deportivas se cuelan en sus composiciones, como cuando en El volver habla de la Espada, la legendaria bicicleta de Miguel Indurain, pero tambi¨¦n otro tipo de asuntos que este m¨²sico, que estudi¨® Periodismo en Valladolid y se mof¨® ¡ªcon retranca, claro¡ª de la profesi¨®n de entrevistador en la canci¨®n Hula Hula, llama ¡°altercados de actualidad¡±.
Impulsado por su compromiso con el humor y como si fuera un Jos¨¦ Luis Cuerda o Luis Garc¨ªa Berlanga con una guitarra en el brazo, Stanich exprime los altercados de actualidad para extraer con jugo ¨¢cido a todos esos personajes y escenas que est¨¢n ¡°entre el surrealismo y el absurdo¡±. T¨ªmido en las distancias cortas, cuando mete el bistur¨ª destripa con el regodeo propio de Nacho Vegas, Albert Pla o Extremoduro. A estos dos ¨²ltimos los homenajea citando letras del disco Agila en la canci¨®n La historia es f¨¢cil de olvidar. ¡°Busco que la mirada socarrona sea como una marca, que sea el punto en el que disparo¡±, afirma, aunque recuerda que las balas van en todas direcciones: ¡°Intento que los perdigones no vayan siempre a los mismos cuerpos¡±. De esta forma, igual que en anteriores trabajos pod¨ªa mofarse de los pijos de derechas, los progres de izquierdas, los machos alfa o los moralistas religiosos, ahora en Polvo de Battiato pasan por este div¨¢n burl¨®n los negacionistas de la covid y el cambio clim¨¢tico, los nuevos ricos, los defensores del patriarcado, los hipsters de la Espa?a vac¨ªa, los enfermos de la televisi¨®n y las redes sociales y, sobre todo, los desmemoriados sociales. ¡°Al final todo tiene que ver con un poco de inter¨¦s por la historia, pero tambi¨¦n con la educaci¨®n. Todos tendemos a ser inquisidores con lo que no nos gusta o no conocemos y, en cambio, somos m¨¢s comprensivos con los nuestros. M¨¢s que faltar ideolog¨ªa, dir¨ªa que falta educaci¨®n. Se trata de ser m¨¢s ecu¨¢nime y reconocer un poco el claroscuro que representa la historia de este pa¨ªs¡±. Un claroscuro que, seg¨²n Stanich, deber¨ªamos aplicarnos primero todos a nosotros mismos antes que a los dem¨¢s: ¡°Al primero que le son ¨²tiles mis canciones es a m¨ª mismo. El primer desmemoriado soy yo. Me puedo aplicar el cuento con mucho de lo que me meto. Mucho de ese esperpento puede tener cosas de m¨ª¡±.
Con ello, ante la posibilidad de enclavar todo en una mirada pol¨ªtica o social, se revuelve: ¡°Al final, las canciones tratan de sentimientos. No solo est¨¢ la indignaci¨®n y dar monsergas¡±. Y rechaza la etiqueta de m¨²sico protesta: ¡°Creo que el t¨¦rmino ha estado mal utilizado porque hubo un d¨ªa que un cantautor hizo una canci¨®n para Felipe Gonz¨¢lez. Si se tratara de poner ocho apellidos como los vascos, pues uno de ellos podr¨ªa ser el de pol¨ªtico o protesta. Si solo es un apellido, igual me parece excesivo, demasiado acaparador¡±. Y, por tanto, tambi¨¦n ve innecesarios los posicionamientos, tan buscados en esas entrevistas que lleva a?os rehuyendo, incluso cuando se trata de hablar de aquellos que van de ¡°manifa con el coche¡± o ¡°se sienten Mussolini¡± a los que canta en Una temporada en el infierno: ¡°Me posiciono solo mir¨¢ndome. No necesito hacer arabescos. Dentro de mis canciones existe suficiente coherencia para que se pueda tirar la l¨ªnea imaginaria de la tangente hacia lo que pienso. Disc¨²lpame, pero creo que me est¨¢s intentando tirar de la lengua para ver si suelto alg¨²n exabrupto sobre Franco, Mill¨¢n-Astray o los nuevos Madelman¡±.
Una tele con la cara de Elvis Presley preside su sal¨®n. Stanich saca dibujos hechos por s¨ª mismo y comenta por encima un texto que, a prop¨®sito de Polvo de Battiato, escribi¨® sobre sus pel¨ªculas favoritas, entre las que est¨¢n Amanece que no es poco, Pl¨¢cido o La escopeta nacional, todas con una visi¨®n tan guasona como l¨²cida de Espa?a. ¡°Ahora todo el mundo sabe de volcanes¡±, reflexiona. ¡°Antes sab¨ªan de Afganist¨¢n o incendios. En la Eurocopa, sab¨ªan de f¨²tbol. Es muy t¨ªpico de Espa?a. Supongo que tenemos que convivir con ello, pero lo suyo ser¨ªa que supi¨¦semos escuchar a voces autorizadas en las tem¨¢ticas correspondientes. Ser¨ªa algo por el bien com¨²n, pero no se lleva¡±. Toca despedirse, ya sin imitaci¨®n del rey em¨¦rito, y asalta una ¨²ltima pregunta: ?qui¨¦n ser¨ªa entonces una voz autorizada para Stanich? Lo piensa y exclama: ¡°?Ra¨²l Cimas!¡±.
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