Escoger la palabra
Este art¨ªculo va dedicado a los que siguen hablando. A los que no se callan frente a un dictador o frente a un jefe injusto
Leo en EL PA?S un art¨ªculo estremecedor de la escritora nicarag¨¹ense Gioconda Belli. Se titula Despatriada: una memoria personal del exilio y habla de la terrible situaci¨®n que se est¨¢ viviendo en su pa¨ªs bajo la tiran¨ªa de Daniel Ortega. Cuenta Gioconda que la primera vez que se exili¨® fue con 25 a?os y en 1975. Ahora tiene 72 y, tras toda una vida luchando por la libertad, vuelve a estar errante por el mundo llevando como toda posesi¨®n la peque?a maleta con la que vino a Espa?a a ser jurado del Premio de Poes¨ªa Loewe. Le ha pasado lo mismo que a Sergio Ram¨ªrez: ya no puede regresar a su casa. Me ha impresionado saber que all¨¢ han quedado sus dos perros; ese desgajamiento forzoso de la manada familiar me parece el ejemplo m¨¢s elocuente del traum¨¢tico robo de su vida.
El art¨ªculo de Belli nos habla del alzamiento popular de 2018, ahogado en un ba?o de sangre (m¨¢s de 328 personas fueron asesinadas: por contar eso en su ¨²ltima novela, Tongolele no sab¨ªa bailar, es por lo que Sergio ha sido perseguido), y de c¨®mo la proximidad de unas elecciones que podr¨ªan sacar a Ortega y su mujer del poder hicieron que ese binomio de s¨¢trapas lanzara una represi¨®n descomunal. Amparados en leyes de chichinabo impuestas a toda prisa en una Asamblea controlada por ellos, persiguen, detienen, mantienen en la c¨¢rcel en condiciones inhumanas a presos pol¨ªticos y difaman a los opositores con acusaciones delirantes. Todo esto es el abec¨¦ de los d¨¦spotas, un comportamiento por desgracia demasiado habitual. Como tambi¨¦n es habitual que haya a¨²n gente en el mundo que prefiere vivir con anteojeras, antes que prescindir de un dogma consolador. Me refiero a todos esos descerebrados que se obstinan en apoyar reg¨ªmenes tremendos. Ah¨ª est¨¢ la largu¨ªsima agon¨ªa de Cuba, el horror de Venezuela. Que haya individuos que consideren que eso es deseable y progresista me deja patidifusa. Cu¨¢nto hay que empe?arse en cerrar los ojos y en no ver para seguir sosteniendo algo semejante.
Pero adem¨¢s el exilio tard¨ªo y redundante de Belli y Ram¨ªrez nos conecta con algo m¨¢s profundo: con la manera en que escogemos vivir nuestras vidas. Toda existencia tiene sus miedos y sus retos. A veces, el destino te coloca en situaciones de verdadera heroicidad, como, por ejemplo, durante el III Reich: ?esconder¨ªas de la Gestapo a tu vecino jud¨ªo? (muchos nos hemos preguntado si, ante un dilema as¨ª, tendr¨ªamos el valor suficiente). Pero el coraje c¨ªvico y ¨¦tico se manifiesta de muchas otras formas. Qu¨¦ dif¨ªcil es seguir escribiendo y seguir denunciando, a?o tras a?o, a un poder cada vez m¨¢s corrupto y m¨¢s represor, como han hecho Gioconda y Sergio. Qu¨¦ f¨¢cil hubiera sido para ellos callarse. Disimular un poco. A fin de cuentas, ya han rebasado los dos los 70 a?os, ya han hecho mucho en su vida, ya podr¨ªan decirse que han cumplido. Pero no: prefirieron ser fieles a s¨ª mismos. Lo explic¨® muy bien Gioconda en un bell¨ªsimo poema que incluy¨® en su art¨ªculo y que voy a copiar en parte aqu¨ª: ¡°No tengo d¨®nde vivir / Escog¨ª las palabras / All¨¢ quedan mis libros / Mi casa. El jard¨ªn, sus colibr¨ªes / Las palmeras enormes / (¡) No tengo d¨®nde vivir. / Escog¨ª las palabras. Hablar por los que callan / Entender esas rabias / Que no tienen remedio / Se cerraron las puertas / Dej¨¦ los muebles blancos / La terraza donde bailan volcanes a lo lejos / El lago con su piel fosforescente / (¡) Me fui con las palabras bajo el brazo / Ellas son mi delito, mi pecado / Ni Dios me har¨ªa trag¨¢rmelas de nuevo. / All¨ª quedan mis perros Macondo y Caramelo / Sus perfiles tan dulces / Su amor desde las patas hasta el pelo. / Mi cama con el mosquitero / Ese lugar donde cerrar los ojos / E imaginar que el mundo cambia / Y obedece mis deseos. / No fue as¨ª. No fue as¨ª. / Mi futuro en la boca es lo que quiero / (¡) Queda mi ropa yerta en el ropero / Mis zapatos, mis paisajes del d¨ªa y de la noche / El sof¨¢ donde escribo / Las ventanas. / Me fui con mis palabras a la calle / Las abrazo, las escojo / Soy libre / Aunque no tenga nada¡±. Hermosa y dura elecci¨®n. Este art¨ªculo va dedicado a los que siguen hablando. A los que no se callan frente a un dictador o frente a un jefe injusto que abusa de un empleado. A todos los que eligen la palabra, mi admiraci¨®n y mi gratitud.
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