Maestras de la cerveza
Si antes de la industrializaci¨®n las mujeres fueron clave durante siglos en la fabricaci¨®n de esta bebida, era l¨®gico que en pleno bum de las marcas artesanales volvieran a coger protagonismo en el ecosistema cervecero.
La imagen que viene a la cabeza cuando se piensa en cerveza artesanal es la de un hombre con barba, camisa de cuadros, delantal de cuero y gorra, jarra en mano. No la de cuatro mujeres que elaboran, beben y venden cerveza en un peque?o pueblo, y comienzan el d¨ªa con una taza de t¨¦. En Espa?a, maestras cerveceras no hay muchas. Pero cada vez m¨¢s mujeres conforman el renovado paisaje de esta industria: trabajan en la producci¨®n, en los controles de calidad, en el marketing. La profesionalizaci¨®n del sector, as¨ª como una lenta pero progresiva igualdad en el consumo han sido determinantes. En Catalu?a, una de las regiones con mayor cultura de la cerveza artesanal en Espa?a, apenas representan un 25% de la ocupaci¨®n en f¨¢bricas, seg¨²n un estudio de 2019 del Gremi d¡¯Elaboradors de Cervesa Artesana i Natural. Pero el salto ha sido exponencial: en 2017, eran un 13%.
Desde sus or¨ªgenes, las mujeres se han encargado de la preparaci¨®n de este brebaje a lo largo y ancho del planeta. Del antiguo Egipto a Mesopotamia, donde las cerveceras eran consideradas sacerdotisas de la diosa Ninkasi, hasta las sociedades vikingas, en las cuales las n¨®rdicas elaboraban la bebida con la que celebrar las conquistas. Como en todos los gremios, los nombres de las mujeres que pusieron las primeras piedras quedaron sepultados por el poder del patriarcado. Fue una monja benedictina ¡ªHildegarda de Bingen¡ª la que en el siglo XII tuvo la idea de a?adir el l¨²pulo para que la cerveza pudiera conservarse durante m¨¢s tiempo. Y dos mujeres ¡ªSuzanne Stern Denison y Jane Zimmerman¡ª quienes, junto a Jack McAuliffe, fundaron una de las primeras cervecer¨ªas de la era moderna de Estados Unidos. Posteriormente, con la Revoluci¨®n Industrial, la producci¨®n en masa y el encierro en el hogar, se le arrebat¨® a la mujer la cerveza de las manos.
Espa?a fue pionera en importar en 2013 desde Estados Unidos la Pink Boots Society, una asociaci¨®n que re¨²ne a mujeres profesionales de todos los ¨¢mbitos de la cerveza artesanal. Su vicepresidenta, Lorena Baz¨¢n, asegura que la cara visible sigue siendo la del hombre: ¡°En general, cuando se trata de un proyecto familiar, la mujer acompa?a en el reparto, el etiquetado, la administraci¨®n¡±. Pero hay excepciones: comercios capitaneados por mujeres, que aunque puedan haber pasado inadvertidos, siempre estuvieron ah¨ª.
Las estanter¨ªas de 2D2Dspuma, en el barrio barcelon¨¦s de Congr¨¦s, reflejan la evoluci¨®n de la cerveza artesanal en el pa¨ªs: colmadas, hace 15 a?os, casi exclusivamente de productos de importaci¨®n, ahora m¨¢s de la mitad lucen etiquetado espa?ol. ¡°Antes se hac¨ªa muy mala cerveza aqu¨ª, pero ahora es igual de buena o mejor que la que se fabrica fuera¡±, explica Susana Giner (Barcelona, 46 a?os), cofundadora de esta distribuidora referente nacional. En 2006, Giner y su socia, Mar¨ªa Hern¨¢ndez (Palma de Mallorca, 47 a?os), serv¨ªan caf¨¦s, cruasanes y carajillos. Un d¨ªa decidieron incluir algunas cervezas artesanas en su peque?o men¨²: belgas, alemanas y alguna americana. Poco despu¨¦s empezaron a florecer las primeras marcas nacionales, especialmente en Catalu?a, con nombres como Rosita o Montseny, y explot¨® el bum: ¡°Cada vez llegaba m¨¢s gente interesada, se empezaban a organizar ferias, nos ped¨ªan cervezas para llevar a casa¡¡±. Aquello los llev¨® a abrir una tienda especializada. Y luego, un blog, una distribuidora y una tienda por internet. Entremedias, un amplio programa de catas, talleres y concursos.
Al principio triunfaron las m¨¢s golosas y de mayor graduaci¨®n (como no hab¨ªa mucho criterio, primaba la regla del pelotazo), pero en los ¨²ltimos a?os se han consolidado las IPA ¡ªamargas con una alta concentraci¨®n de l¨²pulo¡ª y las que saben a frutas y flores tropicales. Por lo general, las mujeres consumen menos cerveza y las prefieren suaves. ¡°Todav¨ªa se tiene la idea de que la cerveza es poco femenina¡±, explica Giner, quien observa una evoluci¨®n constante, aunque con las mujeres siempre un paso por detr¨¢s: ¡°Cuando los hombres beb¨ªan cerveza belga, las mujeres tomaban cerveza de trigo. Luego, los hombres se pasaron a la IPA, y las mujeres a la belga¡±, explica. Esa lenta incorporaci¨®n en el consumo se refleja tambi¨¦n en las f¨¢bricas. La catalana es incapaz de contar con los dedos de una mano las mujeres que han destacado como maestras cerveceras: ¡°No es un mundo machista, pero est¨¢ dominado por ellos¡±, se?ala.
En Bustarviejo (Madrid), Bailandera ¡ªnombre que rinde homenaje en clave femenina a la Loma de Bailanderos¡ª es sin¨®nimo de f¨¢brica, bar y una filosof¨ªa que ensalza lo local con toques de modernidad sin pretensiones. Sus art¨ªfices son cuatro socias que, entre el etiquetado, dise?ado por ellas mismas, colorido y fantasioso de sus brebajes, se turnan la fr¨ªa ma?ana de noviembre en que las visitamos para probar un nuevo experimento: cerveza de ar¨¢ndanos y flores de hibisco.
El proyecto naci¨® hace cinco a?os de un deseo de conciliaci¨®n, cuando dos amigas de toda la vida, Ana L¨¢zaro (Madrid, 40 a?os), entonces productora audiovisual, y Clara Aguayo (Madrid, 39 a?os), arquitecta, decidieron dejar de trabajar por cuenta ajena. ¡°Para habitar el espacio donde vivimos¡±, explica L¨¢zaro. Comenzaron como n¨®madas ¡ªuna pr¨¢ctica muy com¨²n en el mundo del craft¡ª, experimentando en otras f¨¢bricas que les ced¨ªan sus instalaciones. Hoy, con dos socias m¨¢s a bordo ¡ª?Carmen Cu¨¦llar (Madrid, 39 a?os) y Beatriz P¨¦rez (Burgos, 42 a?os)¡ª, producen 40.000 litros al a?o en una nave industrial. Sus maceradores son m¨¢quinas desechadas por la industria lechera. Forman parte de un proyecto pionero del Instituto Madrile?o de Desarrollo Rural para utilizar en un futuro l¨²pulo silvestre en sus preparaciones. Tambi¨¦n regentan un bar en el pueblo. Adscritas a la filosof¨ªa belga de la cerveza, esta temporada trabajan en una elaboraci¨®n a base de boletus. Adem¨¢s de los tipos estacionales, cuentan con siete variedades fijas: desde una negra a partir de caf¨¦ org¨¢nico de Nicaragua, ¡°para los d¨ªas fr¨ªos y la alta monta?a¡±, hasta una cerveza sin gluten u otra oscura baja en alcohol (0,9%) con un fuerte amargor de fondo.
Campo a trav¨¦s, en Milmarcos, un pueblo de 80 habitantes en Guadalajara, la cocina de una de sus pocas casas desprende un olor dulce a fermentaci¨®n. Se trata de La Balluca, ¡°la f¨¢brica m¨¢s peque?a de Espa?a y, posiblemente, del mundo¡±, seg¨²n la ha bautizado su maestra, Judith Iturbe (Barcelona, 52 a?os), quien produce en torno a 3.000 litros de cerveza al a?o. Su vida gir¨® por completo con el cambio de siglo, cuando, junto a su pareja, dej¨® atr¨¢s la mole de Madrid para mudarse al pueblo de su familia y montar su propio negocio.
Iturbe era desde hac¨ªa tiempo una apasionada de la cerveza, pero desconoc¨ªa su elaboraci¨®n. Tras una d¨¦cada de aprendizaje y pruebas, abri¨® finalmente el negocio a finales de 2019. Sus manos engranan ahora todas las partes del proceso: macerar, embotellar, etiquetar, distribuir. ¡°Soy una mujer orquesta¡±, r¨ªe la ganadora del premio a la mujer emprendedora de Castilla-La Mancha en 2021. En un rinc¨®n de la cocina, guarda la flecha que rompi¨® con su propio cuerpo en una prueba de confianza de un curso de emprendimiento para mujeres. ¡°Aunque parezca una tonter¨ªa, aquello me dio confianza¡±, se?ala.
Sus cervezas suman tres variedades (rubia, de trigo y cuatro maltas) y solo se distribuyen en la comarca. Su amargor es sutil. Se abren hueco en un espacio rural donde hay poca cultura de cerveza artesana. Iturbe trabaja ahora en una nueva variedad elaborada a partir de la miel de sus colmenas.
Tambi¨¦n Isabel Vi¨¦itez (Sevilla, 48 a?os), maestra al mando de Galician Brew, comenz¨® hace seis a?os con peque?as cantidades: 250 litros al mes. Hoy produce m¨¢s de 12.000 mensuales, ha ganado premios nacionales e internacionales, y es jurado desde 2018 en la copa internacional de M¨¦xico. En el etiquetado de sus cervezas conviven el dibujo de una carruxa, una lechuza t¨ªpica gallega, y la ilustraci¨®n de una bailaora de flamenco. Recogen la personalidad de Vi¨¦itez: ¡°Sevillana de nacimiento y gallega de coraz¨®n¡±. Sus pasiones, la cerveza y el rock, son tambi¨¦n una dualidad. Los eventos de m¨²sica en las instalaciones de Galician Brew, as¨ª como la colaboraci¨®n con el festival Rock in R¨ªo Tea ¡ªdesde hace ocho a?os, fabrican una cerveza especial para el evento¡ª, no son casualidad.
Vi¨¦itez creci¨® ¡°en un ambiente de mujeres trabajadoras¡±, que se desempe?aban en el campo para recoger la uva. Viv¨ªa en Sevilla y pasaba sus veranos en Solares (Galicia), correteando por la bodega del siglo XIX de sus abuelos. Se inici¨® en el vino, pero en 2015, impulsada por los miles de posibilidades que ofrec¨ªa la cerveza, reconvirti¨® la finca familiar en una f¨¢brica de oro l¨ªquido, cuyas m¨¢quinas est¨¢n ahora grafiteadas con las caras de m¨²sicos de rock gallego como Miguel Costas (Siniestro Total), Tonhito de Poi o Xurxo Souto.
Desde el principio, Vi¨¦itez apost¨® por las ferias, una de las formas m¨¢s recurrentes para darse a conocer en el sector. Sus cervezas no ten¨ªan m¨¢s de un a?o cuando tres de las cuatro que present¨® en su primera feria ganaron una medalla. En sus elaboraciones, incorpora el agua de los manantiales del r¨ªo Tea y el l¨²pulo de su propia cosecha. Aunque su cerveza m¨¢s vendida es la Mi?a Terra Galega ¡ªun homenaje a la versi¨®n de Siniestro Total de Sweet Home Alabama, de Lynyrd Skynyrd¡ª, la estrella de las competiciones es la Curuxa Black Lager, cuya elaboraci¨®n es complicada. Su fermentaci¨®n a baja temperatura y los dos meses de guarda destilan un aroma muy peculiar a ahumados y chocolate negro.
Los concursos son su forma de demostrar la calidad de sus productos. ¡°As¨ª nos hacemos visibles. Es importante que no nos quedemos dentro de la bodega¡±, se?ala. Gracias, en parte, a cursos y ferias, que determinan el perfil de un maestro cervecero ¡ªantes contaban los contactos, el compadreo¡ª, se ha abierto el camino hacia la igualdad. Los estereotipos persisten. En el bar de 2D2Dspuma las mujeres siguen pidiendo verm¨²; en una feria a la que acudieron hace poco las socias de Bailandera, un hombre se acerc¨® al puesto y pregunt¨® por el maestro cervecero. Pero estos comercios ¡ªla punta del iceberg, pues cada vez m¨¢s j¨®venes trabajan en las f¨¢bricas¡ª son el brillo de un ligero cambio, en el que la mujer es piloto y cara de una marca de cerveza artesana. ¡°En la ¨¦poca industrial, nos arrebataron la elaboraci¨®n, pero ahora estamos volviendo a coger protagonismo, a ser mujeres cerveceras¡±, sentencia Iturbe.
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