Profundamente de derechas y muy de derechas II
?C¨®mo ninguna izquierda puede simpatizar con una revoluci¨®n de se?oritos ricos, de caciques a menudo corruptos y ladrones?
Para retomar el hilo del domingo pasado, insisto en que hoy la derecha espa?ola es profundamente de derechas, obsesionada como est¨¢ con los inmigrantes, con una Espa?a pret¨¦rita id¨¦ntica a la de la dictadura, con las comunidades aut¨®nomas que ans¨ªa suprimir, con el aborto, con la Uni¨®n Europea que le desagrada hasta aproximarla a Polonia, a Hungr¨ªa y al Reino Unido del Brexit. Todo esto es evidente, con matices, as¨ª que volvamos a la falsa izquierda, que tambi¨¦n es muy de derechas. ?En qu¨¦ m¨¢s?
La Real Academia Espa?ola, tan criticada, es escrupulosamente democr¨¢tica en lo referente a la lengua. Lo admite todo en su Diccionario, lo bueno y lo malo, las palabras impolutas, los tacos y las expresiones despectivas, por la sencilla raz¨®n de que los hablantes ¡ªel pueblo¡ª los utilizan o han utilizado. Va con gran tiento, y s¨®lo retira una acepci¨®n cuando han transcurrido cinco siglos sin que aparezca en un texto; s¨®lo la modifica cuando deja de significar lo que sol¨ªa; s¨®lo incorpora nuevos vocablos cuando ¨¦stos se han asentado y su uso es bastante general. Es decir, se limita a registrar lo que los hablantes de Espa?a, M¨¦xico o Colombia, espont¨¢nea y naturalmente, deciden que pertenece a la lengua. Un ejemplo claro y antiguo es este: etimol¨®gicamente, y en la mayor¨ªa de idiomas, lo correcto es ¡°crocodilo¡±. El hablante espa?ol, sin embargo, debi¨® encontrarlo trabajoso de pronunciar y escogi¨® decir ¡°cocodrilo¡±, y as¨ª se qued¨®. La izquierda actual es, en cambio, reaccionaria en este campo, porque pretende cambiar la lengua desde arriba, desde sus ¨¦lites, e imponer t¨¦rminos y construcciones artificiales, dictadas desde su poder, as¨ª como prohibir y expulsar otros que la gente a¨²n emplea y que consagraron, nos guste o no, Cervantes, Lope, Clar¨ªn o Pardo Baz¨¢n; o Quiroga, Borges o Rulfo, tanto da. Esta presunta izquierda es tan ignorante como lo fue el franquismo. Nada sabe de filolog¨ªa ni de la evoluci¨®n de las lenguas. Inventa tontadas ¡°ideol¨®gicas¡± y con ellas violenta a los castellanohablantes, esto es, al pueblo que asegura defender. El espa?ol ha ido variando y seguir¨¢ haci¨¦ndolo, pero a su ritmo paulatino y de forma natural, no por las ocurrencias semianalfabetas de una Ministra y su equipo, a los que nadie recordar¨¢, ni de unos ¡°colectivos¡± tan susceptibles que ven agravio en vocablos neutros como ¡°manco¡±, ¡°cojo¡± o ¡°gordo¡± (¨¦ste es tan neutro como ¡°flaco¡±). Son palabras que dice y escribe la gente, y la gente es soberana en este ¨¢mbito. No es en absoluto democr¨¢tico, ni de verdadera izquierda, querer contravenir sus usos, su libertad y sus deseos.
Pero quiz¨¢ lo m¨¢s revelador es su apoyo a los independentistas catalanes (y vascos, pero ¨¦stos merecen menci¨®n aparte), s¨®lo compartido por los neofascistas flamencos, los neofascistas de Salvini y su Lega, Putin¡ y casi paren de contar. El actual PSOE hace virguer¨ªas para no condenar el proc¨¦s: otorga indultos, propicia una ¡°mesa de di¨¢logo¡± con quienes no van a dialogar, y de ella excluye al 50% de los catalanes ¡ªlos no independentistas¡ª, como si no importaran y la Generalitat fuera la autoproclamada due?a del pa¨ªs; con ello humilla precisamente a los ciudadanos m¨¢s pobres y vulnerables, bastantes de los cuales se han visto impelidos a abandonar Catalu?a por el repentino rechazo de sus vecinos, inspirado por el Govern. S¨¦ de personas de origen extreme?o, andaluz, murciano, que se sent¨ªan ya tan catalanas como la que m¨¢s ¡ª?recuerdan aquella gran mentira de Jordi Pujol, ¡°Catal¨¢n es todo el que vive y trabaja en Catalu?a¡±?¡ª, y que despu¨¦s de tres d¨¦cadas han vuelto con enorme tristeza a sus lugares de nacimiento, a los que no los ataba ya nada. Ahora que tan decisivos son los ¡°sentimientos¡±, seg¨²n los independentistas, ?no cuentan en absoluto los de esta pobre gente? La supuesta izquierda se hace cruces por la deportaci¨®n de mexicanos en los Estados Unidos, pero ni se inmuta ante esta otra sibilina expulsi¨®n gradual.
Pero, sobre todo, ?c¨®mo ninguna izquierda puede simpatizar con una ¡°revoluci¨®n¡± de se?oritos ricos, de caciques a menudo corruptos y ladrones, de ¨¦lites racistas y despreciativas, de individuos totalitarios, como qued¨® comprobado en las ¡°Leyes de Transitoriedad¡± promulgadas por el Parlament el 6 y el 7 de septiembre de 2017, seguidas de un refer¨¦ndum ca¨®tico y ama?ado, en el que muchos votaron en plena calle o varias veces, y que jam¨¢s habr¨ªa sido dado por v¨¢lido en ning¨²n pa¨ªs del mundo, salvo en rep¨²blicas totalitarias¡ y en la Catalu?a de hoy? El alma de Podemos grit¨® ¡°Visca Catalunya lliure!¡± en una Diada o dos, como si Catalu?a no llevara 40 a?os eligiendo a sus representantes y a su Govern. Nuestra presunta izquierda, as¨ª pues, ve con agrado la creaci¨®n de un Estado unilateral, autoritario, excluyente, con imposiciones y prohibiciones, sin justicia independiente ni nada de nada independiente¡ No es extra?o que ya hayan huido de all¨ª numerosos izquierdistas, tan catalanes de pura cepa como Junqueras y Puigdemont. A ¨¦ste, Zapatero aspira a hacerlo volver a Espa?a con sus cargos reducidos a la m¨ªnima expresi¨®n, ¡°porque es importante para el di¨¢logo¡±. Mientras, este individuo boicotea esa ¡°mesa de di¨¢logo¡± in¨²til y echa pestes de todo lo espa?ol. Esta clamorosa connivencia, ?no es tremendamente de derechas, por caridad? As¨ª que no, no tenemos ya qu¨¦ votar.
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